La revista 'Canadian Running Magazine' ha cazado a la prestigiosa corredora de ultrafondo Camille Herron jugando sucio con sus rivales. Y no se trata de un empujón en carrera o de una zancadilla. La investigación de este medio canadiense ha demostrado que la corredora lleva siete años modificando los perfiles de sus rivales en Wikipedia.
Bajo el perfil 'Temporun73', y 'Rundbowie' después, la atleta de 42 años y su entrenador realizaron hasta 300 modificaciones en las páginas de otros corredores para cambiar sus méritos, sus hitos o sus récords. También modificaron datos de rivales directos de Herron como las atletas Courtney Dauwalter y Stine Rex.
Camille Herron no es una atleta del montón. Nacida en Norman, Oklahoma, la ultrafondista posee 12 récords mundiales en ultramaratones y es considerada una de las mejores corredoras de la historia en este tipo de formatos basados en la resistencia extrema.
Es curioso que entre los atletas que han visto su perfiles alterados está el corredor de montaña catalán Kilian Jornet. Una leyenda viva, el español está pulverizando todos los récords en carreras y retos de alta montaña.
Ante las acusaciones, su marido y entrenador, Conor Holt, ha asumido toda la responsabilidad de los cambios en las páginas de Wikipedia y ha emitido un comunicado exculpando a su pareja.
"Yo iba eliminando lo que tenían otros atletas en sus páginas utilizando el nombre de usuario 'Rundbowie' y copiando/pegando informaciones. Camille no tenía nada que ver con esto. Soy 100% responsable y pido disculpas a los atletas afectados por ello y por el daño que hice", ha admitido.
También ha querido achacar sus acciones a la alta competitividad que este deporte entraña y a las consecuencias mentales que estaba teniendo en su esposa. "Solo estaba intentando proteger a la Camille del acoso y las acusaciones constantes que ha sufrido en su carrera de corredora, que han afectado gravemente a su salud mental", ha justificado.
Muchos años después, Alejandro Carbonell no recuerda aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. «No te sabría decir. Tendría tres años o incluso menos cuando empecé a patinar», reconoce y de aquella infancia, esta vida. Carbonell nació en el hielo, creció en el hielo, sigue en el hielo: es el capitán de la selección española y referente del Jaca de hockey hielo y, aunque en la mayoría del país su deporte es desconocido, en el Pirineo aragonés es casi una estrella. «Fuera de aquí se sorprenden, pero en Jaca la gente me para, los niños me piden fotos. Nos pasa a todos los jugadores. El hockey es algo nuestro. Yo de crío hacía lo mismo», explica antes del inicio de una Liga española con particularidades.
En primer lugar, porque compiten siete equipos, un número impar que viene de «un desastre» que requiere explicación. En segundo lugar porque uno de ellos es portugués, el Porto, por eso se llama Liga Ibérica. Y en tercero porque el clásico se disputa entre dos pueblos pirenaicos, el Jaca, vigente campeón, y el Puigcerdà. «Somos dos pueblos muy parecidos que vivimos de lo mismo, del turismo de segunda residencia, del deporte de montaña... es un duelo bonito», comenta el jugador. En esos partidos, la enorme Pista de Hielo de Jaca se suele llenar, es decir, se juntan 2.200 de los 12.000 vecinos del lugar. Normal que paren a Carbonell por la calle.
El sueño de competir en Francia
«Mi primo, Juan José Palacín, era uno de los mejores jugadores de España y crecí viéndole. Antes incluso que hubiera equipo para nosotros, mi hermano y yo ya practicábamos en el garaje. Lo único que recuerdo fue el primer partido que jugué, a los siete años, en un torneo internacional en Vitoria. Nos llevaremos allí por ser el Jaca y un equipo francés, el Anglet, nos ganó por 33-00. Éramos tan pequeños que las medias no nos llegaban a cubrir las espinilleras», rememora quien luego precisamente acabó en la liga francesa, la League Magnus, la competición profesional más cercana. Si en España no cobra casi nadie y los jugadores se tienen que comprar su propio material -unos patines profesionales cuestan más de 1.000 euros-, al otro lado de los Pirineos hay sueldos de hasta 100.000 euros, es decir, el sueño de la plena dedicación al hockey hielo.
RFEDH
«En 2016 tuve la suerte que el seleccionador español, Luciano Basile, también entrenaba allí y me llevó al GAP para jugar con el filial. Llegué a debut en el primer equipo, me hice un hueco, pero por problemas económicos del club no me renovaron y al año siguiente lo intenté en el Annecy, en la segunda división francesa. Allí me dieron un pastillazo y se acabó la experiencia», repasa Carbonell y... espera, ¡¿Un pastillazo?! «Sí, sí, pasa poco porque hay que tener muy mala suerte, que la pastilla se cuele justo en el sitio del casco, pero me dieron de pleno en la boca. Perdí cuatro dientes, me operaron de urgencia y estuve seis semanas comiendo con una jeringuilla, todo líquido. Pesaba 76 kilos y bajé a 69. Me costó mucho volver a entrenar y decidí regresar a España», comenta quien ahora compagina el hockey hielo con su empresa de gestión deportiva, ArokSport, con un mal recuerdo por partida doble.
La desaparición del Barcelona
Por el pastillazo y porque el equipo al que regresó en España ya no existe: el Fútbol Club Barcelona. Por las obras alrededor del Camp Nou, la Pista de Gel se fue a tierra y, con ella el conjunto. Es «el desastre» por el que ahora la Liga Ibérica es impar. «Es una verdadera pena que se haya dejado morir el proyecto. El Barça era un ejemplo de club polideportivo en España. Cuando estaba allí sufrí una pequeña lesión y me trataba junto a Rafinha, de igual a igual. Ha hecho mucho daño al hockey hielo en España», explica Carbonell, cuyo Jaca, ya sin el Barça, vuelve a ser favorito a todo. Con la competencia del Puigcerdà, el Porto, el Txuri Urdin de San Sebastián, el Milenio Panthers de Logroño, el Majadahonda y el Huarte, el conjunto aragonés buscará otro título a la espera que la competición crezca.
En muchas poblaciones, de Vitoria a Boadilla, de Granada a Vielha, hay pistas de hielo, pero faltan practicantes del hockey, incluso falta que se sepa que existe el deporte. «Fuera del Pirineo, cuando digo que juego a hockey hielo, aún hay quien me habla de las peleas de la NHL estadounidense. Aquí en Europa están prohibidísimas», señala Carbonell, al que siempre le quedará Jaca, donde es casi una estrella.
Silvia Mas (Barcelona, 1996) prepara esta primera Copa América femenina de la historia (5-13 octubre) con una mezcla de ilusión y responsabilidad. Patrona en el Sail Team BCN, campeona absoluta de España, campeona Mundial en 470 en el año 2021 y doble campeona del Mundo en categoría júnior, asegura que está haciendo realidad algo que nunca habría imaginado de niña. La guinda del pastel sería formar parte de una tripulación en el evento principal, con un equipo español. Algo que, quizás, está cada vez más cerca de convertirse en realidad.
¿Cómo ha ido la formación del equipo?
Algunas hemos navegando juntas, otras no, pero, al final nos conocíamos de básicamente por haber competido y ha ido todo muy bien. Tenemos formas de trabajar que son parecidas, caracteres muy parecidos, y eso hace que haya una buena cohesión dentro del equipo.
¿Qué perspectivas tienen en esta competición?
No hemos tenido muchas horas de agua en un barco real y somos uno de los equipos invitados, pero aspiramos a estar entre los tres mejores de nuestro grupo. No será fácil, pero lo más importante es sentar las bases para que haya un equipo español bien preparado para la próxima Copa América.
¿Contaban con experiencia en un barco como el AC40?
Nadie tenía experiencia con un barco como el AC-40, aunque sí es cierto que hay tres personas del equipo que han estado navegando en SailGP y otras que han navegado con barcos voladores pequeños, pero que no tienen nada que ver con este.
¿Es mucho más complicado que otros barcos?
Sí, sí, muchísimo más complicado. Al final, van cuatro personas en el barco, de las cuales dos son patronas y tenemos que comportarnos como si fuéramos una sola. Tiene que haber una comunicación muy buena, porque son barcos que van muy rápido y tienes que estar todo el día anticipándote. Por otro lado, está la parte tecnológica, con los foils, con muchos botones que dominar, y se trata de ser lo más eficientes que sea posible.
Aunque sea el hermano pequeño del AC75, ¿las regatas pueden ser igual de espectaculares?
Yo creo que van a gustar muchísimo. Es verdad que no alcanzan tanta velocidad, pero, de todas maneras, la suya también es increíble. Además, navegamos en flota, vamos a estar seis barcos compitiendo, y pienso que eso va a dar mucho juego. Serán muy divertidas de seguir.
¿Usar simuladores es una ventaja?
El uso del simulador es muy bueno en el sentido de que te permite ganar memoria muscular, te da la posibilidad de entrenar las comunicaciones y nos permite competir on line con otros equipos. Es cierto que no es lo mismo que estar en el agua, pero, si no sabes ir en el simulador, en el agua, mucho menos.
Silvia Mas, patrona del equipo español de vela.Sail Team
¿Tener de fondo el skyline barcelonés es una motivación añadida?
Imagínate. Estoy muy orgullosa y muy feliz de que se esté compitiendo aquí, en Barcelona. Me siento en casa y, además, puedo tener a toda mi familia y todos mis amigos a mi lado. Si para mí la Copa América ya era algo muy importante, ahora lo es aún más.
Grant Dalton, CEO de la Copa América, asegura que la competición femenina es una vía para que las mujeres puedan construir su propio camino hacia el evento principal. ¿Llega un poco tarde o ahora es el momento más oportuno?
En algún momento tenía que llegar. Este tipo de barcos, más tecnológicos y menos físicos, favorecen que la figura de la mujer vaya a poder estar en las próximas ediciones. A partir de ahí, ya veremos qué es lo que pasa. Es la primera vez que hay mujeres, es cierto que las cosas van cambiando, pero también hay que ver cuál va a ser el ritmo a partir de ahora.
¿La Copa América femenina está aquí para quedarse?
Con estos barcos tenemos una oportunidad muy buena para demostrar que podemos estar en la línea de salida y competir juntas. Espero que se quede, que continúe. Si no, creo que sería un atraso.
¿Tienen una responsabilidad añadida por el hecho de ser pioneras?
Obviamente, es una responsabilidad, pero creo que todas lo vemos como algo muy positivo. Con esta Copa América les demostramos a las niñas que no hay techos. Cuando navegaba de pequeña y seguía esta competición, en la vida me habría imaginado que las mujeres podríamos estar ahí. Es una responsabilidad, pero todo el mundo la ha acogido muy bien y estamos muy contentas de poder hacerlo.
Hace unos días, Ana Peleteiro anunció, a través de sus redes sociales y por sorpresa, su decisión de "abrir una nueva etapa" y dejar de contar con el que ha sido su entrenador durante los últimos ocho años, Iván Pedroso.
Un cambio de rumbo en su carrera que ha querido explicar en una rueda de prensa convocada en la Federación Española de Atletismo. "Me he preparado algo por primera vez en mi vida", apuntaba antes de comenzar a narrar los motivos que la han llevado hasta aquí: "La razón de más peso es personal: la maternidad es un tarea complicada y conciliar cuando estás lejos de la familia es difícil".
"Tras trece años fuera, mi corazón me pedía volver a mi refugio, a Galicia. Cuando soñaba con ser madre quería que mi hija creciera con un ambiente que aquí no tengo. Eso me iba entristeciendo y aunque quería despistar el sentimiento, seguía dentro de mí y cada día me pesaba más", ha comentado casi entre lágrimas.
En el terreno deportivo, Peleteiro ha confirmado que Benjamin Compaoré, su marido, será a partir de ahora su nuevo entrenador: "He sido yo la que se lo ha ofrecido a él y en ningún momento me lo ha propuesto. Quería evitar mezclar lo profesional y lo personal, porque sé que a veces no sale bien pero, después de París, se lo expuse y él lo valoró para decidir lo más adecuado para nuestra familia", ha enfatizado.
"Mi cuerpo y mi cabeza me piden cosas nuevas. Cuando te sabes los entrenamientos de lunes a sábado a la perfección, de memoria, hay veces que tu cabeza te pide algo nuevo. El deportista no solo es un máquina, también puede verse afectado por la rutina", ha explicado Peleteiro, consciente de las "dudas" y "críticas" que hayan podido surgir acerca de un cambio que, asegura, es "muy común" entre los atletas.
Sobre los rumores que han circulado al respecto, también ha querido dejar claro la gran profesionalidad de su nuevo técnico. "Le he podido ver durante estos tres años. Ha habido días en los que he tenido la suerte de recibir sus consejos y descubrir su forma de ver el triple salto. Ha conseguido objetivos increíbles con sus atletas", ha señalado.
"Quiero alcanzar los 15 metros"
Con Campaoré su lado, Peleteiro ha explicado que ambos quieren "ayudar a que otros niños y niñas no tengan la necesidad de salir de Ribeira (Galicia) para cumplir el sueño de ser deportistas de alto nivel" y que, al contrario de lo que se ha dicho, "no es para bajar el nivel deportivo, es para intentar mejorar y alcanzar, de una vez por todas, los 15 metros"
Además, para despejar todo tipo de especulaciones, la atleta ha confirmado que "no se va París", y que "en ningún momento" ha contactado con la Federación Francesa para entrenar allí. "No sé ni como se hace eso", ha comentado.
Su amistad con Iván Pedroso
Finalmente, acerca de la relación que continúa manteniendo con Iván Pedroso, la saltadora ha afirmado que "es una persona increíble" y que, cuando tuvo explicarle la decisión, Pedroso le dijo que "su amistad será eterna" y que "seguirá celebrando sus victorias porque es una luchadora". Un momento en el que tampoco ha podido evitar emocionarse.
El viernes y el sábado, en Bruselas, rindió viaje, cansado y satisfecho, el gran atletismo de 2024 con las finales de la Liga de Diamante. Presidida por los Juegos Olímpicos, la temporada ha deparado momentos soberbios, resumidos en nueve récords del mundo en pruebas olímpicas.
Armand Duplantis batió tres veces el de salto con pértiga, una de ellas en los Juegos parisinos. Sydney McLaughlin hizo lo mismo en dos ocasiones en los 400 metros vallas,
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Ramón Colillas (Barcelona, 1988) todavía cojea de forma casi imperceptible. Una lesión le impidió ser futbolista. ¿Mala suerte? Fueron las cartas que le tocaron. Tuvo que adaptarse. Estudió Educación Física y se hizo entrenador, pero en sus ratos libres practicaba otra de sus pasiones. En 2018 encadenó una racha mágica: ganó los dos campeonatos de España de póker y se clasificó para el torneo de su vida, en Bahamas, donde luego se embolsó el mayor premio que ha visto un jugador español: cinco millones de dólares. A la tercera había enganchado el sueño definitivo.
El torneo caribeño era la guinda del European Poker Tour (EPT), el mayor circuito después de las Series Mundiales de Las Vegas. Cinco años después, Colillas participa en el EPT de Barcelona 20 aniversario, donde empezó todo. Piqué y Kiko Rivera también andan por el casino, en una mezcla de aficionados y profesionales poco frecuente en otras actividades. "Yo juego desde los 17 o 18 años y haré 36, así que empecé casi a la vez que el EPT. Seguramente, de forma inconsciente, es algo que me impulsó a jugar. Este es el EPT por excelencia, Barcelona es la parada más consolidada, donde todo el mundo quiere venir".
Colillas, sin embargo, nunca ha sido profeta en su tierra. Él aún no lo sabe, pero este año tampoco, aunque su apodo, Mr. Boxes, alude a su facilidad para hacer caja. Semana antes, en Montecarlo, le preguntamos cómo se siente al ver su imagen en carteles de tamaño cinematográfico: "Con unos cuantos compañeros, soy la imagen de Pokerstars a nivel global, y más concretamente en España. Verte en las fotos siempre te da un extra de motivación".
Lo malo es que los otros jugadores también tienen más motivación de ganarle
Es verdad. En el póker también juega el ego, querer demostrar que eres bueno. Es un deporte diferente. Yo siempre pongo el ejemplo de Rafa Nadal. Si juego contra él, es imposible que le gane un juego, pero aquí viene un aficionado y me puede eliminar.
En 2019 cambió su vida por completo. ¿Cómo lo recuerda?
Cuando lo revivo me hace muy feliz. Hay días que estás un poco mal, te pones el vídeo del torneo, que por suerte está en Youtube, y te dices: ¿por qué me voy a quejar de este día, con la suerte que he tenido, con la vida soñada que llevo? Fui muy afortunado, porque yo también estudié mi carrera, pero cuando conocí el póker sabía que me quería dedicar a esto. El premio me dio el empujón de poder pertenecer a la mejor compañía de póker del mundo.
Seguramente, ahora es mucho mejor jugador, pero es improbable que repita un éxito tan grande
Es un poco la gracia del póker. Hoy me considero mucho mejor jugador, pero los compañeros han crecido. La gente joven viene con la ayuda de los solvers -programas de ayuda que muestran el juego óptimo en cada situación—, lo que ha incrementado mucho el nivel. Es más difícil ganar. Hay mucho streaming. Los aficionados lo ven y aprenden, muchas veces de forma gratuita. Aparte, solo gana uno. En un EPT puede haber miles de personas y es muy complicado. Será difícil repetirlo, pero siempre estás con la ilusión intacta.
Con lo difícil que es, ¿por qué hay tanta gente que se mete en esto? A la mayoría les va mal.
Es un hobby. A quien le gusta jugar en casa quiere probar en vivo. En pocas cosas te puedes enfrentar a los mejores del mundo con posibilidad de ganar. Eso te da un aliciente, es difícil describirlo, pero son unas emociones muy chulas. A lo mejor tengo una buena mano y gano al campeón del mundo. ¿Con qué otra cosa te puedes emocionar tanto?
Cuando se consigue el premio gordo, ¿existe la tentación de retirarse?
Depende de cómo lo enfoques. Hay gente que quiere subir de nivel y tiene la ambición de ser el mejor. Otros dicen: retiro una parte, me compro mi casa, mi coche, lo que sea. Y otros siguen jugando en niveles más bajos y se sacan un salario.
¿En su matrimonio con PokerStars existe el desgaste?
Hoy pasamos por el mejor momento. Son muchos años y cuesta compaginar la vida del jugador con la parte mediática de entrevistas, vídeos y redes sociales. En ese sentido, siempre he sido bastante privado. Apenas tenía redes sociales. Lo llevé bastante complicado los primeros dos o tres años, porque suponía exponer cosas que a lo mejor no habría contado. Ahora creo que hemos llegado a un punto donde sé lo que ellos necesitan y PokerStars sabe hasta dónde puedo llegar. Estoy encantado. Para mí es como jugar en el mejor equipo de fútbol del mundo.
En el fútbol, incluso Messi acaba saliendo del equipo. ¿Hasta qué edad se ve a este nivel?
En el póker no hay edad, simplemente situaciones personales de la vida. Cuando tenía 20 años decía que no me iba a retirar nunca. Me apasiona viajar, ser mi propio jefe, y creía que estaría hasta los 50 o 60, cuando no me apeteciera jugar más. Hace unos meses tuve un hijo y quiero pasar tiempo con él. Pero aún me queda cuerda. Tengo motivación y ganas, aunque es verdad que no me veo 20 años más. Cuatro, cinco o seis al máximo nivel, sí, y luego seguramente me lo tomaré como un hobby.
El póker también puede ser muy cansado por la cantidad de horas que te tiras en las mesas, más aún que un ajedrecista. ¿Cómo mantiene la concentración, sobre todo en los torneos más pequeños?
El jugador profesional tiene que hacer un trabajo psicológico y emocional. Es muy importante conocerte a ti mismo y buscar pequeños objetivos, motivaciones en el día a día. Jugar un torneo paralelo no es mi mayor pasión. Lo haces para cumplir objetivos y seguir entrenando, pero tienes que afrontarlo. Mi idea siempre es jugar de la mejor forma posible, aunque no importe lo que he pagado ni cuánto puedo ganar, jugar cada mano como mejor sepa.
¿Sigue entrenando con la misma intensidad?
No es lo mismo. Aún soy joven, tengo 35 años, pero sí he notado una diferencia de capacidad de concentración o de agilidad mental. Antes jugaba online hasta 16 mesas o torneos a la vez. Ahora me pongo seis y ya empiezo a perderme.
¿Se le queda pequeña Andorra?
Podría decir que he encontrado mi sitio. Me gusta mucho la naturaleza, hacer deporte. Es un país donde se respeta mucho la privacidad. Nadie pregunta, nadie molesta. La calidad de vida es parecida a la de España, quizás los precios un poco más altos, pero es ideal para educar a un niño y es tu propia burbuja. Y como soy catalán tengo más cerca a mi familia. Lo más difícil son los viajes.
¿Entrenará a su hijo para que sea jugador?
Sabrá jugar. Que quiera hacerlo o no, lo que elija, pero evidentemente tendrá un coach personalizado. Quemará etapas que a mí me costó años...
¿Qué errores no cometería si empezara ahora?
¡Muchísimos! Metería más horas al estudio y menos a jugar. También la forma de empezar. Comencé desde muy abajo, en torneos gratuitos, y creé mi banca desde cero. Con un pequeño ahorro de 500 o 1.000 euros para empezar me habría saltado dos o tres años de trabajo. Y me cogería gente que me enseñara antes, porque casi toda la vida he sido autodidacta. Hay varias cosas que le diría al Ramón de hace unos años. Estoy contento con mi evolución, porque tiene mérito, pero hoy veo a gente muy buena que solo llevan tres o cuatro años. Para alcanzar este nivel, yo necesité 15. La tecnología y la informática también han evolucionado, y hay muchas más escuelas y grupos de coaching. Todo evoluciona, pero creo que tenía que haber tenido un poco más de constancia al principio. También tenía mi carrera, mi trabajo. En ese momento entrenaba al fútbol. Me escapaba para jugar, pero a lo mejor tenía que haber sacrificado alguna otra cosa.
¿Cómo ha cambiado el póker español en estos 20 años de EPT
Ahora está en un nivel muy alto. Ha cambiado muchísimo. Antes lo jugaba muy poca gente. Ahora dices que juegas al póker y lo ven como algo normal y eso es guay. El boom ha sido enorme, aunque quedan cosas por cambiar. No hemos llegado a nivel político. A veces lo mezclan todo con el blackjack o la ruleta y no tiene nada que ver. Es un juego de habilidad. Está dentro de los juegos de azar, pero se puede profesionalizar. El jugador con habilidad gana a largo plazo. En las otras modalidades, a largo plazo siempre se pierde. Debería tener un buen tratamiento fiscal, porque hoy en España es imposible dedicarse a esto. Tenemos a los mejores jugadores y mucho talento, gente que vive muy bien fuera de España. Lo hemos visto aquí. Muchos españoles no han asistido por el tratamiento fiscal. Prefieren ir a las otras paradas europeas del EPT porque la tasa impositiva es menor. La ventaja en el póker no es tan grande como para pagar tantos impuestos. Haces números y ves que no sale rentable.
Illia Gollem era un culturista checo muy famoso en las redes sociales por la brutal dieta que seguía para tratar de ganar más y más masa muscular. Sus ingestas de alimento llegaban a sumar unas 15.000 calorías diarias. Este miércoles se ha informado de su fallecimiento a la temprana edad de 36 años.
Conocido como 'The Mutant', este hombre de 1,85 metros de altura que llegó a pesar 165 kilos, tenía muchos seguidores a los que desaconsejaba seguir su forma de vida por lo temerario que resulta someter al cuerpo humano a tales ingestas calóricas. En su canal de YouTube, el checo llegó a reconocer que en un solo día consumió 108 piezas de sushi, dos kilos y medio de filetes, 14 tortitas de avena con sirope de arce y 1.600 gramos de arroz.
"De niño quería ser como Arnold Schwarzenegger y Stallone en Rambo. Y que la gente al cruzarse conmigo vieran a un monstruo. Quería estar tan fuerte como mis ídolos de Hollywood. En mi pequeño pueblo, se abrió un gimnasio y me apunté", contó a sus 'followers' en una ocasión sobre sus inicios en el mundo del culturismo. "Cuando comencé a entrenar no había Internet ni redes sociales para aprender, me guiaba solo por mis conocimientos en revistas y la ayuda del dueño del gimnasio", reveló en su canal.
Otra de las confesiones que compartió en YouTube es que solía inyectarse 50 unidades de insulina para poder comer grandes cantidades de comida de forma continuada, además de anabolizantes y otras sustancias dopantes.
No han trascendido las causas de su muerte pero su desaconsejable estilo de vida, con comidas excesivas y el consumo de sustancias que en exceso son tóxicas para el cuerpo son para muchos seguidores del culturismo, son algunas de las razones que podrían haber provocado su muerte a tan pronta edad.
Unos días atrás, Jim Walmsley, estrella de las carreras por montaña, algo así como el Kilian Jornet estadounidense, miraba al lado mientras disputaba la UTMB, la prueba más importante del mundo, y alucinaba: «¿Qué haces tú por aquí?». A mitad del recorrido alrededor del Montblanc, completados unos 80 de los 176 kilómetros totales, se encontraba en el grupo de cabeza junto a él al francés Vincent Bouillard, con el que Walmsley llevaba años trabajando.
Para el diseño de las mejores zapatillas de Hoka, el corredor yankee, imagen de la marca, había dado su opinión sobre varios modelos a los ingenieros y entre ellos estaba Bouillard. Pero en plena carrera, éste no quería ayudar a Walmsley con el calzado, estudiar sus pisadas para próximos prototipos, tampoco animarle: Bouillard realmente quería ganarle. Y lo hizo. Pese a su empleo a jornada completa como diseñador de zapatillas en Hoka, el francés triunfó en la meca del trail running para sorpresa de todos, especialmente de los atletas profesionales patrocinados por la empresa.
«Quizá para ellos era raro, sí, pero yo no pensaba mucho en ello. En una carrera de ultra distancia, que dura unas 20 horas, te debes centrar mucho en ti mismo y en la gestión de tu propio esfuerzo. En los primeros kilómetros recuerdo que estaba feliz como un niño, disfrutando de poder correr con los mejores y hablando con ellos. Muchos de los corredores de Hoka, como Jim, son amigos míos y yo pensaba: 'Wow, soy capaz de correr junto a ellos'. Pero a medida que fue pasando la prueba me concentré mucho en mantener el ritmo y en hacer las cosas bien», explica Bouillard a EL MUNDO.
Probador del calzado que diseña
Con su triunfo cogió el relevo de dos leyendas francesas como François D'Haene y Xavier Thevenard y se quedó a unos minutos del récord de la prueba del propio Walmsley. Sólo le perjudicó un control de material algo accidentado en uno de los últimos avituallamientos y una pequeña caída al final del descenso de La Flégère, a la entrada de Chamonix. «Me hice un poco de daño, pero ya me quedaba muy poco. En ese momento lo más importante era disfrutar de la entrada a meta», comenta el corredor y diseñador de zapatillas o diseñador de zapatillas y corredor. Más o menos una cosa llevó a la otra.
De Annecy, mediofondista desde la infancia, mientras estudiaba Ingeniería en la Universidad de Lyon llegó a competir en los 800 metros de algunos meetings franceses, pero cuando se graduó dejó de soñar en un futuro como profesional. El tartán estaba olvidado; trabaja investigando sobre polímeros. Pero para mantenerse en forma empezó a correr por la montaña, consiguió una beca para trabajar en Hoka, una cosa llevó a la otra y encontró su sitio, su equilibrio, su vida.
Entrenar a cualquier hora
En su trabajo estudia nuevos materiales para la marca, siempre en contacto con los corredores profesionales, y en su tiempo libre prueba por los caminos los prototipos que diseña. Entre 2017 y 2022, sumó algunas victorias en carreras pequeñas y poco conocidas en Francia y el año pasado empezó a sonar el mundillo al ganar la Kodiak Ultra, una prueba modesta de 100 millas en Estados Unidos. Pero nadie esperaba que fuera a ganar la UTMB, una especie de Mundial de la especialidad. La retirada de muchos de los favoritos, entre ellos el mismo Walmsley o el español Pau Capell, y la maestría de Bouillard llevaron a la campanada.
«Muchos se sorprenden porque he ganado pese a tener un trabajo a jornada completa, pero sólo ha sido una carrera. Tengo mucho respeto por los corredores profesionales porque tienen que rendir mucho más, durante muchos años. Yo simplemente disfruto mucho de correr por la montaña y supongo que ése es el secreto. Saco tiempo para entrenar de dónde puedo, por la mañana, por la tarde y por la noche y, de momento, no tengo hijos así que no tengo muchas obligaciones familiares», resume Bouillard que ahora no quiere cambiar de vida.
Las marcas deportivas ansían fichar a nuevos talentos y Hoka lo tiene fácil, puede ofrecerle un contrato de corredor sin salir de la empresa, pero el francés quiere seguir trabajando como diseñador de zapatillas. «Hablaré con la marca y es posible que redefinamos mi posición, pero yo disfruto de mi trabajo, no quiero dejarlo», finaliza.
La vida de Kilian Jornet (Sabadell, 36 años) ha estado siempre ligada al deporte y a la montaña, el lugar donde "disfruta". Después de estar el año pasado en los Pirineos, se planteó el reto Alpine Connections: enlazar el mayor número de 'cuatromiles' en Los Alpes (82 posibles), sin ningún vehículo motorizado y donar después todos los datos a la ciencia para estudiar los límites del cuerpo humano. Sólo ha necesitado 19 días para conseguirlo.
Mucha gente se pregunta, después de lo que ha conseguido, si usted es humano ¿Le ha dado tiempo a asimilar lo que ha conseguido?
Al final sí, sin duda. Para conseguirlo es por lo que entrenamos y nos preparamos, para que estos retos sean posibles. Creo que va a tomar tiempo asimilarlo, también la parte más emocional porque son muchos días muy concentrado, con un ritmo de vida muy especial donde la alerta es muy alta. Por ahora estoy disfrutando de volver a casa unos días tranquilo, aunque tampoco puedes relajarte mucho porque tengo dos niñas pequeñas y tienes que estar al 100% con la rutina diaria.
¿Qué le han dicho sus hijas de todo esto?
Bueno, todavía son pequeñas, sólo tienen tres y cinco años. Para ellas es normal que su padre y su madre vayan al monte a correr. Papá sólo estaba escalando durante unos días y ya está. Ese es su día a día, vernos a nosotros subir montes.
¿ Cuándo decide empezar a plantearse este tipo de retos?
Éste en los Alpes lo empecé a pensar el año pasado, cuando conseguí un reto similar en los Pirineos encadenando 'tresmiles' y donde realmente lo sufrí, pero lo disfruté mucho. El hecho de estar varios días haciendo actividades un poco técnicas y encadenadas durante muchas horas hizo que me surgiera un poco la idea. Cuando viví en los Alpes ya hacía travesías de 40 o 50 horas encadenando cimas y después de estar en los Pirineos, esa idea que tuve de enlazar dos o tres picos, derivó en encadenarlos todos juntos y durante este invierno le di un poco de forma a esta idea para poder empezar ahora.
¿Qué sintió cuando llegó a la última cima en Ecrins, Francia?
La verdad es que tampoco es como una carrera, donde sí que hay una explosión de adrenalina. Es más una satisfacción profunda porque han sido muchos días. Después de la etapa del MontBlanc, que era la parte con más riesgo, pude respirar un poco y pensar: "Ahora quedan tres cimas que físicamente son largas, pero donde mentalmente voy a estar más tranquilo porque es más difícil que me quede aquí". Yo creo que fue eso, una sensación de placer al saber que ya se terminaba y que, por la mañana, no tendría que estar 20 horas por el monte. Recordar todos los momentos vividos: las salidas y puestas de sol, las aristas.. y dejar atrás los momentos duros que había pasado.
Al final de la última etapa su equipo le estaba esperando abajo con unas pizzas para celebrarlo ¿Cómo fue ese momento?
Sí, claro, llegas a la cima pero luego hay que bajar. Y allí estaban Mateo y Benjamin, dos compañeros. Pero tampoco hablamos mucho. Un poco de gracia y tal, pero poca cosa. Comimos casi en silencio y nos fuimos a dormir porque estábamos cansados.
Kilian Jornet en la etapa 11 del reto Alpine Connections.Nick Danielson
Se planteó este desafío para estudiar los límites de tu cuerpo ¿Dónde está el suyo?
Creo que es muy interesante poder estudiar la fisiología sobre cuáles son los límites del cuerpo humano y la mente. Intentamos ver a nivel fisiológico, metabólico o cognitivo qué es lo que sucede durante un esfuerzo de este tipo. Ahora queda ver los resultados, porque se recogen muchos datos durante las etapas pero hay que analizarlos y visualizarlos para sacar conclusiones. Al final, aparte de esa satisfacción personal de ganar carreras o hacer proyectos, es interesante entender cómo funciona el cuerpo humano.
Lleva toda su vida ligado al deporte ¿Cómo encuentra la motivación para seguir?
Primero que es lo que conozco. Es lo que disfruto, donde me encuentro a gusto. Si tengo que pasar un día o dos en la ciudad, ya me encuentro mal, no sé dónde estoy...no es mi lugar. Dónde me siento bien es en la naturaleza. Al final, lo que me hace disfrutar es entrenar e ir al monte. Creo que si te tienes que forzar para conseguir motivarte en algo es que realmente no te aporta. Es muy fácil motivarme para ir al monte porque es lo que quiero hacer cada mañana cuando me levanto, lo que es difícil es hacerlo para ir a la ciudad o para hacer cosas así. Ahí sí que necesito encontrar razones muy muy buenas para encontrarle sentido.
¿Cómo se preparó mentalmente para un proyecto como éste?
Primero, la preparación viene con la experiencia. Poder estar "cómodo" en situaciones que no lo son. No estar estresado. Si te encuentras en lugares en los que puede haber una caída de piedras o un terreno con peligros objetivos; es importante no estresarse, mantener la calma y seguir tomando las pequeñas decisiones de forma correcta. Hay que estar calmado y que el estrés no te haga tomar decisiones precipitadas, porque al final te va la vida en ello. La dificultad del proyecto era que iba a estar muchas horas en ese tipo de estado mental y muy concentrado. La preparación viene de antes: concienciarte de que va a ser así, que no sea una sorpresa y que lo lleves asimilado. También creo que depende un poco de cada uno: yo soy una persona bastante calmada y cuando hay algún problema o situación un poco arriesgada, al pasarla me relajo más fácilmente. Eso también ha sido clave para poder conseguir este reto.
¿Alguna vez pensó que no lo iba a conseguir?
Sí, desde el minuto uno. De hecho cuando salí sabía que lo más probable era que no terminara. Por la amplitud del reto, porque me podían pasar muchas cosas físicamente, por las condiciones... Creo que lo interesante es hacer retos que sabes que van a ser difíciles de conseguir. Si vas a hacer algo que sabes que vas a terminar, tampoco tiene mucho sentido, en mi opinión. Durante todo el reto, no sabía si podría llegar hasta la próxima cima.
¿Cómo afrontaba el día a día? ¿Tenía el objetivo en mente desde primera hora de la mañana?
Básicamente no me lo planteé tanto por días, sino por macizos. Es decir, aquí en los Alpes hay cuatro picos que están separados: el Bernina, Weissmies, Ecrins y Grand Paradiso, a los que quería ir en bici, subir, bajar y volver otra vez en bicicleta. Pero luego hay tres macizos que son el Oberland, Valais y MontBlanc, donde hay muchas cimas y aquí quería llegar, estar un tiempo encadenando picos y bajar de nuevo. Una vez dentro, el plan era ir ascendiendo y, o bien esperar a que se hiciera de noche e ir a un refugio para dormir, o ir hasta un punto donde pudiera esperar más horas porque, por las condiciones, era mejor salir de noche o con luz. Aunque realmente, una vez entraba, debía ir tirando sabiendo que había sitios donde no podía parar y aprovechar los refugios para descansar un poco.
Ha tenido que adaptarse constantemente al clima o a imprevistos como aquella llamada de la policía noruega ¿Cómo gestionó esos momentos? ¿Le generaba más tensión?
Bueno, sí que hay dos situaciones que generan frustración. La primera y algo más frustrante, cuando llegas a un sitio, se pone a llover, no se puede subir y hay que dar una vuelta que te va a llevar 15 horas. No te satisface, pero lo haces. Al final piensas: "Bueno, es que estamos aquí para hacerlo, para probarlo y hay que verlo positivamente". Yo siempre digo para intentar motivarme que a más kilómetros, más diversión. Cuando hay problemas, tratas de responder de forma optimista. Vas a ver cosas nuevas, ¿Qué quieres que te diga? Después, hay otras situaciones que son más de riesgo, donde estás algunos minutos tratando de luchar por sobrevivir. Ahí intentas ser muy ágil para tomar la decisión correcta y decidir si me escondo aquí, salgo por allí o hago esa técnica de cuerdas para evitar el peligro. En ese momento es la adrenalina básicamente lo que te hace salir y tampoco piensas en nada más. Estás en el momento, no hay futuro ni pasado. Una vez superado, toca buscar la mejor opción para que no vuelva a ocurrir.
Uno de los aspectos más complicados habrá sido gestionar el sueño...
Sí, había bastantes días que dormía poco, una hora y media o dos horas entre tiradas. Quería gestionarlo sabiendo lo que me iba a encontrar porque el año pasado en los Pirineos también dormí poco. Básicamente vas a un ritmo autómata, ni rápido ni lento, pero te mantienes sabiendo que a los tres o cuatro días, si las previsiones se mantenían, iba a poder dormir unas cinco horas, y ahí ya puedes recuperar muy bien. Consistía en saber que había días en los que iba a dormir muy poco e iba a estar cansado y adormecido. Un par de veces, que tenía mucho sueño, tuve que pararme a dormir 15 minutos y eso ya te da un un subidón para continuar.
¿Qué importancia ha tenido su familia y su equipo?
El equipo que me siguió era pequeño, pero nos conocemos muy bien. Con mi familia bajamos todos juntos para la carrera en Sierre- Zinal antes de comenzar y se quedaron conmigo una semana. No me fueron siguiendo los primeros días porque yo estaba 20 horas en el monte, pero sí que fue bonito, al bajar a Valais, poder estar unas horas con ellos jugando antes de que se volvieran. Luego mi madre, que estaba con ellas, se quedó hasta el final de la etapa. Fue bonito porque yo empecé desde pequeño a hacer montaña y con ella, íbamos recordando anécdotas: "Aquí cuando tenías 10 o 12 años, subimos hasta esta cima y estaba así y ahora no...". En el equipo también estuvo Aina, que es una chica que ha venido a bastante retos y se aseguraba de que al bajar del monte, tuviera comida, un sitio para dormir y de coordinar un poco a los tres a cámaras que estuvieron conmigo.
Ha sido el proyecto más complicado de su carrera, pero ¿Cuál es el momento que más ha disfrutado?
Muchos. La verdad es que el 90% fue disfrute puro. En tantos días hay momentos increíbles sobre todo en salidas, puestas de sol...etc., pero si me tuviera que quedar con uno, quizá fuera en la subida del Weisshorn que, para mí, es una de las montañas más bonitas de los Alpes. Fue al atardecer, en el último día en Valais, después de cinco días casi sin parar por las montañas...pero me encontraba muy fresco, como que flotaba subiendo esa arista. Había un efecto de espectro de Broken y ves tu sombra con un arco iris durante toda la subida, que es larga. Es un momento que realmente, no sé, te notas flotando. Sientes que existes y que no existes al mismo tiempo y yo creo que por esos momentos ya vale la pena plantear estos proyectos.
Ha comentado que la montaña "enseña paciencia y el valor de esperar el momento" ¿a qué se refiere?
Muchas veces te tienes que dar la vuelta, aunque aquí ha salido todo bastante bien. Sí que ha habido situaciones que me han ayudado para seguir adelante, pero, en general, la mayoría de ocasiones cuando tienes proyectos ambiciosos tienes que volver otra vez a probarlo, aprender, ver lo que no ha salido bien para volver a empezar. Aunque tenga una idea muy clara y esté entrenado, hay muchos factores que pueden salir mal y no por eso es un fracaso. La montaña sigue allí. Lo importante es ser paciente y esperar que todo fluya para que salga bien. Si lo forzamos mucho, lo más probable es que nos quedemos en la montaña. Cuando terminas un proyecto te das cuenta de que aquello que determina que sea un fracaso o un éxito no es conseguirlo, sino vivirlo. Algunos proyectos que no he terminado, siento que han sido como éxitos por lo que he vivido y proyectos que han salido bien, tampoco me han aportado mucho emocionalmente. Entonces, la definición de éxito y fracaso en la montaña muchas veces es distinta al objetivismo que podemos tener como sociedad.
¿Tenía en la cabeza el récord de los 60 días durante el desafío?
No, porque que hablar de récord para mí no tiene ningún tipo de sentido. Las condiciones cambian y la filosofía de cada uno es un poco distinta. Por ejemplo, el primero que lo pensó fue Pierre Beghin y quería hacerlo en 82 días, pero él fue el pionero, el que lo pensó y buscó el recorrido. Cuando lo hizo Nicolinni, que es muy buen amigo, sí que tenían la filosofía de ir de macizo en macizo, subiendo y bajando todas las cimas. En cambio, Ueli Steck iba más con el parapente y encadenando. Para mí consistía en llegar al macizo y enlazar todas las cimas de cada macizo. Es decir, la estética en este tipo de retos es para mí mucho más importante que el tiempo y cada uno de los que hemos hecho este tipo de proyectos, hemos buscado una estética distinta. Ni en el planteamiento ni durante la ejecución, en ningún momento se me pasó por la cabeza.
Ahora se encuentra descansando, pero ¿tiene más planes en mente?
Ideas siempre hay muchas y cuando haces un reto así, lo bueno es que te das cuenta de que algunas cosas son posibles que antes no pensabas. Pero no, no hay nada en concreto. Ahora toca descansar y empezar a mirar qué es lo próximo, porque ideas hay mil, pero hay que buscar la logística. Tratamos de viajar poco por razones medioambientales y cuando lo hacemos, buscamos que sea con la familia y no estar mucho tiempo fuera de casa... Nos planteamos retos que se adecúen un poco a esto. He estado años en el Himalaya, donde puedes vivir muchas aventuras, pero haciendo retos en los Pirineos o en los Alpes puedes encontrar cosas igual de interesantes. A veces no hay que pensar en ir muy lejos para encontrar aventuras atractivas.
Cada mañana en las carreteras que rodean el campamento donde entrena Eliud Kipchoge, en una zona rural del valle del Rift en Kenia, aparecen al alba decenas de mujeres corriendo en grupo. La mayoría no son profesionales -se intuye en sus zapatillas, se supone por su forma física- pero comparten el sueño con estrellas del atletismo como Faith Kipyegon, que también se prepara en la zona. Como tantos kenianos corren por una vida mejor, como tantas kenianas anhelan su libertad. Para las hombres del lugar lograr una medalla en unos Juegos Olímpicos o un Mundiales es una de las pocas vías para prosperar -las otras son la política y algunos negocios en la ciudad de Eldoret-, pero para las mujeres es la única salida. Cuando ganan carreras, viajan, se independizan, pueden vivir sus propias vidas. Aunque igualmente es difícil que escapen del machismo que les rodea.
Este jueves, la maratoniana ugandesa Rebecca Cheptegei, que vivía en la zona, cerca de Eldoret, falleció después de que su marido, el keniano Dickson Marangach, la rociara con gasolina y la quemara viva a su regreso de los Juegos Olímpicos de París. Durante 48 horas estuvo en el Hospital Universitario Moi de Eldoret luchando contra las graves quemaduras que cubrían el 80% de su cuerpo, pero finalmente no pudo sobrevivir. La investigación de los hechos no ha hecho más que empezar, pero los padres de la corredora, Joseph Cheptegei y Agnes Ndiema, ya indicaron a medios kenianos como 'The Daily Nation' que su hija, que había ganado en crosses internacionales como el de Granollers y finalizado entre las mejores en maratones como los de Abu Dhabi o Firenze, estaba construyendo una vida en solitario lejos de Marangach.
Su caso puede parecer un hecho aislado, pero en realidad se asemeja a otros, a muchos otros. Días después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la Policía encontró muerta a la fondista Agnes Tirop en su casa de Iten, muy cerca de Eldoret, donde había recibido varias puñaladas en el abdomen por parte de su esposo, Ibrahim Rotich. Plusmarquista mundial de los 10.000 metros y doble medallista mundial, el asesinato de Tirop sacudió a la sociedad keniana por su relevancia, su violencia y porque al mismo tiempo hubo dos casos más. Dos atletas con menos palmarés, Edith Muthoni y Hosea Mwok, fallecieron a manos de su pareja en circunstancias parecidas pocos días después. El Gobierno de Kenia empezó entonces una campaña de concienciación para combatir la violencia machista en la zona, aunque para erradicarla se requieren años y un profundo cambio cultural.
Desde los años 70, con Keitany como referencia
"Él quería decidir qué hacer con mi dinero, comprar un coche... Así que decidí que lo mejor era quedarme sola con mis hijos", explicaba su divorcio Agnes Kiprop, vencedora de maratones y medias maratones por todo el mundo, en el documental '01:05:12 'The Longest Race' realizado por dos periodistas españoles, Javier Triana y Rubén San Bruno. En la pieza se relata cómo desde la llegada al valle del Rift del irlandés Colm O'Connell, el hombre que en los años 70 impulsó el atletismo keniano, las mujeres fueron incorporándose al tartán hasta llegar a copar todos los podios y romper con las imposiciones en su país. Si en la vecina Etiopía, en un proceso parecido, Derartu Tulu, campeona de los 10.000 metros en los Juegos de Barcelona 1992, fue la primera en construir un hotel y un centro comercial con el dinero obtenido de los premios, en Kenia fue la pionera en los negocios fue Mary Keitany, vencedora de los maratones de Londres y Nueva York y plusmarquista mundial en medio maratón -de ahí el 01:05:12 del titular del documental-.
Hoy retirada, Keitany pasó de vivir en un casa sin agua y electricidad a construir varios de los mejores hoteles del valle del Rift, entre ellos el Hotel Winstar de Eldoret y el Hotel Chamastar de su pueblo natal, Kabarnet. Eso sí, lo hizo a partes iguales con su marido, el ex corredor Charles Koech, en un esquema clásico en la zona. "En Kenia aún hay desigualdades que reparar para las jóvenes. Yo espero ser un modelo para las chicas, para que vean hasta dónde pueden llegar. De eso hablo con mi hija", confesaba Kipyegon, triple campeona olímpica de los 1.500 metros, hace un año en conversación con EL MUNDO. La keniana confesaba que le ayudaba que su marido, Timothy Kitum, también hubiera sido atleta, medallista olímpico, y que varias compañeras suyas vivían realidades complejas. Pese a ser las más rápidas del planeta es difícil que escapen del machismo que les rodea.