La reafirmación de Chus Mateo, la "tristeza" por el año casi perfecto y la obligada renovación en el Real Madrid que empieza por Ibaka

La reafirmación de Chus Mateo, la “tristeza” por el año casi perfecto y la obligada renovación en el Real Madrid que empieza por Ibaka

De lo primero que se acordó Chus Mateo tras ganar su quinto título con el Real Madrid (sexto si se cuenta la ACB de 2022 en la que dirigió al equipo ante el Barça en ausencia de Pablo Laso) fue de la final perdida en Berlín. Acababa de completar unos playoffs sin mácula (8-0) y lo primero que pronunció fue "estamos un poco tristes" por la Euroliga. No hay mejor indicativo de la exigencia del puesto que ocupa, del ADN y el inconformismo del club que todavía no le ha renovado. El segundo año de la era Mateo (era, porque los resultados avalan su futuro) pudo ser impecable. Un repóquer de títulos para los libros de historia. A la perfección -un triplete que sólo logró tres veces en su historia, 1965, 1974 y 2015- apenas le faltó una noche ante el Panathinaikos en el Uber Arena, esa segunda parte de frustración y poca energía física y mental. Una temporada de 9,5 coronada en Murcia para la reconquista de la Liga, la número 37 del club.

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La tan temida transición del 'lasismo' no ha variado la hoja de ruta de un equipo que sigue siendo el más regular, temido y potente del continente. Mateo ha sumado en dos temporadas todos los títulos posibles, una Euroliga, una Copa y una Liga (más las dos Supercopas). Ha mantenido la seriedad del proyecto, ha recuperado este curso incluso cierta alegría en el juego, varias noches por encima de los 100 puntos, que recordó a aquellas primeras temporadas de Laso y ha sabido repartir, pese a los "altibajos" (especialmente tras la Copa), los roles y los egos de una plantilla con varios referentes. Un trabajo silencioso de (buen) entrenador.

Para la presente temporada sólo sumó el técnico un fichaje. Salieron Hanga, Williams-Goss, Petr Cornelie y Anthony Randolph, pero el refuerzo fue determinante. El retorno de Facundo Campazzo, el mejor base posible, el empuje ideal. MVP de la Supercopa y la Copa, bien lo pudo ser también de la ACB. Al colectivo le respetaron las lesiones (apenas la grave de Gaby Deck, que le ha impedido disputar los playoffs y la Final Four) para un camino realmente constante. Acaba el curso con un poderoso balance de 72 victorias (además de la conseguida ante los Mavericks de Doncic) por sólo 14 derrotas (84% de triunfos), algo que, esto sí, reivindicó su entrenador: "No recuerdo que lo hayan hecho muchos equipos".

Florentino Pérez charla con Campazzo, tras ganar la ACB en Murcia.

Florentino Pérez charla con Campazzo, tras ganar la ACB en Murcia.ACB Photo

Cerrado un curso que contrasta además con las penurias del Barça y su año en blanco (más el despido de Roger Grimau), el Real Madrid afronta un verano que marcará su porvenir inmediato. La maquinaria no se detiene y esta vez sí o sí habrá más movimientos en su plantilla. Empezando por la retirada de Rudy Fernández, ante el UCAM bien pudo ser el último partido de blanco de Sergio Rodríguez -aunque él guarda silencio, así lo indicaron todas las señales, incluida la llamada de Llull para alzar el trofeo-, Fabien Causeur o Vicent Poirier. También falta por resolver el porvenir de Mario Hezonja, aunque el siempre locuaz croata ya dejó claro que su intención es que esas negociaciones (el salario es la clave) en marcha lleguen a buen puerto para aquella "gente que estaba hablando mierda que no era verdad". La de Edy Tavares, de larga duración, está sólo a falta de anunciarse, igual que las de Dzanan Musa y el capitán Sergio Llull.

Y entonces será el turno de los retoques a una plantilla en la que parece evidente (y necesario) el paso adelante de Hugo González, quizá el proyecto más interesante de la nueva hornada de estrellas del baloncesto español. Sin Rudy ni Causeur, su espacio crecerá sí o sí. Llegará algún exterior más (suenan con fuerza Xavier Rathan-Mayes y Andrés Feliz), pero el puesto más urgente por solucionar es el del pívot suplente de Tavares. Y ahí surge un nombre que, según ha confirmado este periódico, ya ha llegado a un acuerdo con el Madrid. Se trata de Serge Ibaka, quien volvería a vestir de blanco tras su paso fugaz durante el lockout de la NBA en 2011. Después de su gran año en el Bayern (12,6 puntos y 6,8 rebotes y casi un 50% en triples) a las órdenes precisamente de Laso, el internacional español, camino de los 35 años, además de su experiencia, físico y prestaciones, cumple con un requisito: es cupo nacional.

El MVP Musa, el hola de Hezonja y el 'adiós' del Chacho: "Los años son muy largos..."

El MVP Musa, el hola de Hezonja y el ‘adiós’ del Chacho: “Los años son muy largos…”

La fiesta en el Palacio de los Deportes de Murcia, allá donde el Real Madrid abrió la temporada ganando la Supercopa, estuvo repleta de detalles. La emoción local con su gesta de llegar hasta la final, la contención de Chus Mateo -siempre a un lado del protagonismo cuando en dos temporadas ya ha ganado cinco títulos con el Real Madrid-, el primer MVP de blanco de Dzanan Musa y luego estuvieron las declaraciones de Mario Hezonja y Sergio Rodríguez. Las del primero sonaron a permanencia, las del segundo, a despedida.

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Aunque, más que sus declaraciones, fueron sus gestos. O los gestos de su compinche Sergio Llull, el capitán, quien llamó a filas tanto a Rudy Fernández (confirmada su retirada este verano), como a Sergio Rodríguez, que ni ha confirmado ni desmentido su futuro, a la hora de levantar el trofeo. El canario aguarda su momento, pero en los micrófonos de Movistar habló sin decirlo: "Es tiempo para celebrar el título que los años son muy largos...".

Quiso Llull tener junto a él a quienes han gobernado ese vestuario, a los dueños del carácter y la competitividad, a los veteranos hasta los que se rinde Luka Doncic. Leyendas blancas. Nombres propios de una era. Sergio Rodríguez celebró en Murcia su 38º cumpleaños y este jueves se cumplen 20 años de su debut profesional, en aquella final en la que Pepu Hernández le lanzó a los leones del Barça y ante los que ya dejó destellos de torero. "Entonces perdí la final y ahora ganó el título...", pronunció, queriendo decir sin decirlo que cerraba un círculo. En los próximos días, el genial base confirmará si se retira o si cumple una temporada más en otro club, algo que no parece muy probable.

Hezonja y Musa, en Murcia.

Hezonja y Musa, en Murcia.ACB Photo

La buena noticia para el Madrid fueron otras palabras. Las del siempre honesto Mario Hezonja, que ya hace unos días, antes de la Final Four, despejó los rumores que daban por segura su marcha al Panathinaikos (todavía no ha renovado) -"El señor Florentino me amenaza con que tengo que quedarme aquí. Ojalá"-. Y que insistió tras ganar la ACB y recordar la final perdida en Berlín. "Soy perfeccionista y quiero ganarlo todo siempre. Me siento malísimo por perder la Euroliga y por eso me gustaría devolver a mi gente, a mi club ojalá los próximos años muchos títulos más", dijo en Movistar a pie de pista.

"Para eso me han traído. Hemos hablado de que necesitábamos gente así y de verdad que me siento muy cómodo, siento que son mi familia. Me han recibido con los brazos abiertos cuando mucha gente estaba hablando mierda que no era verdad. Me gustaría devolver todo eso con más años aquí y con más títulos para mi equipo", siguió Hezonja en la noche de la reconquista de la ACB, título que el Madrid perdió la temporada pasada ante el Barça días después de ganar la Euroliga en Kaunas.

El Real Madrid reconquista la ACB tras ganar el tercero en Murcia ante un digno UCAM

El Real Madrid reconquista la ACB tras ganar el tercero en Murcia ante un digno UCAM

El Real Madrid conquistó la Liga ante el rival más digno que se podía haber encontrado. Será recordado el UCAM Murcia pese al 3-0, porque se plantó en una final en la que nadie le esperaba y porque se empeñó en honrar su presencia con un amor propio a prueba de dificultades. Tras unos playoffs sin mácula, el equipo de Chus Mateo cierra, con su liga número 37, un curso en el que sólo Berlín le separó de la matrícula de honor. [73-84: Narración y estadísticas]

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Alzó Llull, al alimón con sus compinches Rudy Fernández y Sergio Rodríguez el trofeo en el Palacio de los Deportes, el mismo escenario del primero del curso allá por septiembre (la Supercopa). De principio a fin un Madrid lleno de virtudes, en lo individual y lo colectivo. Reconquistado el título que hace un año le arrebató un Barça ahora tan de capa caída.

Musa, defendido por Caupain, en Murcia.

Musa, defendido por Caupain, en Murcia.Marcial GuillénEFE

En la Final Four se le escapó la temporada perfecta a un equipo que cumplió las expectativas y que no falló ante la revelación. Sólo dobló la rodilla el Murcia tras el descanso, donde ya no le llegaron las fuerzas, cuando el Madrid intuyó la meta y el éxito, el colmillo a punto, 34 puntos en un tercer acto arrollador - «nos hemos despitado tres minutos y...» reconocía Sito Alonso-, Musa (nombrado MVP), Hezonja y Campazzo desatado, para ya no mirar atrás. Porque el UCAM no iba a ser comparsa tampoco en el tercero envite, ni con dos sets abajo se iba a rendir y menos ante esa afición que no ha visto ganar un sólo partido en todos los playoffs en el Palacio. Era su fiesta y la intención es que siguiera el viernes. Que nadie les despertara todavía del sueño de una final. Y ni el amanecer con un duro 3-9 les arredró.

Esta vez la cuestión iba de intensidad y de acierto. De morder. Dylan Ennis, que ha aparecido poco en esta serie, clavó tres triples seguidos y eso fue un revulsivo total, combustible para las tribunas. El Madrid perdía más balones de los recomendables y andaba, como en lo que va de final, con la puntería justa. Y eso que Llull anotó su primer triple después de 13 intentos. Pero la respuesta murciana era un distancia de la que no había gozado hasta ahora, un más 10 cuando al fin Diagné acertó desde cinco metros (38-28). Sin noticias ofensivas de Campazzo, Tavares y Yabusele, los de Chus Mateo se quedaron en menos puntos (32) que preocupaciones al descanso.

A la vuelta no pareció haber mejores noticias para el Madrid, enredado en cuestiones que iban más allá del juego, los rifirrafes entre Ennis y Campazzo, una antideportiva a Tavares por un codazo... Volvieron a saltar las alarmas con los puntos en la pintura de Kurucs, con el cuarto triple de Ennis (51-42). Y justo ahí, en esa frontera, despertó la bestia. Como ha sucedido en los dos precedentes, fue la puntería lo que hizo imparable al Madrid. Cuatro triples consecutivos (dos de un Hezonja inspiradísimo) y un parcial de 2-16 que era un resorte hacia la meta.

Ahora sí, Campazzo era el dueño del escenario que un día fue su casa. El Madrid contenía por fin el rebote ofensivo y los murcianos se frustraban con lanzamientos que se salían. Abalde cerró un tercer acto de 34 puntos, más que en toda la primera mitad (56-66) y lo iba a continuar después, pletórico el gallego, cerrando su mejor temporada de blanco y llamando fuerte a las puertas de Scariolo.

El UCAM siguió empujando, encontró un par de triples como agua para un naufrago, pero su corta rotación eran energías que se echaban de menos y a Sito Alonso ya no le daba para más héroes. Menos con sus dos cincos sanos (lesionados están Todorovic y Birgarder) bien temprano expulsados por cinco faltas. Hasta la meta los murcianos, pedaleando hacia un imposible, reverenciando con su batalla al campeón Real Madrid.

La inolvidable noche de Rudy Fernández: se despide del WiZink dejando al Real Madrid a un paso del título

La inolvidable noche de Rudy Fernández: se despide del WiZink dejando al Real Madrid a un paso del título

Había run run de despedida en la previa, Rudy como centro de los comentarios, porque una victoria del Real Madrid era prácticamente el adiós de una leyenda, el último partido en el WiZink de quien conquistó con su talento y su sabiduría baloncestística a toda una afición. Y el destino tiene estos guiños, el balear iba a darse un baño de emoción pero también de protagonismo. Si la final ya no vuelve a Madrid, si los de Chus Mateo ganan uno en Murcia, quedará ese último rato de Rudy, esos cuatro triples, ese ímpetu irredento, esas lágrimas. [79-63: Narración y estadísticas]

Pudo ser la última noche de Rudy en el Palacio con la camiseta del Real Madrid, pero también la del Chacho o de la Causeur. Los blancos están a un paso de la reconquista de la ACB, de su tercer título del año, en una temporada cuya guinda se quedó en Berlín. Con su inercia demoledora fue demasiado para el UCAM, que le puso todos los ingredientes al duelo para pelearlo, pero que fue frustrado por el colectivo blanco; Chus Mateo maneja una navaja suiza, llena de armas con las que destrozar a cualquiera.

Será recordado el UCAM como un dignísimo finalista, un honor que forjó en dos eliminatorias históricas contra Valencia y Unicaja sin factor cancha y que honró ante un Real Madrid ante el que no salió a verlas venir. Dice Sant-Roos que son "las locuras" de Sito Alonso que todos siguen a pies juntillas. Pero cómo iban a llegar hasta aquí y no competir, no intentar disfrutar de la adrenalina de una batalla en la que la mayoría nunca estuvieron.

Rudy Fernández, en acción contra el UCAM Murcia.

Rudy Fernández, en acción contra el UCAM Murcia.ACB Photo

Duró lo que duró y el miércoles en Murcia el Real Madrid puede ser campeón, pero el UCAM salió a competir con bravura y valentía, con la zona como cebo para intentar hacer dudar al rival (los blancos fallaron 10 de los 11 primeros triples que intentaron) y con los guerreros de Sito dispuestos a cualquier cosa. Mediado el segundo acto se veían plenos, por delante incluso en el marcador (22-23), con un oponente al que le señalaban dos técnicas por protestar.

Pero entonces apareció Rudy, que no quiere alfombras rojas como despedida. Quiere baloncesto, competición, lo que mejor hizo siempre. Con él en pista todo cambió. Un 18-7 de parcial hasta el decanso, con Yabusele como mejor acompañante y una respuesta táctica genial de Mateo. Zona contra la zona, Rudy a los mandos y el segundo round cuesta abajo.

No se iba a rendir tan fácilmente el Murcia. Y eso que Musa, con demasiado afán de protagonismo ofensivo, estiró la cuerda hasta el +13 (49-36). Se volvió a poner manos a la obra Sito, rigor táctico e intensidad, Sleva como respuesta y triples que se clavaban en el pecho del Madrid. El de Hakanson, volvió a acercar a los visitantes (55-51).

Y entonces volvió Rudy. Y robó un balón. Y levantó a las tribunas. Y se llevó el enésimo golpe. Y anotó su tercer triple, ya en el último cuarto, cuando estaba escribiéndose un guion maravilloso. Porque después también clavó, a una mano, una canasta sobre la bocina de la posesión. Para delirio del WiZink.

El Murcia siguió intentándolo, pero ahí seguía Rudy, que con su cuarto triple sin fallo sentenció el partido. Quedaban más de dos minutos, Chus Mateo lo cambió por Llull y se produjo un momento inolvidable. Una ovación infinita, más de 10 minutos de honor a la leyenda entre lágrimas. A un jugador irrepetible, un adiós único.

El Lleida es de ACB: doblega al Estudiantes y le deja sin el soñado ascenso

El Lleida es de ACB: doblega al Estudiantes y le deja sin el soñado ascenso

Actualizado Domingo, 9 junio 2024 - 19:59

No había una oportunidad mejor. Era el momento. En su casa y tras tres temporadas en una categoría que nunca habían pisado en su historia. Pero lo que era un sueño, pronto se convirtió en pesadilla. Los del Ramiro de Maeztu se vieron totalmente superados por un Lleida implacable en defensa y alentado por una afición que no paró de animar.

El Madrid Arena vibró de nuevo con el baloncesto. Dos aficiones entregadas a sus equipos rivalizaban por ver quién animaba más alto a su equipo para que lograse el sueño de ascender a la Liga Endesa. Estudiantes empezó nervioso. Quizá por la oportunidad única que suponía para el club, después de tres temporadas en LEB Oro, disputar la final en casa.

Los de Pedro Rivero comenzaron con un parcial de 0-11 abajo y por más que Larsen se movía por el poste bajo, el balón no entraba. La desesperación llegó con un mate de Kuath, que obligó al técnico segoviano a pedir tiempo muerto. La primera canasta de Estudiantes solo llegaría de tiro libre, cuando Ferrando inauguró por fin el marcador a falta de cinco minutos para el final del cuarto. Cáffaro pedía calma a sus compañeros y un tiro de tres de Johnny Dee a pocos segundos de acabar el cuarto animó a la mítica grada de la 'Demencia'.

Kuath celebra una canasta ante la mirada de Hansbrouck

Kuath celebra una canasta ante la mirada de HansbrouckAlberto NevadoFEB

Poco cambió en el segundo cuarto. Kuath con sus tapones y Hansbrouck con sus triples alejaban cada vez al Estudiantes del sueño, que se fue el descanso con un 21-52 en el marcador.

Al regreso de vestuarios, dos triples de Leimanis volcaron de nuevo al Madrid Arena con su equipo, pero el pívot sudanés era imparable bajo el aro. El acierto de Dee, el mejor de los azules, desde la línea de tres protagonizó el final del tercer cuarto, pero la distancia era ya demasiado amplia (48-72) y el tiempo se acababa.

Los de Gerard Encuentra, gran artífice del ascenso de este Lleida, no cedieron y manteniendo su buena defensa, impidieron que los colegiales se acercaran demasiado. "Somos ACB" gritaba la gente desplazada a Madrid al acabar el partido, que estalló de alegría con el pitido final.

En la otra cara, las lágrimas de los jugadores del Estudiantes reflejan el sentimiento de una afición que tendrá que seguir esperando su oportunidad.

La hazaña para el recuerdo del UCAM Murcia: gana otra vez en Málaga y jugará la primera final de su historia

La hazaña para el recuerdo del UCAM Murcia: gana otra vez en Málaga y jugará la primera final de su historia

El baloncesto guarda momentos asombrosos, citas que, contra todo pronóstico, se guardarán para siempre en la memoria. Una semifinal entre Unicaja y UCAM Murcia para contraponer un clásico por el otro lado. Lo que podría parecer intrascendente devino en una batalla antológica, repleta de momentos para la historia. El principal, el del colectivo de Sito Alonso, heroico, impredecible, capaz de presentarse en su primera final sin ganar ni uno sólo de los partidos de su camino en playoffs en casa. Lo logró, aquí lo increíble, porque se impuso en todos a domicilio. Incluidos el quinto en el Carpena. [70-79: Narración y estadísticas]

Será el rival a partir del sábado del Real Madrid un equipo inmortal, peleón, bravísimo. Encajado en una zona, resistiendo pese a la plaga de lesiones, pese al favoritismo de ese Unicaja que no ha hecho otra cosa que asombrar durante el curso, el campeón de la Champions League, el mejor equipo de la temporada regular en la ACB. Sabiendo jugar con los nervios el Murcia del oponente, escondiendo sus carencias y potenciando sus virtudes. Llegó a perder por 13 en el primer acto y de cinco al comienzo del último. Se sobrepuso a todo el UCAM, con Caupain y Dylan Ennis a los mandos y un rebote ofensivo vital de Morin en la recta de meta. Una victoria, una proeza, que nadie podrá olvidar jamás en Murcia, el más difícil todavía.

La primera mitad fue un reflejo de la serie, del ir y venir de unos días de maravilloso y atribulado baloncesto entre malagueños y murcianos. Golpeó Unicaja con contundencia, con la agresividad recobrada y un Carpena estruendoso. Un 10-0 para soñar, trampolín hacia un éxito que llegó a ser más (25-12) ante un rival que parecía, por entonces, atemorizado.

Los jugadores del Murcia celebran su victoria en el Carpena.

Los jugadores del Murcia celebran su victoria en el Carpena.Jorge ZapataEFE

Nada más lejos de la realidad, porque las zonas defensivas de Sito Alonso son un trampa que se apoya en la paciencia, en el desconcierto del rival, al que invita a lanzar, a tomar decisiones erróneas. Que juega con sus dudas. Y UCAM lo logró, impulsado también en los lanzamientos de Troy Caupain, en la electricidad de Ennis. Un parcial de 2-17 repentino que anuló por completo a los locales, apenas siete puntos en todo el segundo cuarto, enredados en pérdidas e incertidumbres.

La igualdad siguió a la vuelta, con una tensión insoportable. "El tiempo es un aliado", había avisado Sito al descanso, consciente de lo que juegan los nervios y la presión en estas cumbres. Y esos tiros que en Murcia no entraban a los suyos, ahora eran dianas de Caupain y Ennis, cada vez más dañinos. Cada vez más en la mente del rival, que se vio siete abajo (49-55) y al que rescató otro triple de Kendrick Perry sobre la bocina del tercer acto.

Fue el inicio de la rebelión, liderada, cómo no, por Alberto Díaz (dos triples). En ese momento de temor, apareció toda la rabia del Unicaja, todo ese baloncesto frenético que le ha hecho tan reconocible. Un 14-0 como un directo al mentón del Murcia, que se tambaleaba pero no caía. Y ahí, en esa resistencia de púgil embravecido, estuvo la historia. No había llegado hasta esta orilla para morir sin luchar y en un momento, a pesar de sus problemas con el rebote ofensivo, se había sacudido para volver a igualar (65-65).

Ya no hubo más equipo en el Carpena. Las muñecas malagueñas se encogieron a la vez que crecía la moral murciana, conscientes de lo que tenían ante sí. Igual daba que les birlaran el rebote. O que Kravish anotara un triple fuera de guion. Iba a ser la última canasta local. Un 0-12 final, con Ennis y Caupain como héroes. Una gesta.

Contra Llull no hay nada que hacer: el Real Madrid, a un paso de la final y el Barça, del abismo

Contra Llull no hay nada que hacer: el Real Madrid, a un paso de la final y el Barça, del abismo

Si ya de por sí el Real Madrid parece un punto competitivamente (lo ha parecido todo el curso) por encima del Barça, luego está Sergi Llull. Y su genialidad desatada. Sus triples fuera de guion que son puñaladas a la mente del rival. El segundo round dejó a los blancos a un paso de la final de la ACB y al Barça completamente sobre el abismo de una temporada aciaga. Viaja la semifinal al Palau con un 2-0 rotundo, un equipo lanzado y que ha logrado olvidar en cinco días la final de la Euroliga perdida, y otro completamente desquiciado sobre el diván de sus dudas. [Narración y estadísticas: 104-98]

Pero el hombre es Llull, en esta madurez estupenda en la que habita. Lejos del declive, luce su temporada más pulcra que las anteriores, pero llegada la hora de la verdad, siempre está ahí. En el primer partido asestó cuatro triples de carrerilla en menos de dos minutos, puro éxtasis para dar la puntilla a los azulgrana. Este viernes fue de principio a fin, eléctrico, contagiando al resto, una segunda parte poderosa para dejar al Barça tiritando.

Y eso que, como no podía ser de otra forma, fue otro Barça. O lo intentó. 48 horas atrás hubo síntomas de hasta desidia, de poca bravura, de conformismo ante el vendaval del rival. Ahora, conscientes del abismo, con un quinteto bien diferente, las cosas estaban más claras. Más ritmo, más valentía y, sobre todo, más inteligencia táctica. Eso se tradujo en el 3-9 de salida, con un Willy menos miedoso ante Tavares y un Madrid fallón.

Tavares tapona a Willy.

Tavares tapona a Willy.JUANJO MARTINEFE

La rápida reacción fue un 11-0, en una noche de ritmo algo alocado, aún sin dueño. Da Silva era el termómetro azulgrana y Vesely (24 puntos, su tope en ACB) y Jabari, sus mejores hombres. Pero el que no entra en ningún plan es Llull. Se maneja en plena efervescencia, lleno de confianza y disfrutón. Cuando anotó su segundo triple le dijo al banquillo que aguardara su cambio. Se fue al descanso con 13 puntos cuando el Madrid, que siempre tiene la buena costumbre de meter la última antes de ir al vestuario, volvía a mandar.

El Barça se fue diluyendo como un paracetamol en agua. Punto a punto, golpe a golpe. Hezonja, que en la primera mitad se había cogido un cabreo de los suyos, hacía de todo en la pista y Musa le acompañaba con sus puntos fáciles. Un mate de Tavares puso la máxima (67-53) y, aunque con el empuje de Joel Parra pareció el Barça rehacerse algo, ahí estaba Llull para clavar sobre la bocina una mandarina desde 10 metros. Otro mazazo psicológico.

En la recta de meta, el Madrid estaba ya lanzado como un sprinter. Con sus veteranos en pista, con Rudy peleón como si fuera un rookie y el Chacho rompiendo tobillos... Avanzaban los blancos con tres marchas más (llegaron a mandar por 17) y el Barça sin perímetro, sin rebote y sin defensa. Y desquiciado. A su temporada le pueden quedar dos días, un año para olvidar.

Un histórico UCAM Murcia revienta la semifinal y deja a Unicaja al borde del abismo

Un histórico UCAM Murcia revienta la semifinal y deja a Unicaja al borde del abismo

Actualizado Viernes, 31 mayo 2024 - 09:03

El UCAM Murcia volvió a ganar en el Martín Carpena al Unicaja (83-101), esta vez un dominio arrollador y con Rodion Kurucs en versión estelar (21 puntos y 27 de valoración), por lo que tendrá la opción de sentenciar la eliminatoria de semifinales de Liga Endesa en su pabellón el sábado.

Con el 79-88 del primer partido, disputado el pasado martes también en el palacio malagueño, el UCAM se coloca 2-0 y dispone ahora de dos oportunidades en casa para avanzar a la final del campeonato: primero, el sábado (18.00 horas) y, en caso de perder, el lunes (20.30 horas).

Difícil situación para Unicaja, que tendrá que ganar tres partidos consecutivos si quiere optar al título. Precisamente, el equipo malagueño fue el primero de la historia de la Liga ACB que remontó un 2-0. Fue en 2005, en cuartos de final contra Etosa Alicante.

En cuanto al partido, el cuadro entrenado por Sito Alonso ya empezó muy entonado tanto en ritmo y ejecución, poniendo el 4-9 con triple de Rodion Kurucs transcurridos tres minutos de juego.

Un tapón de Yannis Morin a Will Thomas demostró la confianza de los murcianos y la tensión defensiva que impartió desde el inicio, provocando cinco pérdidas al rival y finalizando muy bien en transición para poner el +9.

En un ejercicio de orgullo, pasión y máxima intensidad, el Unicaja logró ver el aro más ancho en sus tiros y recortó hasta el 21-25 con el que terminó un primer cuarto de ritmo espectacular.

Las pulsaciones no bajaron en el segundo, con Unicaja tratando de acercarse en el marcador percutiendo bajo canasta, sin obsesionarse con el triple, buscando el juego físico, aunque fue con un tiros exterior de Kendrick Perry cuando llegó el empate a 3:33 del descanso (35-35).

A poco del descanso se dio el momento polémico del partido, en una acción de rebote con falta a favor de Dylan Osetkowski, quien golpeó con el codo en la cara a Morin.

El pívot de UCAM se fue a vestuarios para frenar la hemorragia de una herida en su rostro, haciendo gestos de provocación a la grada del Carpena, que le recriminó su actitud con una pitada al unísono.

En un intento de ponerse seis arriba, el equipo de la región murciana aguantó con entereza el intento de escapada, pero el Unicaja se fue a vestuarios con un punto de ventaja (45-44).

De un 2+1 de Alberto Díaz a otro de Kurucs, de un gran contraataque local a otro buen balance ofensivo visitante. Canastas difíciles de un lado y de otro. La alternancia fue la constante en el tercer cuarto.

UCAM seguía manteniendo intacta su energía y minando la moral de los de Ibon con buenos tiros abiertos en ataques rápidos que le dieron un gran impulso de ventaja (56-65, min. 25).

Otra vez el Unicaja estaba contra las cuerdas, ahora más que nunca, llegando a perder de trece puntos (61-74). Necesitaba un punto de inflexión para el último asalto, pero no lo hubo, para desgracia de los hinchas cajistas que llenaron las gradas.

El tercer cuarto de UCAM Murcia fue la consagración de un equipo que está a un nivel excelso de confianza: hicieron siete de siete en tiros de dos, cuatro de ocho en triples y cuatro de cinco en tiros libres para 30 puntos.

Le costó hacerlo, pero el Unicaja se puso a diez puntos a falta de cinco minutos y el pabellón cantó el "¡Sí se puede!", pero la realidad fue un golpe tan pronto como un mate de Sant-Roos elevó la distancia a quince puntos.

Hacia el final de partido, con todo sentenciado, un sector de aficionados de UCAM cantaron el "Ibon tiene un plan" como mofa, gesto que condenó el público malagueño, que ahora se tendrá que aferrar a una doble victoria de su equipo a domicilio para forzar un quinto partido.

El Real Madrid se clasifica para las semifinales de la ACB por la vía rápida

El Real Madrid se clasifica para las semifinales de la ACB por la vía rápida

Actualizado Viernes, 17 mayo 2024 - 23:05

El Real Madrid se convirtió este viernes en el primer semifinalista de la Liga Endesa tras desactivar el orgullo de un correoso Gran Canaria que, pese a que se lo puso más que difícil hasta los últimos compases del choque, al final tuvo que capitular ante la profundidad de armario y la amplitud de recursos sobre el parqué del conjunto blanco.

Walter Tavares fue el más destacado del encuentro merced a sus 13 puntos, 8 rebotes, 2 tapones y 20 de valoración, y diluyó el aporte anotador del norteamericano John Shurna en el equipo isleño.

Ventaja blanca de inicio

En un arranque frenético, con un intercambio de canastas continuo, Abalde y Musa comenzaban a carburar en las filas visitantes, al mismo tiempo que Kljajic y Lammers -titular en esta ocasión por Happ- se entonaban poco a poco en un periodo inicial que terminó anotándose el conjunto blanco apurando su amplio abanico de rotaciones (18-25).

En el segundo asalto, Llull trató de romper el partido desde el perímetro y firmó 10 puntos en apenas tres minutos (26-33). El Gran Canaria reaccionó con una dosis extra de Happ, pero cuando el acierto exterior local se resintió, el Madrid aprovechó para pasar el rodillo y enfilar el túnel de vestuarios con diez puntos de ventaja (33-43).

En la reanudación, Shurna y Albicy frenaron parte de la derrama y revivieron al Gran Canaria. Por su parte, los pupilos de Chus Mateo empezaron a acumular errores y faltas, y aunque reaccionaron con dos triples de Musa y Abalde, de nuevo Brussino y Shurna comprimían la diferencia desde la línea exterior .

Incluso Salvó, con un espectacular palmeo que acabó en mate, igualaba la contienda hasta que un lanzamiento de Hezonja a media distancia permitió a los blancos tomar aire (58-60), antes de afrontar el último cuarto.

Oportunidad amarilla perdida

A partir de ahí, el Gran Canaria lanzó el órdago y siguió poniendo contra las cuerdas al Real Madrid (62-63). Una papeleta más que complicada que llevó a Mateo a dar descanso a un desquiciado Poirier, mientras Hezonja tomaba protagonismo al igual que Rudy Fernández.

Parecía el último arreón de pólvora de los amarillos. A partir de ahí, Tavares volvió a imponerse en la zona, mientras Llull y Rodríguez ponían orden en la dirección de juego y el electrónico volvía a sonreír de manera clara a la escuadra madrileña (66-73 a 3:10 para la conclusión).

Un triple de Shurna desde la esquina derecha avivó las esperanzas locales. Incluso con el campo atrás de Musa y Tavares, a poco más de un minuto de la conclusión, el Granca apelaba a su más preciado bálsamo en el interior, personalizado en Happ con un ajustado gancho a tablero (71-73) que forzaba el último tiempo muerto de Chus Mateo.

Pero al final, el tiro de Slaughter en la última posesión amarillo acabó rebotando en el aro, permitiendo al Madrid sumar el segundo triunfo de la serie y el pase a semifinales después de un agónico desenlace.

El Real Madrid se deja algo más que el liderato en La Fonteta

El Real Madrid se deja algo más que el liderato en La Fonteta

Había ganado Unicaja en el Palau para ahondar más en la tristeza del Barça, fuera de la Final Four. Para meter presión a su rival, quien lo diría, por el liderato de la Liga Endesa. Y el Real Madrid sucumbió después en La Fonteta y perdió la cabeza de la ACB a falta de una jornada. Los malagueños, que reciben el domingo al descendido Palencia, dependen ahora de sí mismos. Aunque seguramente no fue la pena más grande para Chus Mateo. "Lo peor de todo", en palabras del técnico blanco, fue la lesión de Gaby Deck a falta de cinco minutos. [99-93: Narración y estadísticas]

Se fue el argentino con las manos en el rostro, paralizado desde el mismísimo instante en que su compañero Yabusele le cayó encima y su rodilla derecha hizo un extraño. Quizá fue el dolor y seguramente fue el recuerdo. Hace un año, en Belgrado, fue Zach Leday el que, también involuntariamente, arruinó su temporada, esta vez en la otra rodilla. Se perdió la Final Four. Ahora aguarda veredicto médico.

El estupendo duelo por el liderato dio un vuelco en la penúltima jornada. Pocas veces fue tan honrado ese primer puesto que no garantiza nada, apenas el factor cancha en todos los playoffs. Pero Madrid y Unicaja están empeñados en llevarlo hasta el último suspiro y así será, pues este domingo se resolverá todo. Los malagueños, en su ola particular, vencieron en el Palau con una canasta final de Kendrick Perry. Los blancos, ausentes en defensa, no pudieron hacer lo mismo ante un Valencia con un acierto insólito: acabó con 15 triples de 20 intentos.

Campazzo, ante Justin Anderson.

Campazzo, ante Justin Anderson.Miguel Ángel PoloEFE

Algunos de ellos en el mismísimo desenlace, donde contrastaban las canastas naranjas y los fallos blancos. Ahí, con Justin Anderson pletórico, tuvieron los locales la máxima y no soltaron presa. Pradilla se sumó al carro del acierto y Chris Jones, el mejor de la noche, sentenció. El Valencia Basket no ganaba al Madrid en la Fuente de San Luis en partido liguero desde abril de 2013. Los de Xavi Albert pelearán el domingo por acabar terceros.

El duelo había sido un intercambio constante, ritmo agotador, con los ataques imponiéndose claramente a las defensas y una estupenda intensidad en la que ninguno de los dos era capaz de distanciarse demasiado. A ambos les ha dado un respiro la Euroliga, los taronjas sin playoffs y los blancos, que han disputado un partido en los últimos nueve días, resolviendo por la vía rápida ante el Baskonia su billete a Berlín. Y esa frescura se reflejó en el juego.

El Madrid ajustó algo su defensa en el segundo cuarto, pero le seguían penalizando las pérdidas ante un Valencia sin Brandon Davies pero con el mando de Chris Jones y la confianza recuperada de un colectivo que, desde la llegada al banquillo de Xavi Albert en lugar de Alex Mumbrú, ha ganado cuatro de los cinco últimos partidos. Eso se reflejaba en el acierto exterior, en los triples de Ojeleye, Jovic e incluso Inglis, que siguieron tras el descanso y por momentos desesperaron al Madrid.

"No hemos defendido nada. Hemos permitido demasiadas licencias", concluyó Chus Mateo, quien tras la alegría del pase a la Final Four ve cómo se le aleja el objetivo del liderato ACB. El domingo recibe al Baskonia sin depender de sí mismo.