El reestreno de Caparrós en el Sevilla se queda en un discreto empate ante el Alavés

Empezaron bien las cosas para el Sevilla en el reestreno de Joaquín Caparrós, que abrió su cuarta etapa en Nervión con el equipo sumido en una profunda crisis deportiva e institucional. El cabezazo de Peque en el minuto once, tras un magnífico centro de Agoumé desde la derecha, puso en ventaja al equipo local, al que se vio desde el inicio con un fútbol más directo, diferente al que postulaba Javier García Pimienta. Después de cuatro derrotas consecutivas y con la hinchada de uñas, el club buscó auxilio en un hombre de consenso que, además de espantar los fantasmas del descenso lograse atemperar la atmósfera en la grada.
Todo marchaba razonablemente bien en el Sevilla hasta que Kike García, tradicional azote de los andaluces, a los que ya ha marcado seis goles, apareció en el área para batir a Nyland en una acción que puso en evidencia a la zaga justo antes del descanso y supuso el 1-1 definitivo.
«No hemos jugado bien al fútbol Es difícil hacer frente al Alavés, pues juntan bien todas sus líneas. Nos hemos puesto por delante, que era complicado, pero nos ha faltado fluidez. Nos han metido un gol que no se puede encajar. Faltó comunicación, hay que hablar, abortar el juego y manejar los tiempos», lamentó Caparrós ante las cámaras de Dazn. El técnico de Utrera puso en valor haber sumado un punto, pero en sus palabras prevaleció la autocrítica. «Demasiado juego directo. Nos ha faltado combinar un poquito más. Hay calidad para ello. También tenemos que estar un poquito más juntos».
El Alavés dominó durante la segunda mitad, pero no logró ganar un partido que le hubiera sacado de los puestos de descenso. Tampoco faltó autocrítica en Kike García, que anotó su duodécimo tanto en el campeonato. «En la segunda parte deberíamos haber sido más verticales. Hemos podido sumar de tres. Tenemos que dar un paso adelante en Mendi [Mendizorroza] y dejar de tener dudas». El técnico, Eduardo Coudet, reiteró la necesidad de hacerse fuertes en casa.