Kvaratskhelia agiganta a Georgia para descoser a Portugal, estrellada en Mamardashvili

Actualizado Miércoles, 26 junio 2024 - 23:07

Georgia es orgullo, descaro y pegada. Necesitaron eliminar a Grecia, campeón de Europa, en una repesca y, siendo una cenicienta debutante, derrotó a otro campeón, Portugal, para seguir viva en los octavos de final. Tuvieron las ideas claras y el fútbol suficiente para ganarse la clasificación cuando nadie lo esperaba, generando dudas en una de las favoritas, invicta desde la llegada de Roberto Martínez al duelo del Gelsenkirchen.

Los grandes jugadores aparecen cuando se les necesita. Estaba recostada Georgia en el acierto de Mikautadze y del gigante Mamardashvili, pero Kvaratskhelia afloró también en el momento justo, como si tener enfrente a su ídolo, Cristiano, le hubiera espoleado. Podía escribir la historia, lo tenía en sus manos y no estaba dispuesto a desaprovecharlo. Les había avisado Sagnol de que enfrente tendría una Portugal diferente, la unidad B a la que su seleccionador quería premiar pero en la que mantuvo a su astro en busca del gol que le lleve a los anales de la Eurocopa, una vez más.

El plan se torció en dos minutos, los que tardó Antonio Silva en cometer el primer error. Con la parsimonia que caracteriza a la selección lusa, quiso jugar el balón atrás y Mikautadze, listo, se lo robó para lanzárselo al espacio a Kvaratskhelia, un movimiento letal que desnudó a toda la defensa. A máximas revoluciones, encaró a Diogo Costa para batirlo con un disparo cruzado que pasó entre sus piernas. Nadie en el AufSchalke dudó de que esa carrera iba a acabar en otro gol para la historia de Georgia.

Portugal tiene los deberes hechos hasta octavos, pero le tocaba reaccionar. No valía sólo con pedir perdón, había que demostrar. Poco a poco fue encerrando a los cruzados georgianos en su campo y, a unos metros de la medialuna de la frontal, nació su primera ocasión en forma de falta que Cristiano quiso lanzar. Con su clásica estampa de piernas separadas y profunda respiración, lanzó un obús que desvió Mamardashvili. Sabía el guardameta valencianista que seguir en la Eurocopa está en sus guantes.

Se volcaba Portugal, pero la disciplina y la solidaridad parecía multiplicar a los georgianos, que no daban un segundo para pensar, un ritmo ante el que los hombres de Martínez se atascan. Palinha no estaba dando el equilibrio necesario ni Joao Neves podía coger el mando para hacer volar a Neto y Conceiçao. Sólo Joao Félix, por primera vez titular, inventó algo, como el mejor tiro desde dentro del área. Desde lejos lo intentó el propio Palinha y forzó algún córner que volvió a obligar al portero georgiano a despejar, con el peligro de que, como ocurrió, el rechazo lo pudiera cazar el ala del Oporto para mandarlo, esta vez, al lateral de la red.

Andaba Portugal enredada y, en apariencia, Georgia cómoda y siendo capaz de acelerarse a la carrera. Aún así, Gvelesiani evitó el gol de Cristiano evitando que rematara a bocajarro en el pico del área pequeña por el palo corto de Mamardashvili.

Pese al acoso, los georgianos buscando cómo estirarse contras que dañaban, y mucho, a Portugal. Empezaba a desesperarse Cristiano sin contacto con la pelota y reclamó a voz en grito un penalti que el colegiado suizo no vio. Al vestuario se fue con esa jugada en la cabeza, protestando a todos, y con el resquemor de la derrota.

Volvieron los portugueses al campo con más ímpetu y a punto estuvieron de empatar en un mal despeje de un córner que caramboleó entre defensas y que no pudo embocar Ronaldo. Se iba arriba Portugal y Georgia respondía igual, corriendo hacia el área. Eso hizo Kakabadze, al que trabó Antonio Silva, pero el VAR no avisó al árbitro hasta que, en un correcalles, Mamardashvili voló para salvar un remate de Dalot. No hubiera valido porque, el suizo Schärer fue al monitor para señalar el punto de penalti. No falló Mikautadze para apuntar el sueño y colocar su nombre entre los a seguir de cerca en el torneo.

Podía insistir Portugal y lo hizo de manera continua desde todos los puntos del área que se puedan imaginar. Pero Georgia tenía anocha a Mamardashvili y defendía con tres millones de jugadores, todo el país.

Lewandowski: "Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo"

Lewandowski: “Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo”

Actualizado Martes, 30 abril 2024 - 00:11

Robert Lewandowski no necesita brillar durante 90 minutos para ser absolutamente decisivo. El polaco, con su primer hat trick como azulgrana en la Liga, acabó por darle la vuelta a un partido donde el Barça se complicó muchísimo por un error de Marc-André Ter Stegen y un penalti indiscutile de Ronald Araújo sobre Peter Federico. El 1-2, sin embargo, empezó a deshilacharse con la expulsión por mano fuera del área de Giorgi Mamardashivili.

Los tres goles de Lewandowski le sirven también para engancharse a la pelea por un Pichichi que, ahora mismo, lidera el punta ucraniano del Girona Artem Dovbyk con 19 tantos y al que le siguen, con 17, Jude Bellingham y Alexander Sorloth. «Sólo son 16 goles. Si dispongo de más oportunidades, marcar me resulta más fácil. Si todo el equipo juega bien en lo ofensivo, para mí es más sencillo», señaló ante los micrófonos de DAZN un Lewandowski que logró su hasta ayer primer y único hat trick como barcelonista en su primera campaña en el club, en la Champions, en la goleada por 5-1 al Viktoria Plzen.

«En la primera parte no tuvimos mucho espacio en ataque. Pero, si encajamos dos, podemos marcar tres o cuatro. Somos el Barcelona, sabíamos que la segunda parte teníamos que jugar más rápido y buscar el espacio libre. Ahora estamos bien y podemos pensar en el partido ante el Girona», recalcó el punta bacelonista. Un duelo, el del próximo sábado en Montilivi, al que los azulgrana llegan con dos puntos de ventaja sobre su rival y con la Champions ya asegurada de manera matemática. «Hemos estado bien, los errores puntuales nos han hecho ir a remolque, pero, a balón parado hemos sacado fruto. Nos ha faltado calma, tranquilidad, pero estoy satisfecho por la mentalidad que ha mostrado el equipo», aseveró también ante los micrófonos de DAZN un Xavi que abordó su cambio de decisión con respecto a una salida ahora ya abortada.

«Sentí el respaldo del club»

«Es sencillo, me sentía responsable y creía que era mejor dar un paso al lado, pero han pasado los meses y he visto confianza en todo el mundo. Sentí el respaldo del club, del presidente, de Deco y de los futbolistas, y eso ha sido fundamental», explicó el técnico, quien no pudo acordarse de nuevo de las derrotas encajadas en los dos clásicos. En su opinión, inmerecidas. «Los jugadores son los protagonistas de todo esto y podían dar un poco más. Los duelos contra el Madrid han marcado la Liga. Tanto aquí como en el Bernabéu, creo que hemos merecido mucho más», sentenció.

El entrenador del Valencia, Rubén Baraja, por su parte, trató de ser lo más elegante posible al analizar las jugadas polémicas: el posible penalti de Íñigo Martínez sobre Peter Federico y la posición adelantada de Fermín en el 2-2. «La acción del penalti es discutible, puede haber contacto, pero el árbitro no ha considerado que fuera así. En cuanto al fuera de juego, puede haber, no, hay. Otra cosa es que el árbitro considere si participa o no. Tendría que ver otras situaciones de otros partidos No sabría decir por qué ha dado gol», aseveró el técnico, quien no puso en cambio pero alguno a la expulsión de su guardameta.

«Es una jugada que lo condiciona todo, es una acción de expulsión. El portero sale, pone el brazo y nos deja con diez y nos complica bastante. Es verdad que hubo algunas acciones puntuales que podrían habernos mantenido vivos, pero faltó esa contundencia tan necesaria en un campo como este. No la tuvimos y ellos sí. Me hubiera gustado ver todo el partido 11 contra 11, pero no ha podido ser», sentenció.

La cabeza de Lewandowski rescata la segunda plaza para el Barça ante un Valencia en inferioridad

La cabeza de Lewandowski rescata la segunda plaza para el Barça ante un Valencia en inferioridad

Para sobrevivir a una temporada en que no hay más en juego que la honra, el Barça necesitaba cabeza. Mucha cabeza. Por tres veces se lo recordó al Valencia para mandarlo a la lona a fuerza de saques de esquina, rehaciéndose ante su propio esperpento con el testarazo de Fermín y el hat trick a balón parado de Lewandowski. [Narración y estadísticas (4-2)]

Querían los culés celebrar la continuidad de Xavi en una noche desapacible que lo que deparó fue una retahíla de errores que se iban alternado de área a área. El Valencia buscaba resistir fiándolo todo a encontrar las grietas a la espalda de la defensa culé, cuando pudiera y a trompicones. Fue así como Peter Federico hurgó en la orilla por donde Cubarsí cubre los despistes de Cancelo y se plantó ante Ter Stegen con la fortuna para los azulgranas de que no supo qué hacer.

Mucho más claro lo tuvo Fermín, que voló para rematar de cabeza un preciso centro de Raphinha. Al Barça le había costado 22 minutos descifrar los planes de Baraja y ahora sólo tenía que manejarlos. En lugar de eso, se descosió por donde menos se esperaba.

Si hay un jugador de rendimiento seguro en el Barça es Ter Stegen, pero sus 12 porterías a cero no evitaron que hiciera un mal despeje con los pies fuera del área que acabó convertido en una asistencia a Hugo Duro para que, mansamente, enviara la pelota al fondo de la red. El partido empezaba de nuevo pero, antes de caer en la cuenta, llegó otro mazazo. Esta vez fue Araujo quien arrolló a Peter Federico y provocó un penalti que Pepelu no falló. En diez minutos y por errores no forzados, el Valencia parecía haberse metido el partido en el bolsillo.

avi corregía el agujero en su banda izquierda enviado a Koundé a taponar mientras pedía una intensidad que fue apareciendo. Probó Cancelo con un derechazo al palo corto que salvó Mamardashvili. Los síntomas indicaban que al Valencia le podía costar sostenerse en el añadido, como así fue. Asediado por saques de esquina, uno de ellos rematado por Araujo al palo, cuando se desató llegó el error del Mamardashvili.

Se apoyó en él Yarek para dormir el duelo esperando el final de la primera pero cuando al georgiano, presionado por Lamine Yamal, se le escapó. Su reacción, fuera del área, fue tapar con el cuerpo... y la mano. Tuvo que revisar el VAR, pero el meta sabía que su partido había acabado. Al Valencia, encomendado a Jaume Domenech, le tocaba sufrir.

Polémica y asedio

Lo confirmó cuando, tras el descanso, volvió el asedio. No vio De Burgos penalti en un choque de Iñigo Martínez con Peter Federico y Lewandowski hizo el empate a dos, otra vez aprovechando una jugada a balón parado desde la esquina con una polémica posición en fuera de juego y de influencia de Fermín.

Se había protegido Xavi apuntalando la defensa vasco y la medular con Sergi Roberto. Era necesario mientras Raphinha, Fermín y la estrategia está enganchando al Barça en cada partido. El Valencia, apenas tiene armas para sobreponerse al más mínimo contratiempo.

Corre, pelea, trata de forzar errores, algo que con inferioridad es una tarea titánica, imposible hasta para el incombustible Hugo Duro, con el único auxilio de puertorriqueño cedido por el Real Madrid. Aún así, intentó que el Barça no corriera y no lo hizo. Pero había que resistir ante la lluvia de saques se esquina.

Salvó Jaume el remate de Araujo, Yarek el disparo de Gündogan pero tuvo que aparecer Pedri a la carrera para rebañar el balón a Diego López cuando encaraba a Ter Stegen. Pero el Valencia no tenía opción. Apareció Lewandowski con otro testarazo y un último gol de falta que los condenó.