Un majestuoso Hezonja destroza al Partizan y el Real Madrid certifica un liderato de récord

Un majestuoso Hezonja destroza al Partizan y el Real Madrid certifica un liderato de récord

No hay un tipo en Europa con semejante talento. Quizá tampoco ninguno con una personalidad tan insondable. La genialidad es Mario Hezonja. Es muy probable que el próximo curso no vista de blanco, que abandone el Real Madrid donde ha alcanzado esa plenitud tantas veces prometida. Pero hasta ese momento, ahí quedan sus exhibiciones. Será recordado y también añorado. En Belgrado resultó majestuoso. Como dos días antes en Berlín. Dos triunfos que, además, certifican la obviedad: los de Chus Mateo serán el mejor equipo de la temporada regular, de principio a fin y con récord de victorias ya (25) a falta de tres partidos. [76-88: Narración y estadísticas]

En tres días, Hezonja anotó 47 puntos, 25 sólo en el Stark Arena, donde hizo de todo, disfrazándose de ese líder que no siempre es, siendo lo trascendental que todo el mundo sabe que es capaz. Contagió a sus compañeros y anuló al grupo de Zeljko Obradovic, que cayó a la lona al final del tercer acto y ya no fue capaz de levantarse pese a que realmente el Madrid no se jugaba demasiado.

Qué diferente a lo ocurrido hace 10 meses, con la vida en juego para ambos en esos cuartos de la Euroliga. Tanta pasión que todo se había desbordado en el WiZink, aquella vergonzosa pelea y todas sus consecuencias. Esta vez el Madrid llegaba al Stark Arena con la calma de quien ya hizo sus deberes, con la prudencia del que sabe que ahora no es el momento de forzar la máquina. Todo lo contrario que el Partizan, en plena batalla por colarse en los puestos del novedoso play in de la Euroliga y con un recibimiento de uñas para Yabusele.

En los de Chus Mateo, esa diferencia de intensidad de reflejaba principalmente en la ofensiva, más fallos de lo habitual, rotación menos fluida, ideas más grises. Compensaba con el esfuerzo defensivo y el Partizan tampoco era capaz de sacar partido, pese a que los blancos apenas anotaron cuatro canastas (de 27 intentos) en los primeros 14 minutos. La tónica era la igualdad, con más protagonismo del habitual para Carlos Alocén, con un Campazzo algo débil, afectado por ese virus estomacal que ha dejado a media plantilla tocada (no viajaron a la gira ninguno de los tres veteranos, Rudy, Chacho y Llull y tampoco jugó esta vez Dzanan Musa). E incluso con la aparición del canterano Hugo González en la rotación.

ANDREJ CUKICEFE

Todo se animó a la vuelta de vestuarios, despejados ambos de los corsés, liberadas las muñecas. El retorno fue un poderoso intercambio, con Frank Kaminsky y Mario Hezonja como protagonistas, dos tipos que hace nada lucían en la NBA. El pívot martilleaba desde el perímetro sin nadie que le siguiera el rastro. El croata, puntos, rebotes y asistencias, tomaba la responsabilidad para que el Madrid siguiera en la brecha y más, pues un repentino 0-16 le otorgó, con Campazzo despertando también, por primera vez una ventaja lustrosa (54-68). Fueron tres minutos finales insólitos, por los suelos el Partizan, eléctrico el Madrid, que iba a anotar en ese tercer acto más puntos que en toda la primera mitad. Un ratito que iba a resultar clave.

Fue un k.o. técnico. Porque el arranque del cuarto final no sirvió para espabilar a los serbios. Un triple de Hezonja, ya completamente desatado, alargó el parcial (2-21) y la sensación de superioridad en el infierno del Stark Arena. El duelo se había acabado, todos rendidos al inabordable genio de Mario Hezonja (cinco de seis en triples, seis rebotes, cuatro asistencias...) para la cuarta victoria a domicilio consecutiva del Madrid, despejando cualquier atisbo de crisis.

Sin los veteranos, el Madrid sufre más de la cuenta aunque asegura el factor cancha en Berlín

Sin los veteranos, el Madrid sufre más de la cuenta aunque asegura el factor cancha en Berlín

Tantas veces no se aprecia lo que aportan los que ya estuvieron allí, los intangibles de los 'veteranos', el ADN competitivo único de tipos como Rudy Fernández, Sergio Rodríguez y Llull -fundamentales también en la última Euroliga-, ausentes en Berlín, huérfano el Madrid de sus líderes y un tanto a la deriva durante más de media hora ante el último clasificado. Sin nada en juego, con seis derrotas consecutivas, con bajas como las de Procida y Spagnolo, el equipo de Israel González compitió mucho más de lo previsto y sólo sucumbió en la orilla. Un triunfo poco alentador en cuanto a sensaciones para Chus Mateo, pero tan rico en lo deportivo: sella el factor cancha en cuartos de final y deja casi amarrado el primer puesto (de principio a fin) en la temporada regular. [79-86: Narración y estadísticas]

Porque el Real Madrid sigue siendo líder, bien lejos el resto, aunque la noche en el Mercedes Benz Arena, donde en dos meses se disputará la Final Four, no fuera para presumir. Sin el trío de veteranos y también sin Musa, en el tercer partido a domicilio de los cinco que va a encadenar, los blancos sólo resolvieron en la recta de meta, sin alardes, casi por pura inercia, impulsados por lo que fue su resorte toda la noche en Berlín: el rebote ofensivo.

Si había que reforzar sensaciones, la visita al colista no fue el lugar adecuado. El Madrid, tan pleno en Bolonia y Málaga, despejando dudas y esquivando baches, fue un espejismo de plenitud en Alemania. Un equipo a arreones, desganado por momentos, sorprendido en otros ante la osadía del Alba. Mediado el tercer cuarto, perdía de 13 (51-38), sin haber aprendido la lección de una gris primera mitad.

Rebote ofensivo

Así que otra vez se tuvo que poner manos a la obra, reaccionar en defensa, encomendarse a Hezonja y pasar el apuro. Era la segunda vez que tenía que remontar, esta vez con un parcial de 1-14, también Yabusele decisivo en la anotación y Tavares en la pintura (aunque sólo anotara una canasta). Un resurgir clave para no pasar más sudores y para no salir con la cara colorada de Berlín.

Ya el amanecer no presagió nada bueno. Los cinco primeros minutos fueron una antología del disparate, un ratito para frotarse los ojos. Tras el 9-2 de arranque, el Madrid se pasó un buen rato en 'área' contraria. Lanzaba y fallaba y atrapaba el rebote ofensivo (hasta siete). Una absurda sucesión. Erró sus 10 primeros triples (cuatro de ellos Campazzo), la mayoría completamente liberados. Y cuando se quiso dar cuanta iba 10 abajo (15-5).

Alocén y Abalde le dieron el primer alivio, un parcial de 2-14 entonces, pero el Alba siguió valiente, con su ritmo endiablado y sus triples (cuatro Matt Thomas, tres Olinde...). Y el dominio de otro gigante: Koumadje dejó una de las acciones de la temporada, un mate brutal ante Poirier. Y los alemanes, algo tiernos, sólo sucumbieron cuando, en los últimos minutos, se vieron con opciones reales de tumbar al Madrid, al líder.

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Campazzo, Poirier y Yabusele certifican el pase del Real Madrid a los 'playoffs'

Campazzo, Poirier y Yabusele certifican el pase del Real Madrid a los ‘playoffs’

Actualizado Viernes, 15 marzo 2024 - 22:46

El Real Madrid, gracias a una buena actuación de Guerschon Yabusele y a la inspiración en el último cuarto de Facundo Campazzo y Vincent Poirier, selló con un triunfo a domicilio ante el Virtus Segafredo Bolonia (74-89) su pase a los 'playoffs' de la Euroliga, alcanzando de esta manera un objetivo que tenía casi en la mano desde hace varias semanas pero que no terminaba de concretar.

Se enfrentaba el conjunto blanco a un rival contra el que tenía récord negativo en la Euroliga antes del choque, en un feudo difícil donde solo habían ganado dos visitantes este curso en la máxima competición europea y en un momento delicado después de encadenar tres derrotas seguidas en el torneo.

La intensidad blanca

Sin embargo, fue capaz de dejar a un lado esos factores negativos en lo psicológico para salir con confianza gracias al poderío de Guerschon Yabusele. El galo, en uno de sus arranques de furia, hizo siete de los primeros once puntos de los suyos para allanar el camino hacia la decena de renta favorable. Una tímida reacción local redujo a la mitad esa distancia pero Gabriel Deck, con un triple postrero, terminó por mantenerles a raya en el ocaso del primer cuarto (15-23, min.10).

Lejos de relajarse, siguió pegando fuerte el plantel de Chus Mateo. Intenso a la hora de rebotear en los dos aros, generoso en el reparto del balón y menos dado a la pérdida que en choques recientes; desgastó a un anfitrión negado en el triple (1 de 11 al descanso) que se fue al intermedio con la obligación de reflexionar (31-44, min.20).

Las conclusiones que sacase no le sirvieron de mucho ante un visitante con pocas fisuras y que además dinamitaba los posibles cambios de tendencia con triples decisivos. Dos transformó el imparable Yabusele sobre la bocina de posesión y otro más Dzanan Musa. Aún así no pudieron evitar que con una gran canasta de Isaia Cordinier, los de casa consiguieran situarse a menos de diez para terminar el tercer acto (52-61, min.30).

El momento Campazzo

En ese contexto de amenaza, fue capaz el Real Madrid de conservar la calma mientras persistía el desequilibro en los aciertos desde lejos. Sin embargo eso cambió con dos triples seguidos de Jordan Mickey y de Ognjen Dobric. El primero, exmadridista, comenzó además a desmelenarse. Y un parcial de 8-0 puso al Virtus a solo cinco puntos a falta de cinco minutos.

Entonces apareció Facundo Campazzo. El base argentino, poco brillante en los últimos enfrentamientos tras los largos viajes para jugar con su selección ante Chile, se puso al frente para anotar seis puntos consecutivos y regalarle otros seis a Vincent Poirier. Ahí puso el broche el Real Madrid, que con su clasificación para las eliminatorias cierra otro capítulo en su búsqueda de la excelencia este curso.

La paradoja del Real Madrid: títulos, bache de juego y media plantilla sin renovar

La paradoja del Real Madrid: títulos, bache de juego y media plantilla sin renovar

Avanza marzo, ni mes y medio resta para el cruce de cuartos de la Euroliga, poco más de dos para la Final Four de Berlín y el inicio de los playoffs de ACB. Se acerca la fiesta y el Real Madrid, se podría concluir, se aproxima a ella con traje de etiqueta y brillantina en el pelo. Ganó las dos competiciones oficiales que se disputaron este curso, la Supercopa para abrir boca y la Copa hace sólo unas semanas (ambas en la final al Barça). Es líder con buen colchón en Europa, donde se antoja complicado que nadie le arrebate el primer puesto, mucho menos el factor cancha. Y también en la Liga Endesa, aunque le aceche ese asombroso Unicaja al que se enfrenta el domingo en el Carpena.

Se arrima el Madrid de Chus Mateo aparentemente impoluto a la hora de la verdad, sin lesionados de gravedad tampoco, aunque sólo hace falta mirar un poco más de cerca para observar alguna arruga en su camisa. Su baloncesto no es el del amanecer del curso -la circulación, la defensa, el rebote, la frescura...-, las derrotas se acumulan (especialmente en la Euroliga, tres seguidas, las dos últimas en el WiZink) y algunos gestos se tuercen. Pero, sobre todo (y quizá ahí está la razón del bache), lo que preocupa al aficionado es la incertidumbre: la mitad de la plantilla y el entrenador acaban contrato en unos meses.

Siempre fue la contención salarial la norma del club, siguiendo el patrón aplicado al fútbol. Pero lo que llama la atención poderosamente es el estancamiento en las operaciones por cerrar. Porque los que amenazan con partir son los pilares de la plantilla. Sólo Facundo Campazzo, Gaby Deck y Gerschon Yabusele, de entre los jugadores clave de la rotación de Mateo, tienen contrato firmado para el curso siguiente. Sin ser oficial, también parece que Dzanan Musa continuará (así lo avanzó su propio agente, el poderoso Misko Ranatovic un año más con una cláusula de salida para la NBA). Pero Tavares, Hezonja, Poirier, Causeur, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez y Sergio Llull siguen sin renovar.

Los escenarios son diversos. En cuanto a los nacionales, no se vislumbran conflictos. El capitán Llull seguirá y Rudy y el Chacho también si no deciden retirarse, algo que se antoja más que probable a final de curso: el alero, que tiene la vista puesta en sus sextos Juegos (algo inédito) como colofón, tendrá 39 años, y el base 38. La edad de Fabien Causeur, camino de 37, también juega en su contra, aunque siga respondiendo en la cancha -ahora como especialista defensivo-, cada vez que se le requiere. Son los otros tres casos los que más espinosos se presentan y los que, además, añaden un problema de fondo, el de los cupos en el baloncesto.

Hezonja, el pasado domingo contra el Tenerife.

Hezonja, el pasado domingo contra el Tenerife.Daniel GonzalezEFE

Según ha podido saber este periódico, las conversaciones para la renovación de Edy Tavares se mantienen en una especie de punto muerto desde el pasado verano: hay contactos y buenas intenciones, pero el acuerdo no llega. El mejor pívot de Europa, el jugador más determinante, pretende un impulso a su salario acorde a sus prestaciones. Novias no le faltan, tampoco en la NBA, que no ha dejado de observarle desde que se marchó, aunque no ha iniciado ninguna negociación externa, pese a los rumores. A favor de su continuidad juega el apego del caboverdiano por el club y la ciudad, donde en unas semanas espera que nazca su segundo hijo (será una niña).

Como Tavares, Mario Hezonja (por su formación en la cantera del Barça) tiene plaza de cupo. Pero su caso es totalmente contrario: el croata parece que hizo las maletas hace tiempo. Nunca escondió su amor por el Panathinaikos, que le tienta con una oferta millonaria que el Madrid no parece dispuesto a igualar. Su sueldo no está acorde a su rendimiento: Mario llegó desde el UNICS con un contrato de dos años como una oportunidad de mercado tras el estallido de la guerra en Ucrania y la expulsión del equipo ruso de la Euroliga.

«Y sí, Mario tiene carácter, pero es nuestro Mario y le queremos un montón», salió al quite Llull el pasado domingo cuando otro gesto poco apropiado hurgó más en la herida de un jugador al que se le empieza a dar por perdido. Hezonja fue el único miembro de la plantilla que no estuvo presente en el Bernabéu para el homenaje por la conquista de la Copa. Allí, en Málaga, también se le observó a disgusto en semifinales y tras el título fue el primero en abandonar el vestuario. No es de los que disimulan los enfados. Su carácter, como su talento, es único, para bien y para mal.

Poirier, ante el Fenerbahçe.

Poirier, ante el Fenerbahçe.JUANJO MARTINEFE

Vincent Poirier es el otro jugador clave sin renovar y tampoco parece cercano el acuerdo. Una operación que parece vinculada a lo que suceda con Tavares. El francés, siempre a la sombra de su colega («le adora, se quieren un montón»), sería titular en el 90% de los equipos Euroliga y pretendientes, como en los otros casos, tampoco le faltan. Sobre todo este maremagnum de incertidumbres se pronunció recientemente Mateo, quien tampoco tiene asegurada su continuidad. «Lo que va a seguir seguro es el Real Madrid, independientemente de quién esté. Se irá gente, se ha ido gente, vendrá gente... y el Real Madrid de baloncesto va a seguir ahí arriba este quién esté», admitió.

Más allá de lo complicado que sería rellenar los huecos de semejantes ausencias, al Madrid se le presenta otro problema más burocrático: necesita cupos de jugadores nacionales. Hoy por hoy sólo tiene dos garantizados para el curso próximo (Abalde y Alocén), a los que se podría unir los de los canteranos Hugo González y Eli Ndiaye, cada vez más integrados en la primera plantilla, e incluso el de Sergio Llull. Pero con sólo cinco el panorama sería insostenible.

Así que en las cuentas del porvenir aparecen otros nombres. Con fuerza suena el de Usman Garuba, cuyo retorno a Europa llama a la lógica tras otra temporada en blanco en la NBA. Y también el de Juancho Hernangómez. Pese a que tiene un año más de contrato en el Panathinaikos, la posible llegada de Hezonja facilitaría su rescisión. Una especie de trueque. Porque tampoco hay muchos más nacionales apetecibles en el mercado (Juan Núñez tiene un año más en Ulm y explorará sus opciones en el draft, y Jaime Pradilla renovó con el Valencia).

Jasikevicius hurga en la herida del Real Madrid

Jasikevicius hurga en la herida del Real Madrid

Las rentas alivian al Real Madrid, un equipo algo perdido en estos momentos. El enorme inicio de temporada y la Copa recién y brillantemente conquistada en Málaga ocultan un presente dubitativo y gris. Jasikevicius hurgó en esa herida: su Fenerbahçe, posible rival en otras cumbres próximas, propinó la tercera derrota consecutiva en Euroliga, segunda en el WiZink. Un triunfo sin discusión, de principio a fin, tan contundente que debe preocupar. Y que no termina de cerrar la clasificación matemática de los blancos para los playoffs. [79-89: Narración y estadísticas]

Volvía Saras al WiZink y eso retrotraía a tiempos cercanos, a una rivalidad con el Barça que él revitalizó, que por momentos incluso pareció que iba a voltear, aunque el Madrid, especialmente con sus victorias en los clásicos de las dos últimas Final Four, logró mantener su hegemonía y cerrar en falso la era del técnico lituano como azulgrana. Pese a todo eso, a Jasikevicius siempre se le dio bien el feudo blanco.

Su Fenerbahçe, que nunca fue lo mismo que con Obradovic, sigue teniendo una plantilla completa, cara y temible. Fue el primero en batir al Madrid esta temporada en Europa, aún con Itoudis. Y puja fuerte por los playoffs, por adecentarse su camino a Berlín, 11 triunfos (con el de ayer) en los últimos 15 partidos. En el Wizink se encontró a un Madrid extraño, como si le estuviera pasando factura la resaca copera e incluso su poderoso inicio de temporada.

Como contra el Panathinaikos la semana pasada, pronto se comprobó que los blancos no eran los dueños del escenario. Que avanzaban a trompicones, a remolque de Calathes. Sin chispa. Anotaron 15 puntos en cinco minutos y luego se quedaron secos hasta el segundo cuarto, cuando se encendieron las primeras alarmas. Porque el rebote ofensivo era un agujero enorme y el Fenerbahçe, pese a fallar demasiado, se encontraba cómodo y con una ventaja que pronto sobrepasó la decena (25-36). El Madrid se fue al descanso con una preocupación, sin ningún triple (0/6) y sólo con Tavares teniendo las cosas algo claras.

Nigel Hayes y el rebote

Hacía falta energía, era tan evidente que cayó por su propio peso a la vuelta, cuando el Madrid regresó del descanso con otra marcha más, con Campazzo y Llull tocando a rebato y espabilando al WiZink a base de dos más unos, más de amor propio que de baloncesto. Porque pese al arreón, el Fenerbahçe ni se inmutaba. Nigel-Hayes, otro ex Barça, era el paradigma de la eficacia. Pero también funcionaban Motley, Biberovic, Guduric, Wilbekin...

Y los nervios se disparaban. Campazzo, algo desquiciado, se enzarzó con Calathes. Cuentas pendientes que después del partido zanjaron con un amistoso abrazo. Cuando más lejos estaban los turcos (59-71), al final llegó el primer triple del Madrid tras 11 intentos (Llull, claro), pero era un querer y no poder. Y el rebote, una auténtica tortura (17 ofensivos y 15 más en total de los de Estambul). Tan grave todo, que restaban más de cinco minutos y ya la derrota estaba firmada (64-81 fue la máxima).

El Madrid sigue líder de la Euroliga (también de la ACB) y le resta un suspiro para sellar su clasificación para los playoffs, en los que será cabeza de serie. Y, sin embargo, no es buen momento para entrar en barrera.

El Panathinaikos desgasta al Real Madrid y tumba la fortaleza del WiZink Center

El Panathinaikos desgasta al Real Madrid y tumba la fortaleza del WiZink Center

Actualizado Jueves, 29 febrero 2024 - 23:10

El Real Madrid desperdició la oportunidad de certificar por sus propios medios el pase a los playoffs de la Euroliga, cediendo su primera derrota en casa de la temporada en el torneo ante el Panathinaikos (86-97) tras un duelo donde fue la mayor parte del tiempo a remolque.

Afrontaba el cuadro local el partido con sus jugadores más o menos cansados después de la resaca de la conquista de la Copa del Rey en Málaga. Así, mientras unos habían tenido más tiempo para recuperarse de la euforia en sus casas, otros volvieron en seguida a la actividad con sus selecciones nacionales.

El buen inicio visitante

Entre estos últimos estuvo el francés Guerschon Yabusele, enchufado con Francia y también vestido de blanco. La mitad de los primeros dieciocho puntos de su equipo llevaron su firma. Y los que no hizo él se los adjudicaron entre su compatriota Fabien Causeur y el español Alberto Abalde. Mientras el Panathinaikos optaba por el juego coral, repartiendo su producción entre seis jugadores (21-13, min.8).

El ritmo anotador del bando griego era pausado pero constante. Y cuando al Real Madrid empezó a fallarle la puntería cambió el panorama. Un parcial de 2-12 entre cuartos, con un 0-7 de salida en el arranque del segundo acto, trajo el equilibrio justo antes de que Mathias Lessort llegase con el mazo.

El 'cinco' del conjunto visitante, que ya había soltado alguna píldora antes, hizo nueve puntos en línea en un arrebato de fiereza que incluyó dos mates de 'concurso' jaleados en uno de los fondos por los seguidores de su equipo desplazados hasta la capital de España. En mitad de esa emboscada, el anfitrión bastante tuvo con no morir desangrado al descanso (36-45, min.20).

Una transfusión de ánimo en el vestuario fue suficiente para que el equipo apareciese en la pista como nuevo. Le aguantó unos instantes el Panathinaikos, pero este acabó siendo arrollado por un parcial de 9-0 'made in France' manufacturado por Causeur y Yabusele.

El momento de Lessort

Parecía el momento ideal para el despegue de los de Chus Mateo, pero les serró las alas Lessort. El pívot, en cuyo puesto los rumores sitúan a Walter Tavares el verano que viene, siguió firme en su afán de reivindicarse ante el caboverdiano, colgándose del aro como si fuera suyo. Y además estaba Nunn, que ya en la primera vuelta en Atenas había sido un incordio. Entre uno y otro transformaron 17 de los 22 del Panathinaikos en el tercer acto (61-67, min.30).

En ese panorama, le tocaba a alguien de blanco dar un paso al frente. Quien pidió la vez en esta ocasión fue Dzanan Musa. El bosnio, relativamente camuflado durante media hora, honró el premio de MVP al mejor jugador del torneo en el mes de enero y metió doce puntos, uno detrás de otro (72-73, min.35).

El parcial final

Pero el rival también tenía en sus filas un gigante dormido, no uno cualquiera sino Kostas Sloukas. El base monopolizó un parcial de 0-8 que impidió abrirle la puerta al contrario y a la postre resultó decisivo para afrontar con más confianza un toma y daca final tras el cual sellaron el triunfo ayudados por Marius Grigonis.

De esta manera el Real Madrid encadena dos derrotas seguidas en la máxima competición europea por primera vez en la temporada y ve profanada una pista hasta ahora inexpugnable. Lo de su pase a los playoffs es solo cuestión de tiempo. De hecho, dependiendo de lo que hagan el viernes el Fenerbahce y el Olympiacos podría ser un hecho antes de la siguiente jornada.