El Real Madrid se planta por la vía rápida en la Final Four tras resolver un partidazo en el Buesa

El Real Madrid se planta por la vía rápida en la Final Four tras resolver un partidazo en el Buesa

Mientras otros batallan en eliminatorias repletas de igualdad, polémicas e incertidumbres, el Real Madrid ya aguarda camino de Berlín, en su 10º Final Four de los últimos 13 años, la tercera de carrerilla. Allí defenderá su corona tras un tremendo camino en Europa, coronado en el Buesa Arena, donde cerró por la vía rápida la serie ante un bravo Baskonia. Murieron los de Dusko Ivanovic con las botas puestas, desplegando osadía, talento y la energía que les quedaba hasta que chocaron con la mejor versión de Tavares, con el temple de Campazzo, los puntos de Yabusele y la magia de Sergio Rodríguez. [98-102: Narración y estadísticas]

Fue una pelea mayúscula en Vitoria, una noche de guardias bajas y baloncesto eléctrico, de 200 puntos y 29 triples. Mandó el Baskonia casi siempre y resistió el Madrid sus embestidas, hasta el zarpazo final, encendido por el Chacho y culminado por Campazzo. Aunque nada sería lo mismo sin esas dos defensas finales de Tavares, sus cuatro tapones, sus 13 rebotes... Tan pleno que ni un minuto dejó a su compinche Poirier en la segunda mitad, pese a los buenos apuntes previos.

La primera parte fue ya un estupendo augurio, un festival ofensivo, un correcalles sin dueño, un intercambio de golpes que convenía más al Baskonia. Al descanso, los de Ivanovic, desbocados, habían anotado 56 puntos y el Madrid les seguía la estela como podía. Con la lengua fuera, incómodo cuando su defensa no funciona y su rebote no domina, aturdido ante tanta carrera, ante tanto lanzamiento frenético.

Sergio Rodríguez, defendido por Chiozza.

Sergio Rodríguez, defendido por Chiozza.L. RicoEFE

El Baskonia estaba dispuesto a morir matando, consciente de lo que supone un 2-0. Porque alargar la faena, dar una alegría al Buesa y mostrar algo de ese 'carácter', no sólo le vendría bien en el ahora. Su lucha por entrar en el playoff ACB y salvar la temporada está más que viva. Y necesita elementos que le reafirmen. Partió más agresivo en defensa, más concentrado en el rebote y con su acierto habitual.

Fue en el segundo acto (tras un parón demasiado largo por un problema en el marcador) cuando, por primera vez en la serie, se vio poderoso, 10 arriba con Marinkovic y Markus Howard como ejecutores y Miller-McIntyre como dueño del tempo, ocho asistencias en la primera mitad. Hizo 34 puntos en ese tramo, en el que tuvieron que salir Poirier y Deck (su defensa sobre Howard...) y, sobre todo, Sergio Rodríguez, al rescate. El Chacho no se achica cuando el juego pierde el control. Dos triples, cuatro asistencias... Gracias a él se mantuvo el Madrid con vida pese a su desastre defensivo.

A la vuelta no mejoraron demasiado las cosas para el Madrid, porque Marinkovic no bajaba su ritmo anotador, triples como flechas a la paciencia blanca. Otra vez haciendo la goma, aunque sin dejarse llevar del todo, parciales de ida y vuelta y Tavares intimidando en la pintura. En realidad, era un partidazo, una estupenda noche de excesos en el Buesa.

Un triple de Deck, la primera canasta del último round, puso al fin por delante al Madrid (73-75), una larga persecución sin perder los papeles. Pero faltaba por aparecer (del todo), Markus Howard: volvió a encender el Buesa con siete puntos consecutivos. Iba a ser el último alarde local, exhaustos ya los de Ivanovic, sin poder responder al arreón final blanco, una estocada mortal en las manos mágicas del Chacho y sus pases.

Fue un parcial de 0-13, con dos triples de Llull, pero, principalmente, con la sabiduría de Sergio Rodríguez. Como la temporada pasada, de nuevo a punto en el momento clave. Howard se empeñó en lo que parecía ya imposible, aunque iba a empujar hasta la orilla. Apareció entonces Campazzo con la puntilla, como un poco antes lo había hecho Yabusele. Y Howard, como Miller-McIntyre, se estrelló con la enormidad de Tavares. El Madrid de Chus Mateo está en Berlín y, a la vez, recuperó el liderato de la ACB tras la derrota del Unicaja en Tenerife.

El Barça se levanta de la mano de Parker y empata la serie contra Olympiacos

El Barça se levanta de la mano de Parker y empata la serie contra Olympiacos

Actualizado Viernes, 26 abril 2024 - 23:01

Jabari Parker, autor de 24 puntos, lideró este viernes al Barça, que derrotó al Olympiacos e igualó la serie de los cuartos de final de la Euroliga antes de que la eliminatoria se traslade la próxima semana a Grecia para la disputa de los dos próximos partidos.

Sólido en defensa y agresivo en el rebote, el cuadro azulgrana mandó en el marcador desde el primer cuarto (27-14), resistió el intento de remontada visitante (54-55, min.28) y amarró el triunfo en el último cuarto gracias su solidez, y al acierto de Parker y Alex Abrines.

Ricky Rubio de inicio

Grimau alineó de inicio a Rubio en el lugar de Satoransky y el Barça fluyó bajo la dirección del base catalán, que alimentó las canastas de Laprovittola, Vesely y Parker en un tramo inicial de mucho acierto al que respondió Peters, autor de los ocho primeros puntos del Olympiacos (9-10, min.5).

A diferencia del primer partido de la serie, que se saldó con victoria griega (75-77), el cuadro catalán saltó a la pista con la atención defensiva y el despliegue físico necesarios para anular el juego de pases del conjunto ateniense, fallón en el triple, lo que permitió correr al Barça y mandar en el marcador en el cuarto inicial (27-14).

Parker, máximo anotador del primer asalto con 11 puntos, y Hernangómez encontraron una mina en el rebote ofensivo, pero el conjunto heleno ajustó las tuercas en defensa en el segundo cuarto y recortó distancias gracias a la potencia de McKissic, autor de 10 puntos en el periodo, y los contraataques (34-30, min.15).

La salida de Kalinic cortó la fuga y el impulso ofensivo de Vesely permitió al Barça proteger la ventaja al descanso (43-37), pero el Olympiacos mantuvo el listón físico tras la reanudación, sorprendió con una defensa zonal y volteó el marcador gracias a la inspiración de Williams-Goss, que anotó ocho puntos consecutivos (54-55, min.28).

El momento de Parker

Paró el partido Grimau, el cuadro catalán mejoró la defensa y volcó el ataque en Hernangómez para entrar por delante al último cuarto (60-57), en el que los azulgranas empezaron negados en el tiro, pero mantuvieron la calma antes de abrir brecha con dos triples de Parker y Abrines, y una canasta de Jokubaitis (68-61, min.34).

Dos triples más de Parker y Abrines, seguidos por un mate de Satoransky al contraataque, sentenciaron el encuentro (76-64, min.38), que el Barça ganó finalmente por ocho puntos (77-69) antes de que la serie se desplace la semana que viene a Grecia para la disputa de los próximos dos partidos.

Los cortocircuitos de Hezonja que empañan el buen pie del Madrid: expulsado con el partido sentenciado

Los cortocircuitos de Hezonja que empañan el buen pie del Madrid: expulsado con el partido sentenciado

Detrás del Real Madrid brillante, de la fiesta que montó Campazzo para dejar a su equipo a un pasito de la Final Four, de la competitividad recuperada, de los 101 puntos, de las 24 asistencias y del 2-0 al Baskonia, hubo una extraña acción que dejó al público de WiZink boquiabierto y enrarecido. Mario Hezonja, ángel y demonio, fue expulsado por una doble técnica cuando estaba ya todo resuelto.

Para saber más

Corría el minuto 37, 20 arriba el Madrid, todo visto para sentencia, alegría colectiva y puñados de buenas noticias para un equipo que se dispone a atravesar la hora de la verdad del curso. Una penetración de Hezonja por línea de fondo, una falta que quizá se debió pitar (o no) por un choque con Dani Díez, un mal golpe contra los fotógrafos y las protecciones y unas protestas desde el suelo que acaban en técnica. Y, camino del tiempo muerto, la segunda. Y el huracán. El croata, desquiciado instantáneamente con el veterano árbitro Sasa Pukl, sigue con el enfado y acaba expulsado.

El cabreo continuó en el banquillo, durante el tiempo muerto. Botellas contra el suelo, patadas y la cólera cuando le indican que tiene que abandonar la cancha. Bracea, desafía desde la distancia a Pukl y varios miembros del staff se tiene que llevar a Hezonja al vestuario. Sin él, vuelve la calma.

No es el primer cortocircuito de un jugador tan genial como visceral. Ya en la primera parte se las tuvo con Chus Mateo y con Musa. En el partido del martes, también mostró sus malas pulgas por los ajustes defensivos con Markus Howard. En la Copa se las tuvo con Llull... Y así, cientos de ocasiones.

El contexto de la combustión de Hezonja se explica también en su floja segunda parte, tras un primer cuarto de siete puntos (un precioso triple desde el logo incluido) y de ocho lanzamientos. En la jugada previa al volcán, había fallado un lanzamiento precipitado desde seis metros. Y justo después Rogkavopoulos le enchufó un triple en la cara.

La polémica rodea de nuevo a Hezonja, que llegaba al segundo envite de cuartos lastrado por un golpe que recibió el martes. Su futuro sigue en el aire, pues no ha aceptado las propuestas de renovación del Madrid y aumenta el ruido de su posible marcha al Panathinaikos griego.

En sala de prensa nadie entró a valorar el penúltimo enfado de Hezonja. Chus Mateo hizo un balance positivo de un triunfo que les deja a las puertas de Berlín. Su equipo es el único de los cabezas de serie de la Euroliga que ha logrado mantener el factor cancha. "Ofensivamente hemos estado bien, pero defensivamente hacemos un esfuerzo para cubrir las fortalezas de un gran equipo como el Baskonia. Juega muy bien al contrataque, tira muy bien y rebotea muy bien. En la primera parte han hecho 10 de 20 (en triples). No por mala defensa nuestra. Hemos mantenido ese ritmo y si lo hacemos así y no dudamos, aunque cometamos fallos, podemos estar en disposición de ganar el partido. Hemos tenido fe hasta el final y hemos conseguido abrir brecha", reflexionó.

La fiesta de Campazzo deja al Real Madrid a un paso de la Final Four

La fiesta de Campazzo deja al Real Madrid a un paso de la Final Four

El Real Madrid acaricia la Final Four, la novena en 12 años, la costumbre de quien regresó para quedarse al lugar que le correspondía en el Olimpo de Europa. Berlín está ya a un solo escalón, tan diferente esta vez de los apuros del camino hacia Kaunas hace un año, aunque luego aquello acabara en una Euroliga inolvidable. El Baskonia no le aguanta el pulso y con otro ejercicio de consistencia y acierto los de Chus Mateo ya mandan 2-0. [101-90: Narración y estadísticas]

Para saber más

Han resultado 80 minutos de baloncesto cinco estrellas del Madrid, despejando cualquier atisbo de duda. Como si necesitara ya el rock and roll competitivo de unos cuartos de final. Ahora es el Campazzo inabordable (24 puntos, siete asistencias...), la pareja Tavares-Poirier demostrando que no hay torres iguales, el poderío de Hezonja (pese a su pueril expulsión) y la guinda que supone la sabiduría competitiva de Llull, Rudy y el Chacho, los que verdaderamente marcaron la diferencia hace un año. Todo ese cóctel bien agitado resulta un torrente de baloncesto. Y el Baskonia, sin chispa, sin Moneke y con no demasiados argumentos en defensa, es incapaz de contenerlo.

Hablaba Mateo de la "ambición que lleva a mover más rápido las piernas", eso que ha echado de menos en sus pupilos en este extraño periodo de entreguerras. Sólo hay que ver ahora a Campazzo de nuevo dominando la cancha como si fuera el joystick de una videoconsola, frenando, acelerando, divirtiendo y divirtiéndose. Fue el Facu del arranca del curso, el que volvió de Belgrado con más hambre todavía. En esa primera parte en la que los de Dusko Ivanovic se empeñaban en agarrarse a la noche a base de triples (10 al descanso), el Madrid contestaba por todos los flancos.

El primer meneo lo propiciaron desde el banquillo Llull y Poirier. El balear, homenajeado y liberado por su récord histórico de triples, enchufó tres para empezar y encontró en el francés al dominador de la pintura perfecto. Uno encadenaba triples y el otro tapones y ahí se unió el Chacho para poner el más 10 (37-27) en un abrir y cerrar de ojos. Aún así se reenganchó el Baskonia, con el perímetro como aliado, un poquito de Howard y el Marinkovic de las noches buenas.

Chacho y Rudy defiende a Chiozza, en el WiZink.

Chacho y Rudy defiende a Chiozza, en el WiZink.Kiko HuescaEFE

La dinámica fue similar a la vuelta de vestuarios, con la aparición rotunda de Yabusele: un Madrid dominador y un Baskonia que no se arredraba, que se agarraba como podía, consciente que un 2-0 es mortal (sólo el propio Madrid, el año pasado ante el Partizán, fue capaz de levantar una losa así). Pero no había forma, porque empujaban y empujaban los blancos y el dique azulgrana se resquebrajaba. Otro triple de Campazzo, otro mate a la contra de Yabu, dos más de un Tavares cada vez más cerca de su nivel óptimo estiraron la máxima (74-60) al final del tercer acto.

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Y el 12-0 del arranque del cuarto final (85-63) fue ya la estocada, quien sabe si incluso de la serie. Porque no hay resquicio en este Madrid, tan pleno (otra vez por encima de los 100) que vuelve a asustar. Todo tan plácido y sentenciado que llamó poderosamente la atención la expulsión de Hezonja. Esa cabecita le volvió a jugar una mala pasada, cabreadísimo con el árbitro Pukl hasta el punto de que tuvieron que sacarle de la pista.

El Barça se topa con un Olympiacos pétreo y arranca con mal pie el 'playoff'

El Barça se topa con un Olympiacos pétreo y arranca con mal pie el ‘playoff’

Actualizado Jueves, 25 abril 2024 - 00:01

La dureza física y el eterno espíritu competitivo de Olympiacos decidieron el primer partido del playoff en el Palau, donde el equipo de Giorgios Bartzokas terminó desquiciando a un Barcelona lejos de su mejor nivel. En un duelo presidido por las pérdidas y las faltas personales, los azulgrana dejaron escapar el factor campo. [Narración y estadísticas (75-77]

La baja del capitán Kostas Papanikolaou no pesó en el vigente subcampeón del torneo, capaz de superar la pésima actuación de Thomas Walkup, recuperado de su lesión de espalda, pero nulo tanto en la dirección como en el lanzamiento. Además, los griegos sufrieron el grave susto de Filip Petrusev, víctima de una torcedura en la rodilla en el tramo final.

Pese al incondicional apoyo del Palau, tan volcado en su equipo como iracundo ante las provocaciones de Isaiah Canaan, el Barça nunca pudo imponer su juego creativo. Ni siquiera con Jabari Parker, autor de 13 puntos y siete rebotes, aunque sin capacidad para liderar el ataque en situaciones de extrema necesidad.

McKissic y Williams-Goss

La movilidad interior de Petrusev, autor de 12 puntos al descanso, otorgó las primeras ventajas de consideración para los visitantes (35-44 al descanso). Las alarmas pasaron a nivel crítico gracias a la inspiración desde el perímetro de Shaquielle McKissic y las penetraciones de Nigel Williams-Goss.

A falta de inspiración, el Barça apretó en defensa, se encomendó a Nico Laprovittola, pero dos aciertos consecutivos de McKissic, el segundo tras un robo ante Ricky Rubio devolvieron la decena al cuadro heleno a falta de cinco minutos para el final (59-69). A partir de ahí, las alternativas se sucedieron con una regularidad exasperante.

Los libres de Larentzakis

A los triples de Rubio y Laprovittola, replicaron otro lanzamiento de Canaan desde el 6,75 y un 2+1 de Nikola Milutinovic en el último segundo de la posesión. Y a la precipitación de Parker se sucedió la rigurosa falta en ataque de Milutinov. Ni siquiera otro clamoroso error de Walkup, con una pérdida ante Ricky castigada con falta antideportiva, insufló ánimos suficientes al Barça.

Canaan arrastraba molestias en una pierna y su equipo defendía una pequeña ventaja (72-75). Esa posesión se había dibujado para Willy Hernangómez, pero el internacional español no pudo jugar el dos para dos previsto con Laprovittola. El último ataque, el de la lesión de Petrusev, fue resuelto con dos tiros libres de Giannoulis Larentzakis a falta de 35 segundos. Ni siquiera el asombroso mate de Parker, con el reloj casi a cero, bastó para derruir al pétreo Olympiacos.

El Real Madrid se pone en modo Final Four en una noche de récord para Llull

El Real Madrid se pone en modo Final Four en una noche de récord para Llull

El Real Madrid otea la presa mayor, el título que define su forma de ser, y se encienden todas sus alarmas competitivas. Como un resorte, como si todo lo demás aburriera. A un mes vista, Berlín, la que sería la 10ª Final Four de las últimas 13. El Baskonia, ese viejo rival siempre tan incómodo, tan atrevido, pagó en el primer round de cuartos el desenfreno blanco, esa versión tan coral, tan consistente y tan temida. [90-74: Narración y estadísticas]

Para saber más

Fue un Madrid robusto y un Baskonia con poco aliento, pagando los excesos que le han traído hasta los playoffs de la Euroliga cinco años después. El play in devino en fiesta final el pasado viernes ante la Virtus, pero mientras su rival estaba afilando el colmillo. Y eso se reflejó en el WiZink, tan distinto todo a lo sucedido hace apenas 15 días, cuando los de Dusko Ivanovic salieron victoriosos.

Esta vez no hubo resquicios (siete pérdidas, 21 asistencias) y ese es el Madrid que se espera en estas alturas. Agazapado en defensa con ese último bastión que es Tavares, en busca de la versión MVP de la pasada Final Four. Y eléctrico al galope, donde nadie le puede contener. Y en estático, el talento de los Brates. Musa y Hezonja fueron el principal arma ofensiva desde el amanecer, ocho puntos el bosnio, tres triples el croata, para marcar territorio desde el primer cuarto.

Ni siquiera Markus Howard fue factor desequilibrante. Porque el Madrid aprendió que la obsesión es mal antídoto ante el genio de origen puertorriqueño. Howard lanza y anota, tantas veces de formas imposibles, este quien este delante. Por momento provocó el cabreo del siempre inflamable Hezonja ante su emparejamiento y atinó con un par de triples asombrosos en el comienzo del segundo cuarto. Pero un golpe con Rudy le dejó lastrado. Y el Baskonia siempre estaba lejos, 17 abajo (42-25) cuando el Chacho encendió su lamparita, un puñado de buenas asistencias y un triple que celebró con rabia. Fue el curso pasado a estas alturas cuando se echó al equipo a la espalda y protagonizó un fin de temporada pletórico; Sergio Rodríguez sabe cuando es el momento de desplegar la magia.

Musa

Había cierta sensación de impotencia en los visitantes, que atraviesan una temporada demasiado irregular, fuera de la Copa y con apuros para entrar en los playoffs ACB. Sin Moneke, ausente por un esguince, pierden además energía y rebote. La vuelta de vestuarios fue otro sopapo, un 8-0 que estiraba la desventaja, Musa ya disparado en anotación, Yabusele sumándose a la fiesta y la noche resquebrajándose del todo. Y Hezonja descansando tras un golpe en la primera mitad.

No hubo más partido, apenas carreras y mentes pensando en lo que viene. El jueves, el segundo envite. El alargue dio, eso sí, para un momento único, el récord de triples de Sergio Llull, al que sólo faltaba uno para igualar a Juan Carlos Navarro en el histórico de la Euroliga. Lo logró a falta de siete minutos, para poner una máxima de 26 (79-53), en un lanzamiento de esos desequilibrados, con parábola, con un defensor encima, en la esquina... Y poco después lo batió, el 634 de una cuenta maravillosa que reconoció, en pie, todo el WiZink.

Otra vez, eso de echar al entrenador en abril...

Otra vez, eso de echar al entrenador en abril…

Son más sorprendentes los cambios de entrenador en los equipos de baloncesto cuanto más cerca del final de la temporada se producen, porque al técnico recién llegado le queda muy poco tiempo para cambiar cosas de manera efectiva, sobre todo cuando los problemas parecen más relacionados con la calidad de la plantilla que con la tarea del predecesor. Acaban de producirse dos muy sonados en dos clubes históricos de la ACB, el Joventut y el Valencia,

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Un triple de Deck a falta de 3 décimas da la victoria al Real Madrid en Kaunas

Un triple de Deck a falta de 3 décimas da la victoria al Real Madrid en Kaunas

Actualizado Jueves, 11 abril 2024 - 21:46

Gabriel Deck, con un triple a falta de tres décimas, certificó la victoria a domicilio del Real Madrid ante el Zalgiris Kaunas lituano (62-64) para cerrar la fase inicial de la Euroliga, tras un choque muy poco vistoso que solo tuvo emoción cuando unos y otros se torturaron desde el perímetro en el último cuarto.

Cerraba el conjunto blanco su participación en el tramo inicial de la temporada como líder, en la misma cancha, el Zalgirio Arena, en la que meses antes se había coronado como campeón de Europa tras superar sucesivamente en la Fase Final al Barça y al Olympiacos.

Sin embargo, y pese a ese éxito, no era Kaunas territorio propicio para el equipo cuando enfrente estaba el Zalgiris, pues de sus últimas cuatro visitas contra ese rival había perdido en tres. De hecho en febrero del 2022 sufrió una derrota histórica, pues sus 47 puntos fue la menor anotación del bando madridista en un partido del torneo.

El arranque de Musa

Por suerte para los espectadores algo así parecía irrepetible, si bien el anfitrión hizo méritos sobrados para ello en el primer cuarto. Sus nueve puntos, renunciando al acierto en los últimos cuatro minutos, fueron un pobre aporte que pese a ello no les sacó del partido. Y es que el Real Madrid, a medio gas, solo hizo 16, la mitad de ellos de Dznan Musa.

El bosnio anotó dos triples, y se subieron a ese carro Mario Hezonja en dos ocasiones y Sergio Llull. Así, el Real Madrid transformó desde lejos 5 de sus 7 canastas y alcanzó una máxima ventaja de diez puntos, que comenzó a bajar cuando el Zalgiris despertó de su letargo anotador de seis minutos. El aire se lo insuflaron Dovydas Giedraitis y Keenan Evans, autores entre ambos de 14 de los 25 puntos de los suyos.

También remaron los en el tercer acto, cuando junto a Edmond Sumner se repartieron los escasos 11 puntos que el cuadro de Kaunas fue capaz de hacer en nueve minutos. Maquillaron los de casa esa estadística en los sesenta segundos finales, un ejercicio de tanatoestética que echó de menos el Real Madrid. Muerto en la pista, el cuadro español solo aportó 13 puntos en ese cuarto, cinco de ellos de tiro libre.

Los triples finales

Dado el panorama, y más por demérito de los de Chus Mateo que por mérito suyo, el Zalgiris no pudo evitar certificar la remontada en su primer ataque del último acto con un triple de Brady Manek. Empezó ahí el recital de tiros lejanos provechosos que salpicó los últimos diez minutos.

Manek logró otros tres; Mario Hezonja dos; y Carlos Alocén, Evans y Musa uno cada uno en medio de un frenesí del que salió airoso el Real Madrid, con renta favorable de tres puntos a falta de 13 segundos. Esa balacera solo podía decidirse agotando uno y otro toda la munición. Kevarrius Hayes, cómo no de triple, selló el empate a falta de ocho y, con solo tres décimas por delante Deck inoculó la misma medicina para poner el broche al festival perimetral.

El show de Markus Howard para la remontada del necesitado Baskonia al Madrid

El show de Markus Howard para la remontada del necesitado Baskonia al Madrid

No hay un jugador en Europa como Markus Howard, un anotador de semejante dimensión, un tirador desde cualquier distancia y circunstancia al que no asustan los apuros. El Baskonia se jugaba media vida en la Euroliga en el WiZink y en la primera mitad caída de 15 ante un Real Madrid sin nada en juego -desde hace unas semanas ya sabe que acabará líder-. Pero su genio tenía un saco de puntos en la chistera: los de Dusko Ivanovic estarán en el play in (y podrían ser el rival blanco en cuartos). [91-95: Narración y estadísticas]

Para saber más

Fue un noche extraña en el Palacio, alocada por momentos, divertida también, frustrante para un Real Madrid que se achicó en la segunda mitad ante el hambre baskonista. Ante la agresividad de Moneke y Costello en la pintura y los lanzamientos como flechas de Howard, que acabó con 35 puntos (es ya el máximo anotador de la competición) -siete triples de 12 intentos- los 10 últimos de los visitantes, que se hicieron fuertes en la recta de meta para sacar un triunfo de los que salvan temporadas.

El duelo estaba marcado por el anuncio en la previa de Rudy Fernández y su retirada. Pero el balear, ovacionado en la presentanción, no disputó ni un minuto. Tampoco Llull pudo alcanzar el récord de triples de Navarro (sigue a dos). El protagonismo inicial fue para Hezonja y Causeur, que despedazaron a un Baskonia que parecía completamente perdido. Tanto como las gafas de Moneke, rotas a las primeras de cambio con un golpe involuntario de Tavares.

Gran inicio blanco

A los ocho minutos, los vitorianos habían encajado 27 puntos, transición tras transición como un boxeador encaja jabs sin enterarse de nada. Incapaces de frenar el ímpetu blanco, se vieron 15 abajo. Un suicidio. Aparentemente.

Primero, porque supieron resistir en el abismo. Y segundo, porque el Madrid desconectó. Y en ese ambiente ya más relajado, fue apareciendo poco a poco Markus Howard, primero en silencio, luego a lo bestia. Iba a decidir el partido.

Tras los primeros acercamientos antes del descaso, el Baskonia completó la remontada en el tercer cuarto. Con la aparición de Musa, reaccionó el Madrid a su vez, con un 11-2 para poner orden (73-67), aunque más fuerte contestó Costello, poderosísimo, para un parcial de 0-13 que iba a resultar clave.

Porque propiciaba que los de Ivanovic entraran a los minutos finales con una ventaja con la que jugar. Y el Madrid, nervioso, se descentró con el arbitraje (especialmente Poirier, Tavares y Hezonja) y con los puntos de Howard, que desquician cualquier defensa, porque tantas veces son inimaginables. Un triple de Hezonja, el mejor de los de Chus Mateo, arrimó al Madrid (81-82), pero una técnica a Tavares y las faltas del propio Hezonja en su defensa individual a Howard acabaron por decidir. Respira el Baskonia, tuerce el gesto el Madrid, que ya ha perdido cuatro de los últimos cinco partidos en el WiZink.

El Real Madrid de Musa convierte una noche intrascendente en una estupenda remontada ante el Estrella Roja

El Real Madrid de Musa convierte una noche intrascendente en una estupenda remontada ante el Estrella Roja

No hay noche intrascendente en el WiZink. Un Viernes Santo lluvioso y frío no hay mejor atracción en la capital, aunque ni el Real Madrid ni el Estrella Roja, los dos contendientes, se jugasen ya nada a estas alturas de la Euroliga en las que todos andan a la gresca por meterse en los playoffs. Hubo diversión, actuaciones de estrella (Musa vs Nedovic), muchos puntos y hasta una remontada marca de la casa. Y un récord: los blancos se convirtieron en el primer equipo en la historia de la competición que llega a 26 victorias en la Liga regular.

Mediado el tercer cuarto, el run run en las gradas. Sumido en cierta apatía (Hugo González, Carlos Alocén y Eli Ndiaye partieron como titulares), con tres de sus referentes vestidos de calle (no jugaron por descanso ni Campazzo, ni Poirier, ni Deck), el Madrid caía por 16 (54-70) ante un Estrella Roja que, pese a sus nombres, hace tiempo que perdió cualquier opción de disputar ni siquiera el novedoso play in de la Euroliga. Sólo era cuestión de aplicar un poco de energía y de anular el talento veterano Nedovic y el ex Adam Hanga, ovacionado de vuelta. Y de encomendarse a Musa y Hezonja para deleite de las tribunas, bien repletas.

En un abrir y cerrar de ojos, un 13-0 que igualó la contienda, con el Chacho a los mandos. Lo volvió a intentar el equipo de Sfeiropoulos, que se presentó sin el mago Teodosic y también aún sin Trey Thompkins, recién fichado. Pero el Madrid tenía su puñadito de épica para sumar otro triunfo. Un estupendo mate de Hezonja tras robo y los puntos del incontenible Musa (acabó con 30 y 40 de valoración) cerraron una noche de 101 puntos, en la que Llull sumó un triple más (también clave) y ya está a sólo dos del récord de Juan Carlos Navarro.