Kvaratskhelia agiganta a Georgia para descoser a Portugal, estrellada en Mamardashvili

Actualizado Miércoles, 26 junio 2024 - 23:07

Georgia es orgullo, descaro y pegada. Necesitaron eliminar a Grecia, campeón de Europa, en una repesca y, siendo una cenicienta debutante, derrotó a otro campeón, Portugal, para seguir viva en los octavos de final. Tuvieron las ideas claras y el fútbol suficiente para ganarse la clasificación cuando nadie lo esperaba, generando dudas en una de las favoritas, invicta desde la llegada de Roberto Martínez al duelo del Gelsenkirchen.

Los grandes jugadores aparecen cuando se les necesita. Estaba recostada Georgia en el acierto de Mikautadze y del gigante Mamardashvili, pero Kvaratskhelia afloró también en el momento justo, como si tener enfrente a su ídolo, Cristiano, le hubiera espoleado. Podía escribir la historia, lo tenía en sus manos y no estaba dispuesto a desaprovecharlo. Les había avisado Sagnol de que enfrente tendría una Portugal diferente, la unidad B a la que su seleccionador quería premiar pero en la que mantuvo a su astro en busca del gol que le lleve a los anales de la Eurocopa, una vez más.

El plan se torció en dos minutos, los que tardó Antonio Silva en cometer el primer error. Con la parsimonia que caracteriza a la selección lusa, quiso jugar el balón atrás y Mikautadze, listo, se lo robó para lanzárselo al espacio a Kvaratskhelia, un movimiento letal que desnudó a toda la defensa. A máximas revoluciones, encaró a Diogo Costa para batirlo con un disparo cruzado que pasó entre sus piernas. Nadie en el AufSchalke dudó de que esa carrera iba a acabar en otro gol para la historia de Georgia.

Portugal tiene los deberes hechos hasta octavos, pero le tocaba reaccionar. No valía sólo con pedir perdón, había que demostrar. Poco a poco fue encerrando a los cruzados georgianos en su campo y, a unos metros de la medialuna de la frontal, nació su primera ocasión en forma de falta que Cristiano quiso lanzar. Con su clásica estampa de piernas separadas y profunda respiración, lanzó un obús que desvió Mamardashvili. Sabía el guardameta valencianista que seguir en la Eurocopa está en sus guantes.

Se volcaba Portugal, pero la disciplina y la solidaridad parecía multiplicar a los georgianos, que no daban un segundo para pensar, un ritmo ante el que los hombres de Martínez se atascan. Palinha no estaba dando el equilibrio necesario ni Joao Neves podía coger el mando para hacer volar a Neto y Conceiçao. Sólo Joao Félix, por primera vez titular, inventó algo, como el mejor tiro desde dentro del área. Desde lejos lo intentó el propio Palinha y forzó algún córner que volvió a obligar al portero georgiano a despejar, con el peligro de que, como ocurrió, el rechazo lo pudiera cazar el ala del Oporto para mandarlo, esta vez, al lateral de la red.

Andaba Portugal enredada y, en apariencia, Georgia cómoda y siendo capaz de acelerarse a la carrera. Aún así, Gvelesiani evitó el gol de Cristiano evitando que rematara a bocajarro en el pico del área pequeña por el palo corto de Mamardashvili.

Pese al acoso, los georgianos buscando cómo estirarse contras que dañaban, y mucho, a Portugal. Empezaba a desesperarse Cristiano sin contacto con la pelota y reclamó a voz en grito un penalti que el colegiado suizo no vio. Al vestuario se fue con esa jugada en la cabeza, protestando a todos, y con el resquemor de la derrota.

Volvieron los portugueses al campo con más ímpetu y a punto estuvieron de empatar en un mal despeje de un córner que caramboleó entre defensas y que no pudo embocar Ronaldo. Se iba arriba Portugal y Georgia respondía igual, corriendo hacia el área. Eso hizo Kakabadze, al que trabó Antonio Silva, pero el VAR no avisó al árbitro hasta que, en un correcalles, Mamardashvili voló para salvar un remate de Dalot. No hubiera valido porque, el suizo Schärer fue al monitor para señalar el punto de penalti. No falló Mikautadze para apuntar el sueño y colocar su nombre entre los a seguir de cerca en el torneo.

Podía insistir Portugal y lo hizo de manera continua desde todos los puntos del área que se puedan imaginar. Pero Georgia tenía anocha a Mamardashvili y defendía con tres millones de jugadores, todo el país.

Georgia, rival de España en los octavos de final de la Eurocopa: estos son todos los cruces

Actualizado Miércoles, 26 junio 2024 - 23:01

España se medirá a Georgia en los octavos de final de la Eurocopa. La sorprendente victoria de los georgianos sobre una Portugal llena de suplentes (2-0) les ha dado el pase a la ronda de eliminatorias como uno de los mejores terceros. Turquía, que ganó con República Checa (2-1), finaliza segunda y se enfrentará a Austria.

Los octavos de final quedan así:

Alemania - Dinamarca

España - Georgia

Portugal - Eslovenia

Francia - Bélgica

Rumanía - Holanda

Austria - Turquía

Inglaterra - Eslovaquia

Suiza - Italia

La segunda fase comenzará este sábado 29 con el Suiza - Italia y el Alemania - Dinamarca y la primera ronda terminará el 2 de julio, con España jugando el domingo 30 a las 21:00 en Colonia ante Georgia. Después, si gana, jugaría contra el ganador del Alemania - Dinamarca el día 5 a las 18 horas en Stuttgart.

Georgia puede parecer un rival débil, pero los datos son los que son: tienen al Pichichi del torneo, el delantero del Metz Georges Mikautadze, que ha anotado tres goles, y una estrella como Kvaratskhelia, que hoy marcó el primer gol contra Portugal.

Eso sí, España, sobre el papel, es máxima favorita. Más allá de los goles de Mikautadze y Kvaratskhelia, Georgia es la selección con peor ránking FIFA de la Eurocopa y sus enfrentamientos oficiales con España resultaron en seis derrotas. Dos de ellas, precisamente, en la fase de clasificación para esta Eurocopa.

España ganó 1-7 en Tbilisi en septiembre del año pasado, con hat-trick de Morata, y repitió triunfo en noviembre, en Valladolid, cuando volvió a pasar por encima de los georgianos: 3-1.

Después de una contundente derrota contra Turquía en el primer partido de la fase de grupos (1-3), Georgia ha conseguido reaccionar en estos últimos días y tras empatar contra la República Checa, ha conseguido los tres puntos ante los suplentes de Portugal y se ha metido en octavos de la Eurocopa por primera vez en su historia. Un rival inferior pero con hambre.

Problemas judiciales, una camiseta fea, un Zamora... ¿en qué recuerda esta Eurocopa a la de 2008?

Problemas judiciales, una camiseta fea, un Zamora… ¿en qué recuerda esta Eurocopa a la de 2008?

Serán tonterías, pero... Estos días en Donaueschingen, donde de repente hace un calor de mil demonios y donde de repente se pone a llover como si se fuera a acabar el mundo, estos días, pues, en Donaueschingen se buscan, aunque con la boca pequeña, los parecidos que hay entre esta Eurocopa y la de 2008. Y se baja al detalle. Por ejemplo. El portero de aquella selección inolvidable era Iker Casillas, al que le metieron 32 goles en 36 partidos (0,89) en el curso 2007/2008 para ganar el Trofeo Zamora. España no había acudido a ninguna fase final más con un portero en posesión de ese título hasta hoy. Unai Simón es el Zamora de la Liga con 33 goles en 36 partidos (0,91). Números casi idénticos. Otro detalle: la marca que viste a la selección desde hace ni se sabe, Adidas, ideó para 2008 una segunda equipación dorada que dejó atónito al personal, reacción muy similar, casi idéntica, a quienes pusieron la televisión el pasado lunes para ver el traje amarillo que España luce en 2024. ¿Casualidades? Quién sabe...

Más allá de las anécdotas, sí existen situaciones equiparables entre aquella Eurocopa de Austria y Suiza y esta de Alemania. Son 16 años de diferencia, pero los problemas en la cúpula (Villar entonces y Rocha ahora), la falta de sostén popular al seleccionador (Luis entonces y De la Fuente ahora), o la poca conexión, en el inicio del torneo, de los jugadores con el gran público recuerdan a 2008. Fernando Torres y David Villa, dos de las estrellas de aquel campeonato que terminó con 44 años de penurias, recuerdan para EL MUNDO esta parte, la deportiva, que fue la que ellos vivieron en primera persona. Pero antes, los despachos.

Para saber más

En 2008, Ángel María Villar, que ya llevaba 20 años presidiendo la Federación, mantuvo un litigio con el Gobierno de Zapatero a cuenta de poder celebrar o no las elecciones antes de los Juegos Olímpicos. En 2024, Pedro Rocha impulsa una pugna soterrada, vehiculada entre acuerdos que no se cumplen y movimientos extraños, con el Gobierno de Sánchez a cuenta de poder presentarse o no a las elecciones. En ambos casos, la Federación amenaza al Ejecutivo con llamar a papá UEFA y FIFA y que ellos castiguen a España sin jugar Eurocopas y Mundiales y, por si fuera poco, dejarle sin el Mundial 2030.

En 2008, Luis Aragonés llegó al torneo con medio país (futbolístico) en contra y con el otro medio ajeno directamente a lo que se avecinaba. En 2024, Luis de la Fuente tenía al país entero en esta segunda situación, como si la cosa no fuera con la mayor parte de la afición. En 2008, los jugadores que luego mudaron en estrellas eternas eran proyectos o realidades en sus primeras fases. Por ejemplo, si las Champions sirven para cuantificar el nivel, a la Euro de 2008 España acudió con cinco jugadores que habían ganado seis títulos: Iker (2) y luego Xavi, Puyol, Iniesta y Xabi Alonso. En este torneo de 2024, hay menos jugadores campeones (Carvajal, Nacho, Joselu y Rodrigo), aunque claro, sólo los madridistas suman 13 títulos. Pero, en resumen, Villa no era lo que luego fue, Xavi e Iniesta no dominaban el mundo como luego lo hicieron, y hoy se intuye ese mismo germen, con otro tipo de fútbol, en jugadores como Nico, Lamine, Pedri, Gavi (que no está aquí pero volverá), Fabián, algo más maduro a sus 28 años, igual que podía ser en 2008 Xavi...

La alineación titular de España en el partido ante Italia, en esta Eurocopa.

La alineación titular de España en el partido ante Italia, en esta Eurocopa.EFE

«Son equipos diferentes, cada uno con sus peculiaridades, pero sí que se pueden comparar en el hambre de los dos grupos. Nosotros teníamos ganas de demostrar que éramos un buen equipo, y creo que ellos también», explica David Villa, el máximo goleador de la historia de la selección, a este periódico. El suyo es un buen ejemplo. Cuando llegó al torneo de Austria y Suiza, sumaba 14 goles en 31 partidos, lejos de los 59 tantos que hoy le mantienen en el altar goleador de España. «Yo sí que veo algunos parecidos. Nosotros llegamos a aquel torneo y la gente no creía. No teníamos crédito, ni el entrenador ni los jugadores, un poco lo que ocurre hoy. Después, según fuimos avanzando, es verdad que el país se ilusionó, como está ocurriendo», cuenta Fernando Torres, que aquel año, 2007/2008, había firmado con 24 goles su mejor temporada goleadora en su primer año en el Liverpool de Benítez.

Hay hasta dos figuras equiparables. En 2008, a Marchena le llamaban el padre por su ascendencia sobre el grupo, del mismo modo que hoy todos miran a Navas como una referencia casi espiritual. Y dos arranques similares. España goleó (4-1) a Rusia en su estreno en aquella Eurocopa e hizo lo mismo con Croacia en esta. Sufrió, pero ofreciendo una muy buena imagen, para ganar a Suecia e Italia en los segundos partidos y pudo hacer descansar a los titulares en el intrascendente tercer choque, ante Grecia en 2008 y ante Albania el otro día. «Las buenas dinámicas se parecen siempre. Esta selección está en una de esas dinámicas, como lo estábamos nosotros en su momento, y eso es muy importante en un torneo corto como una Eurocopa. Yo soy optimista», prosigue El Guaje.

Intercede de nuevo El Niño Torres, hoy un tipo de 40 años que será entrenador del filial del Atlético tras conducirse con éxito en el Juvenil A. «Los jugadores que llegamos a aquella Eurocopa, igual que los que están ahora, estábamos en proceso de crecimiento, y el hecho de ir ganando nos lo permitió, así que a ellos estas victorias también les va a dar ese punto de equilibrio que te acerca a ganar». Coinciden también Villa y Torres, Torres y Villa, en que el ambiente es fundamental. "Nosotros teníamos un grupo humano muy fuerte, todos íbamos en la misma dirección y detrás del míster. Parece que ahora es igual, y eso es bueno», cierra Villa.

Una incapaz Bélgica se va también al ‘cuadro de la muerte’ y se enfrentará a Francia en octavos

Actualizado Miércoles, 26 junio 2024 - 20:04

El 'cuadro de la muerte' de la Eurocopa tiene un nuevo invitado. La Bélgica de De Bruyne, Lukaku y compañía ha empatado contra Ucrania (0-0), ha terminado segunda de su grupo y se enfrentará a Francia en los octavos de final, yendo por el lado de España, Alemania y Portugal. Rumanía termina líder y se medirá a uno de los mejores terceros dentro de la teórica zona 'débil' de los cruces. En un Grupo E surrealista, los cuatro equipos han empatado a puntos y las posiciones se han repartido por la diferencia de goles, siendo Ucrania la eliminada.

En una decisión sorprendente, Rebrov sentó a Mudryk y Zinchenko, futbolistas del Chelsea y el Arsenal y los nombres más importantes del vestuario ucraniano. Y lo salió bien. Su equipo, más rústico, más físico, más agradecido en el esfuerzo, fue mucho más sólido que en su debut contra Rumanía, donde cayó con contundencia por 3-0.

Ucrania dominó a Bélgica, que sólo respiró cuando Doku y De Bruyne tuvieron el balón. Sin la pelota en sus botas, los de Tedesco sufrieron para razonar. Los ucranianos presionaron la salida de balón de Tielemans y Onana, físicos pero erráticos en el pase, y asumieron la posesión del duelo cuando pudieron, siempre con el peligro de los despistes a su espalda.

En el 6, De Bruyne, el mejor del partido por parte de los belgas, trazó un pase al hueco a Lukaku que el delantero no acertó a rematar con claridad, rozando la bota con la pelota y quedando ésta en las manos de Casteels.

A partir de ahí el duelo fue de Ucrania, que veía cómo en el otro partido Eslovaquia se adelantaba a Rumania. Los de Rebrov eran terceros en ese instante y los belgas segundos. Parecían contentos.

El duelo entró en el terreno de la calma. Muchos toques en el centro del campo pero poca claridad a la hora de llegar a puerta. Nadie quería cometer un error y nadie tenía las ideas para llegar a la portería rival. Todo quedaba en manos del otro partido.

El gol de penalti de Rumanía para empatar su choque contra Eslovaquia eliminaba a los ucranianos y devolvía a los rumanos de la última a la primera posición del grupo, así de loco estaba todo. Fue un punto de inflexión para Ucrania. Tomaron algunos riesgos más y Yaremchuk no estuvo fino al darle un pase de la muerte a Dobvyk en su mejor acercamiento.

El descanso llegó con empate en los dos duelos y con Ucrania fuera del torneo. Necesitaba más. Mucho más. Pero fue Bélgica la que dio un paso adelante. Con los resultados así, los de Tedesco terminaban segundos y se enfrentaban a Francia en octavos de final. Otro 'coco' más para el 'cuadro de la muerte'. Y claro, nadie quiere a Mbappé y compañía por muchas dudas que hayan dejado en estos tres partidos.

De Bruyne y Doku comenzaron a echarse al equipo a la espalda. El centrocampista filtrando balones y el extremo rompiendo en velocidad. Pero ni así. Una pared entre ambos terminó en un pase de la muerte al que no llegó Lukaku, otra vez poco preciso en sus decisiones.

El delantero del Inter tuvo otra oportunidad unos minutos después. De Bruyne le encontró al espacio y el atacanta encaró a la defensa, pero terminó rematando flojo y raso, fácil para Trubin.

La entrada de Carrasco dio algo de ideas al ataque, pero Trubin evitó el intento del ex del Atlético tras una pared con Lukaku. Bélgica era incapaz y el cansancio después de tres partidos en pocos días comenzó a hacer efecto.

Rebrov se dio cuenta y realizó un triple cambio. Stepanenko, Malinovsky y Vanat aportaron fuerza y calidad para que Ucrania creciera en el partido y peleara el mantenerse en la Eurocopa. Con Bélgica fallando contraataques, Dovbyk dispuso de un par de acercamientos, pero no estuvo fino al definir, Malinovsky casi sorprende a Casteels con un gol olímpico y Sudakov, en el 91, tuvo la ocasión más clara al superar a varios rivales y plantarse dentro del área para batir al portero. Su disparo, demasiado centrado.

De Bruyne terminó perdiendo tiempo al lado del banderín de córner, Bélgica aceptó que su camino en el torneo pasa por Francia en octavos y Ucrania se despidió de una Eurocopa complicada a nivel deportivo y emocional.

El bostezo eterno de Inglaterra lleva a Eslovenia a sus primeros octavos en una Eurocopa

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 23:12

Qué poco ofrece Inglaterra. Nada por aquí, nada por allá. Puede estar todo su talento sobre el césped que son incapaces parecer un equipo. Tiene los mejores ingredientes Southgate pero no logra ligar la salsa. No lo hizo ante Serbia, les salvó Bellingham, tampoco ante Dinamarca y Eslovenia, muy seria y capaz de dar un par de sustos, volvió a desnudarles para meterse como tercera en octavos.

A los ingleses la camiseta de favoritos les queda grande. Caminan sobre el césped como si eso fuera suficiente. La primera carrera eléctrica de Foden llegó a los 20 minutos y Saka no tuvo ni una. Además, se enredan en una movilidad que los confunde. El extremo del City y Bellingham se estorban cuando acuden al centro y de eso ni siquiera se aprovecha Trippier para cabalgar en la banda. Y, por si esto no fuera poco, se empeñaban en frivolidades cuestionables incluso para un club con la maquinaria engrasada. Por eso no carbura.

Eslovenia apostaba por no equivocarse y lanzar a Sesko en cuanto pudiera, pero tenía sometidos a vigilancia extrema al veloz citizen y al goleador del Real Madrid, engrisecido. Este blanco no le está dando alas. A Saka no hizo falta porque su propio equipo lo neutralizó durante muchos minutos.

Los primeros remates fueron para los eslovenos. Armó una contra Stojanovic, forzando a Walker y el primer remate fue de Sesko. Se esforzaba Kane en alejarse del área arrastrando a su central, pero nadie ocupaba ese espacio. Inglaterra colapsaba con facilidad por más que Southgate hubiera renunciado al experimento Alexander-Arnold para escudar a Declan Rice con Gallagher. Mascaba el seleccionador chicle sentado en el banquillo y tomando notas.

Si detecta los errores, en el ejercicio de corregirlos su labor es deficiente. Mientras los Three Lions se entretenían en taconazo absurdos en la frontal del área y se encerraban en la trampa, Eslovenia, a la que un punto le podía dar para estar en octavos. A un centro de Janza estuvo a punto de llegar Sporar y, de perseguirlo, llegó un pase el espacio a Sesko que obligó a resolver a Pickford antes de echarle una bronca a Stone.

Impotencia que llevaba a Bellingham a apresurarse en cada pase y que sólo inquietó a Oblak con una falta escorada que Foden quiso poner a la escuadra, demasiado blanda para que el meta del Atlético no la atrapara. También se lanzó en plancha Harry Kane a embocar un centro de Trippier, pero el capitán no llegó. No está teniendo su torneo. En general, nadie en la selección inglesa.

Con efervescencia saltó al campo en el segundo tiempo, ya sin Gallagher y con un Mainoo aplaudido por la grada. Las burbujas, la explosividad, no duró ni cinco minutos. Encerraron a los eslovenos para nada. Hasta tres balones puso al área en la misma jugada Bellingham para que sólo el último lo cazara Saka en una peligrosa chilena que le costó la amarilla. La falta de entendimiento no sólo se vio en ataque, también apareció en defensa. Se escapó Sporar a buscar un balón en largo a la espalda de Guéhi, que le agarró de la camiseta para evitar que encara a Pickford. Estuvo más atento Walker en que su compañeros no fuera el último defensor, y por tanto no fuera expulsado, que en frenar al atacante esloveno.

A los dos equipos les valía el empate para estar en octavos como primero y tercero, pero no parecían querer firmar las tablas. Al menos Inglaterra. No le servía para recuperar el respeto perdido. Metió al campo Southgate a Cole Palmer y probó romper la igualdad Declan Rice con un disparo que se perdió rozando la meta de Oblak.

A ese órdago respondió Matjaz Kek buscando la pólvora de Ilicic, el goleador que ha vuelto a la selección tres años después de que la pandemia, que sufrió en el epicentro de Bérgamo defendiendo la camiseta del Atalanta, le dejara una herida emocional que le llevó a apartarse del fútbol. Anoche, en Colonia junto al resto de su selección, hizo historia. Eslovenia, el país del presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, estará por primera vez en octavos. Inglaterra, mientras, necesita despertar ya de esta siesta ya demasiado larga.

Los nervios de Francia camino del cuadro de la muerte: “Interpretáis el fracaso como queréis”

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 22:29

«¿El cuadro de la muerte? A mí me gusta jugar ese tipo de partidos contra grandes equipos. Me da igual», contestaba ayer Eduardo Camavinga a este periódico en la zona mixta del Signal Iduna Park. A su lado, los periodistas franceses resoplaban pensando en su futuro más inmediato. En octavos esperan a Rumanía, Bélgica, Ucrania o Eslovaquia; en cuartos se podrían cruzar con Portugal y en semifinales con España o Alemania. El fútbol es así de caprichoso y castigó con dureza el fracaso de Francia ante Polonia, incapaz de ganar a un equipo eliminado y dejando en bandeja el liderato del grupo a la sorprendente Austria.

«Es un fracaso», repetían los compañeros galos que volvían de la sala de prensa. «¿Cómo no va a ser un fracaso?», insistían. Resulta que unos segundos antes, Didier Deschamps había analizado con calma el segundo puesto de su selección. Con demasiada calma, convirtiendo el entorno galo en un polvorín. «Vosotros interpretáis la palabra 'fracaso' como queréis», había contestado a los periodistas. «No estoy frustrado. Logramos nuestro primer objetivo, aunque no consiguiéramos el puesto que queríamos», insistía, ante la sorpresa generalizada en la sala. La Francia subcampeona del mundo superada por Austria.

«No estoy decepcionado, sinceramente. Hicimos lo que teníamos que hacer. Lo intentamos hasta el final. Estábamos en un grupo difícil. Somos segundos y Austria acabó primera. Una nueva competición comienza». Deschamps hiló una serie de tópicos catastróficos en el anális del encuentro, donde quedó contento por «la cantidad de ocasiones que hemos generado».

En su alineación hubo dos novedades. La entrada de Mbappé tras su golpe en la nariz y la salida de Griezmann. «Se está adaptando a la máscara, tiene la visión un poco limitada por ella», dijo sobre el nuevo delantero del Madrid. Sobre el rojiblanco fue más contundente: «¿Por qué fue suplente? Porque soy el entrenador. No tenéis que interpretar nada».

Al seleccionador galo le gusta ser irónico en sus respuestas. Casi rozando el vacile. La realidad es que es la primera vez desde que Deschamps es seleccionador que su equipo queda segundo en la fase de grupos. La última vez que el combinado galo no había liderado la fase antes de ir a octavos había sido en la Eurocopa de 2012, con Laurent Blanc en el banquillo.

En los pasillos de Dortmund, Camavinga, suplente ayer otra vez, admitía que «nos levantaremos». «Tenemos un gran equipo, está claro que no hemos estado del todo bien en estos partidos, pero lo más importante es que hemos asegurado la clasificación para la siguiente fase», reflexionó.

Francia se enfrentará ahora a su propia revancha en los octavos de final. En la Eurocopa de 2021 cayó en esa ronda ante Suiza, en penaltis, con Mbappé fallando el último, cuando era la gran favorita para levantar el título. En 2016 perdió en la final contra Portugal, en 2012 no pudo con España en cuartos de final, en 2008 ni siquiera superó la fase de grupos y en 2004 perdió en cuartos. Suma 24 años sin levantar la copa.

El fútbol europeo mira al Este y a los Balcanes: récord de selecciones en la Eurocopa, finales, torneos...

El fútbol europeo mira al Este y a los Balcanes: récord de selecciones en la Eurocopa, finales, torneos…

La Eurocopa es más Eurocopa que nunca este verano, siempre que entendamos el torneo como la máxima representación deportiva, pero también social, del continente. Un continente amplio que no sólo da la cara al Atlántico y al Mediterráneo, sino que mira de frente al Mar Negro y se expande más allá del Danubio. La Unión Europea ha pasado de seis a 27 países desde su creación y el Campeonato Europeo de fútbol lo disputan desde 2016 24 selecciones, el triple que las ocho que lo jugaban en 1984. Ese año, Rumanía representó a Europa del Este en el torneo. Fue la única de las ocho, el 12% del total. Ahora son ocho de las 24, el 33%.

La presencia de Eslovaquia, Georgia, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía, Ucrania y Turquía en esta edición es el resumen de las últimas décadas y de cómo Europa y su fútbol han crecido hacia el Este, aunque las diferencias sean todavía gigantes. Esto, junto a la participación de cuatro selecciones de los Balcanes (Albania, Croacia, Eslovenia y Serbia), habla de un torneo que pone el foco en países tradicionalmente escondidos a nivel futbolístico, más pendientes de conflictos internos o fronterizos que del balón.

La Eurocopa de 24 equipos llegó en 2016 por insistencia de Platini, expresidente de UEFA, y aunque sigue recibiendo críticas de los nostálgicos de aquellos torneos cortos con ocho grandes selecciones, la realidad es que el nivel de los países más débiles en Alemania está siendo extraordinario. Rumanía tiene la plantilla menos valiosa del torneo pero venció a Ucrania, compitió contra Bélgica y esta tarde se juega los octavos de final contra Eslovaquia. Su vestuario vale 92 millones de euros, la mitad que futbolistas como Bellingham, Mbappé o Foden, pero está brillando.

Lo mismo que Albania, la segunda menos valiosa, que ha perdido por la mínima ante Italia y España y ha empatado a Croacia. Eslovenia, Eslovaquia, Georgia, Hungría y República Checa completan la lista de plantillas con menos valor y todas pueden meterse todavía en octavos.

Los intereses de la UEFA en ampliar el número de equipos en la Eurocopa son evidentes, como los de la FIFA en los Mundiales. Más partidos en directo, más horas de televisión, más dinero y más Federaciones nacionales, cuyo voto cuenta igual que las grandes, contentas. Y aquí llega una de las claves.

El final de la URSS y de Yugoslavia ha tenido una influencia lógica y capital en la política europea pero también en el fútbol. Es simple. De repente, UEFA y FIFA se encontraron con más federaciones, más selecciones y más dinero a repartir. La ampliación era cuestión de tiempo. «Si mantienes la reducción en el número de equipos haces que el fútbol no evolucione en muchos países. Y mi deber como presidente de UEFA es que el fútbol se desarrolle en toda Europa», defendía Platini en 2011.

El ímpetu de la organización ha sido gigante. La UEFA fijó como sedes de la Euro de 2012 Polonia y Ucrania, la edición de 2021 llegó a Azerbaiyán, Hungría, Rusia, Rumanía y la de 2032 será compartida entre Italia y Turquía. Además, en los últimos años la final de la Champions ha aterrizado en Estambul o Kiev, la de la Europa League en Budapest, Bakú o Varsovia y la de la Conference League en Tirana o Praga.

Las instalaciones, eso sí, siguen siendo el principal problema. «Diría que es la mayor diferencia entre los países de Europa occidental y los del Este», admitía en una entrevista con este periódico Peter Gulacsi, portero de Hungría. Muchas de ellas quedaron en la ruina tras la caída de la URSS y Yugoslavia y han tardado años en ser reformadas. La llegada de competiciones oficiales de la UEFA es la excusa para darles un lavado de cara o construir nuevas. Es lo que hará en Albania y Serbia, que planean organizar de forma conjunta la Euro sub'21 de 2027. Todo mientras en Alemania sigue la tensión entre ellos, con insultos, amenazas, denuncias y sanciones deportivas y económicas.

De ese avance en las instalaciones y de la paz social dependerá, en parte, el siguiente salto competitivo de estas selecciones. El éxito de Croacia en la última década ha sido tan notable como único para los Balcanes y en los últimos 30 años sólo un país de Europa del Este, República Checa en 1996, ha jugado la final de la Eurocopa. Los checos, en 2004, y Rusia, en 2008, se quedaron en semifinales.

Europa del Este llama a la puerta de la Unión Europea, pero también de su fútbol.

El increíble viaje de Jesús Navas, el ‘superabuelo’ de la selección: “¿Y tú, qué sentías en esos momentos?”

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 22:01

Brilla el sol en Donaueschingen y brilla el sol en la selección española, invicta, imbatida, en la primera fase de la Eurocopa, algo que hasta ahora sólo logró Italia en la pasada edición (y fue campeona). Descansados los titulares, la noche ante Albania dejó una frase definitoria de lo que es este grupo y de quien es, pese a su extrema, y eterna, timidez, el líder espiritual. «Desde un pisotón que me han dado en el minuto uno he tenido dolor en el pie, pero Carvajal tenía amarilla y hay que aguantar».

Jesús Navas (Los Palacios, Sevilla, 38 años), el cuarto jugador más veterano de la Eurocopa, el más veterano en participar con España en una fase final, resumió, sin querer, su propio papel en esta selección. «Estoy aquí para lo que haga falta». Y lo que haga falta es lo que haga falta. No hay persona ahí dentro que despierte más cariño en el grupo que él. Porque todos tienen la sensación de que es imposible ser más humilde y más buena persona, siendo, como es, campeón del mundo y campeón de Europa, y siendo, como es, ganador de la Premier, de dos Copas inglesas, de dos Copas del Rey, de dos Copas de la UEFA... Obviando la Liga de Naciones, es el único que en la concentración sabe lo que es ganar.

«Los chicos me preguntan que cómo fueron las horas previas a la final del Mundial, que cómo lo celebramos... Y a mí se me ponen los pelos de punta», explicaba él mismo en un encuentro con la prensa antes de viajar a Alemania. «Me preguntan porque saben mi trayectoria y yo trato de ayudarles», cuenta alguien que, por ejemplo, es mayor no ya que Lamine Yamal, sino que el padre de Lamine Yamal. En un grupo con tanto niño, Jesús es el 'superabuelo' de la selección. Pero volvamos al golpe.

Reconocimiento

Aguantar hora y media jugando al fútbol para preservar al compañero que es titular en tu puesto de que vea otra tarjeta amarilla es una muestra inequívoca de que el papel de Navas en este grupo va mucho más allá de lo que haga en el campo, que no es poco, porque los centros de Navas no los produce ningún otro. Luis de la Fuente, antes de irse del Düsseldorf Arena y sin que nadie le preguntara, se dirigió a los periodistas: «Quiero dejar aquí mi reconocimiento a un hombre como Jesús Navas, el jugador español más veterano en participar en una fase final de un gran campeonato. No sabéis lo importante que es para el grupo», dijo. Y se fue.

Esta segunda oportunidad en la selección llega después de un periplo que no ha sido fácil. Navas, deslumbrante aparición en el Sevilla de Caparrós (2003/2004), tenía un problema: los ataques de ansiedad cada vez que se separaba de sus padres y su hermano mayor le trajeron problemas en una concentración de la sub'20 y en otra del Sevilla. Monchi lo puso en manos de los psicólogos del club, «y con perseverancia y con ayuda consiguió superarlo», recuerdan hoy desde su entorno, donde resaltan la figura de Fernando Hierro, director deportivo de la Federación, hombre clave para que aterrizara en la absoluta (Del Bosque estaba empeñado en ello). Hierro usó un hombre de su confianza, Antonio Fernández, como nexo entre él y Navas. Tras muchos meses de trabajo y paciencia, en una reunión en el Parador de Córdoba, octubre de 2009, Navas lo dijo: «Estoy preparado».

Navas aplaude a la afición española en Düsseldorf.

Navas aplaude a la afición española en Düsseldorf.AFP

Desde entonces, 54 partidos y cinco goles en dos periodos. Desde 2009 hasta marzo de 2014, cuando dejó de venir con España, y desde marzo de 2019, cuando regresó con Luis Enrique, hasta hoy. «Para él la selección es especial. En esos cinco años lo pasaba mal cada vez que no estaba en una convocatoria», explica alguien que le conoce desde hace muchos años, que sabe de su pasión por su mujer y sus dos hijos, de su profundo sentimiento religioso y de su bondad. La última prueba es aceptarle al Sevilla aguantar jugando hasta diciembre para intentar seguir siendo lo único fiable que tiene hoy la hinchada de Nervión.

Eso será a la vuelta de una Eurocopa donde su papel va creciendo. Cuarto jugador más veterano del torneo, Navas sigue aquí su mantra de cuidarse «como un juvenil». Cuando se retire, por cierto, tiene pinta de seguir en el Sevilla en un cargo representativo al que falta ponerle nombre definitivo en los próximos meses.

Sorpresa: Francia no puede con Polonia y viaja al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal

Sorpresa: Francia no puede con Polonia y viaja al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal

Francia necesitaba ganar a una Polonia ya eliminada y sólo pudo empatar. Es la triste realidad de un equipo con miles de dudas, incapaz de superar a un rival inferior, ni siquiera con la vuelta de Mbappé ni con su gol de penalti. Firmó las tablas Lewandowksi, también de pena máxima, y los galos viajan ahora al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal. Se medirán al segundo del E en octavos y a los lusos, si ambos ganan, en cuartos, dejando para semifinales, si llegan, a españoles o alemanes.

Deschamps sentó un fatigado Griezmann y dio entrada a un animado Mbappé, deseo de actuar después de su golpe en la nariz. Por un lado, el cuadro francés agradeció la aparición de su gran estrella, pero por otro hecho en falta las virtudes del rojiblanco a la hora de conectar al centro del campo con los delanteros. Francia, que había mejorado su juego durante buena parte del duelo contra Países Bajos, volvió a sufrir en el inicio ante Polonia.

Lenta e imprecisa en el pase, sólo alguna arrancada de Dembélé provocaba algún miedo en la defensa rival. En el 10, el extremo del PSG llegó a línea de fondo y puso un pase atrás que Theo Hernández remató de primeras para que Skorupski se luciera.

A la contra, Polonia triangulaba rápido y creaba situaciones de peligro, aunque no el suficiente para superar a Maignan. Urbanski tuvo un remate claro en el 17, pero el portero del Milán estuvo rápido.

Por la izquierda, Zalewski pasaba por encima de Koundé mientras llegaban noticias del otro partido del grupo. Gol de Austria para ponerse primera, Francia seguía segunda y necesitaba marcar. Dembélé, sólo delante del portero tras una contra liderada por Kanté, estrelló el balón en el portero.

Un parón para hidratarse sirvió a Mbappé para hablar con Deschamps y reactivar a sus compañeros. Francia, después de un pequeño susto tras un cabezazo de Lewandowski, cambió por completo. Centró sus esfuerzos en la banda izquierda, junto a Theo, Barcola y Mbappé, y Polonia lo pasó realmente mal en los últimos minutos de la primera parte.

Mbappé aprovechó su conexión con Barcola y tuvo dos ocasiones claras llegando a línea de fondo y plantándose delante de Skorupski, pero el portero desvió ambas a córner, amargándole la tarde y el liderato del grupo a Francia.

Tras el descanso, Polonia acusó el cansancio y lo poco que se disputaba en el duelo, y Francia creció en los espacios, con Mbappé intentando de todas las maneras marcar su primer gol en el torneo y encontrándose de nuevo con Skorupski.

En el 55, la jugada clave. Dembélé encaró a Kiwior en el lateral del área y éste le derribó dentro. Penalti claro y gol de Mbappé tras superar, por fin, a Skorupski definiendo al palo izquierdo del portero.

El 1-0 llegó justo después del 1-1 de Países Bajos ante Austria y justo antes del 1-2 de los centroeuropeos contra los de Koeman. Es decir, Francia se ponía primera de grupo y evitaba el lado del cuadro de España, Portugal y Alemania. Sólo tenía que aguantar.

Pero la tarde tenía mucho más preparado. Los de Deschamps perdonaron el 2-0 durante gran parte del segundo tiempo. Barcola, Griezmann, un pase de la muerte de Theo Hernández al que no llegó nadie, Mbappé sólo ante el portero y la envía a sus manos... Y Polonia cumplió el dicho, haciendo pagar a Francia sus errores y dándole la vuelta al grupo.

En el 75, Swiderski se internó en el área y cayó derribado. El colegiado Guido no señaló nada, pero el VAR le hizo acudir a la pantalla: penalti claro de Upamecano, que le dio una patada en el tobillo al polaco. Más drama en Dortmund, porque en ese mismo momento Depay marcaba para Países Bajos y empataba el duelo ante Austria, un caos.

Si Lewandowski marcaba el penalti, Francia pasaba a ser segunda de grupo. Maignan adivinó su intención, pero según el árbitro se adelantó, así que el delantero del Barça tuvo un segunda oportunidad. Ahora sí: gol. Y al minuto, gol de Austria, que se ponía líder mandando a Países Bajos al tercer puesto.

Francia parecía estar en shock y Polonia tuvo varios acercamientos peligrosos más, hasta que los galos reaccionaron y comenzaron su asedio final sobre la meta de Skorupski. Centros desesperados y disparos en mala posición para no conseguir nada. El lado del cuadro de España es ahora el lado de la muerte.

La mutación de Ferran Torres con España: un zurdazo a 96 km/hora y los mismos goles que Zarra

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 12:15

Ferran Torres necesita ser feliz en el campo para convertirse en uno de los jugadores españoles más voraces. Con la selección, lo es. Su mutación se hace evidente en partidos como el de Albania que cerró la fase de grupos de la Eurocopa con España como líder de su grupo, con la portería a cero y cinco goles a favor. El último supone para el extremo valenciano empezar a hacer historia.

En los 44 partidos que lleva disputados como internacional ha marcado 20 goles, los mismos que Telmo Zarra. "Es un orgullo, y lo que tengo es hambre de más", aseguraba tras recibir el trofeo al mejor jugador del partido. Apenas lleva tres semanas con la camiseta de España y ya marcó en el amistoso ante Andorra y para derrotar a la correosa Albania aprovechó una asistencia de Dani Olmo para sacar un zurdazo ajustado a la base del poste que, según los datos de la UEFA, fue a una velocidad de 96 kilómetros por hora. El gol de Ferran fue un obús que abre su cuenta en la Eurocopa después de haber marcado sólo once tantos con el Barça en todas las competiciones disputadas esta temporada. "Las cosas me van bien en la selección y siempre he dicho que quiero estar entre los máximos artilleros", admite sin pudor.

¿Qué le pasa a Ferran cuando se pone la camiseta nacional? Ni él mismo lo sabe. Desde que debutó ante Ucrania en la Nations League de 2020, su crecimiento, primero con Luis Enrique y ahora con De la Fuente, sólo lo han frenado las lesiones. "No sé lo que me pasa, pero defender a mi país es especial. Cuando me pongo esta camiseta, siento que juego por mi familia. Por ellos, para mí siempre es especial meter un gol", aseguró.

Ferran entró en la lista de De la Fuente cuando nadie le esperaba. Se perdió por sanción la ventana de marzo y, con el complicado final del Barça, donde apenas jugó y no marcó -sus últimos goles fueron un doblete al Betis en enero-, nadie esperaba que fuera llamado. Pero el seleccionador lo citó. Eso sí, con un papel diferente al que había tenido antes.

Con Nico Williams y Lamine Yamal, las bandas está cubiertas y el valenciano tiene que esperar su oportunidad. Eso es algo que, por el trabajo de De la Fuente, acepta. "El míster nos tiene a todos enchufados. Somos una familia y vamos a ir partido a partido para poder soñar a lo grande", advirtió.

Navas y Grimaldo

Tan implicado como Ferran están Navas y Grimaldo. El lateral sevillano se convirtió ayer en el jugador más veterano de la historia de la selección en jugar una Eurocopa y se pasó el partido con molestias. "Desde el primer minuto he jugado con el pie derecho así, pero he aguantado porque Carvajal tenía una tarjeta amarilla", confesó absolutamente entregado a la causa común.

Si Navas puso centros, cada balón que Grimaldo llevaba al área era un regalo. "Estoy aquí para ayudar en lo que se necesite", advirtió el lateral del Leverkussen, que no se pica con Cucurella porque son muy buenos amigos. "Le ayudo en todo lo que sea necesario, porque nuestro sueño es ganar la Eurocopa. No queremos ese favoritismo que nos están dando, porque la presión no conduce a nada, pero lo que menos estamos dejando son dudas. El equipo es muy maduro", analizó.

Como explicó Vivian, otro debutante en la Eurocopa, nadie se pone techo: "Sabemos a qué aspiramos y vamos a perseguirlo. Ganar te hace seguir ganando y compitiendo mejor". Tampoco Fermín quiere lanzar las campanas al vuelo. "Confiamos mucho en nosotros y no tenemos equipo A y B. Todos somos el mismo equipo", puntualizó el andaluz, que pese a estar aún en la Eurocopa no aparta su mirada de los Juegos de París.