Hay una sabiduría indiscutible en el discurso de Rafa Nadal. Hilvana ideas con sosiego y con la certeza de saber que a estas alturas de su vida poco tiene que perder sobre una cancha de tenis. Ni siquiera le altera la incómoda pregunta de su futura retirada a sus 37 años. Da la sensación de que los incómodos son los periodistas al tener que hacérsela, casi de manera obligada. Por eso ni siquiera la torea. Dice con honestidad que puede que este sea su último año. "No lo tengo decidido al 100%", dice a EL MUNDO en un encuentro con periodistas en Las Vegas, pero lo que sí tiene claro es no ha perdido la ilusión por seguir. Quiere ver hasta dónde le aguanta el cuerpo.
De momento ha logrado el primer objetivo marcado: jugar un partido de exhibición contra el número dos del mundo, el murciano Carlos Alcaraz, en el Michelob Ultra Arena del Mandalay Bay de Las Vegas. Lo retransmitirá Netflix en directo a partir de las 9:30 pm, hora española, una plataforma que se ha sumado con fuerza a los eventos deportivos. El encuentro servirá como preparación para Indian Wells, el Masters 1.000 californiano que arranca la semana que viene y del que Nadal espera "salir ileso". Con eso se conforma. "A partir de ahí tocará dejarlo todo en la temporada de tierra, que puede que sea la última". Dice que "de momento" todo parece indicar que será así. "Las cosas van por ese camino".
El manacorí no tiene más expectativa en Indian Wells que coger ritmo. "Llevo desde Brisbane sin jugar un set", donde se lesionó frente al australiano Jordan Thompson. "Para mí lo más importante no es cómo estoy sino dónde estoy. Si estoy aquí es una buena noticia. Mi objetivo, siendo totalmente realista, era jugar Las Vegas e Indian Wells. Y estoy más cerca de conseguirlo".
Sí deja claro que no está "haciendo ninguna despedida porque si lo hiciera diría que no juego más". Explica que no quiere anunciarlo de forma oficial "porque no lo tengo claro al cien por cien, pero la realidad es que en los últimos dos años he podido jugar nulo. La vida te va marcando el camino".
El ganador de 14 Roland Garros no se imagina su despedida, pero su anhelo es "despedirse bien, jugando, siendo competitivo y jugando en la pista. Si podrá ser o no, solo el tiempo lo dirá. Es un proceso de aceptación personal de las cosas. Es difícil de manejar. Voy a darme una oportunidad de disfrutar un poco más".
Delante, para su vuelta a las canchas, aunque sea en un amistoso, tendrá a un Alcaraz que no ha ganado un torneo desde Wimbledon. Sin embargo, siente que está cogiendo de nuevo el ritmo. "La gira americana que hice después de Wimbledon no fue nada mala. Lo que pasa es que la gente se piensa que si no ganas títulos es malo, y no es así", explica el murciano. "Hice unos cuartos de un Masters 1000, la final de Cincinnati con Djokovic y semifinales del US Open. Lo que sí se puede mejorar es a partir de septiembre. No bajar el nivel y la concentración cómo lo hice. Yo he hablado de ello, Juan Carlos ha hablado de ello y también lo hemos tratado internamente".
Del tobillo dice que se encuentra bien, tras caer lesionado en el torneo de Río de Janeiro. "El tiempo ha sido corto. He trabajado cada día desde que me lo hice para llegar preparado al partido de Netflix. Las sensaciones han ido mejorando y me encuentro bien".
El partido, bautizado como el Netflix Slam, supone el primer amistoso entre ambos y su cuarto choque en total -Nadal domina la serie por dos a uno-, un espectáculo a la altura de Las Vegas donde se están pagando una media de 464 dólares por asiento, de acuerdo al portal Vivid Beats, y donde habrá una nómina importante de caras conocidas, entre ellas André Agassi, Pau Gasol -amigo personal de Nadal-, David Ferrer, Feliciano López o la actriz Blanca Suárez.