Medvedev pudo ser expulsado en el primer set por insultar a la juez de silla: “¡Que te jodan!”

Actualizado Viernes, 12 julio 2024 - 18:34

Era su momento. Daniil Medvedev volaba durante el primer set con su plan de ataque, disfrutaba sobre la hierba de Wimbledon. Carlos Alcaraz peleaba para llevarle al tie-break, pero en esos instantes iniciales el ruso dominaba el juego, la pista, el marcador. Era su momento. Pero su carácter es intratable.

Con 5-3 en el marcador y el saque de su lado, Medvedev defendía una bola de break cuando después de un corto intercambio Alcaraz le tiró una dejada rápida. Corre, corre a por ella; corrió el ruso, pero llegó a impactar a la bola justo cuando había dado su segundo bote. Entonces hubo cierta confusión. Medvedev hizo como si no hubiera pasado nada y Alcaraz, al ver la reacción de su rival, pensaba que el punto seguía así que golpeó de derecha. Sólo la jueza de silla, la griega Eva Asderaki, interrumpió el juego. Con acierto advirtió del segundo bote y cantó el nuevo resultado: "Game Alcaraz, 5-4". Ahí Medvedev reaccionó a su manera.

Plantado en medio de la pista, sin aspavientos, miró a Asderaki y le soltó tres claros "¡Fuck you! [¡Que te jodan!]". Luego dejó ir algún otro insulto -"Bitch [Zorra]", según algunas televisiones- y se sentó en su silla sin más.

Alberto PezzaliAP

Asderaki, internacional desde 2001, con varias finales de Grand Slam a sus espaldas, llamó al supervisor del torneo y le explicó lo ocurrido. Según el reglamento de la Federación Internacional de Tenis (ITF), Medvedev podía haber sido descalificado, pero entre otros decidieron sólo apuntarle un warning por conducta antideportiva.

Alcaraz convierte la remontada en una rutina ante Medvedev y se clasifica para su segunda final de Wimbledon

Actualizado Viernes, 12 julio 2024 - 17:45

Cada día, antes de ir a la cama, un salto en paracaídas. O un poco de funambulismo sobre el vacío justo al despertarse. O después de comer, en lugar de siesta, puenting. Carlos Alcaraz convive con el riesgo como algo rutinario, el peligro no existe para él. Pese a sus 21 años, se ha acostumbrado a ir por detrás en el marcador, recomponerse, remontar, brillar y finalmente vencer como si ese fuera el camino más fácil e incluso el único posible. En el presente Wimbledon hasta tres veces ha perdido el primer set y, pese a ello, ahí está, en su segunda final consecutiva, que disputará este domingo (15.00 horas) ante el vencedor del duelo entre Novak Djokovic y Lorenzo Musetti.

Para saber más

Ni Frances Tiafoe en tercera ronda ni Tommy Paul en cuartos ni Daniil Medvedev este viernes en semifinales aprovecharon la ventaja inicial por una razón muy sencilla: Alcaraz no se lo permitió. Ante Medvedev, de hecho, después de ese primer set el español no concedió más hasta llevarse el triunfo en dos horas y 55 minutos (6-7 [1], 6-3, 6-4, 6-4).

Puede parecer una anécdota, incluso un demérito, pero en realidad esos primeros sets perdidos subrayan una virtud de Alcaraz. Al contrario de lo que ocurrió en Roland Garros, el ahora número tres del mundo no está dominando cada partido en Wimbledon y en ocasiones incluso ha sido dominado. Por la velocidad del juego sobre hierba, hay más rivales capaces de conseguirlo y su margen de error es más pequeño. Pero nadie ha conseguido enviarle para casa, ni tan siquiera ha estado cerca.

Después de esos inicios erráticos, el español siempre ha sabido leer el juego, elevar su ánimo y soltar su brazo para acabar ganando. Las semifinales ante Medvedev de este viernes fueron el más claro ejemplo. Como ocurrió en el último US Open, el ruso apareció en la Central de Wimbledon con la intención de arriesgarlo todo: si le salía bien, perfecto y si no, también. Ante Alcaraz, sabe que su habitual tenis amarrategui no le sirve y muta en el jugador de ataque que raramente es. Pero el plan sólo le funcionó una hora.

Un mal inicio, un despertar genial

En esos primeros juegos, Alcaraz, que apareció completamente afeitado -una imagen que no lucía desde hace meses- y acompañado de su familia al completo, no pareció Alcaraz. Sin más explicación que sus nervios y la táctica de Medvedev, sufrió muchos problemas con su saque -en ese set rondó el 40% de primeros-, se movió de manera dubitativa sobre la pista y falló en los puntos decisivos -dos de ocho en puntos de break-. Que remontara dos roturas en contra y llegara al tie-break supuso un esfuerzo en vano porque en esa muerte súbita todo marchó mal. Pero luego, de repente, ¡buf!, salió el genio de la lámpara.

Medvedev, ante Alcaraz, este viernes.

Medvedev, ante Alcaraz, este viernes.AFP

En los primeros instantes del segundo set, Medvedev dio un pasito atrás y Alcaraz se comió la pista entera. Mejorando con su saque -sólo concedió una opción de rotura más en todo el encuentro-, corriendo de lado a lado como un velocista y afinando su puntería -en el primer set cometió 15 errores no forzados, en los otros tres, 20-, empezó a bailar como sólo él sabe bailar. Entre largos intercambios de derechas, expuso sobre el verde todo su arsenal de recursos, las dejadas, los passing shots e incluso esa locura de globo entre las piernas al que ya parece tan acostumbrado. En el último set, resoplaba Medvedev porque otra vez, como también pasó el año pasado en semifinales, no tenía nada que hacer.

¿De dónde sale la creatividad de Alcaraz, su mayor arma? “Iba por el club con el bocadillo en una mano y la raqueta en la otra”

Actualizado Viernes, 12 julio 2024 - 00:47

«La mayoría de tenistas del circuito juegan de una manera parecida. Golpean fuerte y cruzado con su derecha y cuando pueden atacan con el paralelo, buscan el error de su rival. Con Carlos no funciona así. Ante él no sólo tienes que defenderte desde el fondo de la pista porque es capaz de sacar golpes ganadores de cualquier sitio, juega hacia todos los lados, inventa cuando otros no lo harían», analiza Daniil Medvedev y detrás del típico elogio a su próximo rival, con quien se enfrentará hoy en las semifinales de Wimbledon (14.30 horas, Movistar) hay una certeza absoluta: Carlos Alcaraz es diferente. En un tenis cada vez más físico y robótico, pum, pum, pum, pum, derechazos aquí y allá, el español es capaz de crear. El resto boxea, él pinta; tanta es la distinción.

La dejada es su símbolo, hace casi el doble (un 2,9% de sus golpes) que Novak Djokovic (1,7%) y más del doble que Jannik Sinner (1,3%), pero hay mucho más. «Mis golpes favoritos son la dejada de derecha, el passing de derecha y diría que el globo de espaldas entre las piernas», contestó el otro día tras superar a Ugo Humbert en cuartos de final del Grand Slam londinense cuando le preguntaron por sus recursos más preciados. «¿El globo de espaldas entre las piernas?», le replicó su entrevistador. «Sí, sí, lo practico mucho, me gusta», confirmó. A sus 21 años, Alcaraz podría parecer el líder de una generación revolucionaria, más ingeniosa, un grupo de jóvenes llamado a recuperar y modernizar el tenis old school, pero en realidad está prácticamente solo.

"Devuelve al tenis como partida de ajedrez"

«Carlos ha encontrado un patrón de juego distinto a los demás y tiene mucho mérito llevarlo a cabo porque también necesita la potencia de sus rivales. En los últimos 10 años el tenis se ha hecho más físico, casi completamente físico, y él está al nivel y al mismo tiempo utiliza recursos que otros no tienen. Es de los pocos que usa la dejada como recurso ganador, no como golpe desesperado, pero también cambia con su juego desde el fondo o con sus finalizaciones de volea», analiza Anabel Medina, capitana de la selección española en la Billie Jean King Cup, que disfruta de la evolución reciente del español. Campeón de Roland Garros y ahora a dos partidos de otro título en Wimbledon. Si vence hoy, el domingo le esperará el ganador del duelo entre Novak Djokovic y Lorenzo Musetti (sobre las 17.30 horas, Movistar) para asaltar la historia.

«Alcaraz devuelve el tenis a lo que es, una partida de ajedrez, y eso le complica mucho la vida a los rivales. Desde el principio, antes de empezar ya deben pensar: 'A ver por dónde me sale éste'. Él también es muy físico, tanto o más que el resto, pero propone cosas distintas», comenta Carlos Martínez, entrenador español, que estos días acompaña al japonés Taiki Takizawa en el torneo para menores de 14 años.

«Se nota que ha sido un jugón desde niño, que se pasaba horas y horas en el club con el bocadillo en una mano y la raqueta en la otra. En las clases te enseñan la base técnica, se repite mucho cada golpe, pero fuera de las clases también hay que investigar. Alcaraz practicaba ante el frontón, con los amigos, se divertía probando cosas nuevas y ahora ese tenis le sale de dentro», apunta José Perlas, ex técnico de Juan Carlos Ferrero, que vivió algunos de los entrenamientos de adolescencia del propio Alcaraz.

De niño, partidos con 60 dejadas

Porque ahí, en la base, se encuentra la razón de la imaginación del hoy número tres del mundo. La escuela de la Real Sociedad Club de Campo de Murcia, el club donde entrenaba, estuvo durante 30 años dirigida por su padre, también Carlos, y el pequeño Alcaraz se entretenía allí más allá de sus entrenamientos. Como dicen en el fútbol, es un tenista de la calle, practicaba por pura diversión, sin un técnico siempre atento, lejos de la competición. De ahí, también, su actitud juguetona en contra de la seriedad que impera en el circuito.

Antonio López, uno de los rivales de infancia de Alcaraz, explicaba hace unos meses a EL MUNDO que en sus partidos podían llegarse a sumar más de 50 o 60 dejadas, enfrascados ambos en una extraña competición por ver quién ejecutaba mejor ese golpe. Y de aquellos inicios estos logros. A los 21 años, este viernes ante Medvedev, Alcaraz buscará otra final en Wimbledon que será también reivindicación: la creatividad al poder.

Risas en el golf, la Eurocopa y nunca “entrenar por entrenar”: la receta de “la frescura” de Alcaraz en Wimbledon

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 22:58

La noche antes del arranque de Wimbledon un grupo de periodistas ingleses fue a jugar al golf al muy cercano Royal Wimbledon Golf Club y se encontró en el tee del hoyo 1 al vigente campeón, Carlos Alcaraz, acompañado de varios miembros de su equipo. Se quedaron atónitos. La coincidencia en lugar y tiempo era extraña, pero sobre todo sorprendía que el español estuviera tan tranquilo practicando su swing, de risas con los suyos, a menos de 24 horas

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La llamada entre Alcaraz y Morata, un talismán para la selección: “Lo hicimos en el primer partido y les da suerte”

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 23:39

"¿Quién ha marcado? Calla, calla, mejor no me lo digas", reclamaba Carlos Alcaraz este martes. La rueda de prensa después de su victoria en cuartos de final de Wimbledon ante Tommy Paul fue rara, muy rara, quizá la más rara de su carrera. Los medios internacionales le hacían preguntas, L'Equipe, The Athletic, y él miraba a los periodistas españoles que estaban viendo en sus ordenadores las semifinales de la Eurocopa entre España y Francia. Si había calma entre los redactores, el número tres del mundo contestaba tranquilo, pero si se levantaba un murmullo, intentaba adivinar lo ocurrido.

Durante una de sus primeras respuestas marcó Kolo Muani y justo en la última empató Lamine Yamal. Cuando Dani Olmo culminaba la remontada, él ya salía de las instalaciones del Grand Slam londinense. "Tengo que confesar que en el último set de mi partido, cuando ya sentía que estaba dominando, he pensado en acabar más rápido para poder ir a ver el fútbol", reconocía Alcaraz, radiante, pletórico. Todo va bien.

En el All England Club triunfa, camino a su segundo título consecutivo, con Daniil Medvedev como penúltimo obstáculo el próximo viernes en semifinales y en Alemania sus amigos hacen lo propio. Porque Alcaraz tiene una relación cercana con varios componentes de la selección, como Pedri o Ferran Torres, con quienes se le ha visto de fiesta, y es amigo íntimo de ÁlvaroMorata.

La llamada talismán

Estos días, de hecho, ambos están en constante comunicación, hasta el punto que este martes Morata envió a Alcaraz por Whatsapp una foto viendo su partido de cuartos de final ante Tommy Paul antes de saltar a calentar al césped del Allianz Arena. "Esta mañana he llamado a Álvaro para desearle suerte. Lo hice antes del debut de España de la Eurocopa, funcionó y ahora hablamos siempre los días de partido", explicaba Alcaraz, que siempre ha confesado que no es exageradamente futbolero y que se hizo del Real Madrid para incordiar a varios de sus familiares, muy culés.

Más allá del fútbol, Alcaraz, con ciertas prisas, valoró lo conseguido sobre la pista, sus sextas semifinales de un Gran Slam, dos de US Open, dos de Roland Garros y ahora ya dos de Wimbledon. "Tener tantas semifinales creo que pesa a mis rivales. Saben que tienen que hacer grandes cosas para poder ganarme en un Grand Slam", comentaba el español que se medirá al mismo rival que tuvo el año pasado en el penúltimo partido antes de celebrar su primer título en Londres.

Entonces el encuentro fue un visto y no visto, un triunfo en tres sets. Esta vez, Alcaraz vuelve a ser favorito: "La mayor parte de los partidos sí que dependen de mí y eso es bastante bueno. Tanto para bien como para mal dependen de mí. Daniil es como una pared, llega a todas las bolas".

Alcaraz resiste contra el muro para derrotar a Paul y clasificarse para semifinales de Wimbledon

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 20:09

Carlos Alcaraz no está en el mundo para sufrir. Es un disfrutón. Juega al tenis porque lo pasa bien, se lo goza, incluso en los peores momentos se divierte si un punto se alarga y puede trastear con su rival, ahora aquí, ahora allá, una dejada, un globo. Por eso este Wimbledon está siendo extraño. En su camino hacia semifinales, donde el próximo viernes se enfrentará a Daniil Medvedev, el español ha resistido más que disfrutado y su victoria este martes en cuartos de final ante Tommy Paul por 5-7, 6-4, 6-2 y 6-2 fue un claro ejemplo.

No quedará en el archivo fotográfico toda una colección de grandes celebraciones, puños al aire y sonrisas de oreja a oreja. Para derrotar al estadounidense, como ya le pasó en cuarta ronda ante Frances Tiafoe y en octavos ante Ugo Humbert, Alcaraz tuvo que ponerse el mono de trabajo y aguantar, aguantar y aguantar. "¡Vamos!", gritaba camino al triunfo, pero no era de alegría, era de alivio. No podía ganar al ataque, así que le tocó afinar otras artes.

Ante los golpes larguísimos de Paul que le empotraban contra el muro, le impedían respirar y por supuesto le negaban la posibilidad de juguetear, Alcaraz exageró sus movimientos defensivos y corrió de lado a lado. El desafío le impuso dos prioridades. Por una parte, conservar su saque, cosa que hizo a base de servicios durísimos, como los seis aces que acumuló sólo en el segundo set. Y por otra parte, presionar al estadounidense. Si Paul podía cargar su derecha, buscaría la línea de fondo de inmediato y le haría la vida imposible, pero si también recibía la bola a sus pies, no tendría más remedio que ceder terreno.

Su tenis es otro, más variado, más bonito, más cambiante, pero era lo que tocaba. Pronto lo entendió. En el primer set, aún perdido, se enganchó en intercambios que duraban una eternidad y que demasiadas veces acababa igual: Paul tiraba muy fuerte y muy lejos y el español erraba. Pero a partir del segundo set todo fluyó de otra manera.

Las bolas de break, punto débil

Con la resistencia como máxima, el encuentro se fue más allá de las tres horas, pero podía haber durado menos si Alcaraz hubiera aprovechado más sus oportunidades. Es una constante en su tenis, pero hay partidos especialmente crudos en ese sentido. Más allá de sus desconexiones mentales, que tienen lugar en las primeras rondas y que rara vez le cuestan partidos, seguramente es su único punto débil: la conversión de bolas de break. Ante Paul dispuso de hasta 27 y sólo convirtió ocho, un 30% influido por su mejora al final. En los primeros sets el ratio llegó a estar por debajo del 20%, un número realmente pobre.

Sin alcanzar la barbaridad de Rafa Nadal, el mejor de la historia en esa estadística, con un 45% de puntos de break convertidos, los rivales habituales de Alcaraz, Jannik Sinner, Novak Djokovic y Daniil Medvedev suelen utilizar entre el 44% y el 43% de sus opciones de break mientras él está en un 41% en toda su carrera. Este año, con su Roland Garros triunfal, había mejorado ostensiblemente, pero ante Paul resbaló en la misma piedra.

"Tenía que sufrir"

"Él ha jugado un gran tenis, ha sido un partido difícil. En el segundo y tercer set sabía que tenía que ser fuerte mentalmente, que resistir, que sería un partido largo. Tenía que sufrir para encontrar soluciones y eso he hecho", comentaba el español que ahora repetirá las semifinales del año pasado. Otra vez, ante Medvedev, que este martes se impuso a Jannik Sinner por 6-7(7), 6-4, 7-6(4), 2-6 y 6-3 en un partido en el que hubo de todo, incluso un vahído del italiano.

"Espero que se repita el resultado del año pasado", deseó Alcaraz aún sobre la hierba de la pista 1 del All England Club, antes de abalanzarse sobre la ducha y correr a la casa que tiene alquilada cerca para poder ver las semifinales entre España y Francia en la Eurocopa. "Creo que me voy a poner más nervioso que aquí jugando", finalizó.

La ‘u’ que causó la ira de Novak Djokovic en Wimbledon: “He jugado en ambientes peores, no me afecta”

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 10:56

"Ruuuuune, Ruuuuune". Mediado el segundo set, el público de la pista central de Wimbledon empezó a repetir el mismo cántico. Novak Djokovic, siete veces campeón aquí, se enfrentaba a Holger Rune y ante el claro dominio del serbio muchos aficionados se volcaron con el joven.

"Ruuuuune, Ruuuuune". Los vítores nacían para animar, simplemente repetían el apellido de Rune, pero tenían un añadido: la 'u' también servía para abuchear a Djokovic. En algunos puntos fue evidente el doble uso pues el cántico aparecía justo después de una celebración del número dos del mundo.

"Ruuuuune, Ruuuuune". Al final Djokovic se mosqueó. Acostumbrado a levantar amores y odios por todo el mundo, el serbio entendió el desagravio y se lanzó a responder como sólo él sabe hacer. Al ganar el segundo set ya colocó los labios como al pronunciar la 'u' y al final del partido explotó.

"Para los aficionados que han sido respetuosos conmigo, buenas noches, y para los que no lo han sido, bueenas noches. Sé que estaban apoyando a Rune, pero eso era una excusa para abuchearme", dijo el humor y la ira. "Bueeeenas" en inglés es "Goooood", que suena 'u' como en el polémico "Ruuuuune, Ruuuuune". "He estado en el circuito más de 20 años y me centro en la gente que me respeta y que paga la entrada para verme. He jugado en ambientes peores que este y no me afecta".

Luego, en la rueda de prensa, el serbio fue preguntado sobre qué debería hacer el Grand Slam londinense en esta situación y él aceptó que la solución es muy complicada: "El torneo no puede hacer nada, no van a echar a parte de la grada o al estadio entero porque me están faltando al respeto".

Un Djokovic perfecto

En realidad, pese al lío, incluso gracias a él, Djokovic completó un partido casi perfecto, con victoria por 6-3, 6-4 y 6-2 y este martes se enfrentará en cuartos de final a Álex de Miñaur. En lo que va de torneo ha cedido un par de sets, pero siempre se le ha visto con los partidos bajo control e incluso a su mejor nivel esta temporada.

Pese a la lesión de rodilla que sufrió en Roland Garros y la protección que luce, sus movimientos sobre la hierba del All England Club son ligeros como siempre lo fueron y sus opciones al título están intactas. De hecho, tras la derrota de Alexander Zverev, su camino hasta la final es a priori el más sencillo de todos los favoritos pues, en caso de ganar a De Miñaur, se enfrentaría con el vencedor del duelo entre Lorenzo Musetti y Taylor Fritz.

Emma Navarro, la multimillonaria que se ha convertido en la sorpresa en Wimbledon: “Le debo mucho a mi padre”

Actualizado Lunes, 8 julio 2024 - 15:31

Aparece la estadounidense Emma Navarro en el precioso Media Theatre del All England Club, la sala para las ruedas de prensa en Wimbledon, y un detalle destaca en su camiseta. «Look at that», advierte un periodista de su país. La marca que la viste, Fila, no es lo más visible en su equipación, un sponsor aparece más grande: CreditOne Bank. Otros tenistas cuentan con el apoyo de bancos, pero nadie tiene tantísimo apoyo. Porque Navarro no es la imagen de la entidad. Es la dueña. O mejor dicho lo será. Su padre, Ben Navarro, compró el 100% de la entidad en 2005 y hoy, gracias a su negocio con las tarjetas de crédito subprime en Estados Unidos, amasa unos beneficios netos anuales de más de 450 millones de dólares.

La herencia de Emma Navarro se calcula en 3.800 millones de dólares y la convierte en la más rica del circuito con diferencia. Por comparar, los patrimonios de Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer sumarían conjuntamente unos 1.500 millones, según la revista Forbes. Navarro no está en el tenis por dinero, no, seguro que no, y eso le otorga cierto mérito.

¡Porque sin la motivación que concede la necesidad, Navarro ha construido una carrera que estos días está en pleno despegue. A sus 23 años, después de ganar la Division I de la NCAA con la Universidad de Virginia y de empezar en el circuito WTA desde abajo -la última temporada llegó a disputar 88 partidos-, entró en el Top 20 del ranking antes de Wimbledon y en el torneo londinense es la revelación.

«Me costó mucho creer en mí»

Con una actitud exageradamente calmada y un juego muy completo -si acaso le falta mejorar el saque- en segunda ronda derrotó a Naomi Osaka y este domingo venció a la segunda favorita, Coco Gauff, con facilidad. Este martes, mientras Carlos Alcaraz se enfrenta a Tommy Paul por un puesto en semifinales (sobre las 16.00 horas, Movistar), ella hará lo propio ante Jasmine Paolini.

Alberto PezzaliAP

«Le debo mucho a mi padre. Es el hombre más inteligente que conozco y me ha transmitido mucho conocimiento y sabiduría», comentaba Navarro al ser cuestionada por su familia, aunque también reconocía que ese éxito empresarial le presionó en sus inicios: «Me conformaba con ser una jugadora universitaria decente o ni tan siquiera eso. Me costó mucho creer en mí misma y darme cuenta que podía ser profesional. Soy perfeccionista y siempre pienso que no soy suficientemente buena».

Dueño de clubes y torneos

A sus 23 años, su holgura económica y la presión por alcanzar la gloria pueden explicar su ascenso tardío, aunque su camino era más llano que otros. Estudiante de internado y tenista porque su casa de veraneo tenía una pista, su debut en el circuito llegó en 2018 a través de una invitación para el WTA 500 de Charleston, propiedad de su padre. A Navarro nunca le faltaron los mejores entrenadores -su progenitor también compró el club donde practicaba- ni mucho menos el dinero para poder viajar a todos los torneos menores posibles. Como le ocurre a su compatriota Jessica Pegula, también hija de multimillonario, lo único que necesitaba era pasión. Y ahora ésta ya es innegable.

«Estoy disfrutando mucho del torneo, quiero volver a jugar ya. Me gusta centrarme en cada partido sin mirar más allá, sin pensar en hacer algo más grande. Esa mentalidad creo que me ayuda», explica quien el próximo lunes ascenderá como mínimo al número 14 del mundo y se convertirá en la enésima representante del dominio yankee del tenis femenino. Con Gauff, Pegula, Danielle Collins o Madison Keys, está ella, ya inscrita para los Juegos de París y con el futuro a sus pies. Su cuenta bancaria ya rebosa, ahora sólo le falta llenar sus estanterías.

Alcaraz ya saca los pasos prohibidos en hierba: "He empezado a deslizar antes que nunca"

Alcaraz ya saca los pasos prohibidos en hierba: “He empezado a deslizar antes que nunca”

Un, dos, tres, un, dos, tres... baila Carlos Alcaraz en la pista central de Wimbledon como si fuera su escenario porque realmente es su escenario. Aunque fuera hace frío y llueve a cántaros, dentro la gente guapa de Londres imagina que es verano mientras el vigente campeón ofrece su danza, tan veloz, tan dominada, tan suya. Allá donde va la bola está él, siempre está él. En las tres rondas anteriores del torneo, Alcaraz buscaba su sitio: en su segundo encuentro ante Aleksandar Vukic a ratos pareció encontrarlo, pero después ante Frances Tiafoe hubo cierta desorientación. Este domingo, en octavos de final ante Ugo Humbert, el español finalmente volvió a su lugar para vencer por 6-3, 6-4, 1-6 y 7-5 en tres horas de juego.

Como hizo hace un año, cuando acabó siendo campeón en una final antológica contra Novak Djokovic, ya ha encontrado los movimientos propios de la hierba, esas carreras de vértigo, ese deslizamiento lateral, y con eso cualquier cosa es posible. A partir de este martes, cuando se medirá en cuartos de final al bombardero Tommy Paul -que superó a Roberto Bautista por 6-2, 7-6 y 6-2, ya sabe los pasos que debe seguir en el camino al título.

«Aquí lo más importante es sentirte cómodo, moverte bien. Colocarte me parece más determinante que golpear. Y en ese sentido cada vez me estoy encontrando mejor. Me acuerdo de mis sensaciones del año pasado y este año he empezado a deslizar antes, me siento con más confianza, por eso me puedo defender mejor», analizaba Alcaraz después de un encuentro en el que dejó varios highlights de su temporada, quizá de su vida.

Especialmente memorable y significativo fue el punto con el que ganó el segundo set: pese a que Humbert le tuvo sometido, Alcaraz corrió de lado a lado, se movió hacia delante y hacia atrás, se levantó del suelo, y al final se impuso. Con todo el público en pie, el francés resoplaba y miraba al infinito, desesperado, incrédulo. Después del partido, el equipo del español recordaba que, dos años atrás, en las semifinales del US Open ante Jannik Sinner ya protagonizó un ejercicio de resistencia muy parecido. «Me gusta luchar cada bola, cada punto y que mi rival sepa que pase lo que pase yo estaré ahí intentando responder», proclamaba Alcaraz.

La reacción ante Humbert

Con su buen posicionamiento como principal argumento, el hoy número tres del ranking mundial dominó el primer set y resistió en el segundo, pero en el tercero desconectó. Humbert, un excelente restador, como Tiafoe, le negó los espacios y Alcaraz se entregó a la complacencia de quien ya se sabe ganador. Entonces estuvo realmente en peligro. En el cuarto set con 3-4 en el marcador y un 0-40 en contra se asomó al quinto set, otro quinto set, con el riesgo que conlleva. «¡No sé qué hacer!», le gritaba a su palco, en su constante comunicación con su entrenador, Juan Carlos Ferrero, y éste le respondía tranquilo: «Sigue jugando». Eso hizo. En un día con muchos problemas con su servicio, encadenó varias detonaciones con su saque y salvó la situación en un visto y no visto.

«Una cosa son las desconexiones y la otra es la lucha. Yo sigo luchando siempre, aunque me haya ido un poco del partido. Para esos momentos tensos, además, tengo planificado jugar más agresivo, ir a por ello, aprovechar cualquier oportunidad para atacar. 'Ve a por ello, ve a por ello', me repito porque sé que, si va mal, al menos sabré que lo he intentado», aseguraba Alcaraz en un torneo que avanza sin sorpresas.

Como en el último Roland Garros, los cinco mejores del mundo han llegado a la segunda semana y planean encontrarse. Este domingo, junto a Alcaraz, pasaron a cuartos Jannik Sinner, que venció a Ben Shelton en tres sets, y Daniil Medvedev, que se benefició de la lesión en el primer set de Grigor Dimitrov. Este lunes será el turno de Alexander Zverev (sobre las 16.30 horas, contra Taylor Fritz) y Novak Djokovic (sobre las 19.00 horas, ante Holger Rune).

Alcaraz sabe sufrir para derrotar a Humbert y meterse en cuartos de Wimbledon

Actualizado Domingo, 7 julio 2024 - 18:12

Carlos Alcaraz salva un golpe ganador a su derecha revolcándose por el suelo, pero se levanta y corre hacia la izquierda para lanzar un globo de defensa y, sin descanso, regresa a la derecha para mantener el punto con vida desde la red. Al final su rival, el francés Ugo Humbert, se desespera y envía la bola a tomar vientos. El intercambio sirve para que el español gane el segundo set, pero la escena se repetirá prácticamente calcada en el desenlace del cuarto set.

Alcaraz, más sufridor que nunca: sonrisa guardada, cabeza templada, muchos sudores. Alcaraz, tan vencedor como siempre: este domingo superó a Humbert por 6-3, 6-4, 1-6 y 7-5 en otras tres horas de juego y consiguió su pase para cuartos de final de Wimbledon, donde se enfrentará este martes al vencedor del duelo entre Tommy Paul y Roberto Bautista.

"Intento pelear cada bola, cada punto, sin importar dónde esté en la pista, para mantenerme vivo todo lo que pueda. Quiero que mi rival asuma que voy a estar siempre ahí pase lo que pase", proclama Alcaraz, en otra mejora de sí mismo. Porque más allá de cualquier aspecto técnico, la conversión del actual número tres del mundo en una leyenda pasa por su adaptación al sufrimiento y en este Wimbledon está dando un máster sobre ello.

Como ocurrió en octavos ante Frances Tiafoe e incluso en los primeros sets ante Aleksandar Vukic y Mark Lajal, ante Humbert Alcaraz no fue el mejor todo el rato, estuvo dominado, tuvo que sobrevivir y, sin embargo, ganó. En otro día feo del verano inglés, bajo el techo de la pista central del All England Club, hubo largos intercambios, hubo 'passing shot' de los que tanto disfruta, hubo dejadas e incluso golpes por debajo de las piernas, pero el espectáculo estuvo en verlo ahí de pie, siempre de pie, pese a las dificultades que afrontaba.

El momento clave

"¡No sé qué hacer!", le gritaba a su palco, en constante comunicación con su entrenador, Juan Carlos Ferrero, en el momento más delicado del partido. En el cuarto set, en plena remontada de Humbert, con 3-4 en el marcador parcial, Alcaraz tuvo que proteger tres bolas de break, un 0-40 en contra. Si se hubiera inquietado, si hubiera fallado, hubiera tenido que jugar otro quinto set, con lo que el riesgo consecuente. Pero, en cambio, se levantó. En un día con muchos problemas con su servicio, encadenó varias detonaciones con su saque y salvó la situación.

Entonces sí, Humbert se dio por vencido. El francés había aparecido atenazado por los nervios sobre la hierba más famosa del mundo, pero en el segundo set se convirtió en un rival muy peligroso. Como hizo Tiafoe dos días antes, se metió en la pista para atacar en cada resto y arriesgó en cada drive, en su caso, con la zurda. A partir de ese momento Alcaraz padeció. Más allá de una de sus ya famosas desconexiones, el partido se complicó por la liberación de Humbert, que no tenía nada que perder, y pese a ello el español supo salir airoso. Lleva seis Grand Slam consecutivos disputando los cuartos de final, el Alcaraz más sufrido sigue ganando.