José Manuel Ochotorena, ex portero y entrenador de guardametas del Valencia y la Selección Española durante casi dos décadas ha fallecido en Valencia a causa de un cáncer a los 64 años.
El Valencia confirmó la muerte de la "leyenda del club" tanto bajo los palos como, sobre todo, en la "formación de porteros". Ochotorena no había dejado su vinculación con el club a pesar de la enfermedad, aunque llevaba meses centrado en su recuperación y alejado del día a día en la Ciudad Deportiva de Paterna.
Ochotorena defendió la portería del Real Madrid entre Miguel Ángel y Paco Buyo, pero pronto cambió de aires ante la falta de oportunidades. En Valencia jugó de 1998 a 1992, fue subcampeón de Liga y se proclamó Zamora en la 89/90, lo que le llevó al Mundial de Italia. Tras pasar por el Tenerife y el Logroñés, colgó los guantes y volvió a Valencia donde forjó una leyenda como preparador de porteros.
Trabajó codo con codo con grandes entrenadores como Vicente Del Bosque en la etapa más brillante de España, entre 2004 y 2012, cuando conquistó dos Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica, y también fue clave en los dos campeonatos de Liga que firmó el Valencia con Rafa Benítez en el banquillo. Con él se marchó al Liverpool durante tres temporadas. Determinante fueron sus consejos a Dudek para que los 'reds' alcanzara la Champions en la final ante el Milan por penaltis en 2005.
Guardametas como Casillas, Cañizares, Valdés, Palop, Pepe Reina, Vicente Guaita, Neto o Cillesen han trabajado bajo sus órdenes, tanto en el Valencia como la selección, donde coincidió con la generación de oro.
Su último pupilo, al que siguió con atención en la Eurocopa de Alemania, fue Giorgi Mamardashvili. El georgiano siempre ha considerado a Ochotorena como uno de los artífices de su exponencial crecimiento técnico en los últimos años e incluso le pidió consejo antes de firmar por el Liverpool.
No hubo récord del mundo en el Medio Maratón de Valencia porque el viento y una ligera lluvia lo impidió, pero el etíope Yomif Kejelcha y la keniana Agnes Nietich volaron para llevarse la victoria, con tiempos de 58:02 y 1:03:08. Otra plusmarca hubiera endulzado esta prueba, aunque no era el objetivo. Así lo reconoció el mecenas, Juan Roig, cuya mirada está puesta en el 7 de diciembre con el Maratón. "Lo dejamos para el año que viene, y así no nos pisan el del maratón, que estamos en ello", bromeó el empresario, orgulloso de que cada año ambas prueban crezcan. "Ya se van creyendo que también en Valencia tenemos el mejor Medio Maratón del mundo", admitía.
No hubo plusmarca mundial, pero se celebró que el sueco Andreas Almgren estableció un nuevo récord de Europa cuando paró el cronómetro en un tiempo de 58:41, lo que supone batir en 32 segundos la que hasta ahora era la mejor marca continental de la distancia, los 59:13 del suizo Julien Wanders en 2019. El atleta nórdico tiene un idilio con Valencia, porque en enero también logró ser el atleta más rápido del mundo en un 10K.
Más allá de la satisfacción de Juan Roig por la carrera, la organización sí se había planteado atacar el récord del mundo que el mismo Kejelcha había logrado en Valencia hace un año con 57:30 y que, de manera oficial aún posee porque, aunque en febrero Kiplimo rebajó la marca a 56:42 en el Medio Maratón de Barcelona, la World Athletics no lo ha validado al estar en investigación si el coche que abría la carrera pudo hacer de 'liebre'.
Los ganadores, Ngetich y Kejlecha, junto al sueco Almgren, la alcaldesa de Valencia y Juan Roig.B.A.EFE
Las previsiones de Kejelcha empezaron a esfumarse en el kilómetro 15, cuando el viento comenzó a tenerlo en contra. Lo mismo le ocurrió a Agnes Nietich, que ni siquiera pudo mejorar su marca del pasado año.
El primer español que cruzó la meta fue Carlos Mayo (1:00:46), que pasó a Adel Mechaal, desfondado, en la recta final. En categoría femenina, la mejor española, también en una décima posición en la general, fue Carla Gallardo, que acabó la prueba en 1:09:14.
La prueba permitió al histórico atleta Martin Fiz completar a sus 62 años la sexta prueba de los '6 SuperHalfs' con un tiempo de una hora y dieciséis minutos.
Además de los 200 atletas de élite, más de 25.000 atletas populares participaron en esta Media Maratón Valencia, con un 44% de extranjeros con 138 nacionalidades distintas y que creció en participantes femeninas para superar el tercio.
La metáfora de la desesperación que se vive en Mestalla fue ver a Parejo, con la camiseta del Villarreal, ovacionado por la grada en pie mientras Gayà, capitán del Valencia, minutos antes, había salido silbado del campo sin más pecado que el 0-2 que reflejaba el marcador. [Narración y estadísticas:0-2]
El Valencia parece condenado esta temporada a remar siempre contra la marea y eso tiene desesperada a una grada que busca culpables incluso en quien no lo es. Nada se le pone de cara, ni siquiera cuando lo merece. Los jugadores están atenazados y Corberán ha perdido el manual de cómo sacarlos del atasco. No les ayuda.
El ritmo cansino con el que saltó el equipo de Marcelino a Mestalla le brindó la oportunidad de verse con ocasiones de hacerle daño. Asustó Mikautadze en el arranque y respondió Danjuma por instinto, pero nadie se atrevía a acelerar un duelo que acabó en un tanteo de golpearse sin conseguir hacerse daño.
El Villarreal no llegaba al área con claridad y el Valencia, que sí encontraba espacios para correr, tomaba siempre mal la última decisión, por precipitada o imprecisa. De esas dos cualidades hizo especialmente gala Javi Guerra. Con canterano tiró en zancada para estar siempre en el borde del área, pero los disparos se estrellaban en la maraña de cuerpos groguets.
Marcelino veía cómo su equipo dejaba salir al Valencia para atosigarle una vez pasado su mediocampo. Porque ahí moría. Interpretaba mal los ataques y ni siquiera a balón parado conseguía inquietar. Encadenó ocasiones Guerra, que cruzó en exceso una asistencia desde la línea de fondo de Thierry al primer palo en la mejor de ellas. Hasta en tres ocasiones consecutivas, con Rioja y, de nuevo, Guerra, complicaron a Luiz Junior sin lograr batirle.
Gayà se retira de Mestalla.M. BRUQUEEFE
El Valencia había regalado en exceso y cometió un error que pagó caro. Un pisotón de Copete a Gerard Moreno lo cazó el VAR y Alberola Rojas pitó el riguroso penalti que el delantero no falló para mandar al Valencia al vestuario con toda la presión. Y eso, acabó de descoserlo en la segunda mitad.
El Villarreal encadenó ocasiones con Moleiro y Comesaña, que a la tercera, y aprovechando un despeje forzado de Agirrezabala a centro-chut de Mikautadze, lo rebañó para marcar el segundo. Mestalla se incendió, Corberán castigó a Gayà y Guerra condenándoles a la pitada y el equipo no despertó.
No encuentra el entrenador la forma de activar a una plantilla, renovada en su columna vertebral, ya no responde de la misma manera que hace unos meses. Ha perdido confianza y el favor de Mestalla. Si el abandono es un síntoma demasiado peligroso.
«Abonados al empate» es una frase tópica del fútbol, pero al Celta esta temporada lo define perfectamente si además se le añade una coletilla «al 1-1». Los gallegos han sumado siete puntos en nueve jornadas, todos conseguidos por igualadas con el mismo marcador. Adiós a la sorpresa en la quiniela o a llevarse un pellizco de las apuestas. Bienvenido a la historia de LaLiga. Nunca antes un equipo había conseguido repetir tantas veces el mismo marcador.
El récord de empates consecutivos aún lo ostenta el Burgos, que entre el final de la temporada 77/78 y el principio de la 78/79 enlazó nueve jornadas sumando un punto. Además, en ese curso, con el gallego Arsenio Iglesias en el banquillo, fueron siete encuentros consecutivos empatando y el octavo llegó en la novena jornada. Eso sí, el marcador fue variando, algo que ahora no ocurre.
Aunque no hay un patrón que determine si el Celta salva puntos o se los deja en el camino con estas igualadas, lo cierto es que se ha adelantado en el marcador en cuatro de los partidos que ha acabado empatando. Lo hizo ante Mallorca, Rayo, Atlético y Real Sociedad. Por contra, puntuó remontando al Betis, Villarreal y Girona.
Mirando los puestos de descenso de reojo, con solo un punto de ventaja, el equipo necesita ganar porque aún no lo ha hecho. Claudio Giráldez no consigue que salgan del eterno empate. O salva un punto o es derrotado, como le ocurrió ante el Getafe (0-2) y el Elche (2-1). Con estos números, el Celta firma el peor arranque de temporada de la historia del club, datos que no se veían desde hace 69 años. Entonces, en el curso 56/57, los rompió en la novena jornada y ahora esperan que pueda ser en la décima, aunque en su visita a El Sadar, Osasuna no se lo pondrá fácil.
Un territorio infrecuente
Esta vida en el empate es nueva para un Celta que, desde la llegada del técnico hace dos temporadas, apenas firmó tablas. En sus diez primeros partidos solo hubo dos empates y en toda la temporada pasada logró siete, los mismos que ya suma, pero con resultados mucho más variados.
Contrasta este bloqueo liguero con la satisfacción que están dando a Balaídos en la Europa League, donde cuentan sus partidos por victorias. Han vencido al Paok (3-1) y al Niza (2-1), pero cayeron con el Stuttgard (2-1) y por el horizonte asoman las visitas al Dinamo de Zagred y el Ludogorets búlgaro. En la victoria ante el Niza, Iago Aspas celebró con un golazo convertirse en el hombre con más partidos de la historia del club: 534.
Que el paseo europeo les espabile no es la única esperanza a la que se acogen los celestes. Hay precedentes de que se puede sobrevivir a la suma de puntos por goteo. En la temporada 2004/05, el Betis se pasó las cinco primeras jornadas empatando a un gol con sus rivales. Sin embargo, despertó a tiempo y, aunque acabó con 14 empates la temporada -dos menos que el Valencia y uno que el Deportivo- se clasificó por primera vez para jugar la Champions League junto con Barça, Real Madrid y Villarreal, y ganó la Copa del Rey ante Osasuna.
Quizá por eso Giráldez, que firmó un último curso notable, sigue confiando en que esta tormenta, también pasará: «Estamos fuera de descenso sin haber ganado, lo que tiene mérito. Creo que todo el mundo está incómodo contra nosotros y tiene dificultades para derrotarnos. Lo normal sería estar entre los diez primeros, pero la situación es la que es».
No se habían jugado 15 minutos de la semifinal de la Nations League cuando España, ya con el marcador a favor, recibió un varapalo. La sueca Amanda Ilestedt derribó a Salma Paralluelo en el área con una fea entrada a la altura de la rodilla. Su grito resonó en La Rosaleda, se alzó asustada y trató de seguir, pero unos minutos después se echó a tierra tras pedir el cambio. Las lágrimas con las que se marchó al vestuario eran ya un mal presagio.
Afeó Sonia Bermúdez a la colegiada rumana la "agresividad" que había permitido y la decisión de no expulsar a la central por lo que ella consideraba una "agresión", pero el mal ya estaba hecho y empañó la goleada de España.
Las pruebas médicas a las que se ha sometido a la futbolista del Barça esta mañana en Las Rozas han confirmado que tiene una lesión en el ligamento medial de la rodilla izquierda. Sus sensaciones eran malas porque sabe lo que es dañarse la rodilla. En 2021, cuando vestía la camiseta del Villarreal, se rompió el cruzado anterior de la misma rodilla. Le costó recuperarse y no pudo dar su mejor versión hasta el Mundial de Australia en agosto de 2023. De hecho, esa dolencia le ha dejado alguna secuela posterior.
Paralluelo trataba de alcanzar su mejor nivel después de que la temporada pasada acabara con peores números de los que esperaba, lo que se confirmó en la Eurocopa, donde su rendimiento estuvo lejos de la mejor versión.
Llamada a Athenea
Como ocurrió con la lesión de Esther, que se produjo después de la primera lista de Sonia Bermúdez, la seleccionadora ha optado por llamar a Athenea del Castillo para que se incorpore a la concentración este lunes y viaje con el equipo a Gotemburgo para el partido de vuelta ante Suecia.
La jugadora del Real Madrid había sido una de las futbolistas que se había quedado fuera de una convocatoria que la entrenadora calificó de "dinámica" y en la que ya ha tenido que hacer dos sustituciones en esta ventana internacional.
Sin voz, con una sonrisa que reflejaba tanta alegría como descanso, Sonia Bermúdez soñaba con un debut así: cuatro goles, portería a cero, el plácido regreso de Jenni Hermoso y Mapi y hasta el debut de Lucía Corrales. Hasta Alexia le hizo un 'homenaje' con un magistral lanzamiento de falta que se convirtió en el primer gol de España. "A Alexia se le ha pegado algo mío del pasado", bromeó la seleccionadora, mucho más relajada porque su equipo había estado "soberbio".
"Lo he disfrutado, lo resumo así. Es mi filosofía de vivir: hay que disfrutar, ahora celebrar y ya pensaremos mañana en el siguiente partido", dijo la seleccionadora, que salió de La Rosaleda con la pelota de su debut bajo el brazo, como si aún fuese jugadora —"que es lo mejor del mundo", puntualizó— y quisiera recordar su noche más importante.
Se atrevió hasta a analizar cuestiones tácticas que, hasta ahora, había esquivado para no dar pistas a sus rivales. Una fue la apuesta de Clàudia Pina en la punta cuando Salma Paralluelo tuvo que salir del terreno de juego lesionada a la media hora de partido. "Íbamos a atacar la profundidad con ella, y la idea con Pina era sacarla en la segunda parte por su desborde y su calidad. Pero yo a Clàudia la veo en punta, es capaz de generarnos un cuadrado por dentro con las extremos, tiene gol, puede acelerar el juego y ubicarse en los espacios... ha estado soberbia, como todo el equipo", insistió.
Otro de los matices que se irán viendo de Bermúdez es su elección para la punta de ataque. "Veremos. A veces jugaremos con una referente, otras con un falso nueve, pero tenemos futbolistas que se adaptan muy bien", dijo sin querer apuntar más.
Salma Paralluelo se toca la rodilla tras la entrada de la central sueca.AFP
De momento, con Salma no se sabe si podrá contar para el partido de vuelta en Gotemburgo el próximo martes. "Estamos esperando a la valoración. Ha recibido una patada por detrás que, para mí, aunque hubiera fuera de juego, es una agresión. Y esa agresividad se puede parar, porque se pueden sacar tarjetas y cortarla", argumentó la seleccionadora, que también se refirió al regreso de Jenni en los instantes finales del partido. "Nos hemos abrazado con todas al final, pero ella se ha emocionado. Le vienen recuerdos, y es que vestir la camiseta de España es increíble", confirmó. "Mapi ha estado muy bien en los duelos, en las vigilancias. Estaba feliz, y nosotros encantados", añadió sobre la central del Barça.
Alexia 'persigue' a Jenni
El debut de Bermúdez se lo endulzó Alexia con esa falta convertida en el primer gol, que ella sintió que iba a acabar al fondo de la red. "Tal cual golpeas ya sabes si le has pegado bien o no. He sentido el balón y, tal y como ha salido, sabía que iba muy bien", explicó. Con ese gol, el 38 con la selección, igualó a Vero Boquete y, luego, la superó. Ahora, solo tiene por delante a Jenni, con 57 goles. "Al final son grandes leyendas que han jugado en la Selección y en activo aún. He tenido la suerte también de compartir un vestuario con ellas y es un honor estar al lado de Jenni", aseguró.
Lo que no hay es pique. "No sé ni cuántos lleva. Yo al final soy mediocentro, es complicado tener muchas ocasiones para marcar goles. Sé que siempre tengo alguna, y por eso trabajo para ser eficaz", matizó. Lo que le encantó fue su regreso. "A todas creo que se nos ha puesto la piel de gallina cuando coreaban su nombre incluso cuando estaba calentando. Tanto ella como Mapi estaban muy felices de poder disfrutar de un partido en casa con la Selección. Si ellas están contentas, nosotras también", zanjó.
Alexia celebra su primer gol de falta.RFEF
Ahora Suecia espera de nuevo y no quieren confianzas porque escuece aún haber perdido la final de la Eurocopa. "Duele mucho y es algo que no terminas de olvidar, evidentemente, porque es un shock. Pero eso también sirve para seguir adelante, para no repetir errores. Ahora tenemos una buena ventaja, pero cometemos un error si no vamos con la misma mentalidad que hemos salido en este partido", explicó.
Ahora, su rol es un punto diferente al que tenía. "Sonia me pide ayudar un poco en la salida de balón y ya en tres cuartos pues tener un poco más de esa llegada, esa libertad". De momento, la hace brillar.
Todo puede cambiar alrededor de España, incluso el ruido puede ser, por momentos, ensordecedor, que estas jugadoras construyeron una coraza hace tiempo y viven agarradas a la costumbre de arrollar rivales con un talento demoledor. Puede que no sean imbatibles, porque son humanas e Inglaterra lo demostró hace apenas tres meses, pero con la pelota en juego no parece haber otro rival que las británicas que, siquiera, se acerque a intimidarlas.
A España le duró Suecia lo que tardó en romper a sudar. No hizo falta ni que el primer once de Sonia Bermúdez se reconociera en el campo, porque sobre el césped de La Rosaleda solo estaban dos jugadoras, Olga Carmona y Mariona, que no juegan cada semana juntas con la camiseta del Barça. Una de ellas, Mapi León, que volvió al eje de la zaga. A Jenni Hermoso te tocó banquillo. Y la selección fue la misma de siempre, reconocible en el juego y la voracidad.
Las suecas intentaron adelantar la presión, crearles dudas, como si eso fuera posible mantenerlo en el tiempo. Impedir que España gobierne los partidos es una tarea al alcance de muy pocos, y hace tiempo que las nórdicas no son uno de ellos. En diez minutos, tuvieron que parar a Mariona en falta en la frontal y Alexia, con un guante en la zurda, teledirigió la pelota a la escuadra. Sigue la Reina en un momento dulce.
El gol desató a las españolas, que convirtieron el resto de la primera mitad en un rondo casi infinito, con las suecas persiguiendo sombras y sin oler balón. La idea de Tony Gustavsson era transitar rápido buscando a Blackstenius y fue imposible. De hecho, eso fue lo que hizo España, ya engrasada, con Salma Paralluelo en otra jugada que marcó el duelo. Aitana la lanzó a la carrera al área e Ilestedt la frenó con una entrada terrorífica. No fue penalti, a pesar de que la colegiada rumana Demetrescu lo señaló, porque la aragonesa estaba ligeramente adelantada. Sin embargo, la entrada a la altura de la rodilla dejó secuelas. Salma tuvo que pedir el cambio y retirarse entre lágrimas, dejando a España en shock. Fue el momento en que Blackstenius se escapó y armó un tiro desviado que no encontró portería.
Alexia, tras marcar su segundo gol en La Rosaleda.AFP
Con la lesión de la falsa 9 española, llegó la primera decisión de Sonia Bermúdez: optar por Clàudia Pina como punta, una posición un tanto extraña para ella, pero en la que encajó como anillo al dedo. Quizá fuera ese uno de los «matices» que prometió la nueva seleccionadora. No le pudo salir mejor. Pisó área y allí la encontró Ona Battle para filtrarle una pelota que, apenas controló, golpeó al fondo de la red. En ese momento, la selección era absoluta dueña del partido. Con la semifinal a doble partido, el rodillo se puso en marcha para tratar de viajar a Gotemburgo el martes con el billete a la final casi en el bolsillo.
La forma en que las jugadoras españolas hilvanaban pases, con paciencia para buscar, una y otra vez, la manera de pisar área, empezaba a ser insultante para las suecas. Laia Aleixandri recuperaba, Aitana y Alexia marcaban el tiempo y salían cómodas de la presión. Así, con 13 pases consecutivos, como llegó el tercer gol. Colgó Vicky al segundo palo, cabeceó Pina al travesaño y el rechazo lo cazó Alexia para sumar su segundo gol, el 39 con la selección y se impulsa como segunda máxima goleadora de la historia. Con el partido descosido, la única ocasión de España que no fue gol fue un testarazo de Mariona al filo del descanso.
Suecia recordaba la humillación sufrida en Málaga hace dos años con un 5-3 y volvió al campo apretando los dientes. Encontró a Blackstenius rompiendo el fuera de juego, pero Irene Paredes rectificó lo justo para complicar el remate en carrera de la goleadora del Arsenal. No espero más Sonia Bermúdez para acelerarlo con Eva Navarro y Alba Redondo, a quien remató al aire el cuarto tras un regalo de Aitana. Sin embargo, llegó. Las suecas estrellaron un córner olímpico en el larguero pero, ya con Jenni en el campo y aclamada por La Rosaleda, Pina encontró una pelota en el área y su naturaleza fue ponerla en la red.
Con 24 años, Cata Coll (Pòrtol, 2001) tiene el peso y la mentalidad de una veterana. Quizá porque llegó a la élite muy joven y a un equipo plagado de estrellas, donde tuvo baches; quizá porque su carácter es de líder, con un puntito canalla. Sobre sus guantes y su toque con los pies empezará a construirse la España de Sonia Bermúdez, con el reto de buscar la final de la NationsLeague ante Suecia con una convocatoria marcada por el regreso de Jenni Hermoso y Mapi León.
Pocos días con la nueva seleccionadora pero ¿qué percibís?
Tenemos muy buen feeling. Al final se nota que ha sido jugadora, que hace poco que se ha retirado y que nos entiende muy bien. Es una etapa nueva en la que empezamos de cero con un objetivo claro: ganar la Nations League. Creo que ella viene en un momento importante de esta selección y confiamos. Lo que nos transmite lo vemos bien y vamos adelante.
¿Qué cambio habéis notado más?
Que venga de ser una gran jugadora se nota. Nos deja libertad para que cada una se gestione como quiera su tiempo libre. Yo creo que también nos hace sentir más libres. Ésa puede ser la mayor diferencia, que nos comprende como jugadoras.
¿La recuerdas en el campo?
Sí, muy buena, muy técnica. Ha estado en clubes como el Barca, el Atlético, Levante, clubes top y hablan muy bien de ella. Si como jugadora era excelente, no dudo que como entrenadora también lo sea.
¿Le ha dicho ya que quiere tirar penaltis?
No, aún no, no hay esa confianza, pero la habrá, la habrá.
¿Qué supone para vosotras ver a Jenni de nuevo con España?
Estamos felices. La vemos contenta de estar aquí, con un poco de jet lag y cansada, pero ha llegado muy bien. Sabemos lo que nos puede aportar, la jugadora que es y estoy contentísima de que esté aquí.
¿Y Mapi, a quien tienes más cerca en el Barça?
Justo antes de la convocatoria le pregunté si iba a venir, y me dijo que estaba disponible, pero que no sabía. Eso ya me puso muy contenta. Como dices, la tengo cerca y la conozco muy bien. Sabemos todo el potencial que tienen Mapi y Jenni y lo vamos a aprovechar.
¿Era el momento del cambio de seleccionadora, del regreso de estas jugadoras?
Puede ser. Creo que hicimos buena Eurocopa, obviamente, pero es verdad que a lo mejor era una manera de cerrar el círculo. A veces hay que cerrar etapas también cuando salen bien. Y no pasa nada, no es nada malo. Es una nueva, con una entrenadora increíble y un staff en el que confiamos mucho. Esperemos que salga bien.
Más de una compañera ha dicho que tú matarías por ellas. ¿En algún momento de estos dos años has pensado: 'ojalá hubiera estallado'?
Bueno, puede ser, pero porque soy de mucho carácter, pero a veces también tienes que guardar un poco las formas. Pero sí, por las mías mato, siempre lo digo, y en el campo más.
Llevas un tatuaje que dice, en catalán, 'Feliz cerca del peligro', ¿por eso pasaste de ser central a portera?
Realmente no sé por qué cambié. Me gustaba mucho esta posición, el sentir esa presión extrema que tiene siempre el portero, ser diferente.
También juegan más...
Bueno, o menos (se ríe). El ser diferente es lo que me gustaba, la presión de ser portera. Al final, en el Barca no me llegan mucho y, cuando lo hacen, hay que intentar pararla. Y jugar bien con los pies, que creo que es lo que mejor domino. Por todo eso creo que dejé de ser central.
¿Te imaginas que un día te pasara como a Molina, que acabó jugando de centrocampista con Clemente?
Ojalá. Hace poco pasó en el Barça B que tenía muchas jugadoras lesionadas y le hicieron una camiseta de jugadora a una portera por si acaso. Y dije, qué envidia, ojalá me pasara. Mi sueño es subir a rematar un córner y meter gol.
Has ejercido de entrenadora en su campus, ¿tienes ese gusanillo?
Sí, me gusta mucho. No sé si sabría mucho de fútbol o no, pero sí que es verdad que me gusta mucho hacer el equipo, liderar. Me gusta estar presente, me gusta comprometerme con lo que hago. Fui al campus y me lo pasé en grande.
Lleva otro tatuaje que dice, también en catalán 'Me das pereza'. ¿Qué o quién le da pereza?
Me lo hice con uno de mis mejores amigos. Somos muy así, de 'quita, que me das pereza'. Es mi personalidad y nos tatuamos, sin más.
¿La lesión de cruzado también tiene un tatuaje?
Llevo 2023 tatuado del revés, de abajo a arriba, porque fue un año que empecé muy mal tras la lesión y acabamos ganando el Mundial. Es una enseñanza de que, por abajo que estés, luego puedes acabar muy arriba.
Supongo que de lo positivo también hay marcas en tu piel.
Sí, tengo la primera Champions, que creo que fue muy importante. También tengo un tatuaje del Mundial.
Ahora no hay nadie sin tatuaje...
El primero fue a los 16 años, con el permiso de mi madre, obviamente. Y ya cuando tenía 18, empecé. Me gusta cómo quedan tanto visualmente, porque estilizan, y también, sobre todo, me marco recuerdos. No me arrepiento de ninguno.
Ese carácter enérgico, ¿es una coraza?
Obviamente. Me considero una tía de carácter, pero intento no enseñar nunca lo que siento de verdad. Si estoy nerviosa, no me lo vas a notar. . Triste, tampoco. Intento siempre ser plana. Eso sí, haciendo bromas. Al final, si no tienes un buen día y te exiges sonreír, ya no es tan malo.
¿Y el puntito canalla, también es para protegerse? (Se ríe)
No, eso viene de serie.
¿Qué te enseñó salir de casa con 17 años?
Que mi madre no estaba, que no había nadie que resolviera los problemas. Me ayudó a ser como soy. Intenté madurar muy rápido. Mallorca es una isla pequeña, donde casi todo el mundo se conoce, y yo firmé por el Barça y me fui cedida a Sevilla, una ciudad grande y totalmente diferente. Eso también me hizo crecer como persona y como jugadora.
Hay debutantes en esta convocatoria, no sé si se hacen novatadas...
Sí, a Clara Serrajordi. Aún no se la hemos hecho, pero ya le he dicho que será peor que la del Barça.
¿Se puede contar?
Claro. Tenían que hacer juegos graciosos y cosas así. Pero ya le he dicho que aquí lo pasará peor.
¿Y a Jenni y Mapi?
Ya veremos, igual tienen que hacer algo. Estaría bien.
Guarda Sonia Bermúdez todos los detalles sobre cómo será su España, si los "matices" con los que pretende pulir a la subcampeona de Europa se verán en su debut ante Suecia en La Rosaleda, el mismo estadio en el que debutó Luis de la Fuente, "y ojalá nos vaya igual". Dentro, en el vestuario, apenas ha habido cambios. La seleccionadora solo confirmó hace días que Irene Paredes sería la capitana, pero no quiénes la acompañarían. La decisión ha sido sencilla, las mismas cinco de la Eurocopa: Irene Paredes, Alexia, Aitana, Mariona y Olga Carmona. "Es una decisión del staff. Las jugadoras aquí vienen a competir. Tenemos a las cinco mejores capitanas", confesó Bermúdez.
Jenni Hermoso, por tanto, no estará entre las elegidas, lo que no significa que no tenga el foco encima. "Lo ha pasado muy mal y ahora tiene una sonrisa permanente por ser parte de la selección", reconocía Irene Paredes, que no tuvo información privilegiada de su regreso ni siquiera siendo la capitana. "Me enteré de su vuelta en la lista. Me alegro porque sé lo que ha sufrido y las ganas que tenía de estar", añadió.
Ése es el mayor cambio que confiesan las jugadoras: el regreso de la vallecana y de Mapi León, con quien Irene comparte zaga en el Barça. "Es un nuevo comienzo. Hay cambio de seleccionadora y de staff, que viene con mucha ilusión y ganas", se limitó a desvelar.
Del estilo, de qué pretende España, todos guardan silencio. "Si no lo ha dicho la seleccionadora no lo voy a contar yo", bromeaba Paredes. Bermúdez apenas dejó dos pinceladas. "El juego de España es muy reconocible. Tenemos que tener la posesión y vamos a meter matices para mejorar. Me gustaría ver a un equipo que hace muchos goles y no encaja, que trata bien el balón", dijo.
Tanto la seleccionadora como la capitana advirtiendo de lo duro que será Suecia. "Estamos a dos partidos muy duros de jugar otra final ante una selección potente que, en el cómputo general, nos han ganado más veces que nosotras a ellas. No miramos más allá", zanjó Irene Paredes.
El desenfreno es una virtud en el fútbol. Es catalizador, sinónimo de chispa, improvisación y hasta genialidad. Sirve para adornar grandes victorias y, sobre todo, para rescatar cuando un duelo se atasca. Eso es lo que hizo Fermín desatándose ante Olympiacos para liderar a un Barça que, sin brillo, acabó armando una goleada en Champions que, si no su fútbol, afila su ánimo para la visita al Bernabéu. [Narración y estadísticas (6-1)]
Tuvo suerte Flick de que la pasión de Fermín le hiciera agarrarse al Barça. A su fe incombustible se unió la de Rashford, cada día más teñido de azulgrana, y con el permiso de Pedri, golpear en Europa sin echar de menos a Raphinha, Lewandowski o la mejor versión de Lamine Yamal. Ahora bien, el resultado no puede enmascarar que el partido fue turbio hasta mediada la segunda parte, cuando en 30 minutos lo zarandearon los culés.
Y es que, por si el Barça tenía la intención de sestear, el portugués Podence hizo estirarse a Szczesny a los 39 segundos de arrancar el partido. Los griegos, con Mendilibar al mando, no querían conceder ni una sola ventaja, y eso era un aviso de que tocaba sacudirse la pereza. Flick, ante la plaga de lesiones, había confiado el ataque a Rashford y en la sala de mando junto a Pedri a un debutante Dro y al hombre que nunca le falla: Fermín. Afilado en ataque, es el mejor soldado del alemán en el campo. Tanto que se encargó de borrar de un plumazo cualquier atisbo de sorpresa, y no una, sino hasta dos veces, para acabar con su primer hat trick en Europa.
Ningún partido cómodo
Al susto inicial de Olympiacos respondió el sevillano armando una contra apoyándose en Lamine Yamal para acabar fusilando a Tzolakis. Le había regalado la ocasión al extremo, pero como no encontró el hueco para el remate, apareció con un golpeo inapelable. Con ventaja a los seis minutos de juego, el Barça tenía la ocasión de apretar el acelerador, resolver y tumbarse a pensar en el Clásico del Bernabéu. Pero no.
A este equipo le cuesta ganarse un partido cómodo y se encontró con los griegos rondando el área y probando con disparos como el de Dani García. Al trantrán, los azulgranas eran incapaces de sacudirse el agobio de un rival que veía cómo al no subirle las revoluciones al duelo, sus opciones aumentaban. Fue entonces cuando volvió a aparecer Fermín.
Esta vez se vio beneficiado por su conexión con Pedri y Dro. El canario le birló la pelota en el centro del campo a los griegos, buscó al joven gallego para que, de tacón, intuyó la llegada por la banda de Balde y le sirviera un balón a Fermín al corazón del área. Recorte y segundo gol.
Rashford, ante Retsos, en el área.AFP
Al descanso, el Barça se marchó con ventaja pero todavía sin buenas sensaciones.Por eso, aunque en la segunda parte arrancó otra vez con Fermín cabeceando un centro de Lamine, se torció. Sin tensión, los errores aparecen. En el despeje de un centro lateral de Olympiacos, Eric García tocó el balón con la mano. Aunque la jugada acabó en gol, como no subiría al marcador por fuera de juego, el VAR avisó al colegiado suizo del penalti, que no falló El Kaabi. Se apretaba el resultado cuando el Barça más necesitaba sentenciarlo.
Entonces apareció el árbitro para ponérselo más fácil con la expulsión por doble amarilla de Hezze, momento en que Flick aprovechó para mirar a su banquillo. Antes Rashford había forzado al meta Tzolakis y le había sacado un penalti que, VAR mediante, Lamine Yamal convirtió en una ventaja ya definitiva. La joven estrella aún no brilla, pero deja destellos. Mientras, son otros los que toman el protagonismo.
El cuarto gol lo marcó Rashford con un golpe seco con paradinha en el área a pase de Balde. Como la noche ya estaba para lucimiento, Roony se sacó un centro desde la línea de fondo con un regate de cola de vaca que Fermín envió al fondo de la red. Aún apareció de nuevo el goleador inglés para, como si de un duelo de pistoleros se tratara, marcar el sexto y cerrar un marcador de tenis con un cañonazo de derecha a pase de Pedri. Goleada europea.