Retrato de la Selección

Actualizado Domingo, 16 noviembre 2025 - 16:59

Las convocatorias para los partidos de Selecciones dibujan un retrato bastante fidedigno del fútbol del país en cuestión. La relación de los 26 hombres elegidos por De la Fuente para los duelos ante Georgia y Turquía refleja que España es también una potencia exportadora.

Para saber más

Los 26 pertenecen a 15 equipos, ocho españoles y siete extranjeros, cuatro de ellos ingleses. El Barcelona es el club que más elementos aporta a la tropa: cuatro. Hubieran sido cinco con Lamine. El Madrid, uno. Es verdad que, en condiciones normales, figuraría Carvajal en la lista. Pero también Rodri, Pedri, Gavi, Nico, Le Normand... Siempre falta alguien por las causas que sean. El Madrid mantiene la tendencia a disminuir su peso y pulso en la selección.

Los nombres nacionales del Barça responden a una necesidad forzada por la ruina económica de un club que es más que eso y menos que una nación autárquica. Los forasteros del Madrid, al ideario de un imperio global, de internacionalismo no precisamente proletario.

Hijos adoptivos y preferentes de la grada, los canteranos son especialmente queridos por razones de íntima proximidad y parentesco emocional. Incluso así, la sobreabundancia de extranjeros en el Madrid y en otros equipos de distinto pelo y paño no reduce la devoción de sus aficionados, fieles a unos colores que soportan indemnes cualquier cambio de orientación y paradigma. En cambio, el alistamiento de españoles en ejércitos extranjeros mengua el entusiasmo del aficionado hispano por la tribu común e incrementa su amor por el terruño.

Habituados ya a los éxitos de la Selección, mitigados los arrebatos victoriosos después de lidiar con años mohínos, recobramos con más fuerza la cultura de club y la bandera de patria chica. "La Roja" cultiva hoy una rutina triunfal. En un calendario inflado hasta la exageración que involucra a demasiadas selecciones rayanas en la pequeñez o, directamente, la insignificancia, se encomienda a unos pocos momentos exaltantes que revitalicen en la parroquia una pasión en sordina.

Tenemos una formidable selección. Larga, alta, ancha y profunda. Pero, a la espera de las auténticas emociones y las comparecencias "inter pares", la goleada a una endeble Georgia nos deja tibios dentro de la lógica satisfacción. Tampoco Turquía promete sacudirnos de la modorra.

Mikaela Shiffrin consigue en Levi su victoria número 102 en la Copa del Mundo

Actualizado Sábado, 15 noviembre 2025 - 15:55

En España eran las 13:50 horas, pero en Levi (Finlandia), cerca del Círculo Polar, ya caía la tarde y ganaba terreno aceleradamente la oscuridad. En ese ambiente casi mágico, a 11º bajo cero, Mikaela Shiffrin obtenía su victoria número 102 en la Copa del Mundo de Esquí Alpino. El eslalon de Levi se le da especialmente bien. Lo ha ganado nueve veces. Mejor tiempo en ambas mangas, dejó lejísimos para los baremos cronométricos del esquí, a la albanesa Lara Colturi (1:66) y a la alemana Emma Aicher (2:59), que compartieron con ella el podio.

Colturi, nacida en Turín, es albanesa de adopción. Hija de la italiana Daniela Ceccarelli, campeona olímpica de supergigante en Salt Lake City 2002, se acogió a la bandera del país en el que su madre entró a trabajar como directora técnica. Su segundo puesto es también su segundo podio en Copa del Mundo, obtenido el día en que cumplía 19 años. Buen autorregalo de aniversario.

Shiffrin, de 30 años, una de las novias de América, esquió como siempre, o casi. Como los ángeles. Probablemente no ha existido jamás una esquiadora -¿por qué en televisión llaman "corredores" a los esquiadores?- más técnica. Se desplaza con una fluidez de seda, sin la menor brusquedad de movimientos, sin elevar una pulgada las tablas de la blanca superficie, sin levantar polvo de nieve en los giros.

Tras su cuarto puesto en la primera prueba del año, el gigante de Sölden, encabeza la general de la Copa del Mundo con 150 puntos, seguida de su compatriota Paula Moltzan (segunda en Sölden), con 130, y de Colturi (séptima), con 116.

Potaje de dopaje

Actualizado Domingo, 9 noviembre 2025 - 17:32

En los últimos meses ha reaparecido bajo diversas máscaras el apestoso cuerpo insepulto del dopaje. De una forma u otra, de vez en cuando, el deporte lo regurgita. No hace mucho se anunció la creación de los Enhanced Games (Juegos Mejorados), una idea del empresario australiano Aaron D'Souza, a plasmarse en mayo de 2026 en Las Vegas, la «ciudad del pecado». Allí y entonces, nadadores, atletas y halterófilos podrán competir dopados, barra libre, en aras de dotar al evento de una mayor «espectacularidad», sin la sujeción a reglas ni demás zarandajas éticas. Un aquelarre.

A modo de dorado anzuelo, se anuncian premios suculentos para quienes vendan su alma al diablo. Algunas estrellas de la natación, renegando de su viejo y escrupuloso mundo, ya han dado su conformidad al Maligno: Ben Proud, James Magnusson, Shane Ryan, Marius Kusch, Andrii Govorov, Josif Miladinov, Megan Romano...

Del experimento podrá la medicina extraer conclusiones interesantes, comparando los registros limpios con los sucios, calibrando los alcances de la trampa. Para empezar, en un ensayo, el griego de origen búlgaro Kristian Gkolomeev, quinto en París en los 50 metros libre (21.59), se embutió en un prohibido bañador de poliuretano rojo pasión y, con el organismo estimulado por lo que fuera, nadó esa misma prueba en 20.89, por debajo del récord de César Cielo (20.91), de 2009.

En el potaje de dopaje, el atletismo también ha tenido su cuota de indeseable protagonismo. A la ucraniana Maryna Bekh-Romanchuk, una de las mejores especialistas mundiales en longitud y triple, le han caído cuatro años por aficionarse a la testosterona. Y tres a la keniana Ruth Chepngetich, plusmarquista mundial de maratón, por amancebarse con un diurético. Por otro lado, el TAS ha desestimado el recurso de nuestro Mohamed Katir contra su sanción de cuatro años. Y también el del estadounidense-surinamés Issam Assinga, plusmarquista mundial sub-20 de los 100 metros, condenado a la misma pena.

El martes conocimos el fallecimiento del tristemente célebre Victor Conte, fundador de BALCO (Bay Area Laboratory Co-operatory), que atiborró de porquería a, entre otros, los velocistas Marion Jones, triple oro en Sidney, su pareja, Tim Montgomery, plusmarquista mundial de los 100, y Dwain Chambers.

Hace unos pocos días, los ciclistas Oier Lazkano y Antonio Carvalho han sido señalados por los anómalos valores de su pasaporte biológico.

Perseguido administrativa o penalmente, el dopaje, con todas sus martingalas, artimañas y trapacerías, no ha faltado nunca en el deporte, al igual que la sociedad jamás abandonará el delito en todas sus manifestaciones y escalas. Creer que ambos serán erradicados algún día resulta ilusorio y utópico. Pero luchar sin desmayo contra su toxicidad moral constituye un deber para tratar de reducirlos a tasas tolerables, asumibles, digeribles por el cuerpo social. Ya que manchan, que, al menos, no corrompan. Ya que dañan, que no destruyan. Que arañen la piel, pero que no calen hasta el hueso. Y eso reza también para la política.

Oro de 31 quilates

Actualizado Domingo, 2 noviembre 2025 - 18:28

Recibió Mbappé la Bota de Oro por sus 31 goles en la temporada 2024-25 y sigue camino de la siguiente a ritmo de 40. Seguramente iría un poco más aprisa si Vinicius no se hubiese arrogado por su cuenta (y riesgo) el lanzamiento del segundo penalti, ante el irreprimible gesto de fastidio de Xabi. Entre estos dos no hay química, y la resolución oficial de ese problemilla infantiloide que tiene el Madrid en la banda izquierda no convence a casi nadie.

Anticipando la Navidad, bendijo mosén Alonso: "Paz en el vestuario a los hombres de buena voluntad". Al menos de puertas para afuera. Quizás en el interior catedralicio del club, el Sumo Pontífice no fue tan beatífico y sí llamó a capítulo al impulsivo novicio. Sorprende, sin embargo, que permitiera la exclusión del entrenador, el primer y máximo ofendido, en la extensa palinodia del gesticulante y aspaventoso Vini. No sabemos muy bien cómo interpretarlo, si es que hay algo que interpretar. Los designios de Florentino son inescrutables.

Los goles de penalti, logrados en una acción ventajista y resuelta a menudo por quien no fue objeto de la falta, deberían tener menos valor en las puntuaciones establecidas para cada Liga. Incluso con esa salvedad, a algunos nos gusta más la Bota de Oro que el Balón. Se trata de un galardón mucho más objetivo, validado por la aritmética y no teñido de la inevitable subjetividad de los electores. El número de goles es una evidencia basada en la infalibilidad de los números y no sujeta a la opinión, por honrada y autorizada que podamos reconocerla, de quien emite el voto.

En la Bota, el gol es una obra cerrada en sí misma. Se presta, en todo caso, a la descripción, no a la discusión. El Balón, en cambio, invita a la controversia. Se ve sujeto a matices y gustos, puesto que implica a jugadores de diferentes lustres y cometidos. El resultado siempre es polémico y autoriza el debate.

El papel de los entrenadores

Por lo demás, Bota, Balón y restantes distinciones individuales admiten un porcentaje de relativismo en los deportes colectivos, en los que priman a la postre la entidad y la calidad del grupo, como reconoce y agradece Mbappé. En el fútbol siempre tendrán más posibilidades de recibirlas quienes militen en un club puntero, porque es lógico que un futbolista descollante pertenezca a un equipo de campanillas. Estará, además, rodeado de compañeros de un talento superior en general al de los conjuntos de menor fuste. Se mejoran unos a otros en un desempeño sinérgico y simbiótico.

Sucede lo mismo con los entrenadores. Se llevan los honores quienes dirigen a equipos campeones. En posesión de unos medios que en otras actividades se llamaría competencia desleal o abuso de posición dominante, parten con ventaja. Démosle a Bordalás el Madrid o el Barça. Seguro que no plantea los partidos como en el Getafe. Los premios en el fútbol no dejan de suponer operaciones publicitarias que llenan espacios en los medios de comunicación. Contienen un cierto grado de impostura y artificio.

Es conveniente contemplarlos con un saludable grado de escepticismo y distanciamiento.

Ciclismo sin pausa

Actualizado Domingo, 26 octubre 2025 - 15:22

El ciclismo no para. Tras el cierre de la temporada en ruta, aunque Isaac del Toro la ha prolongado en el Campeonato de México con sus 17º y 18º triunfos del año, se ha abierto la de ciclocross. Casi a la vez se ha presentado el Tour2026 e inaugurado el Mundial en pista. Y se siguen perfilando las plantillas para el siguiente curso, en el clásico trasiego de nombres y formaciones

El Movistar ha mostrado gran actividad en este último batiburrillo. Con el patrocinio asegurado hasta, al menos, 2029, se ha puesto en marcha para consolidarse en el pelotón y sentar algunas bases con vistas al futuro. Ha despedido a Fernando Gaviria, Gregor Mühlberger, Ruben Guerreiro, Antonio Pedrero, Will Barta y Davide Cimolai. Renovado a Nairo Quintana, Jefferson Cepeda, Nelson Oliveira, Orluis Aular, Jorge Arcas y Albert Torres. Y fichado a Raúl García Pierna, Roger Adrià, Juanpe López, Domen Novak y, sobre todo, en una operación relámpago, al joven belga (22 años) Cian Uijtdebroeks.

Procedente del Visma, ganador del Tour del Porvenir en 2022 y octavo en la Vuelta de 2023, está llamado a repartirse con Enric Mas el liderazgo en las grandes rondas. Permanecen con contrato en vigor, notoriamente, Iván Romeo, Pelayo Sánchez, Javier Romo, Pablo Castrillo y Carlos Canal. Sigue faltando una gran figura.

El plantel, concentrado junto al femenino estos días en el pamplonés Castillo de Gorraiz, queda fijado, salvo sorpresas de última hora, en 27 mimbres. A ellos se han unido en los "ejercicios espirituales" los mozalbetes del nuevo equipo de desarrollo, el Movistar Academy Team, formado por 12 ciclistas, seis de ellos españoles, de entre 17 y 21 años.

En el accionariado de Abarca Sports, la empresa que gestiona el equipo, entró en abril Quantum Pacific Engagement, un grupo inversor con propietario israelí y sede entre Londres y Singapur, con el 43% del capital. Tamaño porcentaje lo convierte prácticamente en copropietario. Hay más dinero en la caja de los telefónicos. Pero poco que ver con los rollizos presupuestos de las grandes escuadras. Con la inyección económica, el de Movistar permite crear ese equipo de formación y pensar en mejorar en 2026 las nueve victorias logradas en 2025. Magro botín. Colocaron al grupo en el decimotercer lugar entre los 18 de la máxima categoría.

El Movistar debería ser en ciclismo lo más parecido a la Selección española de fútbol. Pero se le han escapado nuestros mejores talentos madrugadores: Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Pablo Torres, Markel Beloki, Marcos Freire, Benjamín Noval... Cuestión de dinero, lisa y llanamente. Poderoso caballero... El Movistar tiene que ser más listo que los ricos, ya que no puede ser más rico que los listos. Ha de anticiparse a los potentados y pescar antes que ellos en el caladero nacional, que lo tiene más cerca que nadie. La creación del equipo de desarrollo va en esa dirección con los 17 años de Ibai Villate, los 18 de Markel Aranaz, Eric Igual y Javier Cubillas, y los 19 de Tomás Pombo y Roger Pareta.

A la vez que se reconstruye y rearma, el Movistar se reinventa.

Julia Scheib logra la primera victoria de su carrera en el eslalon gigante de Sölden

Actualizado Sábado, 25 octubre 2025 - 17:41

La estación tirolesa de Sölden abre tradicionalmente, desde el comienzo de siglo, la Copa del Mundo de esquí alpino. En esta temporada olímpica 2025-26, lo ha hecho con el eslalon gigante femenino, previo al dominical masculino. La austríaca Julia Scheib ha sido profeta en su tierra y obtenido la primera victoria en Copa del Mundo de su carrera.

Un poco tarde a sus 27 años. Pero se ha visto muy maltratada por las lesiones y frenada por la necesidad de recuperarse de las intervenciones quirúrgicas (cuatro en los dos últimos años). La estadounidense Paula Moltzan le arrancó la segunda posición a Lara Gut, en la campaña de despedida de la gran figura suiza. Mikaela Shiffrin, la reina estadounidense del esquí mundial y sin fronteras, cuarta, se quedó a las puertas de su 158º podio en la Copa del Mundo.

La temporada arranca con ella (30 años) y el suizo Marco Odermatt (28) como las grandes estrellas de la competición. Shiffrin, una vez superadas, el curso anterior, las 100 victorias (101), un hito rayano en la imposibilidad de ser mejorado, afronta el desafío histórico de igualar en la general los seis Globos de Cristal de la inolvidable austríaca Annemarie Moser-Pröll. También el de ser la primera mujer en conseguir nueve en una sola modalidad. En este caso, el eslalon, su especialidad favorita. Odermatt, soberbio en gigante, supergigante y descenso, vuela sobre la nieve en pos de su quinto Globo consecutivo.

La pequeña pero enorme Suiza aspira, en el capítulo masculino, a dominar, con mano de hierro y hielo, a las demás naciones. La temporada última, los suizos ganaron 17 de las 36 pruebas disputadas. En tres de ellas coparon el podio, en una demostración total de supremacía.

La Copa del Mundo 2025-26 consta de 75 pruebas: 38 en el circuito masculino y 37 en el femenino.

Una doble visita a Alpe d'Huez, 54.450 metros de desnivel y una salida en Barcelona: así será el Tour que podría coronar por quinta vez a Pogacar

Una doble visita a Alpe d’Huez, 54.450 metros de desnivel y una salida en Barcelona: así será el Tour que podría coronar por quinta vez a Pogacar

Con ustedes, el Tour. Ante ustedes, Barcelona. Ambos serán pareja de hecho y de provecho en 2026. La carrera, en su 113ª edición, saldrá de la capital catalana y por tercera vez desde España, después de los arranques en San Sebastián (1992) y Bilbao (2023). En la Ciudad Condal, con final en las eminencias de Montjuïc, se celebrará una contrarreloj por equipos de 19 kilómetros. Casi una rareza. Al día siguiente, la etapa ya en línea entre Tarragona y Barcelona, no, curiosamente, al revés, precederá la que se correrá entre Granollers y, ya en Francia, Les Angles.

Más allá de matices y análisis respecto a esto y aquello, se trata de un Tour tan atrayente y duro como siempre, porque no puede ser de otro modo: es una cuestión de naturaleza, no de oportunidad. De esencia, no de alternancia. Quizás, poniéndonos puntillosos, es un pelín menos montañoso que en los últimos años. Pero, en todo caso, suficientemente vertical y propicio para que los más fuertes, o sea, Pogacar y el resto, lo engalanen. Un homenaje anual al ciclismo a disputarse entre el 4 y el 26 de julio, con las consabidas 21 etapas, las dos preceptivas jornadas de descanso, un capicúa de 3.333 kms. de recorrido y un atemorizador desnivel total acumulado de 54.450 metros.

Se sirve un menú para todos los gustos, capacidades y opciones. Siete jornadas llanas para, en principio, solaz de velocistas. Cuatro de media montaña para, teóricamente, predio de fugados. Y ocho de alta montaña, con cinco finales en alto, para establecer las jerarquías. Y, además, como complemento trascendente, una cronometrada individual, de 26 kms. Corta, como se estila en los últimos tiempos. En cuanto a la última etapa, recupera la exigente y espectacular subida a Montmartre antes de desaguar el pelotón en los Campos Elíseos.

A los 148 corredores de 23 equipos que tomarán la salida les espera una fiesta esforzada y colorista que recorrerá el sudeste, el centro y el sudoeste del país hasta remontar, hacia el norte, hasta París. Un trazado precioso a través de, entre sus demás privilegiados paisajes, las cinco principales cadenas montañosas de la douce France: los Pirineos, los Vosgos, el Macizo Central, el Jura y los Alpes.

Habrá cinco subidas inéditas y, por ello, atractivas que suscitan expectación: la côte Begues, la Montée de Gavarnie-Gèdre, el col du Haag y el Plateau de Solaison. Y se escalarán, por descontado, algunos de los colosos clásicos. Y, por partida doble, Alpe d'Huez, que regresa a la escena para éxtasis de los aficionados y tormento y gloria de los ciclistas. Primero en la 19ª etapa. Y, luego, en la vigésima, en la jornada reina entre Le Bourg dOisans y el propio Alpe d'Huez, con el paso por la Croix de Fer, el Télégraph, el Galibier (techo de la carrera con 2.642 metros de altitud) y el col de la Sarenne, antes de esa segunda subida a Alpe dHuez.

Un aperitivo grandioso y decisivo antes de la apoteosis parisina. Ni que decir tiene que Tadej Pogacar, en la cumbre de su esplendorosa trayectoria, aspirará a ganar su quinto Tour, el tercero consecutivo. Tendrá entonces aún 27 años (cumpliría 28 en septiembre). Una edad de plenitud. Pero, al mismo tiempo, de reflexión y estudio. Tadej estará ya bastante más cerca de los 30 que de los 20.

La única duda que su persona ofrece a exégetas y profetas es si su precocidad puede ir en detrimento de su longevidad. Por esa razón, entre otras, y tras la deslumbrante temporada 2025, el Tour 2026 presentará en sociedad, en cierto modo, a un nuevo Pogacar.

Dabone y Bala, niños gigantes

Actualizado Domingo, 19 octubre 2025 - 16:42

El 12 de septiembre, el Barcelona jugó un amistoso de pretemporada contra el Bàsquet Girona. El hecho no tendría nada de extraordinario si no fuera porque con el primer equipo del Barça debutó un joven de 2,10 de estatura. Tampoco eso sería nada llamativo en un deporte caracterizado por la aventajada talla de sus practicantes. Pero ese joven tenía sólo 13 años. Nacido en Burkina Faso, atendía por Mohamed Dabone y había sido fichado casi en la cuna por el Barcelona en 2022.

El Madrid reaccionó ante la amenaza de esa futura torre de destrucción masiva (¿de 2,30?) e importó de Mali, país fronterizo con Burkina Faso, a un antídoto de 2,07 de nombre Moussa Bala. No era tan alto como Dabone. Pero casi. Y, además, contaba únicamente 11 tiernos años. Dabone cumplirá 14 el martes. Y Bala, 12 el viernes.

Mali es una cantera de niños gigantes. El Barça dispone también, nacidos allí, de Sayon Keita, de 17 años y 2,14 (titular en Euroliga ante Maccabi y Dubai). Y de Abdrahamane Kone, de 16 y 2,08. Incluso aceptando que África y sus profundidades étnicas surten de ejemplares góticos al baloncesto mundial, cuesta aceptar que algunos de esos muchachitos tengan esa edad. La estatura no ofrece dudas. La edad, sí. Especialmente en el caso de Bala. Las facciones, la musculatura... no son las de una criaturita de 11 añitos, por muy desarrollado que esté. El África subsahariana, feraz especialmente en el atletismo, siempre ha suscitado sospechas respecto a la edad de sus deportistas.

Dabone y Bala no tienen nada que ver con los actuales Lamine Yamal, Franco Mastantuono y compañía. Ni siquiera con Max Dowman, del Arsenal, que en agosto debutó en la Premier con 15 años y 229 días y al que, se dice, pretende el Real Madrid. Ni con el último fenómeno con acné, el mexicano Gilberto Mora, también en el voraz radar blanco, que cumplió 17 años el martes y que, con 16 y 265 días, se convirtió, al ganar la Copa Oro, el equivalente norteamericano, centroamericano y caribeño de la Copa América, en el internacional absoluto más joven en levantar un título. Por delante de Lamine y Pelé, aunque éstos alzaron trofeos de mayor fuste.

Pelé, Messi, Lamine y demás estrellas juveniles eran o son adolescentes más o menos precoces. Dabone, Bala y los Dabone y Bala que puedan aparecer son niños. Literalmente. Lo mismo que un gigante mental, no físico, el argentino Faustino Oro (otro Oro en esta columna), el Messi del ajedrez, que el pasado día 14 cumplió 12 años. Fue Maestro Internacional con nueve y ya ha superado la primera norma para obtener el rango de Gran Maestro.

La Naturaleza se divierte creando especímenes humanos que son, a la vez, prodigiosos y anómalos, arrojados demasiado prematuramente a un entorno de cuyas dimensiones lógicas escapan. Con frecuencia no llegan a confirmar de adultos lo que prometían de menores.

El hoy les sonríe. Pero el futuro no les ofrece certezas. No les pertenece a ellos ni, por otra parte, a nadie. Es una página en blanco. Al igual que el camino, no existe de antemano. Se hace camino al andar. Y mientras andamos, vamos pisando, viviendo sólo el presente.

La soledad del Real Madrid

Actualizado Domingo, 12 octubre 2025 - 13:31

Joan Laporta ha vuelto al redil. Balando mansamente, ha acelerado su regreso a los apriscos de Al Khelaifi y Ceferin, que le han pasado paternalmente la mano por el borreguil lomo y le han dado la bienvenida al abrevadero común. El regreso de la oveja pródiga. Bastante tiene Laporta en casa como para seguir indisponiéndose con quienes pastorean el rebaño en el continente.

En el fútbol la geografía es elástica. Al Khelaifi, presidente de la ECA, ahora rebautizada EFC (European Football Clubes), es qatarí y su organización reúne a 55 países. No hay tantos en Europa. Pero desde que Australia participa en Eurovisión, cualquier corrección del mapa es posible. Y, bueno, un partido de nuestra Liga en Miami es poca cosa en comparación con aquello de que la Supercopa de España se juega en Arabia Saudí.

Sea como fuere, el Madrid se ha quedado bailando solo con su fantasiosa Superliga, en mitad de la pista desierta, sin música y con las luces apagadas. Pero mejor solo que mal acompañado. El Barça actual puede ser compañero de celda, pero no de baile, ni de viaje, ni de cama.

De un modo u otro, el Madrid siempre ha estado solo. En su majestad; en su arrogancia; en su orgullo; en su ambición; en su coraje; en su negativa a la derrota, mal digerida, y en su resistencia mal tolerada a la crítica. En su mentalidad de máximos continuos y en el agotador esfuerzo de mantenerlos por el exclusivo procedimiento de aumentarlos. En el cultivo de su propio mito, porque nadie, excepto él, que convive consigo mismo, puede comprenderlo y transmitirlo en su totalidad. La soledad del Madrid no es la de la falta de seguidores en todo el globo. Al contrario, sino la de la imposibilidad de cotejo con el resto del planeta fútbol, dividido en dos hemisferios. En uno reina el Madrid. En el otro vive el resto. En su "splendid isolation", a falta de un interlocutor de su tamaño y tesitura, el Madrid se ve obligado a conversar en voz alta con su espejo. Goza y sufre la soledad de quien es único.

Florentino es un producto del madridismo imperial y un convencido de su providencialismo para representarlo. A sus virtudes gestoras y su moderno sentido del espectáculo une un concepto mesiánico de la presidencia. Se ha quedado solo con la Superliga, una criatura nonata, fecundada "in vitro", en cuya relación familiar el huérfano es el padre.

Florentino experimenta una comprensible fijación emuladora con Santiago Bernabéu. Les separan décadas y generaciones. Pero les empareja un mismo tinte visionario y una similar y máxima trascendencia histórica. Cada cual es hijo de su época, a la que ayudan a definir y entender en el plano futbolístico. Don Santiago nació en el siglo XIX, en 1895, y penetró en el XX. Florentino, en el XX, en 1947, y se ha adentrado en el XXI. Don Santiago levantó el estadio que lleva su nombre. Florentino lo ha convertido en el mejor del mundo. Don Santiago fue crucial para el nacimiento de la Copa de Europa.

Florentino quería crear la Superliga. Pero ha pinchado. Son otros tiempos, otra vida y otro fútbol.

Siempre caminará solo.

Pogacar hace historia con su quinta victoria seguida en Lombardía

Pogacar hace historia con su quinta victoria seguida en Lombardía

Tadej Pogacar, a cuyo alrededor ha gravitado la entera temporada, cerró la suya con su quinto triunfo consecutivo en el Giro di Lombardia. Nadie ha sometido de ese modo a la reina otoñal de los Monumentos. Coppi también la sedujo cinco veces, pero no seguidas. Asimismo, nadie ha hecho podio en una misma campaña en los cinco Monumentos. Pogajar ganó el Tour de Flandes y la Lieja-Bastoña-Lieja, y fue segundo en la París-Roubaix y tercero en la Milán-San Remo. Lombardia ha sido su vigésima victoria del año y la 108 de su carrera. Y su décimo monumento.

Para saber más

Cuando compite, Pogacar ofrece algo muy parecido a una certeza que comienza por una frecuencia, prosigue con una costumbre y desemboca en una rutina. La carrera discurría con una cierta apacibilidad, en el sentido de que no ofrecía altibajos o sobresaltos, como si aguardara a que el esloveno tomase la iniciativa dónde y cómo decidiera. El UAE controlaba con Pogacar a rebufo.

Una escapada desde la mismísima salida con 14 hombres (Simmons, Matthews, Bilbao, Ganna, Vervaeke...) se había ido desgastando y perdiendo efectivos en el curso del trayecto de 241 kms., con 4.500 metros de desnivel, a lo largo de las sucesivas cotas, cortas y duras: Madonna del Ghisallo, Roncola, Berbenno... Entre unas y otras había también muritos, muretes y toboganes. Un infierno en un paraíso otoñal de bosques verdes, ocres, amarillos y rojos.

El UAE (Novak, Majka, en su última carrera profesional, Yates, Vine, Sivakov, Del Toro) seguía controlando, con Pogacar, abrigado tras su gente. En la Crocetta, Quinn Simmons, que había sido el alma de la fuga, iniciándola y sosteniéndola, dejó a sus compañeros. Y entonces la carrera se organizó con Simmons, bigotudo, patilludo, melenudo, campeón de Estados Unidos, "hippy" tardío, con el maillot recamado de estrellas, haciendo todo lo posible para que, cuando atacase Tadej, dispusiera de alguna ventaja que le concediese alguna oportunidad.

No la tuvo con todavía por delante la Zambla Alta (9,8 kms. al 3,3% de porcentaje medio) y La Ganda (9,6 al 7,1). Por detrás, Majka se entregaba a morir. Y moría. Lo reemplazaba Vine en el martirio. Y se inmolaba. Landa, que galleaba, humillaba de golpe la cresta. Y Roglic. Y Alaphilippe. Y Bernal. Y Pidcock. Y Carapaz (que se iría al suelo luego)... Quedaron aislados en vanguardia Pogacar, Evenepoel, Del Toro, Storer y los 19 años recién cumplidos de Seixas.

Y, de pronto, ¿dónde? Qué más da. ¿Subiendo o bajando? Es lo mismo. ¿En recta o en curva?. No importa. Súbitamente, donde fuera, estalló la tempestad de un solo hombre. Del único hombre posible. De un solo trueno. De un solo rayo. De Tadej Pogacar. Quedaban 36,6 kms. para la llegada. Pogi aceleró con esa su brutal suavidad. Evenepoel, que, escarmentado, ya ha aprendido todas las lecciones, ni lo intentó. Se hubiera abrasado a cambio de nada, a costa de gastar inútilmente unas energías que iba a necesitar más tarde.

Pogacar, por delante de Evenepoel, durante la prueba.

Pogacar, por delante de Evenepoel, durante la prueba.MARCO BERTORELLOAFP

...Y todo había acabado antes de acabar. Pogacar volaba, ángel con alas blancas: casco blanco, culote blanco, calcetines blancos, zapatillas blancas, bicicleta blanca y jersey blanco pintado de arcoíris como adorno colorista del cielo impoluto de toda victoria. Pogacar gana por aplastamiento con una sonrisa que endulza el esfuerzo y lo infantiliza.

Evenepoel, coloso secundario, fue otra vez segundo. Lo celebró. Ya que vencerle es una quimera, escoltar a Pogacar es un privilegio. Michael Storer fue un tercero doblemente feliz.