Yo apuesto por Max

Yo apuesto por Max

Actualizado Lunes, 20 octubre 2025 - 14:28

En el deporte hacer pronósticos es siempre una ciencia complicada. Más aún en la Fórmula 1 donde los resultados dependen de muchos factores. Algunos los puedes manejar tú, pero otros son incontrolables. Sin embargo, después de 19 grandes premios y a falta de 5 carreras y dos sprints, yo hoy apuesto por Max Verstappen.

No es una apuesta aleatoria, no es algo dicho al azar, hago mi apuesta después de tomar en consideración muchos factores determinantes. El primero es que hay un claro cambio de tendencia desde el GP de Italia. En Monza Red Bull introdujo algo en el coche que lo ha transformado todo. Desde Monza, Max ha terminado todas las clasificaciones y todas las carreras por delante de los dos McLaren. No ha importado el tipo de circuito ni las condiciones. Pistas de alta carga aerodinámica, de baja, con calor, con frío, con viento, urbanos o fijos, viejos o nuevos. El segundo factor es matemático. Se puede. Hace cinco grandes premios, Oscar Piastri salió de Zandvoort con 104 puntos sobre Verstappen. Cuatro carreras después, el depredador holandés ha reducido esa distancia a sólo 40 puntos. Es decir, le ha recortado 64 en cuatro carreras y una sprint. Ahora quedan por delante cinco carreras y dos sprints para recortar 40. Sí, se puede, o mejor dicho, Max puede hacerlo.

Otro factor, que es menos empírico, pero desde luego muy determinante, es como se perfilan los contendientes. Verstappen está en modo cazador. Se le ve el brillo de depredador en los ojos, transmite una imagen, una actitud de convicción, de estar seguro de que va a alcanzar a su presa. Miro a Max y veo a un halcón, veo un lobo, veo un leopardo dispuesto a saltar sobre su víctima. Piastri es la imagen antagónica. Se le ve atemorizado, sin ritmo, descompuesto, presionado, errático... Miro a Oscar y veo a un cervatillo herido, una gacela con la pata rota, un conejo que no encuentra el camino de vuelta a la madriguera.

Todo esto genera algo que es fundamental en el deporte y aún más en la Fórmula 1, genera presión. Y en ese arduo trabajo de soportarla sobre tus hombros, Max tiene un doctorado. Está acostumbrado a pelear fuera de su zona de confort con enemigos mucho más fuertes. Tiene coraza, tiene callo, tiene experiencia y en especial tiene una confianza fuera de serie. En el caso de Piastri, de Lando Norris y de McLaren la sensación que transmiten es que el año se les está haciendo bola. Los dos pilotos han mostrado signos de debilidad puntuales durante una temporada que ha sido dominadora hasta Italia y en la que no tenían presión.

Ahora, la vida en el paddock es una olla exprés para ellos y cuando miran hacia atrás y ven cómo viene el lobo tiene que dar mucho miedo. Y el problema no es sólo Max, la dificultad de la situación es que los dos, Oscar y Lando, también están luchando por el campeonato entre ellos y puede pasar lo que hemos visto tantas veces en el Tour. Esa historia dramática de ver a dos escapados que llegan al último kilómetro y empiezan a dudar, ninguno de los dos quiere arriesgar, ninguno quiere tirar y entonces empiezan a mirarse el uno al otro nerviosos hasta que el pelotón los adelanta.

Las papaya rules no han servido de nada. Es un acuerdo deleznable que se disuelve con el paso de las carreras, que se adapta con el paso de los sucesos y que no ha evitado hasta ahora que incumplan el primer mandamiento de esas reglas que es no tocarse con el compañero.

Lo dije hace tiempo: cuando el final esté cerca y los dos se den cuenta de que sólo uno puede ser campeón, se acabará el respeto en la pista y empezarán los incidentes. Eso ya ha llegado.

El último factor determinante para mi apuesta por Max es la presencia de terceros. McLaren no sólo se ha estancado y ha perdido fuelle con Verstappen, Mercedes en Singapur o Ferrari en Austin se han convertido también en jueces, se han intercalado entre Max y los pilotos de McLaren. Eso hace que la caza del holandés pueda ser aún más rápida. Oscar y Lando están separados sólo por 14 puntos, han empezado a dudar, ninguno quiere tirar, han empezado a mirarse nerviosos el uno al otro y ahora sólo hay que esperar a que llegue el pelotón.

Un máster intensivo gratis

Un máster intensivo gratis

Actualizado Domingo, 29 junio 2025 - 20:55

Hay algunas cosas que no entran en los libros de historia, que no se reflejan en las estadísticas de ningún piloto, maniobras que muchas veces pasan inadvertidas para el gran público, pero que no todo el mundo puede hacer. Fernando Alonso estaba, de forma inesperada, en la última vuelta de un gran premio en el que había pensado que puntuar era imposible, rodando sexto, pero presionado por un coche más rápido y con unas ruedas mucho más jóvenes que las suyas, el Sauber de Gabriel Bortoleto. Todo en contra y tres zonas de DRS para que su rival pudiera adelantarle. Sin embargo, sucedió algo.

Lando Norris llegaba por detrás, liderando la carrera, para doblarles. Una vez que lo vio detrás lo dejó pasar justo después de la línea de detección de DRS que hay antes de la curva 3. Así, cuando Lando le pasó, Fernando utilizó su rebufo y el DRS para defenderse de Bortoleto en la frenada de la curva 4, el último punto realmente peligroso antes de la bandera de cuadros.

Se da la circunstancia de que Bortoleto forma parte de la agencia de representación de A14, la empresa que montó Fernando para ayudar a pilotos jóvenes a progresar en el mundo de la competición. Gabriel no pudo adelantarle, pero a cambio recibió una lección práctica, un master intensivo de cómo defender tu posición cuando lo tienes todo en contra.

No fue lo único que hizo Fernando en Austria. El asturiano rodó toda la carrera detrás de Liam Lawson sin adelantarlo. Podría parecer que era imposible, pero la realidad era que Alonso tenía más velocidad punta que el neozelandés. Sin embargo, no le pasó porque entendía que estar detrás de él con DRS le hacía seis décimas por vuelta más rápido que si iba solo. Colaborar con él, le venía mejor que destruirse mutuamente. Fernando utilizó un símil ciclista para definir la situación. Era como cuando en el Tour dos escapados colaboran y se dan rebufos para mantener la distancia con los rivales. Mejor juntos que por separado.

Es cierto que, pese al ingenio y la picaresca de Fernando, puntuar en Austria hubiese sido imposible si la carrera hubiese sido normal. El gran premio se puso mucho más barato cuando Kimi Antonelli jugó a los bolos en la salida con Max Verstappen. Dos abandonos que se sumaron a los dos de Williams. Carlos Sainz no pudo comenzar y Alex Albon abandonó muy temprano cuando apareció un problema de fiabilidad en su coche. Así, puntuar se convirtió para Fernando en algo difícil, pero no imposible. Su ingenio puso el resto.

La carrera tuvo poca historia. Los dos McLaren lideraron desde la primera curva y su batalla duró poco. Duró exactamente hasta el momento en el que Oscar Piastri bloqueó sus neumáticos apurando una frenada y estuvo a punto de llevarse por delante a Norris, tal y como el británico había hecho en Canadá hace dos semanas. McLaren que había alardeado de que sus pilotos tenían claras cuáles eran las reglas y que estaban dispuestos a respetarlas, se dieron cuenta de que frenar la ambición de dos pilotos con el mismo coche es algo imposible y que lo mejor era separarlos.

Para evitar males mayores, llamaron a boxes a Lando, como en una pelea de patio de colegio, separaron a los dos niños que peleaban para evitar males mayores. No se volvieron a ver hasta el final en el que Piastri se quedó a dos segundos de Norris durante muchas vueltas. Quizá no pudo, pero yo creo que después del susto le debieron decir que no lo intentase otra vez y pusiera en peligro el doblete del equipo. No obstante, estoy convencido de que volverá a ocurrir.

Oscar y Lando tienen este año la oportunidad de lograr algo que han soñado desde que eran niños: ganar un Mundial de F1. Por muchas reglas que quieran ponerles, por muchas veces que les separen, por muchas reuniones que hagan, tarde o temprano volverán a las manos. No hay rivales, no hay nadie que ponga en peligro el título de constructores de McLaren. Hay más de 200 puntos con el segundo clasificado (Ferrari) y no tiene sentido nada que no sea dejarles correr. Es bueno para el deporte y bueno para el espectáculo y, además, viendo el ritmo de McLaren en Austria tienen margen para dejarles competir.

Próxima estación, dentro de siete días, en Silverstone. Volverá a ocurrir.

Aston Martin, de mal en peor

Aston Martin, de mal en peor

Actualizado Lunes, 5 mayo 2025 - 17:13

La temporada 2025 de Fórmula 1 es un regalo. Lo saben bien los iniciados en este deporte que seguro que disfrutaron el sábado de Miami con una de las clasificaciones más apretadas de los últimos tiempos. No sólo por las 65 milésimas que separaron al poleman, Max Verstappen, de su más cercano rival, Lando Norris. Disfrutaron, especialmente, por la tremenda igualdad que hubo en cada una de las sesiones. Una décima entre Max y el quinto clasificado, George Russell, y sólo tres décimas entre Max y Carlos Sainz con un Williams, un coche de la clase media.

Lo que ocurrió en la Q3 se veía venir desde el principio. En la Q1 Charles Leclerc se salvó de caer eliminado a las primeras de cambio por cinco centésimas. Desde el puesto doce al dieciséis todos estaban en la misma décima. Aquí no hubo respeto ni clases sociales. Un Ferrari, un Alpine, un Racing Bulls, un Haas y un Sauber se jugaron el pase separados por un parpadeo. Todos con el mismo tiempo, 1.27.4. Las milésimas decidieron en la Q1 y también en la Q2, en la que Lewis Hamilton mordió el polvo ante la revolución de los modestos. En el juego de las sillas se quedó de pie vencido por los dos Williams y un Haas.

Sí, la temporada 2025 es un espectáculo porque en los tres días de Miami vimos a Kimi Antonelli convertirse en el piloto más joven de la historia en salir primero en una parrilla de Fórmula 1; vimos ganar a Norris en la sprint race; disfrutamos con un nuevo truco de magia de Max logrando la pole para la carrera del domingo; nos frotamos los ojos cuando Carlos Sainz clasificó sexto con el Williams por delante de los Ferrari y de un Red Bull y nos asustamos al ver como ganaba el gran premio Piastri el domingo en un 1-2 de McLaren que ha sido la victoria más contundente del equipo británico en lo que llevamos de temporada: 38 segundos entre Piastri y el tercer clasificado. Fue la tercera victoria consecutiva del australiano y el primer triplete de un piloto de McLaren desde los tiempos de Mika Hakkinen hace 27 años.

Hasta aquí un fin de semana en Miami que sólo podemos calificar de espectacular. Entonces ¿Por qué mucha gente dice que este año la Fórmula 1 es un rollo? Lo dicen porque no ven a Fernando Alonso. Aunque siendo honestos, la décima posición de Fernando en la parrilla de la sprint race habría que meterla en la categoría de fenómenos paranormales. Pero es cierto, Fernando tiene cero puntos en la clasificación de pilotos, un coche que hasta ahora luchaba con Sauber por ver quién era el más lento y que en Miami definitivamente fue el último en rendimiento de la parrilla. Un coche que no mejora, que no cambia, que no tiene puntos fuertes, que no se sabe cuándo va a mejorar o si lo va a hacer en algún momento.

En Miami vimos por primera vez a un Alonso enfadado, pero no por el coche. Tras el último cero de la temporada reconoció que está preparado para resistir esto. Que desde los test invernales sabe que puntuar esta temporada en alguna de las 24 carreras dependería de que hubiese carreras locas, de que los demás fallasen y de que Aston Martin gestionase las oportunidades de forma perfecta. Está resignado a salir sin tener opciones, pero a lo que no se resigna, lo que le enciende, lo que le enfada es que teniendo oportunidades su equipo las tire a la basura.

Puede que en 2026 el coche de Adrian Newey sea competitivo, pero servirá de poco si el muro comete errores como los del sábado en la sprint race. Aston Martin tiene que mejorar también en su gestión operacional de las carreras para estar preparado para luchar por cosas grandes. El sábado, desoyeron a Fernando cuando les pidió entrar en boxes para poner neumáticos de seco. Lo hicieron casi todos antes que él a pesar de sus constantes llamadas para hacerlo. Fueron pusilánimes y perdieron la opción de rozar el podio mandando a Fernando a la parte de atrás de la carrera donde Liam Lawson hizo el resto lanzando a Alonso contra el muro. Dolió, pero no el golpe. Dolió ver como Aston Martin había desperdiciado una oportunidad.

Algo parecido ocurrió con Carlos Sainz. Fue el único piloto que no tenía un juego nuevo de neumáticos medios para empezar la carrera. Se equivocaron el sábado y comprometieron sus opciones; su compañero Alex Albon le tocó en la salida y le dañó el coche; le atacó cuando el equipo le decía a Carlos que no iba a hacerlo y luego el coche de seguridad virtual benefició a Ferrari y facilitó que Sainz perdiese dos posiciones. En cualquier caso, Williams se consolida como quinto equipo, cuarto en Miami. Han firmado el mejor arranque de temporada desde 2016 y aunque su objetivo está centrado en el próximo año habrá carreras donde les veremos brillar y codearse con los grandes.

Libre estoy, rápido soy

Libre estoy, rápido soy

Actualizado Domingo, 7 abril 2024 - 19:19

Voy a comenzar esta columna haciendo un llamamiento al optimismo y a la esperanza. Hay motivos para creer, para soñar, para gozar, para disfrutar de una temporada de Fórmula 1 con protagonismo español. También quiero apelar a que luchemos contra la indiferencia. Esa enfermedad del ser humano que consiste en devaluar las cosas que son preciosas por el simple hecho de que se repitan o porque en algunos momentos se nos pasen inadvertidas. Que Carlos

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