Baloncesto
España – Estados Unidos (88- 98)
El conjunto de Scariolo, a pesar de la derrota, fue capaz de tutear durante muchos minutos a un conjunto estadounidense al que apenas se le vieron fisuras
España, pese a la inapelable derrota por 88-98, dio la cara. Y, durante muchos minutos, logró tutear a una selección de Estados Unidos que, pese a la falta de grandes nombres, es sin duda una de las grandes favoritas para hacerse con el Mundial. Sobre todo, de la mano de un Jalen Brunson protagonizó todo un recital anotador en el Martín Carpena y se erigió como la gran figura de un conjunto estadounidense al que apenas se le vieron fisuras.
Ambas selecciones dejaron muy claro desde el primer segundo que el duelo iba a tener poco de amistoso. Los primeros diez minutos fueron todo un intercambio de golpes en el que España acabó por llevarse el primer parcial sólo por dos puntos de diferencia (28-26). Jalen Brunson se erigió en el jugador más destacado de los estadounidenses en tareas ofensivas. Sobre todo, en un arranque en el que el combinado de Steve Kerr logró hacerse con una máxima diferencia de cinco puntos (6-11).
España, lejos de dejarse intimidar, supo apretar los dientes y mantenerse en el partido gracias, otra vez, a la efectividad de los hermanos Juancho y Willy Hernangómez. Su efectividad, a la que se sumarían dos triples trascendentales de Santi Aldama y Joel Parra, permitió cambiar las tornas para colocar un 26-22 en el luminoso que se reduciría hasta un 28-26 al final del periodo.
Los estadounidenses, tal vez picados en su orgullo, metieron una marcha más a nivel defensivo, dejando a los españoles con 17 puntos en su casillero, y fueron también un ápice más efectivos en ataque en un segundo cuarto en el que lograron sumar 29 más al suyo. Jalen Brunson volvería de nuevo a hacer diabluras, después de que Cam Johnson, con dos triples consecutivos, le enviara un primer golpe al mentón a un combinado español que le tocó ir a remolque del ímpetu de un rival dispuesto a ir por todas, pero tratando de no perderle la cara al partido.
Sin mucho éxito. Estados Unidos, en la recta final del segundo periodo, con varias buenas acciones a la contra en las que destacarían Anthony Edwards y Austin Reaves y después de que un triple de Juancho Hernangómez pusiera el 45-49 en el luminoso, logró irse al descanso con una máxima diferencia de diez puntos en el marcador (45-55).
España, con todo, fue capaz de resetearse en la reanudación. Así, con un trabajo defensivo más que destacable y de la mano de un Álex Abrines entonadísimo, llegó a ponerse pronto a sólo un punto de distancia con un arranque de cuarto fulgurante (54-55). Jaren Jackson, con un oportuno triple, y las enésimas apariciones de Brunson amenazaron con volver a abrir una nueva sangría que Juan Núñez, también desde más allá de la línea de 6,75, supo frenar a tiempo para que Santi Aldama, con dos tiros libres y Rudy, con un triple, volvieran a poner por delante a los locales (68-64). Al menos, por un momento.
Estados Unidos, con un parcial de 1-9 que tuvo su arranque en un nuevo triple de Cam Johnson, devolvió el golpe para colocarse 69-73 en el marcador que España logró convertir en un 72-73 con un gran triple de Alberto Díaz. Un zarpazo casi sobre la bocina que le permitió al conjunto de Sergio Scariolo marcharse al último y definitivo periodo con todo en el aire y la sensación de que podían firmar otro golpe de efecto como el logrado el viernes frente a Eslovenia.
Estados Unidos, cómo no, también tomó buena nota de todo lo sucedido en el tercer periodo. Por eso, a pesar de que España logró ponerse momentáneamente por delante con una rápida acción inicial de Aldama nada más arrancar el último cuarto (74-73), los estadounidenses tiraron de contundencia para responder con un parcial de 10-24 que les permitió alcanzar una máxima diferencia de 13 puntos en el marcador del Martín Carpena (84-97) y acabar llevándose el duelo por 88-98. Los españoles, a pesar de ese varapalo, habían amenazado muy seriamente con volver a meterse de nuevo de lleno en el partido, pero les faltó un poco más de puntería en sus lanzamientos a canasta para convertir esa amenaza en una realidad palpable.