El calzado que popularizó Kipchoge podría causar lesiones óseas. “Hay corredores que se benefician mucho, quizá más que el 4% que se creía y otros que no se benefician nada”, señala el investigador Borja Muñiz.
Menudo invento, eh. Hace ya casi una década a unos ingenieros de Nike se les ocurrió colocar una placa de fibra de carbono en medio de unas zapatillas y revolucionaron algo tan natural, tan humano, tan simple como es correr. De repente, todo el mundo corría más rápido. Concretamente, según los primeros estudios y los primeros anuncios, un 4% más rápido. Los récords de maratón cayeron en picado, las carreras populares se llenaron de aficionados con esas zapatillas, todas las marcas se apresuraron a crear sus modelos con placa de fibra de carbono y el correr cambió para siempre. Hoy es imposible ver una carrera, del maratón de Berlín a la Carrera Popular de San Esteban de Litera -una de las muchas que se celebran este junio en España-, donde no se vean esos colchones altísimas tan de moda. Menudo invento, eh. Pero… ¿Y si no fuera tan maravilloso?
Después de los primeros análisis, promocionados por las marcas -especialmente por Nike-, diversos grupos están estudiando las zapatillas ‘mágicas’ y sus efectos ya no están tan claros. O sí. Es difícil llegar a una única conclusión. “Ahora mismo hay mucho jaleo, la literatura científica está en constante revisión. Hay artículos que señalan que el beneficio de estas zapatillas puede alcanzar el 12%, pero hay otros que indican que los corredores pueden perder rendimiento con ellas. También hay otros factores que no están nada claros como el efecto a largo plazo de este calzado sobre el corredor”, indica Borja Muñiz, investigador de la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo Sub2hrs, uno de los más prolíficos del mundo en el estudio del invento del siglo en el atletismo.
En uno de esos análisis invitaron a corredores de alto nivel y a corredores populares a utilizar las zapatillas y midieron sus beneficios. Los resultados fueron tan raros que se vieron obligados a repetir el experimento. “Este tipo de zapatillas son bastante inestables, necesitan adaptación y quizá de ahí vino el fallo, pero igualmente hemos comprobado que la variabilidad sigue siendo muy grande. Los estudios pioneros lo tenían muy claro, decían que la mejora era de un 4%, pero eso no es así. No es tan sencillo. Hay corredores que se benefician mucho, quizá más que ese 4% y otros que no se benefician nada. Lo que queremos estudiar ahora es por qué ocurre eso. No sabemos si es por el tipo de pisada del corredor, por su peso o por otras muchas variables. Esa es una información muy relevante para el futuro”, señala Muñiz que subraya que, de todas formas, “lo normal” es que un corredor se beneficie de alguna manera de estas zapatillas.
Las posibles lesiones
Otra cosa es que se puede hacer daño con ellas. Más allá de la inestabilidad por su altura -digamos que es como andar con tacones-, un estudio reciente publicado en Sports Medicine por investigadores de las universidades de Harvard, Palo Alto y Hamburgo alertó de los peligros de su ‘magia’. Por el ‘efecto rebote’ que provocan, las zapatillas con placa de fibra de carbono reducen el machaque muscular y ayudan a la recuperación, pero también ablandan. Si se utilizan en todos los entrenamientos, la zancada cambia, los músculos y los tendones pierden fuerza y todo eso acaba afectando a los huesos. En su estudio, estos investigadores presentaron varios casos de fracturas de estrés del escafoides del pie -una lesión muy difícil de curar- que relacionaban con el uso prolongado de las ‘zapatillas mágicas’. En sus conclusiones aceptaban que no hay evidencia suficiente para señalarlas como un riesgo, pero reclamaban más estudios sobre su relación con ciertos dolores.
“No he visto que estas zapatillas causen directamente lesiones, pero sí cambian la zancada. Si pasas de no usarlas a hacerlo todos los días puede haber problemas. Hay atletas de élite que ya limitan sus entrenamientos con placa de fibra de carbono para que no se debiliten sus músculos soleos y sus tendones de Aquiles”, analiza Muñiz, que no cree que los recién descubiertos defectos de los ‘muelles’ vayan a hacer que los corredores dejen de usarlos. Ni los profesionales ni los amateurs.
“Aunque haya mucha variabilidad en su efecto sobre el rendimiento y aunque haya que estudiar sus efectos a largo plazo, mayoritariamente estas zapatillas reducen el consumo de oxígeno a quienes las utilizan y eso quiere decir que pueden correr más rápido y recuperar mejor. Sea como sea siguen siendo una ayuda para el corredor”, finaliza. Menudo invento, eh.