A los 25 años y sin haber pasado por Moto3, el español celebra su primer Mundial antes de dar el salto a MotoGP
Hay otro camino, uno largo, uno enfangado, uno laberíntico, pero hay otro camino. El motociclismo, se supone, exige precocidad: el camino de Marc Márquez, de Dani Pedrosa, de Jorge Lorenzo, el camino de aquellos que fueron campeones en categorías inferiores como adolescentes y alcanzaron la cima de MotoGP como veinteañeros. Pero se puede hacer de otra forma. Augusto Fernández, nuevo campeón del mundo de Moto2, es ejemplo.
A los 20 años, cuando la mayoría de estrellas ya había celebrado algún título, él debutó en el Mundial y lo hizo además gracias a dos carambolas. La primera: en 2017, el italiano Axel Bassani dejó de pagar a Speed Up lo que le exigía por correr en Moto2 y la marca llamó al español para reemplazarle. Y la segunda: en 2018, Héctor Barberá fue detenido tras dar positivo por alcoholemia por segunda vez y, de nuevo, el sustituto fue Fernández. Así el ya campeón se hizo un nombre y así, al año siguiente, en 2019 consiguió sus primeras victorias en la categoría intermedia. Aún le faltaría una temporada 2020 horrorosa y una mejora en 2021 para convertirse en quien ha sido este año: el dueño de Moto2.
En la última carrera, este domingo, los nervios le hicieron temblar, pero su único adversario le hizo un favor. En el ecuador de la prueba en Cheste, Ai Ogura, el único que podía arrebatarle el título, se fue al suelo y le hizo campeón de manera automática. Ya nada importaba, ya podía incluso abandonar, aunque acabó celebrando en el podio, en el segundo puesto, con Pedro Acosta como ganador y Tony Arbolino, tercero.
Fue un clímax precioso para el largo ascenso de Fernández. Nacido en Madrid y criado en Mallorca, sus inicios fueron parecidos a los de Joan Mir o Izan Guevara, el nuevo campeón de Moto3, es decir, pasó por la escuela de Chicho Lorenzo y por la Federación Balear de motociclismo, pero luego su trayectoria se cruzó. Al contrario que Mir y Guevara, Fernández no consiguió un sitio en un hueco en los campeonatos que dan ascenso directo al Mundial, la Red Bull Rookies Cup o el Mundial FIM Junior, y tuvo que danzar por certámenes como la Superstock 600 de Superbikes o el Campeonato de España de Moto2 hasta que a los 20 años, gracias a dos carambolas, apareció en el Mundial.
El año que viene debutará en MotoGP de la mano de GasGas, la marca española ahora propiedad de KTM. Hay otro camino.