La habitual encuesta de la ESPN la encabeza el griego por delante de Jokic.
Reflexionaba Pablo Laso esta misma semana sobre la plenitud del que fuera su pupilo Luka Doncic y esos debates sobre si es ya el mejor jugador del mundo. “Es muy difícil porque, al final, te van a juzgar si tu equipo gana. Puedes ser el mejor jugador del mundo y no ganar un partido porque no juegas tú solo. Esto no ocurre en el tenis”, decía el técnico del Bayern de Múnich. Precisamente este jueves, ESPN ha publicado su ránking sobre los mejores jugadores de la NBA para la temporada que está a punto de empezar y en él no reina Doncic: el líder es Giannis Antetokounmpo.
Como curiosidad, ninguno de los cuatro primeros de la lista es estadounidense. Porque al griego de los Bucks le sigue el serbio Nikola Jokic, ganador con los Nuggets de su primer anillo, y después vienen el camerunés Joel Embiid y precisamente Doncic, que es cuarto.
La tradicional lista se elabora según las votaciones de un panel de expertos compuesto por cerca de 150 periodistas, editores, productores y analistas. Según ESPN, “la carrera por el primer puesto fue una de las más reñidas en la historia de NBArank, ya que la brecha entre los números dos y tres fue casi 16 veces mayor que la que existe entre los números uno y dos”.
El mejor jugador estadounidense de la lista es Stephen Curry, quinto clasificado. Jayson Tatum y Kevin Durant le siguen y el canadiense Shai Gilgeous Alexander ocupa el octavo puesto, por delante del dúo de Los Angeles Lakers, Lebron James y Anthony Davis.
Pasaron 24 años, como una maldición para el judo, siempre tan olímpico para España, nombres inolvidables, sobre todo ellas. El oro de Isabel Fernández en Sidney, los de Miriam Blasco y Almudena Múñoz en Barcelona, pero también la plata de Ernesto Pérez Lobo en Atlanta (la única masculina hasta hoy), allí también los bronces de Isabel Fernández y Yolanda Soler. Hubo que esperar hasta una lluviosa jornada en París, en el Campo de Marte, donde Fran Garrigós amplió la colección.
Fue bronce el mostoleño (-60 kilos), reponiéndose para derrotar a Giorgi Sardalashvili, y pudo serlo Laura Martínez (-48); él favorito, ella revelación, compañeros de entrenamiento, pupilos ambos de Quino Ruiz en su Dojo de Brunete. Se quedó la vallecana a un par de suspiros: tras ganar tres combates, pletórica su mañana, y plantarse en semifinales, no pudo ni con Baasankhuu Bavuudorj ni con la local Shirine Boukli después.
Fue un amanecer de sábado olímpico para soñar (con presencia de Pedro Sánchez en las tribunas, junto a Alejandro Blanco), una gran apertura de los Juegos en los que se aspira a, por fin, superar las 22 medallas de Barcelona. Arrancó primero Fran, quien, por su condición de cabeza de serie -fue campeón del mundo en 2023, entre otros logros- se saltó la primera ronda. En octavos aguardaba el belga Jorre Verstraeten y más apuros de los deseados hasta el Golden Score. Allí, un wata ari para la liberación, para espantar todos los fantasmas de un pasado que a punto de estuvieron de acabar con la carrera del mostoleño: tanto en su debut en Río como hace tres años en Tokio, donde ya llegaba como campeón de Europa, fue eliminado en el primer combate.
El beso de Quino, el abrazo y, un rato después, el japonés Ryuju Nagayama, sexto en el ránking, un rival al que nunca había derrotado en las seis anteriores ocasiones. Y otra vez la emoción, un duelo físico, por puro agotamiento hasta que Fran venció con un estrangulamiento por ippon. Marca de la casa. Garrigós es especialista en el Sode Guruma Jime "donde tú mismo te agarras tu manga y pasas la otra alrededor del cuello del rival. En suelo es donde gano la mayoría de mis combates. Y con esta estrangulación, muchos», contaba este tiempo atrás a este periódico, una técnica que le explicó Quino: "Recuerdo que en una Copa de Europa junior, en Coimbra, de los cinco combates, gané dos así. Y los rivales se quedaron 'dormidos'".
Pese a las malas caras de su rival, que le negó el saludo (fue abucheado) y tardó cinco minutos en abandonar el tatami, ahí estaban las medallas para el español, a un suspiro, ya tras la pausa del mediodía.
La tarde le trajo al madrileño un mal trago del que recuperarse sin mucho tiempo, escuchando como le gusta reagguetton en el vestuario. Cayó ante Yeldos Smetov, plata en Río y bronce en Tokio, por un ippon por estrangulamiento, precisamente. En el Golden Score, una puja igualadísima, con momentos de zozobra para el kazajo y un despiste fatal para Fran. "Cometes un fallo y...", decía antes de abordar la lucha por el bronce.
Allí volvió a ser él. Los dos últimos campeones del mundo frente a frente. Fran ya sabía lo que era derrotar al georgiano, en cuartos del Mundial 2023 que ganó, en Doha. Y lo volvió a lograr en la pura agonía del Golden Score, tras escapar de apuros y mostrar toda su personalidad.
Garrigós era la confirmación de un chico, tan prometedor, al que por fin le llegó su hora. Laura resultó una agradable sorpresa, paso a paso hasta las puertas del bronce. Primero, ante Mary Dee Vargas, después contra la serbia Nikolic (seis del mundo) y, ya en cuartos, el éxtasis, momentazo olímpico, con el espectacular ippon en el Golden Score con el que acabó con la uzbeka Abiba Abuzhakynona, una de las favoritas.
"Está muy mentalizada", avisaba Quino Ruiz. Con todo, a la vallecana le aguardaban por la tarde dos rivales temibles. En semifinales, la campeona del mundo, Baasankhuu Bavuudorj. Un combate de inercias, en el que Laura empezó poderosa, flaqueó después, volvió a tomar la iniciativa en el Golden Score y acabó sucumbiendo con un gran ippon de la mongola, plata después.
Tampoco pudo después con la francesa Boukli, en volandas por las tribunas, muy superior aunque todo se resolviera de nuevo en el Golden Score y tras un wata ari que fue revisado por los jueces.
Tuerce el gesto Scariolo ante el 'back to back' que "todos odiamos", ante el inclemente calendario una vez más, dos partidos en 24 horas en este Preolímpico que no deja de ser un enredo a pesar de la paliza inicial contra Líbano. Se lesiona Juancho en el aductor, la Fonteta no luce llena, amenaza Bahamas en el horizonte... Inconvenientes de la nueva realidad que no frenan la ilusión de España por estar en los Juegos de París. Para eso, el siguiente obstáculo es Angola este miércoles (20.30 h., Teledeporte).
A la selección le aguarda el segundo round hacia París, otro escalón, un rival bastante más peligroso. Por las armas con las que cuenta -entre ellos el pívot NBA Bruno Fernando o Jilson Bango, una de las sensaciones de la Bundesliga, recién fichado por el Casademont Zaragoza- y también por los fantasmas que despierta su recuerdo. No hay ningún episodio más sonrojante en la historia de la selección que el 'angolazo'.
Ocurrió hace estos días 32 años, cuando Angola no sólo expulsó a España de los Juegos de Barcelona en el Olímpico de Badalona, sino que lo hizo humillando a los de Antonio Díaz Miguel (63-83) en su Waterloo particular. Los chicos que ahora dirige el español Pep Clarós poco tienen que ver deportivamente con aquella selección que dominaba África (siete Afrobasket consecutivos entonces), pero los vínculos están latentes. Silvio de Sousa es el hijo de aquel ogro llamando Jean Jacques Conceiçao que destrozó a Herreros, Epi, Orenga, Jiménez o Villacampa -curiosamente en aquel equipo también estaba Santi Aldama, padre del ala-pívot de los Grizzlies- y que quedó para siempre en la memoria colectiva del baloncesto nacional como un lugar al que no volver jamás.
Su entonces compañero Anibal Moreira, otro de los héroes, es el segundo entrenador, que recuerda para EL MUNDO una noche inolvidable. "Yo estaba allí. Fue algo totalmente inesperado ganar a España en esas alturas, en ese escenario. Algo increíble, un orgullo para nosotros. Pero es una historia del pasado. España después fue campeona del Mundo, plata olímpica. Nosotros somos conscientes de eso", cuenta el técnico desde la grada de La Fonteta. Cómo olvidar las ovaciones del público local a los pases rivales o la tormenta que desataron en una España que, seis días después, en la lucha por el noveno puesto, les derrotó en una batalla llena de incidentes. "No merezco una despedida así. Nos han dado un baño", protestó Epi.
"Los chicos saben aquella historia. Aquí está el hijo de Conceiçao. Están bien informados sobre eso. Y tienen la ilusión de que todo es posible", sigue Moreira, que metió 12 puntos aquel día -España, llena de problemas y polémicas, había perdido también contra el Dream Team, la Alemania de Detlef Schrempf y la Croacia de Petrovic, Kukoc, Radja...- que habla del día más importante de la historia del baloncesto en su país junto "a los títulos que logramos en África o la presencia en los Juegos".
"Angola es un equipo atípico, por su extraordinaria prestancia atlética", alerta Scariolo. "El equipo está bien, hicimos una buena preparación. Sabemos que va a ser muy difícil, porque España es un equipo superior a nosotros. Pero tenemos nuestras esperanzas, sabiendo que somos un equipo joven con poca experiencia. Vamos a dar nuestro máximo y a jugar lo mejor posible", reflexiona el ayudante de Clarós, que también tiene en mente su enfrentamiento del jueves contra Líbano para disputar las semifinales del Preolímpico.