Alexia Putellas y el dolor de una icono

Alexia Putellas y el dolor de una icono

Momentos 2022

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Se quedó sin jugar la Eurocopa por culpa de una rotura del ligamento cruzado anterior, gran epidemia para las futbolistas. Ello no impidió que se convirtiera en la primera mujer en ganar dos veces el Balón de Oro

Alexia Putellas posa con su segundo Balón de OroMohammed BadraEFE

No hay día en que a Alexia Putellas (Mollet del Vallès, Barcelona, 1994) no se la requiera para algo. Una firma de ropa, de complementos, un libro, una serie, una entrega de premios, variopintas entrevistas… Y ella, que no es tímida pero sí reservada, que sabe sonreír hacia afuera, cuando querría hacerlo hacia adentro, sólo quiere jugar a fútbol. Porque mientras el mundo se ha rendido a sus pies, ella mira sus pies y los ve desnudos sin las botas. Observa su rodilla izquierda cada vez más fuerte. Responde bien a las cargas. Aunque los especialistas mantengan que el dolor que más se arrastra en las roturas del ligamento cruzado anterior que tanto afectan a las mujeres no esté en la articulación, sino en la cabeza. Alexia es una icono, pese a que ella hubiera tenido suficiente con que se la respetara como futbolista.

Fue este 2022 el año en que la capitana del Barcelona conquistó su segundo Balón de Oro en París. Se convertía así en la primera mujer en ganarlo dos veces. De hecho, hasta que ella apareció, ningún futbolista español había conseguido ganar el premio desde que Luis Suárez Miramontes lo lograra en 1961.

Serena y firme en el estrado, sólo le tembló un poco el labio cuando le tocó hablar de su martirio: «Echo mucho de menos sentirme futbolista. Hacer lo que más me gusta. Lo echo mucho de menos, de verdad».

Alexia sólo había dado un saltito en aquel entrenamiento con la selección española a 72 horas de que comenzara la Eurocopa. Llegó el crujido, señal inequívoca para todo futbolista. Y después el mensaje a su madre, Eli Segura, convencida de que ahí podía acabar todo. Su carrera. Sus aspiraciones. Los sueños que aún tenía por cumplir. Y justo en el mejor momento de su carrera.

APOYO A LAS 15 JUGADORAS QUE RENUNCIARON

La lesión impidió que pudiera formar parte de aquella España de Jorge Vilda que, pese a partir como una de las grandes favoritas ante los éxitos que venían cosechando las futbolistas del Barcelona en los últimos años, se estrelló en la prórroga de cuartos de final contra la campeona, Inglaterra. Fue aquella decepción el preámbulo de que 15 jugadoras, el grueso de ellas del equipo azulgrana, reclamaran cambios profundos en la gestión del equipo nacional y rechazaran ser convocadas. Alexia, lesionada, no mostró su posición pública, pero su apoyo interno hacia las implicadasfue inequívoco. Mantiene que nadie pidió nunca la destitución de Vilda, y aún confía en que, con su mediación, se alcance una solución de cara al Mundial femenino que se disputará en Australia y Nueva Zelanda entre el 20 de julio y el 20 de agosto de 2023.

Es el Mundial una de las grandes aspiraciones de Putellas, que suspira por que España pueda presentar un equipo en las mejores condiciones a un torneo en el que ella nunca pudo pasar de octavos de final. Fue esa su última frontera en la cita disputada en 2019 en Francia. Mientras que en 2015, en Canadá, el combinado español ni siquiera pasó de la primera fase aún con Ignacio Quereda como seleccionador.

Putellas, que pese a todo tenía motivos más que suficientes para sentirse feliz, se abrió en canal en el documental de Amazon Alexia: Labor Omnia Vincit. Dos semanas antes de que el Barcelona perdiera la final de la Champions de Turín ante el Olympique de Lyon de Ada Hegerberg (1-3), partido en el que las azulgrana afrontaron como si ganar fuera siempre una obligación, la capitana no pudo más: «Yo siempre estoy deseando que comience un partido. Pero ahora sólo deseo que se acabe. Que se acabe la Champions de una vez. Que se olviden de que existo. Y que me dejen en paz».

Alexia Putellas saluda a la afición junto a sus compañerasQuique GarcíaEFE

Era aquella ya una llamada de auxilio ante una vorágine que amenazaba con llevársela por delante, pese a que quienes más la conocen siempre destacaron de ella su fortaleza mental. El Barcelona perdió aquella final, y Alexia sólo podía dar vueltas a que habían fallado a toda esa gente que, además de haber tomado las gradas del Juventus Stadium de Turín, ya había batido por dos veces en el Camp Nou el récord histórico de asistencia en un partido de fútbol practicado por mujeres: 91.553 espectadores frente al Real Madrid en los cuartos de final de la Champions; y 91.648 en el duelo de semifinales contra el Wolfsburgo.

Alexia, a la que su padre, Jaume, la enseñó antes de morir a ser competitiva, pero también humilde, no se siente a gusto posando con los premios ni viviendo de los halagos. La obsesión por trascender no tiene sentido para ella si no hay una evolución en su deporte. Si no hay un balón de por medio. Sólo quiere regresar a sus rutinas, y no tener que volver a preguntarse qué puede hacer un fin de semana. Porque para ella nunca existieron.

kpd