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En los últimos tiempos se amontonan los veinteañeros de éxito en tenis, atletismo o ciclismo: la cantera ofrece garantías
“El deporte español siempre ha estado arriba. Es un país que siempre ha tenido atletas destacados”, explica François Beoringyan, entrenador del vallista Asier Martínez, reciente campeón de Europa. Habla poco después de que Carlos Alcaraz ganara su primer Grand Slam en Nueva York a los 19 años. Habla poco antes del éxito de España en el Eurobasket con una selección adolescente
El deporte español, en efecto, siempre ha estado arriba. Sin embargo, como todo país, también ha sufrido altibajos y transiciones bruscas.
Por fortuna, el 2022 ha dejado una España de futuro. O incluso de presente. Alcaraz, en el tenis; Juan Ayuso (20 años) y Carlos Rodríguez (21) en el ciclismo; Asier Martínez (22) en el atletismo, Alba Vázquez (20) en natación, Jaime Pradilla (21) y Usman Garuba (20) en baloncesto; Pedri (19) y Gavi (18) en fútbol; son algunas de las pruebas que demuestran la buena hora que vive el deporte del país.
“En todos los países, en casi todos los deportes, ahora la edad no es un criterio. En el fútbol, por ejemplo, los jugadores se encontraban con la madurez deportiva a los 29; hace tiempo que vemos jugadores con 17, 18, o 20 con condiciones ampliamente desarrolladas. España también vive esta corriente. Nos hemos quitado esta creencia que implica el ser maduro para rendir”, explica Beoringyan.
El gran momento que reflejan los diferentes ámbitos mencionados no ha llegado por suerte o por favoritismo. La detección del talento temprano, el desarrollo de instituciones formativas, la promoción y la constante generación de experiencias para los atletas, son fortalezas que han enviado al deporte español a una posición favorable en el plano mundial. Así lo explica Teresa Messia, psicóloga deportiva de la Universidad Autónoma de Madrid.
“Tenemos a Alcaraz en tenis, John Rahm en golf, a Carlos Sainz en F1. La selección de waterpolo, la selección de baloncesto es la actual campeona del mundo. Si seguimos en esta dirección, estableciendo programas de detección de talento, en España seguirán surgiendo figuras generacionales”, añade.
La mente, el peor enemigo
Aunque España goza de un relevo que se extendería con facilidad a través de una generación, la explosión juvenil que se ha afincado en el proceso choca con retos que obligan a los deportistas a encontrar soluciones nuevas, creativas y, en especial, profesionales que les permitan hallar estabilidad en medio de la oleada de buenas noticas.
Los atletas del siglo XXl se enfrentan a un proceso de maduración más rápido, exigente y profesional. En otros periodos de tiempo, existía la posibilidad de ver a una persona que no cuida su alimentación en un campo de juego. Hoy, esa opción es imposible. Los calendarios, los decibelios con los que se desarrollan las competiciones y, en especial, la carga que recae sobre los hombros de los deportistas pueden transformarse en su talón de Aquiles, según apunta la nadadora Alba Vázquez en conversación con EL MUNDO
“El año pasado llegó un punto en el que no daba para más. Tuve que hablar con el preparador. Estuve varios meses sin nadar, compitiendo en cada estilo por separado. Fue muy difícil”, comenta.
Vázquez afrontó una situación compleja con tan solo 20 años. Una nadadora, acostumbrada a estar dentro del agua desde una temprana edad, se veía obligada a salir de su hábitat y de apelar a un modelo diferente de preparación. La andaluza trabajó de la mano de un psicólogo para superar el problema y, con el paso del tiempo, regresó a las competiciones.
