Llama la atención que Adrián Mateos (San Martín de la Vega, 1994) hable de un año «agridulce». En 2025 ganó su quinto brazalete en las Series Mundiales de Póker y entró en el top 10 histórico de mayores ganadores de la historia, con más de 50 millones. Su logro más reciente ha sido la elección en Los 100 del Deporte de Marca, en la categoría de Mejor hazaña deportiva. En la «mesa final», acapara más votos populares que los otros nueve candidatos juntos. «Me apasiona el deporte y es un orgullo estar nominado al lado de tantas estrellas, como Carlos Alcaraz», asegura el jugador.
Otros finalistas son Aitana Bonmatí, Marc Márquez, Ilia Topuria y Lamine Yamal. En su categoría, después de Mateos el más votado es el alpinista Carlos Soria, con un 15 % de los votos. Es la primera vez que un profesional del naipe opta a estos premios deportivos.
«Esta nominación le viene muy bien al póker. Las nuevas generaciones ya lo ven como un deporte mental. Muchos de los estigmas o connotaciones negativas vienen del desconocimiento. Cuando no conoces algo, es difícil tener una opinión formada. Los nuevos jugadores lo entienden mejor. El póker requiere muchísimo trabajo para estar en la élite, como cualquier otro deporte».
Cada vez más solicitado para dar entrevistas, Adrián confiesa que al principio iba a los platós «con vergüenza». «No siempre estás igual de a gusto. Algunos se lo preparan y te hacen preguntas más precisas. Otros no tienen ni idea y sueltan lo primero que se les pasa por la cabeza. Tienes que navegar de diferente manera». Eso sí, casi siempre acepta: «Si creo que puedo hacer una buena labor como embajador, siempre estoy encantado de ayudar a que la gente conozca este mundo», asegura.
En Torrelodones, donde transcurre esta conversación, ganó su primer gran torneo, el Circuito Nacional de Póker, en 2013. «Tengo muy buen recuerdo. Yo tenía 18 años y aún no era profesional. Vinieron mis padres, que no tenían ni idea. Era la primera vez que entraban en un casino y fue muy emocionante». A los pocos meses, Mateos tuvo otra gran victoria: «Fue un trampolín muy bueno. Yo ya jugaba mucho, se me daba bien y había tenido buenos resultados, pero gracias a aquellos dos les pude decir a mis padres que dejaba la carrera para dedicarme a esto, que iba a luchar por mi sueño».
Mateos regresa a Torrelodones como miembro del equipo profesional de Winamax, principal patrocinador de un CNP que ha crecido casi a la par que el madrileño. «En 2013 lo jugamos varios cientos de personas, pero este año ha superado todos los récords, con 2.600 solo en el torneo principal y 16.000 en todo el circuito».
- ¿Por qué no ha sido un año perfecto?
- En vivo me perdí un par de partidas por asuntos familiares y jugué menos. He terminado algo en negativo, pero online ha sido uno de los mejores años.
- Es curioso, porque los torneos por internet son las más duros.
- Son más difíciles, porque el porcentaje de profesionales es mayor. Hay pocos recreacionales en estos torneos en internet.
- Aparte del talento, ¿cómo se llega a la élite?
- Ser mejor que mis rivales requiere mucho trabajo. Después de la pandemia me ha ido muy bien. Aquel año pude jugar más horas online, porque antes jugaba sobre todo en vivo, y eso me permitió escalar de nivel.
- ¿Cómo mejora alguien que ya domina el juego?
- Cada situación es única y compleja. Cada día cometo muchos errores y cuando tengo dudas de una mano, la analizo después y estudio dónde mejorar. Es un juego de detalles. Estoy muy lejos de saberlo todo, nunca lo conseguiré. El cerebro humano no puede acumular toda la información posible. Luego, hay factores ajenos, sobre todo en vivo, y cada mano es única. Cada rival es diferente y tiene distintas tendencias.
- ¿Cuál es la principal causa de los errores más caros?
- Tomamos decisiones en segundos o unos minutos. Luego analizo la mano y en cinco minutos veo que me he equivocado y corrijo.
- ¿Qué porcentaje de azar y de habilidad hay en el póker?
- No hay un porcentaje exacto, pero cuantos menos manos juegues, el azar es más importante y si juegas muchas manos, es prácticamente nulo.
- ¿Cuántos días ha descansado este año?
- Pocos. Menos de lo que debería. En agosto me lo tomé libre y poco más. Normalmente trabajo cinco o seis días a la semana, pero en los grandes torneos en vivo, como en Bahamas, son 14 días seguidos sin descanso.
- ¿Cuándo formará una familia?
- Quiero ser padre, pero en el futuro. Todavía siento que quiero esperar un poquito. Supongo que en unos años, si todo va bien, tendré una familia.
- ¿Hay alguna habilidad que le haya dado el póker?
- Se trata de tomar decisiones correctas, sin importar el resultado. La gestión de emociones también te vale para tu vida cotidiana. Y no pensar en los resultados sino en las decisiones correctas es algo que la gente no ve en muchos ámbitos.
- ¿Seguirá subiendo en la lista de mayores ganadores?
- No creo que sea la más importante, ni mucho menos, aunque es llamativa. Estar en el top 10 es difícil, pero lo normal es que siga subiendo y que pase pronto a Daniel Negreanu, porque yo juego más, pero es un honor competir contra él y contra Phil Ivey. Son los ídolos que tenía cuando empecé.
- ¿Se ve jugando hasta los 50 y más adelante?
- Sí, siempre y cuando me apasione. Soy muy competitivo y cuando no pueda dedicarme al cien por cien y seguir entre los mejores, jugaré menos. Me gusta sentir que puedo ganar a cualquiera. La vida cambia mucho. Tengo 31. Cuando tenga 50 igual tengo otras prioridades. A pequeña escala, me pasó en el tenis. Jugué a un nivel medio-alto hasta los 18. Ahora no me gusta, porque veo que soy malísimo. Me frustra y me voy al pádel, donde al menos sigo aprendiendo.
- ¿Sus padres han aprendido a jugar?
- No han jugado ni una mano. Sí enseñé a mi hermano pequeño y al principio jugábamos los dos, pero no le apasionó. Lo dejó y me dijo: «Tú no pares».
- ¿Cualquiera puede ser un buen jugador?
- Hace hace falta gestión de emociones, psicología… No todo el mundo vale para todo.






