En las gradas del Palau Sant Jordi, durante el Mundial de Barcelona de 2013, una niña. Así empezó todo. A los nueve años, Iris Tió, junto a sus padres, Enric y Laia, ambos músicos, señalando la piscina y diciendo alto y claro: «Quiero ser como ella». Como Ona Carbonell. Hoy Tió es la nueva estrella de la natación artística española y la imagen de la resurrección de la selección.
Porque hasta ahora la sima era profunda. La España brillante de los Juegos de Pekín 2008 y Londres 2012 se desmoronó con el caso Anna Tarrés -la entrenadora fue despedida, varias nadadoras lo dejaron…- y, tras la ausencia en Río 2016, reapareció a duras penas en Tokio 2020. Ahora, para París 2024, ya tiene las dos plazas aseguradas y vuelve a apuntar a las medallas.
En el Mundial de Doha recién terminado tanto el dúo formado por Tió y Alisa Ozhogina como el equipo acabaron en cuarta posición. Queda mucho trabajo, pero faltan meses y sobra empuje: el próximo verano todo es posible. ¿Cómo ha revivido España? Con la ilusión de las niñas que crecieron en la época dorada, como Tió, con el trabajo del nuevo equipo técnico dirigido por Mayuko Fujiki y con un cambio de reglamento.
“Dos estrellas”
Por partes. «Iris y Alisa son dos estrellas. Debutaron en Tokio siendo muy jóvenes -18 y 19 años- y son nuestra apuesta para seguir la línea de Ona y de Gemma Mengual y Andrea Fuentes», comenta la seleccionadora, Fujiki, sobre las referentes actuales. De caminos muy distintos, pues Tió se formó en el potente Kallipolis de Barcelona y Ozhogina en el humilde Sincro Sevilla, ambas se encontraron al frente de la selección siendo apenas adolescentes y tuvieron que ponerse a empujar. Tió, por ejemplo, debutó como absoluta a los 15 años. En un deporte siempre dominado por Rusia, ambas muestran el estilo y las maneras de la escuela de ese país -Ozhogina es nacida en Moscú, de hecho-, los que les ha llevado a la cima.
En el campeonato que recién ha acabado, subieron al podio en la parte técnica tanto en el dúo -bronce- como junto al equipo -plata-, pero resbalaron en los ejercicios libres y, sobre todo, en la parte acrobática. Hay camino que recorrer. «Para estar en el podio en París hay que hacerlo mejor», admite la entrenadora y en ello está. Desde hace casi siete años.
Más descansos
La marcha de Tarrés en 2012 dejó un vacío exagerado en la dirección técnica de la selección y, después del paso frustrado de Esther Jaumà, en 2017 Fujiki se hizo con las riendas. Nacida en Osaka y bronce con el equipo japonés en los Juegos de Atlanta 1996, la hoy seleccionadora conoció España en una visita en 2002 y el año siguiente empezó a trabajar como asesora de la propia Tarrés, un puesto que mantuvo hasta 2011. Luego ayudó a Estados Unidos o China hasta que recibió la llamada de la Federación Española para dirigir el nuevo proyecto y se instaló en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat junto al equipo.
En sus manos estuvo, por ejemplo, darle una despedida digna a Carbonell, formar un nuevo dúo de garantías, unir a nadadoras que venían de Barcelona, Madrid o Sevilla y, entre otras cosas, instalar una nueva metodología de trabajo. Entre sus medidas está, por ejemplo, que el domingo nadie entrene o que se limiten las horas en el agua: las tardes del miércoles y del sábado, por ejemplo, sólo se trabaja en seco. «El descanso es importante, esto ha ido cambiando porque en mi época se pensaba más en entrenar que en descansar. Ahora sabemos que, sin descanso, baja la calidad de los entrenamientos», analiza quién sabe como nadie cómo ha evolucionado su deporte.
Las nuevas leyes
Porque la natación artística, antes sincronizada, era seguramente la disciplina más encorsetada de todas en los Juegos Olímpicos y ahora es más libre. Un nuevo reglamento, que premia las acrobacias y castiga más los errores, hace que ya no sepa quién va a ganar antes de empezar. Por ejemplo, en el reciente Mundial, en el dúo ganó China, algo previsible, pero en segundo lugar acabó Reino Unido y en tercero, Países Bajos: dos sorpresas.
En los próximos Juegos Olímpicos de París 2024 se supone que Rusia -ausente en el Mundial por sanción- y China estarán por delante, pero por detrás tanto en el dúo como en el equipo puede pasar cualquier cosa. «Ahora hay estrategias distintas y cada país puede llevarse el reglamento a su punto fuerte», finaliza Fujiki después de certificar con una líder como Tío, aquella niña que miraba a Carbonell desde las gradas del Sant Jordi, que España ha vuelto a la cima.