La corredora de larga distancia Joasia Zakrzewski utilizó un coche durante un tramo de cuatro kilómetros
L2M Ultra
La corredora de larga distancia Joasia Zakrzewski fue suspendida este miércoles durante 12 meses por un organismo disciplinario de atletismo del Reino Unido por conducir un automóvil durante una carrera de 50 millas el pasado abril y quedar en tercer lugar.
Los datos del sistema de seguimiento del GB Ultras Manchester a Liverpool mostraron que Zakrzewski, que representó a Escocia en el maratón de los Juegos de la Commonwealth de 2014 en Glasgow, utilizó un coche durante un tramo de 4 km de la carrera.
La mujer de 47 años, que fue despojada de su tercer puesto, afirmó que había informado a los responsables de la carrera de haber estado en un coche y haber terminado la carrera “de forma no competitiva”.
El Panel Disciplinario Independiente de Atletismo del Reino Unido no estuvo de acuerdo con ella en su veredicto.
“La demandante había recogido el trofeo al final de la carrera, algo que no debería haber hecho si hubiera completado la carrera de forma no competitiva”, dijeron.
“Ella tampoco intentó devolver el trofeo en la semana siguiente a la carrera”.
Armand Duplantis era el nombre anunciado y Estocolmo la ciudad elegida. "Mondo" no había batido ninguno de sus once récords del mundo de salto con pértiga en su país, en Suecia. Su estado de forma, sus ganas y, prácticamente, su anuncio presagiaban, prometían acabar con esa especie de anomalía deportivo-patriótica. Y así sucedió. Duplantis, en la séptima escala de la Diamond League, se elevó por encima de los 6,28, un centímetro más de los 6,27 conseguidos el 28 de febrero en la pista cubierta de Clermont Ferrand.
Lo hizo en el primer intento, y era su quinto salto. No había necesitado más. Ni siquiera llegó a cansarse. Empezó, para calentar, en 5,60. Lo salvó a la primera. Y también los 5,80, los 5,90 y los seis metros. En los seis había caído el australiano Kurtis Marschall. Un compañero, no un rival. Duplantis no tiene rivales. Tiene compañeros, colegas, amigos... Pero no adversarios, en ese sentido de competitividad, de pugna entre pares que posee la palabra y admite el concepto.
Se quedó solo, pues, Duplantis, como es lógico, habitual e inevitable. El brinco, liviano en su potencia, sutil en su grandeza, propio de un hombre alado, casi ingrávido, se aproxima un poco más a otra de esas fronteras inimaginables: los 6,30. Nadie duda de que la franqueará. A ese respecto, en el mundo del atletismo hay consenso, no debate. En todo caso, el debate puede plantearse en torno a si Duplantis, de 26 años, superará los 6,50.
El día fue una fiesta nacional sueca. Andreas Almgreen, en la estela triunfal de Duplantis, batió el récord de Europa de los 5.000. Se lo arrebató a Mo Katir. Realizó 12:44.27 por 12:45.01 que el español poseía desde julio de 2023.
Fue un martes 13, la madrugada del martes 13 de julio de 2010, cuando el mundo de Maria Petit cambió. Volvía de fiesta en moto junto a una amiga, no pudo esquivar a un camión de harina mal aparcado y el impacto fue violento. Por suerte -y seguramente gracias al casco que llevaba puesto-, salvó la vida, pero perdió la vista. A los 17 años pasó de adolescente «que salía mucho» a...
«A buscar mi sitio de nuevo como podía. Con los estereotipos que tenía creía que o me ponía a vender cupones o me convertía en paralímpica», recuerda en conversación con EL MUNDO Petit que, al principio, optó por el segundo camino. O, mejor dicho, se lanzó de cabeza al segundo camino. Corrió, corrió y corrió hasta llegar a la final del Europeo de atletismo paralímpico de 2014, hasta completar los 100 metros en 14 segundos, hasta que se dio cuenta que se estaba equivocando. «Corría por inercia, para demostrar que seguía siendo válida, pero no era lo que necesitaba. No me había adaptado a la ceguera, no era independiente. Podía competir en el Europeo, pero no salía sola de casa. Decidí parar. Y, entonces sí, fue muy duro, pero llegó la adaptación real», rememora Petit, un torbellino, purito nervio, que ahora sabe dónde descargar toda su energía.
Su técnica en la montaña
Mientras estudiaba Integración Social y encontraba su sitio en el mundo laboral -hoy trabaja en la comunicación de Hallotex, una empresa textil de Mataró-, probó el yoga, probó el surf, probó el fútbol, probó la escalada en roca, probó el kayak y, entre otras muchas cosas, probó el trail running. Y ahí se enganchó. ¿En el trail running? Sí, sí, en el trail running. Correr por la montaña no parece lo más recomendable para una persona invidente, pero Petit ha hallado la manera. Con su método ha finalizado las pruebas cortas del Trail Moixeró o de la Gorbeia Suzien y recientemente completó los 44 kilómetros de los Tres Días Trail Ibiza en un tiempo destacable.
MATIAS NOVOARISTA
¿Cómo lo hace?
Correr en asfalto es relativamente fácil. Si las piernas te funcionan puedes incluso ir rápido con la ayuda de un guía. Pero en la montaña es diferente. Llevo dos guías, una delante y la otra detrás, y las tres vamos cogidas a una barra. La guía de delante es quien da las instrucciones, quien avisa de piedras, de raíces, de agujeros, de ramas, y la guía de detrás lleva el timón. Se necesita valentía, ganas de vivir emociones fuertes y mucha confianza en el equipo. En las bajadas vamos rápido y hay mucha tensión, pero es divertidísimo.
Petit confiesa que acaba las carreras con las piernas hechas trizas y que ha perdido la cuenta de las caídas sufridas, pero no va a parar. «No veo el paisaje, pero siento el paisaje. Lo distingo a través de mis pies. La tierra, la vegetación. Cuesta explicarlo, pero yo también siento que estoy en contacto con la naturaleza, vivo esa libertad, noto esos estímulos distintos», revela la corredora que sueña con correr un maratón de montaña, aunque es complicadísimo soportar el desgaste.
La dificultad de entrenar
Más allá del cansancio físico -de correr y de sostener la barrer-, la exigencia psicológica es alta y prepararse es casi imposible. Cada vez que quiere salir a correr por la Serralada Litoral que rodea Vilassar de Mar, su pueblo, a unos 25 kilómetros de Barcelona, Petit tiene que cuadrar la agenda de tres personas: toda una gesta. «Corro por asfalto, que es más fácil, y hago ejercicios de fuerza. Pero sé que será difícil. No pienso eso de 'si quieres, puedes'. Hay mensajes motivacionales que blanquean la discapacidad. Yo no soy una superheroína, ni tampoco un ser de luz. Tengo mucha empenta, pero llego donde llego y no soy ni más buena ni más mala que antes», aclara quien desde la Fundación Adecco lucha por favorecer la integración laboral de las personas con discapacidad.
MATIAS NOVOARISTA
«Para mí es más fácil subir al Kilimanjaro o al Aneto que bajar a la calle a tirar la basura. Sigue habiendo obstáculos, pero puedo cumplir con mi trabajo sin problema. Utilizo el móvil, el Whatsapp, las redes sociales, ha habido muchos avances en eso», expone Petit, que asegura que ha vuelto a subir a una moto y que, en realidad, apenas piensa en el martes 13 de julio de 2010 en el que su mundo cambió.