El belga anuncia hoy una retirada que ya hizo pública en Valdebebas este verano. “Nunca volvió a jugar sin dolor”, explican sobre aquella lesión en un Madrid-PSG de 2019.
El único año que la escuela pública Lavoisier consiguió ganar el campeonato nacional de fútbol por institutos fue el año en el que Eden Hazard dio clases allí. Era un adolescente que jugaba en las categorías inferiores del Lille y era “muy trabajador y muy humilde“, como contaron sus profesores a EL MUNDO en 2019. “Nunca alardeaba de lo bueno que era”, resumió la maestra Vanesa Bavay. Dos décadas después de su paso por ese edificio de Lille, aquel niño de 14 años ha anunciado su retirada del fútbol. Lo hace a los 32 años y sólo cuatro temporadas después de fichar por el Real Madrd. Toma la decisión con los tobillos destrozados y con la cabeza en paz tras aceptar que su cuerpo nunca volvió a ser el mismo después de aquella entrada de su compatriota Meunier en un Real Madrid-PSG. “Debes escucharte a ti mismo y decir basta en el momento adecuado”, escribió el belga en su despedida. Dicho y hecho.
“No se merecía esto“. En Valdebebas guardan un gran cariño por Hazard. La desgracia le hizo pasar más tiempo en la enfermería y en el banquillo que en el césped, pero los miembros de los cuerpos técnicos que han pasado por el Madrid estos años y los trabajadores de los diferentes departamentos del club que han coincidido con él durante esta etapa hablan maravillas de la persona que era el belga. “Nunca dejó de intentarlo y siempre con una actitud positiva. Probó mil tratamientos, distintos ejercicios… Pero nada”, recuerdan desde la ciudad deportiva del Madrid.
Hazard aterrizó en la capital de España en junio de 2019 después de la insistencia de Zinedine Zidane, que ya cuando estaba en Lille avisó a la directiva del Madrid de su talento. Cristiano Ronaldo había sido vendido en 2018 y el belga era la opción más lógica para sustituirle. Tenía 28 años y acababa de ser elegido como el segundo mejor jugador del Mundial de Rusia, dos años seguidos en el Once de la FIFA, MVP de la Europa League, 8º en el Balón de Oro… Las 50.000 personas que se citaron en el Bernabéu para su presentación resumieron su llegada: era el elegido. El ‘7’ a su espalda, 100 millones de euros para el Chelsea y el futuro de la banda izquierda del Madrid asegurado.
Pero las cosas se torcieron desde el principio. Hazard llegó fuera de forma a su primera pretemporada y lo notó. Nunca había sido un futbolista que trabajara mucho su físico en verano, más bien “mejoraba jugando partidos“, como cuentan en su entorno, sufrió problemas musculares durante la gira y cuando comenzaba a coger la forma, apareció Meunier. Acumula un gol y cuatro asistencias cuando el 26 de noviembre, su compatriota le realizó una entrada que alcanzó su tobillo y cambió su carrera. Problemas en el pie, en el peroné, varias operaciones, clavos… “Nunca volvió a jugar sin dolor“, explican en Valdebebas.
En cuatro temporada, Hazard disputó 76 partidos con el Madrid y anotó 7 goles. No llegó a disputar ni un sólo Clásico contra el Barcelona, ni la final de la Champions de París, ni las finales de Supercopa de España, de Europa o de la Copa del Rey. En todas faltó por lesión o su nivel no era el adecuado como para abandonar el banquillo. Una circunstancia que condicionó su futuro.
Este verano, el futbolista avisó a la dirección técnica del Madrid de su intención de retirarse. Todavía tenía contrato con el conjunto blanco, donde era el mejor pagado de la plantilla, pero su cuerpo ya no respondía y se consideraba un estorbo. La explosión de Vinicius mitigó un poco la rabia interna del Madrid, pero en el seno del club siempre ha existido una “rabia” importante por lo que pudo ser y no fue.
Al final de la pasada temporada, Hazard tomó la decisión de colgar las botas, la economía del Madrid lo agradeció para hacer sitio a Bellingham y se anunció un acuerdo para poner fin a su relación. Hoy, dos meses después, ha anunciado su retirada. No se planteó otras opciones, como volver a Bélgica o jugar en ligas exóticas como Arabia o la MLS. Su única alternativa era volver a disfrutar de la vida con su familia. “Pude hacer realidad mi sueño, jugué y me divertí en muchos campos de todo el mundo. Ahora es el momento de disfrutar de mis seres queridos y tener nuevas experiencias. Nos vemos pronto fuera del campo mis amigos”, escribió.