Ángeles Béjar, la madre de Luis Rubiales, suspendido temporalmente como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), ya se encuentra en su casa de Motril tras ser dada de alta cerca de la medianoche del miércoles. La mujer fue ingresada horas antes en el Hospital Santa Ana de la ciudad debido a diferentes problemas físicos ocasionados durante el encierro y la huelga de hambre que ha mantenido durante tres días.
La madre de Rubiales ha abandonado el servicio de urgencias del hospital pasadas las 23.30 horas de este miércoles acompañada de uno de sus hijos y tras responder de forma satisfactoria al tratamiento realizado, lo que ha proporcionado a la paciente una mejoría en el cuadro clínico por el que fue ingresada.
Para saber más
Fuentes cercanas a la familia consultadas por Europa Press han indicado que, tras una crisis en que sintió que su situación empeoraba, como indicó a los periodistas el sacerdote de la parroquia Divina Pastora, la huelga de hambre ha finalizado, habiendo ya dormido en su casa esta pasada noche tras la revisión en el hospital.
Pasadas las 18:15 horas de este miércoles, cuando en principio estaba previsto que Ángeles atendiera a los medios, fue el padre Antonio quien detalló a los periodistas que la mujer había tenido que salir del templo, por su propio pie y usando una puerta trasera, al encontrarse “muy mal” y “con angustia” y “muchos problemas ya no solamente a nivel anímico”, sino también con palpitaciones. Se notaba “nerviosa” y con “mucho estrés”, también por el calor de la última hora de la tarde.
“Estaba ya cansada de estar aquí” e “incómoda”, de tal modo que los familiares habían decidido que tenía que ser trasladada, precisó el sacerdote, quien ya adelantó que no volvería a la parroquia a continuar la protesta y, a preguntas de los periodistas, que Rubiales había llamado a su madre por teléfono para hablar con ella.
La madre del ejecutivo motrileño dijo este martes a los medios que su intención con esta protesta era que la futbolista Jennifer Hermoso dijera “la verdad“. Fue con motivo de una misa multitudinaria tras una convocatoria difundida en redes sociales animando a los vecinos de Motril a acudir a este lugar en apoyo a Rubiales.
Una familiar indicaba este miércoles por la mañana a los periodistas que su familia, incluido Luis Rubiales, que ha estado hablando con ella a menudo, le seguían pidiendo que abandonara la huelga de hambre, ya que solo estaba bebiendo agua y líquidos isotónicos junto con su medicación. Había dormido en un colchón en una capilla lateral.
«Van a acabar con todos». Cuando el cuerpo técnico del Real Madrid analizó el calendario futbolístico de esta temporada, la reacción fue la misma por parte de casi todos: un suspiro de cansancio. La pretemporada no había comenzado, pero el horizonte no daba tregua. «En condiciones ideales, necesitaríamos dos plantillas», bromean en Valdebebas. El conjunto blanco, que empezó su preparación veraniega el pasado 15 de julio, podría terminar la temporada el próximo 13 de julio de 2025, fecha en la que se disputará la final del nuevo Súper Mundial de Clubes.
Si el conjunto blanco llega a la final de la Supercopa de España, de la Copa del Rey, de la Champions y de ese Súper Mundial, sus futbolistas alcanzarían los 70 partidos disputados en una temporada. Si a eso se suman los diez con sus selecciones, llegarían a 80. Una barbaridad. «No tiene ningún tipo de sentido», contestaba ayer Carvajal a este periódico. «Es imposible aguantar el nivel y lo sufrimos nosotros y nuestras familias. Los estamentos oportunos deberían analizar esto», añadía. A su lado, Fede Valverde reflexionaba: «Nosotros los sudamericanos tenemos que hacer 12 horas a la ida y 12 a la vuelta con la selección. Este año hemos entrenado menos, tenemos menos gasolina... Intentamos cuidar la alimentación y nuestros descansos, pero es complicado».
Esta noche, en la Supercopa de Europa ante el Atalanta, la plantilla de Carlo Ancelotti comienza su camino hacia la pelea por siete títulos: el de hoy en Varsovia, la Liga, la Champions, la Copa Intercontinental, la Supercopa de España, la Copa del Rey y el Súper Mundial de Clubes.
En busca del 'septuplete'
Olvídense del famoso 'triplete' de Liga, Champions y Copa del Rey, eso ya no existe. Ahora el fútbol moderno aspira a otras cosas, a una especie de septuplete, algo único en la historia. Por eso lucharán los blancos este curso, nadie más tendrá tantas obligaciones. Más allá de las competiciones clásicas, la inclusión de la Copa Intercontinental y del Súper Mundial de Clubes es lo que trae de cabeza al cuerpo técnico.
Si ya de por sí la Supercopa de España en Arabia ha trastocado las últimas temporadas de la plantilla, con la necesidad de pasar una semana en Oriente Medio, lejos de las familias justo después de Navidad, las dos nuevas competiciones complican todavía más las cosas. La Intercontinental sustituye al antiguo 'Mundialito'. El Madrid tiene plaza en la final, que en principio se disputará el 18 de diciembre en un lugar todavía por definir. Y lo hará ante el ganador de las eliminatorias previas, que enfrentan a los campeones del resto de conferencias de la FIFA.
Todo ello antes del parón navideño, del viaje a Arabia y de un enero y un febrero colapsados por la Liga, la Copa y la Champions, que este año amplía su fase inicial de seis a ocho partidos. No hay tregua.
La nueva Champions, con más partidos
El Madrid disputará ocho encuentros en la primera liguilla de la Champions, que llegará hasta el mes de enero y será en formato liga, con 36 equipos. Si queda entre los ocho primeros, pasará a octavos. Si termina entre el noveno y el 24º, disputará un play-off intermedio para seguir en la competición.
A partir de ahí, el tramo decisivo de la temporada. Liga, Copa y Champions. Lo de siempre. La final de Copa será el 26 de abril, la última jornada de la Liga se celebrará el fin de semana del 24 y 25 de mayo y siete días después, el 31, será la final de la Champions League.
Dudas con el Súper Mundial
Ahí, en condiciones normales, terminaría la temporada de todo el fútbol europeo, que iniciaría un descanso necesario para afrontar el curso 2025-2026, que finalizará con el Mundial. Pero no, aún hay más. El Madrid, junto al Atlético, el City, el PSG y un total de 32 clubes, disputarán en EE.UU. el nuevo Súper Mundial de Clubes. Una competición organizada por FIFA que amplía el antiguo 'Mundialito', aparentemente sustituido por la Intercontinental.
La FIFA planea que el evento comience el 13 de junio, dos semanas después de la final continental, y termine el 15 de julio, cuando algunos equipos ya hayan comenzado la pretemporada del curso siguiente. Un sinsentido que también ha sucedido este verano, con muchos clubes de pretemporada mientras las selecciones todavía estaban en la Eurocopa y en la Copa América.
Los futbolistas de la selección de España e Inglaterra han tenido dos semanas de vacaciones y acumularán once meses de competición constante. No habrá vacaciones más allá de los pocos días que se concederán en Navidad.
Pero todo podría cambiar, porque en varios estamentos del fútbol europeo hay algunas dudas sobre la celebración del Súper Mundial de Clubes. No hay sedes confirmadas ni derechos de televisión vendidos, algo que inquieta a los clubes, que incluso podrían rechazar la invitación si el evento tarde en organizarse.
Su último Grand Slam (Roland Garros 2022) lo firmó con 36 años, una edad no sólo prohibitiva para cualquier tenista, sino para los más grandes de la historia. Para entonces, Rafa Nadal ya sólo competía por la eternidad. Este jueves 10 de octubre de 2024 se cierra la puerta definitivamente para alguien cuya fiereza competitiva y constancia en el trabajo guardan evidentes semejanzas con las de Michael Jordan, Muhammad Ali, Eddy Merckx o Michael Phelps, abocados por diferentes razones a un adiós más temprano. En el olimpo de los grandes deportistas de la historia está él. Sin duda.
Mucho se ha escrito sobre los rituales de Nadal con las botellas de agua, la cinta del pelo o las líneas de la pista. Una conducta, al borde del trastorno obsesivo compulsivo, que le emparenta con Michael Jordan, acostumbrado a repetir, casi enfermizamente, el mismo patrón. Un café antes de vestirse, un chicle, sus shorts de North Carolina por debajo de los calzones, la milimétrica alineación de los cordones de sus zapatillas, siempre nuevas cada noche, las protecciones en el codo y el gemelo izquierdo... Y el grito de guerra, tras salir el último a la pista: "What time is it? Game time!" Con la victoria resuelta, solía disfrutar del último cuarto desde el banquillo, con hielo en las rodillas.
Vídeo completo de Rafa Nadal anunciando retirada del tenis profesional
"Su cabeza era como una biblioteca infinita de imágenes, momentos y jugadas. Recordaba cada acción y cómo había respondido a ella. Sabía cómo prepararse para lo que le esperaba", proclamó Tim Grover, su preparador físico, como si hablara del tenista de Manacor. Y lo que aguardaba a Jordan en la temporada de su adiós suponía un desafío superlativo. Las lesiones de Scottie Pippen y Steve Kerr le obligaron a disputar una media de 39 minutos durante 103 partidos. En febrero de 1998 había cumplido 35 años.
No se puede entender ese último tiro en el Delta Center, para el sexto anillo, sin las miles de horas junto a Grover, que se personaba en su mansión de Highland Park, entre las cinco y las siete de la mañana. "A veces, cuando llegaba, él ya había empezado y yo miraba el reloj, como si me hubiese equivocado de hora", contaba el fisio. Jordan le había dado un mes de prueba y su relación duró 15 años. "Cuando se retiró, me dijo: 'Si vuelvo a verte por mi barrio, te pego un tiro".
Ali: "Lo odio, pero lo soporto"
Al volante de un destartalado coche, Gene Kilroy y Bundini Brown recorrían las colinas de Deer Lake (Pensilvania) insuflando ánimo a un campeón en horas bajas. Era el verano de 1978 y Muhammad Ali sudaba la gota gorda para eliminar esas bolsas de grasa que tanto llamaron la atención en febrero, durante su pelea ante Leon Spinks. "Me arde el pecho, tengo la garganta seca, siento que me voy a desmayar. Mi cuerpo me pide que pare, pero me obligo a seguir corriendo. Me duele todo. Lo odio, pero lo soporto porque sé que tengo que sufrir. Sólo unas semanas más de dolor para vivir bien el resto de mi vida", admitió The Greatest. Quería acabar con aquel desconocido que, con las apuestas 15-1, le había arrebatado sus cinturones del Consejo y la Asociación Mundial.
La pésima preparación de Ali en Miami Beach había desencadenado una de las derrotas más sonadas en la historia del boxeo. Rodeado de un séquito de aduladores, el coloso que mandó a la a lona a Sonny Liston, George Foreman o Joe Frazier ni siquiera pudo completar una decena de sesiones ante sparrings.
Así que Kilroy y Brown, bajo la supervisión de Angelo Dundee, decidieron regresar al centro de entrenamiento de Deer Lake. Y la disciplina de antaño dio fruto a Ali, que el 15 de septiembre, con 36 años y nueve meses, se tomaría la revancha ante Spinks en Nueva Orleans. Su última victoria como profesional. Porque como él mismo supo después, jamás debió subir al ring en 1980 ante Larry Holmes, ni un año más tarde frente a Trevor Berbick.
Merckx: "Quise seguir, de forma desmedida"
El 19 de julio de 1977 muchos aficionados aún se preguntaban por qué ni un solo corredor francés figuraba entre los positivos por dopaje del Tour. Mientras, Jacques Goddet, director de carrera, reiteraba sus críticas contra el pelotón, que le había obsequiado con dos semanas de lo más tediosas. Después de 16 etapas, sólo 49 segundos separaban a los cuatro primeros de la general. Mientras, Eddy Merckx aguardaba su turno a 3:02.
Era el séptimo Tour de El Caníbal, a quien Raphaël Geminiani había convencido para liderar el equipo Fiat. Su última oportunidad de romper el récord de Jacques Anquetil, tras la maldita caída dos años antes en Valloire. Una doble fractura de mandíbula, una llegada a París alimentándose a base de papillas de arroz. "Insistí en seguir, de forma desmedida, pero hubo consecuencias para mi cuerpo durante el tramo final de mi carrera", confesaría después.
Sin embargo, bajo un calor del infierno en Chamonix, Merckx sigue confiando en sus fuerzas ante Bernard Thévenet, vigente campeón. Acaba de cumplir 32 años y ni siquiera parece importarle su intoxicación alimentaria, ni esos litros de agua ingeridos la víspera para orinar en el control antidopaje. Pero las más de seis horas camino de Alpe d'Huez supondrán el mayor suplicio de su vida. "Aún hoy me pregunto cómo conseguí alcanzar la cima del Glandon. Tuve que cambiar las ruedas dos veces, sólo por ver si conseguía mejorar algo, pero en el descenso vomité. Jamás sufrí tanto", relató años más tarde. Cuando cruza la meta, a 13:51 de Hennie Kuiper, el neerlandés ya ha recibido su trofeo como vencedor de la etapa.
La agonía de Phelps
Bob Bowman, el entrenador con quien mantuvo una relación de amor-odio desde los 11 años, le describía como un "tipo solitario", con una asombrosa capacidad de concentración durante los entrenamientos y un corazón "extraordinariamente bondadoso" con los niños que se le acercaban después de cada sesión. Al fin y al cabo, Michael Phelps veía en los chavales el cariño que siempre faltó en su infancia, marcada por un trastorno de hiperactividad.
Su obsesiva preparación a las órdenes de Bowman, con siete horas de trabajo diario, sumada a una genética sin igual, propulsaron a Phelps a la cima del olimpismo. 28 medallas, 23 de ellas de oro, en cuatro Juegos. Ningún dominio tan soberbio como el mostrado en los 200 metros estilos, la prueba que engloba velocidad, resistencia y técnica, con cuatro oros entre 2004 y 2016.
Sin embargo, la disciplina espartana se hizo trizas tras su segundo adiós, en Río de Janeiro, con apenas 31 años. "Cuando nadaba, la piscina era mi válvula de escape. Canalizaba toda la rabia acumulada y la usaba como motivación. Pero ahora ese escape ha desaparecido". Ahí se vio Phelps ante el reverso tenebroso del deporte, con las crisis de ansiedad y los intentos de suicidio.
Toda historia tiene un final y el de Pepe Reina es un final feliz. Pero también una historia feliz, campeón del Mundo y doble campeón de Europa con la selección española, ha vivido una envidiable carrera futbolística que este lunes ha llegado a su fin. El guardameta ha anunciado que se retira del fútbol profesional a los 42 años, tras 26 temporadas como profesional,, informa Efe. "Ha llegado el momento de cerrarlo aquí para emprender una carrera como entrenador", ha expresado.
En una entrevista de Movistar+, 'Pepe Reina tiene algo que contar', el madrileño dijo: "Se acaba una carrera muy bonita, una vida muy completa, me siento muy afortunado de lo que he vivido, han sido muchos años... no me lo esperaba, pero creo que ha llegado el momento y me apetece cerrarlo aquí"."
El portero seguirá ligado al fútbol como entrenador en el Villarreal, que ofreció a su exfutbolista tomar las riendas del Juvenil A, donde comenzará su andadura como técnico la próxima temporada.
"Decidí dejarlo en enero pasado. Hablé con mi mujer, y lo decidimos juntos", confesó el guardameta, que podría jugar el viernes su último choque ante el Inter en la última jornada de la Serie A.
El portero jugaba actualmente en el Como 1907, un equipo recién ascendido a la Serie A italiana y que a las órdenes de su compatriota Cesc Fábregas ha logrado salvar la categoría, en la que a falta de una jornada es décimo con 49 puntos.
Gerard Pique, Pepe Reina, Fernando Llorente e Iker Casillas con la Eurocopa de 2012.FRANCK FIFEAFP
"La satisfacción es que ahora quiero que termine. El verano pasado hubo un momento en el que lo pasé mal, porque no encontraba un proyecto que me ilusionara y tenía esa espinita. Tenía más que ofrecer y este año ha sido el que me ha hecho ver que ahora sí estoy vacío, en el sentido de que al fútbol desde esta posición ya no puedo ofrecer más", confesó Reina.
Sobre sus vivencias en el mundo del fútbol, añadió: "Soy afortunadísimo. Ha sido un privilegio. Ahora no lo valoras tanto, pero cuando eche la mirada atrás vamos a seguir siendo uno de los equipos referentes en la historia, he tenido mucha suerte. He compartido vestuario con gente diez".
Reina debutó en el año 2000 en el Barcelona, y desde entonces militó, además de en el club azulgrana, en Villarreal, Liverpool, Nápoles, Bayern de Múnich, Milan, Aston Villa, Lazio, Villarreal de nuevo y Como 1907.
Con la selección española debutó en agosto de 2005 y jugó 36 partidos. Participó en cuatro Mundiales, dos Eurocopas y dos Copas Confederaciones, en las que, a pesar de no ser el primer portero, fue pieza clave en el vestuario y cada convocatoria nacional.
Pepe Reina conquistó a lo largo de su carrera 9 títulos: Mundial 2010, Eurocopa 2008 y 2012, Bundesliga 2015 (Bayern), Copa de Italia 2014 (Nápoles), Copa de la Liga de Inglaterra 2012 (Liverpool), FA Cup de Inglaterra 2006 (Liverpool), Supercopa de Inglaterra 2007 (Liverpool) y Supercopa de Europa 2006 (Liverpool).
Además, fue elegido durante tres temporadas consecutivas (2005-2006 a 2007-2008) el mejor portero de la Premier League, cuando militó en el Liverpool a las órdenes del español Rafa Benítez y compartiendo vestuario con su compatriota Fernando Torres.
Su asignatura pendiente fue la Liga de Campeones, con la final perdida en 2007 ante el Milan de Carlo Ancelotti.
Un portero que será recordado tanto por sus grandes paradas como por su carisma y su buen ambiente en el vestuario, como figura clave de los éxitos de España en su época más gloriosa.