Dani Alves está a un paso de un banquillo que no le es habitual, el de los acusados. El Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona ha cerrado la investigación contra el jugador de fútbol brasileño y concluye que existen indicios de que presuntamente agredió sexualmente a una mujer de 23 años en los lavabos de la discoteca Sutton de Barcelona la madrugada del pasado 30 de diciembre. Por eso, cita a Alves para el próximo miércoles al mediodía a una declaración indagatoria antes de concluir el sumario judicial que se debe elevar a la Audiencia de Barcelona para fijar la fecha de juicio, siempre y cuando las partes no pidan nueva prueba, como es poco probable.
A partir de aquí, el tribunal instará a la Fiscalía y a la acusación particular, que representa a la víctima, a presentar sus escritos de petición de pena, que podrían suponer entre 8 y 10 años de prisión para Alves según algunas fuentes, y una vez entregado hará lo mismo el abogado del procesado, Cristóbal Martell, con su escrito de defensa en el que pedirá la absolución al considerar que las relaciones fueron consentidas, como el propio jugador manifestó en sus dos declaraciones judiciales. Con estos escritos, la Audiencia de Barcelona señalará el juicio contra el defensa que con toda probabilidad será a finales de este año o principios del próximo ya que al estar el acusado en prisión provisional los trámites van más rápido.
En su auto, el juzgado ratifica la prisión provisional del procesado y fija en 150.000 euros la responsabilidad civil que debería abonar a la víctima, en caso de ser condenado, por los daños morales y psicológicos causados. La defensa de Alves no presentará recurso ante esta decisión y el próximo 2 de agosto deberá comparecer delante de la juez para informarle de que será juzgado. Además, explica que la víctima y sus amigas acudieron a la discoteca Sutton la madrugada del 30 de diciembre pasado y que accedieron a la zona VIP con un grupo de chichos mexicanos que conocieron en ese momento. Estando allí un camarero se les acercó y le dijo que un cliente quería invitarlas y, aunque se negaron en un primer momento, la insistencia del empleado hizo que aceptasen.
En la mesa estaban Alves, un amigo y otras dos chicas que cuando fueron la víctima y sus amigas se marcharon. También señala el auto el de seguridad les impidió hacer una foto y que el procesado les explicó que “jugaba a la petanca en Hospitalet” y “empezó a tontear con las tres”. La víctima aseguró que desconocía quién era Alves hasta que se lo explicaron los chicos mexicanos con los que estuvo antes.
Además, la juez indica que Alves estuvo bailando con las tres amigas “muy juntos” aunque se acabó quedando con la víctima que “en dos ocasiones le cogió la mano y se la puso en su pene. Ella retiró la mano en las dos ocasiones”. También señala que detrás de la mesa en la que estaban sentados había una puerta que daba a un lavabo de uso exclusivo en esa zona VIP y que el jugador fue hacia allí. Desde el dintel llamó a la víctima quien al acudir vio que se trataba de un baño pequeño. “Cuando pasó ella Dani Alves cerró la puerta y tiró con fuerza de ella hacía su cuerpo” mientras la víctima “le decía que parara y que la dejara salir, que se quería ir”, señala el auto.
La juez remarca que “Alves hacía caso omiso, le subió el vestido y la hizo sentarse sobre él y le cogió la parte posterior de la cabeza y la tiró al suelo, hecho que fue lo que le provocó la herida en la rodilla”. También explica que la hizo “bajar la cabeza hacia su pene para que le hiciera una felación, lo que no consiguió y eso le enfureció y le pegó varias bofetadas en la cara. Después le puso de espalda contra el pequeño lavamanos” y la penetró “de forma violenta” hasta que eyaculó. El auto judicial explica que la víctima quiso salir entonces del lavabo pero que Alves “no se lo permitió” diciéndole que salía “él primero”.
Al llegar con sus amigas la mujer tenía “mala cara” y les explicó lo que había pasado por lo que se fueron. Poco después un portero la vio llorar y una amiga le contó que la habían violado, lo que inició el protocolo interno del local para agresiones sexuales. La magistrada también indica que Alves se marcharon de la discoteca junto con su amigo y que “se cruzó” con la víctima “a la que no le dirigió palabra alguna”.
6 meses en prisión
Alves está en prisión desde el pasado 20 de enero acusado de esta agresión sexual y no se espera que salga antes del juicio ya que la Audiencia de Barcelona rechazó en dos ocasiones su petición para quedar en libertad provisional. De esta forma, podría conocer su sentencia cuando lleve un año en la cárcel. Ante el tribunal tendrá de nuevo la oportunidad de exponer lo que pasó en el lavabo de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona el 30 de diciembre, igual que hizo en su última declaración ante el Juzgado de Instrucción 15 de Barcelona y que fue muy diferente a la primera, en el mismo juzgado, en la que cambió hasta tres veces de versión. Así pasó de decir que no conocía a la víctima a explicar una felación consentida.
Precisamente por dar tres versiones diferentes de esta relación sexual, la persistencia de la víctima en su acusación contra él y las numerosas pruebas aportadas al procedimiento, el juzgado consideró que debía ingresar en prisión provisional. Además, tuvo en cuenta el riesgo de fuga ya que el jugador tenía numeroso patrimonio en Brasil y ese país no tiene tratado de extradición con España. Alves reconoció que sus primeras declaraciones judiciales fueron “erráticas y desnortadas” fruto de los problemas con su pareja al conocerse su infidelidad”, pero ha mantenido siempre que las relaciones fueron consentidas.
El Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona concluyó la investigación tras realizar la última prueba que faltaba, una exploración psicológica de la víctima en la Unidad de Psicología del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Cataluña (IMELEC) por peritos designados para objetivar si sufría algún tipo de daño o secuela tras la presunta agresión sexual. Fuentes judiciales indican que la mujer podría tener estrés postraumático para lo que se estaría medicando además de pedir la baja laboral. Hace unas semanas presentó un informe médico al juzgado en el que relataba que sufre miedo, asco o “angustia” al salir a la calle desde que interpuso la denuncia la misma noche de los hechos ya que considera que se cuestiona de forma permanente su relato. Se trata de afectaciones “graves”, según fuentes judiciales.
Estos informes médicos se aportaron al procedimiento junto con los documentos de los médicos del hospital Clínic de Barcelona que atendieron a la víctima la misma noche que denunció la violación y que remarcaron que tenía lesiones físicas en rodillas y brazos. Además, hay atestados policiales sobre el semen encontrado dentro de ella, en su ropa y en lavabo de la discoteca que correspondería con el del jugador brasileño. También hay muestras de sus huellas dactilares en el baño que indicarían que los hechos sucedieron presuntamente de forma diferente a cómo Alves explicó en su declaración, asegurando que la mujer se sentó encima de él, así como las imágenes de dentro de la discoteca en las que se ve al jugador con la víctima y sus amigas, tanto antes como después de entrar al baño, así como a ella cuando salió del local y un portero notó que estaba alterada y llorando.
Fue al preguntarle qué le pasaba cuando una amiga suya explicó la presunta violación que la discoteca inició el protocolo para este tipo de agresiones sexuales, por lo que se avisó a los Mossos d’Esquadra, que grabaron toda la atención a la víctima, así como se gestionó sus asistencia en el hospital y luego la denuncia ante la policía. Además, se precintó el lavabo en el que tuvieron lugar las relaciones sexuales y así los agentes encontraron restos biológicos del jugador. El juzgado tomó declaración tanto a personal de la discoteca como a las amigas de la víctima que explicaron que Alves y su acompañante las invitaron a un reservado y que allí, el jugador las estuvo “acosando”. Incluso afirmaron ante la juez que el jugador las manoseó y se sintieron incómodas.
En su denuncia, la víctima dijo que también a Alves tocar “a mis amigas” y se percató “de lo pegado que estaba a ellas”. Después explicó que el jugador la agarró a ella por detrás mientras bailaban y le decía cosas a la oreja que no entendía ya que eran en portugués. “Desde atrás me cogió la mano y la puso en su pene y la quité. Lo hizo dos veces, la segunda con mucha fuerza y la volví a retirar. Me estaba dando asco”, explicó la mujer quien añadió que “estábamos muy apartados”, “estaba insistiendo y era muy pesado” y “me estaba dando asco”. La denunciante remarcó que después “me colapsé” y que el jugador le hizo gestos desde una puerta y por eso fue hacía allí.
Era la entrada al lavabo y allí permanecieron 16 minutos, según las cámaras de seguridad del reservado. Al salir, el jugador se fue hacia la barra y ella acudió con sus amigas para decirles que se iban. Fue de camino a la puerta cuando les explicó lo que había pasado. Alves mantiene que las relaciones fueron consentidas y que en las imágenes previas a entrar al baño se ve un “galanteo” entre los dos. Por eso afirma que, con la víctima, “pactaron continuar en el lavabo aquel estallido de lujuria”, como indicaron sus abogados en un escrito pidiendo la libertad que fue denegado por la Audiencia de Barcelona. Ahora, tiene su última oportunidad para que crean su versión definitiva en el juicio que se celebrará en los próximos meses.