El flamante campeón de Wimbledon atiende a EL MUNDO al día siguiente de su hazaña en el chalet donde ha vivido con su familia durante el último mes
Recién se sale del metro en la estación de Southfields, todo resulta más sencillo que en los días precedentes. No se escuchan las instrucciones de los empleados del suburbano para ordenar el trasiego de la gente ni hay que aguardar turno para poder cruzar el primer semáforo, a partir del cual da comienzo el placentero camino hacia Wimbledon. Todo ha vuelto a la normalidad. Hasta las gaviotas parecen planear de otro modo por el cielo. La leve lluvia otorga una cualidad distinta al renovado silencio.
Para saber más
Hay que tomar por Wimbledon Park Road y doblar enseguida a la derecha para aparecer en 79 Prince’s Way, el chalet donde Carlos Alcaraz (El Palmar, 2003) se aloja junto a todo su equipo desde hace más de un mes. La primera imagen es la de su hermano pequeño, Jaime, afanándose sin desmayo frente a la canasta de baloncesto. Dentro, el gran protagonista acomoda ropa en su maleta. Un dicharachero vecino a bordo de su coche llama a su padre para felicitarle y pedirle que regrese el próximo año. Ya dentro, sobre una mesa, están extendidos un buen número de periódicos británicos del día donde prevalece la foto del campeón de Wimbledon, que, afable, casi como si nada hubiera sucedido, se sienta a conversar con EL MUNDO.
- Parece que, aparte del trabajo con su equipo técnico, ha aprendido mucho por emulación, asimilando el tenis que ha visto.
- Sí, sí, al final tienes que aprender de las grandes personas y de las grandes leyendas, de otros jugadores. No hay otra manera de seguir progresando que no sea viendo tenis y aprovechando que hoy en día lo tienes todo muy a mano y muy fácil para ver partidos repetidos, vídeos, jugadas, jugadores y aprender de todos ellos.
- ¿Cuál es el primer partido que vio en su vida?
- ¿El primer partido que recuerdo haber visto? ¡Uf! La verdad es que acuerdo, eh, me acuerdo… A los españoles: David Ferrer, Nicolás Almagro, Robredo. En Valencia, cuando se hacía el torneo ATP allí, íbamos con el club, con mis amigos y toda la escuela de mi club en un autobús a ver partidos. Y recuerdo ver a todos los españoles.
- Ha jugado tres veces con Nadal y otras tantas con Djokovic. ¿Quién le plantea más dificultades?
- Cada uno te genera sus problemas. Ambos. No sabría decirle uno. Djokovic tiene sus cosas. Rafa también. Ambos son leyendas de nuestro deporte y los dos te lo ponen muy complicado.
- ¿Cuál es el tipo de jugador que más le incomoda?
- Sinceramente, siempre me ha costado un poquito más ganar a la gente que es muy sólida de fondo. También los que poseen buenos golpes de inicio. Los que sacan muy bien y restan bien, tipo Zverev, Auger-Aliassime….Ese tipo de jugadores también me resultan incómodos.
- Ha demostrado que aprende muy rápido en el tenis, ahora con su adaptación triunfal a la hierba. ¿Le sucede lo mismo en otras facetas de la vida?
- Sí, la verdad es que cojo lecciones bastante rápido, aprendo con facilidad de las cosas. Soy un chico que si le presta atención a algo lo interioriza con cierta velocidad.
- ¿En el colegio también?
- Sí, se me daban bien los números. No porque sea una persona habilidosa con ellos, sino porque los dominaba con rapidez. Luego había otras cosas que, por más que seas bueno en asimilarlas, si no estudias, no estudias.
- No le gustaba mucho estudiar
- Bueno, al final prefería jugar al tenis. Hay gente a la que le cuesta estudiar y otra a la que no. Y a mí algunas cosas me costaban un poco más.
- ¿Cuál fue su primer juguete?
- ¡Ostras! ¿Mi primer juguete? No sabría decirle. No sé, una raqueta, si lo podemos considerar como un juguete, aquella raqueta pequeña, podría ser. No me acuerdo bien. Los típicos juguetes de animales también, de cuando eres pequeño.
- ¿Qué recuerdos tiene de antes de jugar al tenis?
- ¿De antes del tenis? Siempre he jugado al tenis. Empecé a los cuatro años y antes de esa edad no me acuerdo mucho de nada. Mi vida se ha ido involucrando en el tenis. Tenía mi grupo de amigos con los que salía también fuera del tenis y eran los mismos con los que entrenaba, cuando tenía seis, siete años. Todo lo que hacía estaba relacionado con el tenis. Todas las horas del día, excepto cuando tenía que estudiar e ir al colegio, las pasaba en el club. Mi vida siempre ha sido así.
- ¿Era bueno y obediente de niño?
- No, no, he sido travieso. Las típicas tonterías en el colegio. Tirar aviones de papel en clase, las bolitas que proyectabas con el bolígrafo. He ido haciendo travesuras, no muy gordas, pero sí he sido un poco travieso.