Rigoberto Urán, el ciclista viral: “Soy un poquito grosero”

Rigoberto Urán, el ciclista viral: "Soy un poquito grosero"

Tour de Francia


Entrevista

Actualizado

El veterano corredor colombiano, segundo del Tour de 2017, charla con EL MUNDO de su carrera, de su fenómeno en redes sociales y de las nuevas generaciones. “Ves de cerca a Vingegaard y Pogacar y piensas: ‘Si es que no van sufriendo'”

Rigoberto Urán, durante una de las etapas del Tour.CHRISTOPHE PETIT TESSONEFE

Rigoberto Urán (Urrao, Colombia, 1987) no se reconoce en este Tour en el que en las etapas de montaña viaja en el vagón de cola con los sprinters. “De tanto ahorrar me voy a hacer rico”, bromea el colombiano del Education First, la alegría del pelotón, segundo en 2017, en busca de un día de aquí a París en el que cante bingo, un último baile a sus 36 años. Consciente de que todo se acaba, amplía sus horizontes: se ha hecho un fenómeno en redes sociales y, además, crece empresarialmente con varios negocios en los que emplea a más de 300 personas.

Es el peor inicio de Tour de toda su carrera
Sí, es malo de momento. En el Tour de Suiza me encontraba muy bien. Entonces, claro, vienes con esa ilusión de que está todo bien y empieza el Tour y vas para atrás, y te metes en una fuga y no eres capaz de llegar… No encuentras una explicación, no sabes qué pasa. Simplemente tienes que aguantar y tratar de pasar esos días. Tienes el trabajo hecho, hay que seguir intentándolo.
Es su gran vuelta número 24 e hizo top 10 en 10 de ellas.
Hay un ciclismo moderno que es muy fuerte y obviamente uno tiene que ser realista. En el Tour del 2020 estuve entre los tres primeros hasta los últimos días, que reventé. Me ha pasado más veces. Este año quería correr diferente, olvidarme de la general desde el primer día y buscar etapas. También estaba Carapaz. Es un poquito diferente, otro ciclismo para mí, porque sabes que los días que pillas la escapada lo das todo, pero los días que no, te quedas con los los sprinters, no tienes que ir a adelante. Es raro. Incluso para mi familia y mis amigos. Me preguntan qué me pasa. Llevas toda una vida estando entre los 10 primeros. Un top ten en una gran vuelta es un es un gran resultado cuando tienes 25 años, pero ya cuando tienes 36 años y ya se estado 10 veces, es diferente. Hay que ser realista, son mis últimos Tours. No es que un pierda la motivación, sino que también le coge poquito más de respeto. Ya no te metes ahí muchas veces por miedo de una caída.
¿Cómo ve a las nuevas generaciones que ganan Tours con 20 años?
Antes era con 28 o 29. Lo que no sé si llegarán hasta esa edad, porque es esclavizante, el peso, la alimentación, la preparación en altura… Te tienes que olvidar de muchas cosas, de la familia y hacer sacrificios. La diferencia es que hay más tecnología, por lo cual puedes conocer un poquito más tu cuerpo y lo puedes exprimir más. Hay unos sistemas de entrenamiento y de alimentación que hacen que puedas llegar a tu máximo nivel. Y vamos más rápido que antes, ponemos ya platos de 56 y de 60 en cronos, las bicis… No es que sean mejores hoy en día, pero tienen más ayudas. Los ciclistas de antes eran muy fuertes. Si hablamos de de la historia no muy lejana, Contador, Nibali, Sagan…
¿Está en crisis el ciclismo tradicional?
En Colombia estamos pasando un momento complicado. Miras cinco años atrás, Nairo, Miguel Ángel, Chaves y yo en los podios, Gaviria ganando carreras… Ahora tampoco vienen jóvenes, nos cuesta mucho. En Europa se va muy rápido, cada año hay más velocidad. Se trabaja la técnica, la alimentación. Y los equipos ya no te esperan. Lo mismo le está pasando a España e Italia. Pero yo no sigo mucho el ciclismo.
¿No ve las carreras?
No. Yo ahora veo el Tour, pero acaba y me desconecto. Me entero de mis compañeros por el chat del equipo.

Su cuerpo está lleno de cicatrices. ¿Cómo convive con el miedo?
Hay caídas que no puedes evitar. Vas en medio del paquete, se te caen, ‘hijoeputas’… Te tocan. En la Vuelta de 2019 me volví mierda, no pude esquivarla, me perforó el pulmón, la escápula. Fue la peor de mi carrera. Luego, cuando estás disputando un carrera y estás delante, eres profesional, pasas el límite, lo arriesgas todo. Este deporte te enseña superar el límite.
¿Cómo se ve de cerca la rivalidad entre Vingegaard y Pogacar?
A Pogacar le conozco, es una gran persona, tiene un talento increíble encima de la bicicleta y fuera la bicicleta. A Vingegaard no le conozco mucho, pero se le que respeta mucho en el grupo. Es evidente, tienen un nivel superior en este momento. Tú los ves a ellos dos… Incluso yo estando en el Tour, digo ‘es que no se ve que van sufriendo nunca’. Y ves los otros muriéndose. Están en un nivel más alto. Los demás buscan ser terceros, cuartos… Es bonito, porque si fuera uno solo sería aburrido. No es solamente talento, es disciplina, son muy dedicados.
Pasó las vacaciones de invierno con Pogacar en Colombia.
Sí, lo pasamos muy bien. Yo organizo cada año el Giro de Rigo. Vino Froome, Contador, Egan Bernal… Él vino con Urska. Cuando uno puede tener a esos artistas en tu país… Ayuda a promover el turismo de Colombia, que ha sido un país que ha tenido y tiene muchos problemas. Guerras, narcotráfico.
Sus declaraciones ante los medios se han convertido en un fenómeno viral.
Simplemente es hablar con la verdad. A mucha gente no le gusta la verdad, incluso a nosotros mismos. Nos engañamos, nos ilusionamos demasiado. ¿Es malo? Siempre tiene que haber una esperanza. Pero hay unos niveles, que por más que quieras, tu cuerpo no va a llegar. Y eso te puede volver loco, amargar tu vida y la de tu familia. Hay que ser realista.
¿Se siente cómodo en las redes sociales?
Mucho, porque soy yo. He aprendido que no hay que imitar a nadie. Creo que cada persona tiene digamos su marketing y simplemente es saberlo explotar. Yo tengo una forma de hablar, una forma de expresarme. Lo he hecho así toda la vida. Soy un poquito grosero, pero lo he sido desde pequeño. Es muy natural. Es complicado ser original, ser natural, porque hay unas tendencias. Y me gusta ser la alegría del pelotón. Ser amable no te va a quitar 10 vatios.
¿Su infancia dura le marcó?
Mi padre fue asesinado cuando yo tenía 14 años, quedamos en una situación muy complicada de dinero, con una casa hipotecada. Aprendí a trabajar desde pequeño, a respetar el valor del dinero. Yo creo que a veces los deportistas se les olvida el valor del dinero.
¿De ahí su faceta de empresario?
Eso surgió en 2013. Muchos deportistas profesionales gastan todo su dinero y se quedan jodidos. A los ciclistas nos acostumbraron a una vida muy tranquila, nos hacen todo. Tenemos fama e ingresos por hacer tu deporte, algo por lo que sientes pasión. Cuanto más ganas, más gastas. Nos gusta esta vida. El problema es cuando dejamos de ser profesionales. Yo siempre he trabajado desde pequeño, me ha gustado el dinero. Empezamos vendiendo camisetas. Formé un equipo grande junto a mi esposa. Hoy en día contamos con 15 tiendas, más de 340 personas en la empresa, con un crecimiento increíble. Tenemos el Giro de Rigo, que reúne más de 5.000 ciclistas, la Finca de Rigo, nuestras 14 tiendas de Go Rigo Go, vamos a construir un hotel… Todo alrededor del ciclismo. Mi ciclo de deportista está llegando a su fin. Tengo muchos proyectos.
Un podio en el Tour, dos en el Giro, una plata mundial… ¿Siente que se quedó demasiadas veces cerca de la gloria?
Han sido muchos resultados buenos, quizá pudieron ser mejor. Estuve cerca. Los Juegos de 2012, el Giro que perdí con Quintana en la bajada, el Tour con Froome, que el primer día perdimos mucho en la cronó porque tuve que cambiar de bicicleta. Vas sumando. Y dices, jueputa, pudo ser mejor. Pero es la realidad. No podemos devolver el tiempo. Cada uno se merece lo que tiene. No vivo frustrado por ello. He hecho todo lo que estaba en mi mano. Hay caídas que dices ‘y si hubiera frenado un poquito más’. Me considero afortunado. Y logré dejar un legado con mi marca. Creo que he ganado bastante con mi forma de ser y de decir la verdad.

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