Jutglà mete en un buen lío al Atlético

Jutglà mete en un buen lío al Atlético

Brujas 2 Atlético 0

Actualizado

Los rojiblancos, que perdieron por lesión a Llorente y Giménez, caen en Brujas con una asistencia y un gol del ex delantero del Barça. Griezmann falló un penalti

Jutglà celebra el segundo gol del Brujas al Atlético.Geert Vanden WijngaertAP

«Un Atlético como los antiguos». Era un anhelo, cual eslogan, hecho palabras por Koke el día que se hizo leyenda del Atlético. Una llamada a la vuelta a los orígenes del cholismo, a esa unidad de fútbol y corazón que le encumbró hasta los ochomiles de la Champions. Pero en Brujas, escenario reciente de sinsabores, nada más lejos de la realidad. Una noche de desastres, un querer y no poder, un colectivo sin rumbo, una derrota para el enredo. Ferran Jutglà destapó todas las debilidades rojiblancas. [2-0: Narración y estadísticas]

Ni Griezmann en el once pese a su insólita situación contractual, ni Savic y Giménez juntos en el centro de la zaga, ni toda la buena onda del Pizjuán. El Jan Breydel devino en pesadilla, una serie de catastróficas desdichas -lesiones, errores claros y hasta penaltis fallados- que deja ya al Atlético sin margen de error, con la primera plaza del grupo realmente complicada. Porque su verdugo, el equipo revelación que el miércoles devuelve visita al Metropolitano, inesperadamente cuenta todos sus partidos por triunfos.

Las intenciones, un Atlético jugando «juntos», prietas las filas, las cosas claras, igual daba que el balón lo amasara el entusiasta equipo local, pronto quedaron en nada. A Simeone se le torció el plan en cinco minutos. A la media hora, el ímpetu belga, las buenas intenciones de Buchanan por la derecha, era enfriado permanentemente por el temple del Atlético, que ni se inmutaba, como si ya se conociera el guion. El balón era del Brujas, pero el veneno parecía visitante. Agazapado, en las botas de Carrasco primero y de Morata después estuvo el tanto inicial que no fue, promesas de una noche que iba a tener el héroe enfrente.

KENZO TRIBOUILLARDAFP

Ambas ocasiones partieron de la derecha, de las botas de un Nahuel Molina que después no estuvo tan fino en su propia área. En el minuto seis, Griezmann, sorpresa en el once -titular por segunda vez en la temporada-, le brindó un estupendo pase. El argentino conectó con Carrasco en la banda opuesta y su disparo no vio puerta por el rebote del defensa.

Más claro todavía, demasiado quizá, fue el mano a mano que dilapidó Morata en el 25, en otro gran pase en profundidad de Molina. El pie derecho de Mignolet arruinó al delantero justo en el momento en el que todo se precipitó en el Jan Breydel.

Primero, con la lesión muscular de Marcos Llorente, por el que entró Correa. Y, a continuación, con la puñalada de Jutglà, el chico de moda. Una eléctrica pared con Sowah plantó al ex del Barça en el área, donde se fue de Nahuel con una facilidad de patio de colegio y dejó el primer tanto en bandeja a su compañero. Del perdón de Morata, al adiós de Llorente y al mazazo de Sowah. Todo podía ser peor: Giménez se quedó en el vestuario al descanso, también por molestias (había regresado este sábado).

Oblak salvador

Y sólo gracias al portero de las mil manos no fue una sucesión todavía más dramática. Porque Kondogbia, en su primera intervención, perdió un balón mortal que acabó en un precioso remate de Jutglà en el corazón del área. Oblak y sus milagros.

La situación se tornó desesperada. Al Atlético le tocaba manejar esa ansiedad, fluir en lo que ya era un noche loca. El paso adelante tras el descanso se tradujo en dos llegadas, propiciadas ambas por dos devoluciones magistrales de Correa. Pero ni Carrasco ni Griezmann tuvieron la puntería que pronto iba a mostrar Jutglà, ocho goles (y cuatro asistencias) en los 13 partidos que ha disputado con la camiseta del Brujas. Con el colmillo de los que están enrachados, culminó un pared con Buchanan. Un demonio.

El jarro de agua fría para el Atlético iba a ser peor cuando, poco después, Griezmann mandó al larguero un penalti cometido sobre Cunha. Todo era ya a la desesperada y Mignolet no temblaba. Y tampoco en ese caos supo sacar nada en claro un Atlético descabalgado e irreconocible en Brujas, cuyo porvenir en la Champions pasa, sí o sí, por ganar en ocho días al mismo equipo que anoche le sacó los colores.

kpd