LaLiga Santander
Valencia 1 Real Madrid 0
El brasileño recibió los insultos de un aficionado que fue expulsado del campo por la Policía. Después vio la roja por agresión a Hugo Duro. Un gol de Diego López antes del incendio dio tres puntos que valen una salvación
Los demonios se desataron en Mestalla en el minuto 70 y desquiciaron a Vinicius hasta desfigurarlo. De ser víctima de los intolerables insultos de un aficionado en el fondo sur de la grada de Mestalla, y de los gritos de ¡Tonto, eres un tonto! del estadio, a verse expulsado por roja directa. No hubo término medio. No lo hay para el brasileño, que alcanzó el túnel de vestuarios desafiando con gestos de a Segunda. El fuego del infierno de Mestalla no había quien lo apagara y tampoco cree Carlo Ancelotti que esto se vaya a sofocar desde LaLiga. [Narración y estadística]
La chispa fue la aparición de dos balones en el área. Un libre directo y Vinicius buscando el fondo sur de Mestalla, señalando con el dedo a la grada. El brasileño de nuevo en el ojo el huracán y el fin del partido de fútbol. Todo lo que ocurrió después ya fue otra cosa diferente.
Los jugadores del Real Madrid rodearon a su compañero, también Gayà tratando de sacarlo de allí. La Policía desalojaba a aquel que ofendió a Vinicius de una forma que el veloz extremo vio ta intolerable que le llevó a pensar si dejaba el campo. De Burgos Bengoetxea, que seguía la jugada desde la lejanía, advirtió al delegado de que pararía el partido si había una sola muestra más de racismo mientras Ancelotti trataba de calmar a su jugador y le recordaba que podían parar el partido si él quería. Prefirió seguir, pero ya estaba desquiciado.
Trató el Real Madrid de igualar el tanto de Diego López en el minuto 33 que daba media salvación al Valencia. Probó Valverde a bocajarro a Mamardashvili y después Kross en una falta que hizo volar al meta georgiano. Fue entonces cuando llegó la segunda batalla y en la melé, el VAR cazó a Vinicius golpeando en la cara a Hugo Duro. El colegiado le mostró la tarjeta roja sin dudarlo.
Encaró el brasileño el túnel de vestuarios encarándose con la grada, recordándole que les quiere en Segunda, lo que incitó al banquillo rival y a la grada. Y entonces ya el fútbol ni se recordaba. El Real Madrid trataba de pescar en el desconcierto y el Valencia no cedió.
Para el club de Mestalla era un ahora o nunca. Nadie se atrevía a soñar con que sumarían los tres puntos, pero mascullaban entre dientes que la necesidad agudiza el ingenio, que quizá el partido llegaba en buen momento ante un Real Madrid desconectado en el que Ancelotti lanzó al césped un once con mucho futbolista con necesidad re reivindicarse.
El Valencia no iba a arrugarse y buscó a Courtois todo lo que pudo, que no fue mucho. Un disparo de Almeida a las manos del belga y alguna jugada embarullada sin claridad. Poco para hacer daño al conjunto blanco, que tampoco se activaba. Empujó al equipo de Baraja a jugar en los 33 metros que separan la línea del centro del campo de la frontal de su área pero no podía hincarle el diente. Ni Tchouameni se imponía a Nico y Javi Guerra, ni Ceballos encontraba las grietas de una defensa remendada ni Camavinga, por muchos que lo intentó, encontraba en ventaja a Asensio o Vinicius, tan desquiciado como desaparecido en toda la primera parte. Y Benzema apenas pisaba área con peligro.
El Valencia se defendió sin que hubiera peligro para Mamardashvili, que solo tuvo que atajar un lanzamiento de falta de Benzema. Tanto estaba esperando el Real Madrid a madurar el partido que se vio el marcador en contra. Lo fabricaron los dos chavales que están dando oxigeno a Baraja. La peleó Javi Guerra se apoyó en Gayà, que buscó a Kluivert para que pusiera un centro que rebañó en el segundo palo Diego López. Los refuerzos que Lim no quiso conceder en enero los ha tenido que encontrar el entrenador a la desesperada en el filial. Otra vez el hambre triunfa.
Ni el gol activó al Real Madrid, que tuvo en un manso testarazo de Vinicius. Lo intentó arreglar el entrenador italiano echando mano de Rodrigo, Modric, Kross, Valverde, pero cuando quisieron, la reacción ya quedó eclipsada por un incendio imposible de parar. El fútbol desapareció, aunque los tres puntos se quedaron en Valencia, que se acerca a la salvación.