El equipo de Ancelotti, ganador de la Copa y lejos en Liga, se juega la temporada ante el City. Sería la primera vez en su historia que disputa todos los encuentros del calendario español y continental.
Después de 54 partidos, de ganar una Supercopa de Europa, un Mundial de Clubes y una Copa del Rey, el Real Madrid se jugará la temporada en ocho días. Los que van desde hoy, martes 9, hasta el miércoles 17 de mayo, entre la ida y la vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones contra el Manchester City. Así de duro y directo es el destino madridista, en una muestra perfecta de lo que es la exigencia de Chamartín. Nada sirve, todo es necesario.
Decía Florentino Pérez en el césped del estadio de La Cartuja, apenas unos minutos después de ganar la final contra Osasuna, que «no quiero oír hablar más del tema, Carlo Ancelotti tiene contrato y estamos contentos». Pero el italiano, el mismo que dijo adiós en 2015 tras caer en semis de Champions contra la Juventus y perder la Liga contra el Barça, sabe perfectamente cómo funciona «el club más exigente del mundo», como ha repetido infinitas veces.
La Copa otorga calma provisional después del runrún constante que han provocado los 14 puntos de diferencia con el Barça en Liga, pero lo hará sólo hasta el pitido inicial contra el City. Llegado el caso, la directiva del Bernabéu asumiría perder contra los de Guardiola, consciente de que el cuerpo técnico de Carletto ha ganado todos los títulos posibles durante estos dos años: Liga, Supercopa y Champions el curso pasado; Mundial de Clubes, Supercopa Europea y Copa esta campaña, pero claro, todo tiene un precio y el cómo perder, si sucede, importa.
«Yo tengo contrato hasta 2024. Lo he dicho muchas veces», insiste Ancelotti en cada rueda de prensa, remarcando siempre que puede la consecución de los títulos de su segunda etapa. Sabe mejor que nadie que ha sido algo inesperado, que firmó como solución de emergencia tras la salida de Zinedine Zidane y que ha logrado un éxito absolutamente extraordinario en un Madrid que aspiraba a la reconstrucción. Ha potenciado a Militao, Camavinga, Vinicius y Rodrygo, apuestas jóvenes y ahora realidades mundiales, y salvo en las últimas semanas de Liga, ha sido competitivo en todos los torneos.
Un máximo de 62 partidos
Contando los 38 partidos del campeonato nacional y la eliminatoria contra el City, el Madrid acumulará 61 partidos este curso, récord de sus últimos cinco años. Si llega a la final, a los 62, hará historia: desde la creación de las Supercopas de Europa y de España, el Madrid nunca ha disputado todos los partidos posibles de una misma temporada del fútbol español. Cuando ganó la Champions, o bien le faltó llegar a la final de la Copa del Rey o no pudo disputar alguna de las Supercopas al no haber levantado el título en la edición anterior. Esta campaña, sin embargo, sí podría completar todo el calendario. Comenzó el 10 de agosto en Helsinki y terminaría el 10 de junio en Estambul. 304 días, 10 meses exactos, de fútbol imparable.
Además, es la octava vez en su historia que el Madrid superará los 60 partidos en un mismo curso. Acumuló 65 y 66 en la 1999-2000 y en la 2001-2002, obligado por los partidos a ida y vuelta en Copa y por las fases de grupos de la Copa de Europa, y llegó a 62 en la 2002-2003 y la 2017-2018, siempre con el torneo del K.O. siendo a ida y vuelta. En la 12-13 disputó 61 y en la 13-14 y la 16-17 se quedó en 60.
“No nos dan tiempo a descansar”
Este año, el éxito del Madrid en Champions y Copa ha apretado un calendario ya de por sí agitado por el Mundial de Qatar. Camavinga, Tchouaméni (finalistas) y Modric (disputó el tercer y cuarto puesto) jugaron siete partidos en la Copa del Mundo, por lo que 2023 ha tenido todavía más carga para ellos. El balcánico, por ejemplo, ha llegado entre algodones a esta semana tras unas molestias musculares, mientras que a Tchouaméni le costó recuperar la forma en enero y febrero. «No nos dan tiempo a descansar. No sé quién pone el calendario, pero deberían hacérselo mirar», se quejaba Florentino tras la final de Copa, sólo 72 horas antes del pitido inicial de la semifinal contra el City. «Nadie nos pregunta ni nos ayuda porque nadie quiere perder el dinero de las competiciones», criticó Kroos.