Laura Ester, leyenda del waterpolo y bioquímica: “Es duro que te ignoren”

Laura Ester, leyenda del waterpolo y bioquímica: "Es duro que te ignoren"

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La portera del CN Sabadell y de la selección española contrapone una vida de éxitos a la escasa repercusión

Laura Ester posa con la Copa de Europa ganada con el CN Sabadell.PEDRO SALADOARABA PRESS

Laura Ester (Barcelona, 22 de enero de 1990), una de las mejores waterpolistas que ha dado España en su historia, fija la cita para la entrevista en su día de fiesta. Ni siquiera le importa haber dormido apenas [venía de jugar en Belgrado la Copa del Mundo con la selección]. Este periodista, acostumbrado a las complicadas agendas de los futbolistas, no recuerda algo así en 20 años. «Hay que aprovechar», zanja la portera con una sonrisa que no se acaba.

¿La sonrisa es una coraza?
No [y se parte de risa]. Muchas veces en los partidos también sonrío, pero porque me lo paso bien. Disfruto. Lo expreso así. No creo que sea una coraza.
¿Sabría decir de carrerilla todo lo que ha ganado?
Tanto con el club como con la selección. Apunte: seis Copas de Europa, tres Supercopas de Europa, 11 ligas, otras tantas Copas de la Reina… Y luego con España, un oro y dos platas en Mundiales; tres oros, una plata y un bronce en Europeos; y las dos medallas de plata olímpicas. Hemos malacostumbrado a la gente.
¿En un deporte minoritario se exige aún más el éxito y se prohíbe aún más el fracaso?
Desde siempre nos han dado a entender que si queremos que se hable de waterpolo tenemos que ganar. Hemos normalizado eso, que si no ganamos no se habla. Aunque ha llegado un punto… Llevamos diez años ahí arriba. Y como ya no es noticia porque siempre hacemos algo, se sigue sin hablar de nosotras. Sí, tienes tu media página en el diario, pero acabamos de ser campeonas de Europa con el Sabadell, también del Europeo con la selección española, y deberían hablar un mínimo de nosotras. Pero no se nos reconoce todo lo que se debería.
¿Lo que más echa en falta es eso, el reconocimiento?
Creo que sí. Tampoco queremos que todo el mundo se ponga a felicitarnos. Pero ves a otros deportistas que han ganado menos que nosotras en un mismo año… Es el boom entonces. Y, joder, nosotras hemos ganado dos Europeos seguidos. Es algo difícil. Queremos que se hable un poco más de waterpolo entre la gente, que conozca lo que es nuestro deporte y todo lo que llevamos encima. Quizá si la gente lo conociera, vendería más.
¿Ha podido vivir de esto?
Sí, pero al día. Una vez se acabe, esto no es como los futbolistas, que pueden estar después toda su vida sin hacer nada.
Ustedes son invisibles hasta los Juegos Olímpicos. Entonces, todos se fijan.
Es gracioso. Nadie habla de waterpolo, pero cuando llegan los Juegos, ah, tenemos que ganar medalla seguro. ¿Cómo lo saben? No es presión, pero… ¿Qué está pasando? Lo tenemos un poco asumido, aunque no sólo pasa en el waterpolo. Lo vivimos en los Juegos de Tokio, donde muchos deportistas se llevaron palos por todos lados. Eso me duele. Sé lo que se entrena y lo que se lucha, no para ganar, sino para competir en unos Juegos. Mucha gente se queda fuera y no llega. Ya sólo llegar supone un gran esfuerzo. Todo el mundo va allí para ganar. Y creo que la gente es muy crítica con esos deportistas, que son los primeros que no quieren perder.
¿Se ha sentido hostigada alguna vez en redes sociales?
Lo bueno es que en las redes todos nuestros seguidores son bastante fieles. Excepto casos concretos, no tenemos haters. Todo lo contrario. Ganemos o perdamos. Aunque a veces sí lees comentarios o escuchas a gente que… Desde el sofá de casa se habla muy bien y se está muy cómodo.
¿Los años de apagón informativo generan frustración?
Sí. Intentamos reivindicarnos consiguiendo éxitos para obligar a que se hable de nosotras.
El otro día ganó su sexta Copa de Europa con el Sabadell y se quejó de la escasa repercusión.
Esta vez no quería quejarme, pero vi el comentario de mi compañera y capitana del Sabadell, Maica García, y tenía razón. Puso un tuit con las portadas de los diarios y en ninguno salía nada. Sólo éramos portada en L’Esportiu de Cataluña. Y eso que era un partido histórico, donde dos clubes del mismo país habían llegado por primera vez a jugar una final de la Copa Europa. Ganamos la sexta en 12 años (9-8 frente al Assolim CN Mataró). Creo que se podría haber hecho un esfuerzo.
¿A qué cree que es debido?
Este verano escribí un tuit quejándome cuando ganamos el Europeo [afeó al presidente Pedro Sánchez que felicitara a la selección masculina de baloncesto por clasificarse para cuartos, y no dijera nada del éxito del waterpolo]. Primero, hice una crítica a la prensa porque no se hablaba de nosotras en ningún sitio. Ahí hubo muchos haters, pero no leí nada. Estaba de vacaciones. Y yo me pregunto: ‘¿No interesamos porque no se habla de nosotras o no se habla de nosotras porque no interesamos? España es un país de fútbol, fútbol y fútbol. Quizá si se abriera un poco el abanico y comenzáramos a educar a ser más polideportivos, puede que la gente comenzara a interesarse por otros deportes. Se dice que sólo se habla de fútbol porque es lo que interesa. Y quizá sólo interesa porque sólo se habla de eso.
En los últimos años el fútbol femenino ha vivido un boom mediático. No ha pasado lo mismo en otros deportes practicados por mujeres y muy exitosos.
Sólo parece que exista el fútbol, pero hay más deportes. El deporte femenino no es sólo fútbol. Insisto, en este país sólo es fútbol.
¿Es más duro que te ignoren o que te olviden?
[Piensa…]. No lo sé. Es difícil. Quizá que te ignoren. Si no eres Messi o Cristiano, todo el mundo se acaba olvidando. Y si hoy te ignoran, obviamente te van a olvidar. No van a hablar de ti porque no saben quién eres, porque te han ignorado. Es peor que te ignoren a que te olviden. Estás luchando y sacrificando muchas horas de tu vida, porque nos gusta, sí, y por eso lo hacemos. Entrenamos seis, siete horas. Pero es duro que te ignoren. Todo el sacrificio que hacemos… Que esto no lo haces para que la gente te halague, sino porque a ti te enorgullece y satisface. Pero ya que lo haces, de vez en cuando te gusta que te feliciten.
Deporte minoritario y mujer.
Es una bomba.
Reciben lo que generan. ¿Qué opina de ese clásico argumento?
No generamos, ¿por qué? ¿Por qué no vendemos? Porque no se nos conoce o no se nos da la oportunidad de que la gente nos conozca. Poco a poco se va hablando del deporte femenino, se va conociendo más, y a lo mejor hay más gente interesada en ello. Nos han ido dando un poquito: ‘¡Oh, las mujeres en España son muy buenas. Están ganando todo!’ Ya, pero no sólo ahora. Lo que pasa ahora es que se habla un poco más. Por eso hay más igualdad en horas de entrenamiento, en facilidades a la hora de entrenar… Y con eso consigues que el nivel crezca mucho más.
¿Qué le llevó a estudiar el Grado en Bioquímica?
Como tenía mucho tiempo me dije, va, una facilita [ironiza]. He estado entre 11 y 12 años para acabarla. Pero yo sabía que tenía que estudiar. El waterpolo da para lo que da. Una vez se acaba tienes que buscarte la vida. He tenido la suerte de que mi vida deportiva ha sido muy larga, y sacaba el tiempo para estudiar de donde podía. Sin poder ir a clase, pero entre entrenamientos intentaba conseguir apuntes. Le echas morro y rezas por que la gente sea buena. Es sacrificado, duro, pero en mi generación lo hemos hecho todas así. La carrera no la podía hacer en cuatro años. Pero ya la tengo. Y cuando vaya a trabajar no me van a preguntar si la acabé en cuatro o diez.
Con los años, ¿los balonazos duelen menos?
Sí es verdad que nos hacemos un poco inmunes.
No tiene miedo.
Duele más un gol que un balonazo en la cara.
. ¿Existe un sentimiento de soledad en el portero?
Todo el mundo dice que los porteros somos diferentes. Y hay que serlo para ponerte en la portería a que te revienten a balonazos. Está claro. Pero sentirme sola, no. Siempre me he sentido protegida por mis compañeras.
Entonces, ¿qué le da miedo?
El día después. Cuando esto se acabe. El deportista que diga que no es así, miente. Has pasado muchos años de tu vida haciendo algo que se te da bien. Y luego te expulsan. Aquí te dejamos, en el mundo exterior y fuera de tu burbuja.
¿Y sus padres? ¿Qué le dicen?
Jamás me obligaron a nada. Y me han dicho que hay una vida después.

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