El enorme catamarán se prepara, coge velocidad, echa a volar sobre unas finas palas y, en uno de los asientos para la tripulación, Joel Rodriguez empieza a mover dos ruedecitas arriba y abajo. Es un movimiento sencillo; es como quien regula la intensidad y la temperatura del agua de la ducha. Pero de él depende la integridad de quienes van en el barco. Si todo va bien, Rodríguez ni tan siquiera toca nada. En cambio, si hay cambios de rumbo o de altura no para de rabilar.
“Lo que hago se entiende mejor si pensamos en el catamarán como si fuera un avión. Cuando despega o aterriza cambia la posición de los flaps de las alas para generar más sustentación, para mejorar la resistencia al aire. Eso es lo que hago yo en el barco. Tenemos las palas, los foils, que nos permiten planear sobre el agua y yo las voy moviendo para que vayamos con la mayor estabilidad posible. Si se hunden mucho perdemos velocidad pero si salen del agua hay mucho peligro de que nos choquemos. Si yo me equivoco nos podemos pegar una buena castaña”, cuenta Rodríguez, el controlador de vuelo del equipo español en SailGP, la Fórmula 1 de la vela.
En su quinta temporada, la competición se decidirá el próximo 30 de noviembre en Abu Dhabi después de once citas por el mundo: Sydney, Los Ángeles, Río de Janeiro, Portsmouth, Saint Tropez, Ginebra y, entre otros lugares, el pasado octubre, Cádiz. El conjunto español, que se hace llamar Los Gallos, venció el año pasado, pero este curso lo tiene muy difícil. A la última cita llega en cuarto puesto y necesita brillar para meterse en la regata final, una regata que sólo disputan tres barcos. Sus rivales son los equipos de Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Australia.
“Está complicado, no vamos a engañar a nadie, pero todavía hay opciones. Tendríamos que ganar y que uno de nuestros rivales fallara. No sería la primera vez que ganamos un evento y tampoco sería la primera vez que los australianos o los kiwis quedan del quinto para atrás. Tenemos que hacer lo nuestro y esperar”, reconoce Rodríguez, parte del grupo que domina la vela española desde sus inicios.
Dudas con los Juegos
Hace ya ocho años, un grupo de chavales se fueron a las Islas Bermudas a competir en la Copa América juvenil de 2017 y de allí salieron varias medallas olímpicas -un oro y dos bronces- y el conjunto actual de Sail GP. “En aquella Copa América empezamos a ver cómo iban los catamaranes, cómo funcionaban los foils, y dos años después, en 2019, cuando nació Sail GP, nos interesó muchísimo la competición. Yo no formaba parte del equipo en las primeras temporadas e igualmente veía todas las regatas”, recuerda Rodríguez.
- ¿De SailGP se puede vivir?
- Es bastante diferente al mundo olímpico, no depende tanto de los resultados. En ese sentido es más profesional. Cada uno tiene su contrato y luego hay unos premios en metálico. Está bien montado, aunque vamos temporada a temporada. Hay que ver la evolución del equipo y de la competición a largo plazo.
En realidad Joel Rodríguez debería ser jugador de rugby. Su padre, argentino, fue profesional del oval, incluso llegó a jugar en Gales, y acabó en Barcelona como entrenador de un equipo. Así conoció a su madre. Y juntos se mudaron a Las Palmas de Gran Canaria, donde su hijo descubrió la vela con un simple cursillo de verano. “Yo probé el rugby, pero muy de refilón. Viviendo en Canarias es más fácil dedicarse a la vela”, asume quien ahora cruza una crisis con su deporte.
Rodríguez fue olímpico en los Juegos de Tokio 2020 en la clase Láser -acabó decimosexto-, pero otro español, Joaquín Blanco, se quedó con la plaza para París 2024 y ahora no sabe qué hacer de cara a Los Ángeles 2028. Puede volver a hipotecar cuatro años al completo, vivir fuera de casa, entregarse a entrenamientos y competiciones y que luego no pueda ni tan siquiera participar en la gran cita. O que tenga que hacerlo sin los medios necesarios.
“Me gustaría seguir porque me encantaría ganar una medalla olímpica, pero siento que para mejorar mi nivel necesito identificarme con el proyecto y ver que realmente tengo opciones de luchar en los Juegos. No tengo muy claro qué hacer”, finaliza Rodríguez que de momento aparca cualquier debate. En unos días se decide la temporada de Sail GP y el equipo español lo tiene muy difícil, sí, pero no lo tiene imposible.








