La pregunta era tan recurrente como sospechosa. ¿Dónde estaba Oier Lazkano? El prometedor ciclista vasco, uno de los fichajes estrella del Red Bull-Bora Hansgrohe, no disputaba una carrera desde la pasada París-Roubaix, en abril, sin que hubiera explicación oficial ni pronunciamiento personal del ex de Movistar. Falta de adaptación a la estructura alemana, problemas físicos o… La tercera opción, la más polémica, ha resuelto la ecuación. Este jueves, la UCI (Unión Ciclista Internacional) ha anunciado su suspensión provisional por “anomalías inexplicables en su pasaporte biológico”.
El organismo comunicó la medida a través de una nota oficial en la que detalla que la decisión se ha tomado de acuerdo con su Reglamento Antidopaje. Aunque durante los procedimientos pertinentes “no realizará más comentarios mientras el proceso esté en curso”, la UCI sí que especifica que dichas anomalías corresponden a los años 2022, 2023 y 2024. Exactamente los tres que estuvo en el Movistar después de abandonar la disciplina del Caja Rural – Seguros RGA.
En su nota, la UCI explica el procedimiento del PBA (Pasaporte Biológico del Atleta), un registro electrónico individual para cada ciclista en el que se recopilan los resultados de todos los controles antidopaje realizados durante un período determinado. Lazkano se había convertido en uno de los ciclistas españoles más pujantes. A sus 25 años, había firmado un extraordinario 2023, en el que, además de proclamarse campeón de España, ganó la general y una etapa de la Boucles de la Mayenne, una etapa de la Vuelta a Burgos y fue segundo en la prestigiosa A través de Flandes, por detrás de Christophe Laporte.
En 2024, además de debutar en el Tour de Francia, se impuso en la Clásica Jaén Paraíso interior de principio de temporada. Sus grandes prestaciones le hicieron fichar por el equipo alemán, que ahora le ha borrado hasta de su página web. Sus resultados en este comienzo de 2025 estaban muy por debajo de lo esperado, con varios abandonos. Y, desde abril, sin ninguna noticia.
Tour de Francia
Futuro
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
París
Actualizado Lunes,
24
julio
2023
-
02:25«Hay jóvenes que están ahí y se pueden meter en...
El maillot de la montaña en el Tour, los inconfundibles puntos rojos sobre fondo blanco, está de celebración: cumple 50 años. Hasta 1975 el mejor escalador no tenía ningún distintivo, aunque sí mucho más prestigio. Federico Martín Bahamontes primero y Lucien van Impe después lo elevaron con sus seis coronas cada uno a cotas extraordinarias. Sólo el empeño de Richard Virenque entre 1994 y 2004 los superó (7). Aunque ya lo ganó dos veces, curiosamente este lunes, por segunda vez en su carrera, Tadej Pogacar lucirá, entre Valenciennes y Dunkerke, el 'polka dot'. Y para el hambre 'caníbal' del esloveno no ha pasado desapercibida la efeméride.
"No esperaba vestirme con el maillot de puntos rojos, pero aquí estoy y pienso disfrutar el hecho de llevarlo. He ganado la Montaña del Tour dos veces, pero sólo me he puesto el maillot en carrera un día. Mañana será mi segundo día con él y será una sensación especial", pronunció el esloveno en la meta de Boulougne sur Mer, rendido a la potencia final de Van der Poel, un mano a mano con permiso de Vingegaard con aroma a la mejor de las clásicas.
Pogi pasó en segundo lugar en la primera de las colinas del día, la de Haut Pichot. Lo hizo por pura colocación, a rueda de su pretoriano Tim Wellens. A continuación, en la Côte de Saint-Étienne-au-Mont, lo hizo primero, por delante de Vingegaard. Esos tres puntos sumados le colocan en primera posición en solitario. Evidentemente, no es la primera vez que encabeza la clasificación de la montaña que ya ganó en las ediciones de 2020 y 2021, pero la casualidad hizo que sólo en una etapa luciera el maillot à pois rouges más allá del podio.
Ocurrió hace casi cinco años, en la etapa 18 del Tour de 2020. Aquel día Miguel Ángel López se impuso en el Col de la Loze, pero el jovencísimo Pogacar sumó 32 puntos para adelantar a Roglic como momentáneo rey de la montaña. Así que al día siguiente en Méribel cambió en maillot blanco de mejor joven (que también cumple medio siglo) por el de puntos rojos. No le duró demasiado, pues se lo arrebató Carapaz, segundo aquel día en La Roche-sur-Foron por detrás de Kwiatoswki. La jornada de gloria de Pogacar estaba a la vuelta de la esquina: en la inolvidable cronoescalada de La Planche des Belles Filles, dos días después, asaltaría su primer Tour.
Tampoco es probable que al líder del UAE le duren demasiado esta vez los inconfundibles colores. Y eso que este lunes sólo habrá un punto en juego en la subida a Mont Cassel de cuarta categoría (camino de Dunkerke el viento marcará más diferencias). Visto lo visto, la agresividad del Visma Lease a Bike con Vingegaard, la batalla por la general puede no tardar demasiado en desatarse. "Podíamos esperarnos que Jonas atacara visto lo visto en el Critérium du Dauphiné. Y me gusta verle hacerlo. Nos ha obligado a sufrir", admitió Pogacar.
En 1905, René Pottier fue el mejor grimpeur del Tour en una clasificación extraoficial que otorgaba el diario Le Auto. En 1933, el español Vicente Trueba, que ya se había impuesto el año antes, fue el primer ganador oficial. Y en 1975, Van Impe lució por primera vez el maillot de puntos rojos, escogido por el patrocinador del momento, la marca de chocolate Poulain.
Si Pogacar lo conquistara de nuevo, sumaría tres coronas e igualaría a Julio Jiménez (siempre los españoles en la montaña del Tour). Pero, más importante, superaría a Coppi, a Merckx, a Bartali, a Charly Gaul... A las leyendas, a lo que él aspira.
No hace ni tres años, la simple idea de hacer las maletas, cruzar el charco, abandonar la NBA y explorar sus posibilidades en el baloncesto europeo suponía casi una afrenta para Dennis Smith Jr. "No me voy a ir al extranjero. Si las cosas no me salen bien, iré a la NFL. Lo digo muy en serio". Fue justo antes de firmar por los Hornets, el penúltimo asidero de una historia ya vista, la del proyecto de estrella al que todo se le empieza a torcer hasta acabar fuera de una Liga que hacía no tanto le recibió con las expectativas por las nubes.
Porque cuando el base fue elegido en el número 9 del draft de 2017, sin haber cumplido los 20 años, los Mavericks creían haber encontrado la primera piedra de su reconstrucción. Ocho años después, tras un cúmulo de traspasos y lesiones, Dennis llega donde antes no se veía. Es el tan esperado refuerzo invernal del Real Madrid. Este miércoles aterrizó en la capital de España, pasó reconocimiento médico y firmará su contrato hasta final de temporada. Sólo falta el anuncio oficial.
A Smith, un combo de 1,90 con un enorme talento, tanto técnico como físico, siempre le acompañó el Jr. en su camiseta. Su existencia viene marcada por la presencia de su padre, quien le crio en solitario junto a su hermana De'Aira en Fayetteville (Carolina del Norte). Ex militar, pluriempleado y padre soltero desde que Helena abandonara a la familia cuando Dennis tenía 13 meses. Fue su padre quién le enseñó a jugar al baloncesto y nunca olvida los entrenamientos con guantes destinados a mejorar su manejo del balón. Y lo hizo desde la humildad, lejos de modelos tan invasivos como cercanos (ahí están los hermanos Ball). "Lo aprendí todo de él, hasta los modales".
Bien temprano la estrella de Dennis iba a brillar. Y eso a pesar de que también bien pronto le visitarían las lesiones. Cuando ya era uno de los proyectos más interesantes del país, jugando para el Trinity Christian School de Fayetteville, se rompió el ligamento cruzado. Durante la operación, los médicos descubrieron una rareza: tenía un ligamento cruzado anterior adicional. Y aunque había sido descartado para toda su temporada senior, a los dos meses y medio regresó presumiendo de haber mejorado en 20 centímetros su salto vertical.
Dennis Smith Jr., la temporada pasada con los Nets.AP
Esas prestaciones las confirmó en su único año universitario con North Carolina State. De ahí a los Mavericks, un esperanzador primer año en la NBA a las órdenes de Rick Carlisle (15,2 puntos de media e incluido en el segundo quinteto rookie). Hasta que a Dallas llegó un tal Luka Doncic.
Precisamente desde el Real Madrid, caminos cruzados, el esloveno fue a la vez cómplice y verdugo de Smith. Su mejor amigo y el elemento que acabaría por desestabilizar su carrera, pues, tras media temporada de convivencia deportiva, los Mavericks iban a explorar otras vías poniendo a Dennis en el mercado. Intercambiado por Porzingis, en los Knicks empezó su cuesta abajo.
Especialmente al comienzo del siguiente curso, al que no pareció llegar en las mejores condiciones físicas y el Garden se lo hizo pagar hasta con abucheos. No tardaría en salir (en la temporada 2020-2021 sólo jugó tres partidos con los Knicks), ya con las lesiones minando también su rendimiento (muñeca, espalda, rodilla...). Medio curso en los Pistons y uno sin pena ni gloria en los Blazers.
Ahí, verano de 2022, llegó el Rubicón para Smith, que hasta llegó a ganar peso con vistas a su salto a la NFL como defensa. Pero le rescataron los Hornets y el curso pasado los Nets, muy lejos ya de los números del comienzo de su carrera. Tras 326 partidos en la NBA, nadie le quiso firmar este verano. Iba a probar en la Liga de Desarrollo (Wisconsin Herd). Pero apareció el Madrid. Lleva sin jugar un partido oficial desde el pasado mes de marzo.
Ya no tan desesperado como hace unas semanas tras ganar 11 de sus últimos 12 partidos, pero con la necesidad de un impulso en su perímetro que pretende encontrar con las cualidades de Smith. No es un tirador puro ni un excelente pasador, pero hay pocas cosas que se le puedan resistir ofensivamente. También defensivamente (rol al que fue relegado en su última época NBA) debería dar el plus que no han otorgado ni Xabier Rathan-Mayes ni Andrés Feliz. Dennis ocupará plaza de extracomunitario y cuando se recupere Gaby Deck, Chus Mateo tendrá que hacer un descarte para los partidos de ACB entre los dos americanos y el argentino.