Francia puede asustar por la facilidad y la clarividencia con la que derrotó a Inglaterra, pero las campeonas, no. El duelo más igualado de la primera jornada lo liquidaron las francesas en dos jugadas a la media hora de la primera parte ante las que Sarina Wiegman nada pudo hacer. No logró evitar que le endosaran su primera derrota como entrenadora en la fase final de una Eurocopa (2-1).
El calendario reservó un plato fuerte para cerrar la primera jornada. En todos los campeonatos hay un grupo de la muerte y en este emparejó a dos campeones, Inglaterra y Países Bajos, con un serio aspirante, Francia, semifinalista en 2022, y la debutante Gales. Las neerlandesas cumplieron, ganaron 0-3 y se pusieron en ventaja. Pero la gran batalla se iba a librar en Zúrich.
Nadie duda de que las inglesas, vigentes campeonas, son uno de los equipos a batir y arrancaron el partido respondiendo a esa premisa. Presión asfixiante y Russo escapándose por banda para asistir a Lauren James para que armara un disparo que se le fue alto. Sin respiro, la jugadora del Chelsea puso un centro al segundo palo al que no llegó por poco Hemp. Lograron lo que querían, un gol en 15 minutos, pero el rechace de la guardameta Peyraud-Magnin que cazó Russo había nacido de un fuera de juego. Francia aguantó y fue aterrizando el duelo hasta metérselo en el bolsillo con comodidad pese al gol inglés en el minuto 87.
Dos goles en tres minutos
Poco a poco fue creciendo el equipo de Laurent Bonadeu, en pleno relevo generacional. Mientras Inglaterra se descosía y se olvidaba de la presión, confiada sólo en los contragolpes, las francesas iban encontrando las grietas. No era difícil, porque el centro del campo inglés se volvió transparente e incapaz de mantener la pelota, para preocupación de Sarina Wiegman.
Creció la capitana Karchaoui, que probó primero con un golpeo lejanísimo y después recogiendo un balón a la espalda de la defensa de Bacha que la dejaba que pudieron despejar las inglesas antes de que encarara la portería de Hampton. Las bleus estaban envalentonadas. Bacha se incorporó para soltar una volea a la mediavuelta y Di Almeida, desde el costado derecho, se plantó en el área para empujar un balón que salvó con el pie la guardameta del Chelsea. Rondaban el gol y encontraron dos en tres minutos.
De Almeida, eficaz en la recuperación de cada pelota dividida, puso un pase en profundidad por banda a Cascarino para un centro raso que embocó Katoto. Inglaterra volvió a estar muy blanda, como en buena parte de los 36 minutos anteriores, y se llevó otro mazazo cuando Russo, reclamando falta de Lakrar, perdió otro balón que acabó en las botas de Sandy Baltimore para, desde el lateral izquierdo del área, tumbar a las dos centrales, Greenwood y Williamson, y batir de nuevo la portería.
Sarina Wiegman, preocupada en el banquillo.
Francia había hundido a Inglaterra en un abrir y cerrar de ojos. No reaccionaron ante los dos goles y tampoco pudieron hacerlo en la segunda mitad. Dominaron más, eso sí, pero para entonces las francesas estaban cómodas en defensa y apostando por las transiciones… O confiando en que los nervios les jugaran una mala pasada a las británicas. Casi les pasa cuando Mead erró en una entrega a sus defensas y Grace Geyoro armó un tiro que casi no pudo blocar Hampton. La propia jugadora del PSG probó de nuevo cuando Jean-François la asistió al corazón del área, pero la portera anduvo despierta. No tenía otro remedio.
Mientras, en el banquillo protestaban por un arbitraje de la sueca Tess Olofsson y del VAR, que pitó un justísimo fuera de juego que anuló en primer gol inglés, no consideró falta a Russo el robo del que nació el segundo gol de las galas ni expulsó con roja directa a Karchaoui por una fea entrada a la delantera del Arsenal.
Las francesas, contenido el primer empuje de rabia de una de las actuales campeonas, volvieron a lo suyo, a incomodarlas de todas las formas que fuera posible. Mandó Wiegman al campo a Agyemang con un papelito para Lucy Bronze que pareció ser la orden de arrebato. Se volcó Inglaterra y llegó el tanto de Walsh, que sólo maquilló la derrota.