La historia de amor de Lester Lescay ya es de bronce. En una concentración en el Eurohotel de Castellón en 2020, justo antes de los Juegos Olímpicos de Tokio, todavía compitiendo por Cuba, el saltador empezó a charlar con una trabajadora del establecimiento, Beatriz, y aquella conversación se alargó durante días, durante meses, durante años pese a la distancia, pese a su regreso a La Habana.
Dos años después, Lescay decidió abandonar su país e instalarse en la casa de su ya novia en Burriana. Cinco años después, nacionalizado español por matrimonio, “con exámenes, a través de la justicia”, se subió al podio en la longitud del Europeo indoor de Apeldoorn con un salto válido, el único que le permitió hacer la lesión en los isquiotibiales de la pierna izquierda que arrastra desde unas semanas.
En su segundo intento, Lescay alcanzó los 8,12 metros y ya fue imposible bajarle de los puestos de honor. De hecho, en otro concurso barato, se le escapó el oro por sólo un centímetro. En su último salto, el búlgaro Bozhidar Saraboyukov se fue hasta los 8,13 metros y dejó así con la plata al favorito, el italiano Mattia Furlani, que aunque lo intentó tuvo que conformarse con la plata. Furlani también llegó a los 8,12 metros, como Lescay, pero desempató con el resto de sus marcas.
La lesión de Llopis
Pese a la igualdad, el saltador español, que debutaba con la selección, se mostró eufórico. Los dolores le obligaron a renunciar a sus tres últimos intentos, pero no a una celebración más que merecida. “La medalla todo lo limpia. Estoy super contento con todo, una adrenalina sabrosa. Estoy loco por volver a repetir de nuevo”, comentó.
Su sonrisa y la sonrisa de Ana Peleteiro por su oro contrastaban con las desgracias que se le fueron acumulando a la selección española durante la jornada. Junto a Lescay, competía Jaime Guerra en la longitud y, pese a su potente batida, al final tuvo que marcharse en camilla, lesionado, del pabellón Omnisport de Apeldoorn.
Mientras lo hacía, exactamente al mismo tiempo, Quique Llopis, el máximo favorito español a las medallas en los 60 metros vallas se lesionaba en el calentamiento de la final y esquivaba la historia. Tres españoles iban a tomar la salida y al final fueron solo dos: Abel Jordán terminó cuarto, con 7.54 segundos, a cuatro centésimas del bronce, y Asier Martínez finalizó último.