El piloto español Carlos Sainz volcó su Ford Raptor en el kilómetro 327 de la segunda etapa de la 47 edición del Rally Dakar, una especial de 48 horas de 967 kilómetros para los coches y 947 para las motos.
La organización, en un comunicado, detalló que tanto Sainz como Lucas Cruz, su copiloto, resultaron ilesos en el percance, y que Mitch Guthrie, su compañero de equipo en M-Sport de Ford, se detuvo brevemente para echarles una mano.
Este vuelco del Ford se produce cuando la etapa la domina desde el kilómetro 231 Nasser Al-Attiyah, el catarí que ha ganado en cinco ocasiones el Rally Dakar y que impone un ritmo impresionante con su Dacia. Prueba de ello es que en el kilómetro 288 llevaba ya una ventaja de 8 minutos y 40 segundos con respecto a Carlos Sainz.
Según la organización, el Ford Raptor de Sainz ha sufrido visibles daños, un detalle relevante porque esta etapa dura 48 horas y aún tiene por delante dos tercios del recorrido.
La información actualizada del Rally Dakar refleja que Sáinz ha retomado la marcha después de estar parado unos 20 minutos, pero se encuentra muy lejos de la cabeza. Ha pasado por el kilómetro 414 a más de 42 minutos de Al Rajhi. Un duro revés para el defensor del título.
JAVIER SÁNCHEZ
Enviado especial
@javisanchez
Mónaco
Actualizado Lunes,
29
mayo
2023
-
08:34La decisión de colocar neumáticos de seco cuando empezó a llover obligó...
Hace dos años, durante la novena etapa del Dakar, Yazeed Al Rajhi no dudó en desmontar uno de sus amortiguadores para instalarlo en el coche de Henk Lategan, víctima de una seria avería tras atravesar una duna. Ese gesto permitió al sudafricano acabar quinto la carrera. Ambos pilotaban para Toyota, pero la generosidad del saudí caló hondo en Lategan, que ayer tributó una sincera felicitación al flamante ganador del Dakar. El rival que le ha arrebatado la victoria por un estrecho margen (3:57), la segunda diferencia más corta de la historia. En su undécima participación, Al Rahji es el primer piloto de un equipo privado que levanta el trofeo Touareg en 25 años.
Nadie, desprovisto de los medios de una gran marca, lograba este hito desde Jean-Louis Schlesser en 2000. Sin restarle mérito alguno, lo cierto es que los recursos nunca han supuesto un problema para Al Rajhi, cuya fortuna se estima en más de 2.000 millones de dólares. Quizá por ello, su prodigalidad es legendaria en el Dakar.
No se trata sólo del ágape con el que agasaja a toda la caravana durante la jornada de descanso. Ni del detalle del pasado año con Carlos Sainz, a quien cedió su fastuoso motorhome justo después de que el saudí se viese abocado al abandono. Cada participación en el rally más duro ronda los 800.000 euros. Lo que para la mayoría se antoja prohibitivo, para él supone una minucia.
Aprender a dosificarse
El propietario del conglomerado Mohammed Al Rajhi & Sons desconoce el número de empresas que gestiona. La más ilustre es Al Rajhi Bank, uno de los mayores bancos del mundo islámico, con 49.000 millones de dólares en activos. Y su división del acero controla el 80% del mercado saudí. Así que, incluso en pleno Dakar, necesita un hueco en la agenda para sus reuniones vía Zoom. También para los mensajes con Sainz, a quien idolatra. "Siempre me apoya y me da buenos consejos", dijo sobre el tetracampeón (2010, 2018, 2020, 2024).
En esta amistad ha jugado un papel importante Timo Gottschalk, su copiloto, que ganó la edición de 2011 con Nasser Al-Attiyah y colaboró con el madrileño durante su etapa en Buggy (2013, 2014). El abandono de Sainz tras la segunda etapa y el adiós de Sebastien Loeb, víctima de un accidente apenas 24 horas después, despejaron el camino a Al Rajhi. Un piloto que ha tenido que aprender a dosificarse. A levantar el pie. A afrontar el Dakar como una carrera de resistencia.
«Ha sido la edición más dura en mis 11 participaciones. Timo me ha ayudado muchísimo, porque tiene mucha experiencia», valoró tras la fiesta improvisada de ayer en la meta de Shubaytah. Tampoco quiso olvidar el récord de Schlesser ni de haberse convertido en el primer piloto local que sube a lo más alto del podio en el Dakar. Hace apenas un año, cuando lideraba la carrera, su Hilux dio varias vueltas de campana durante el inicio de la sexta especial.
Al Rajhi, durante la décima etapa del Dakar.AFP
Esta vez, el éxito se ha fraguado en la etapa del jueves, cuando pudo descolgar a Lategan en el mar de dunas del Empty Quarter. El sueco Mattias Ekström (Ford) tampoco logró seguirle el ritmo y acabó tercero, a 20:21, mientras Al-Attiyah hubo de conformarse con igualar un histórico registro de Ari Vatanen y Stéphane Peterhansel: 50 triunfos de etapa. Desde 2009, cuando Giniel de Villiers se impuso a Mark Miller y Robby Gordon, no se registraba un podio sin Sainz, Peterhansel y Al-Attiyah.
Una proeza para el Overdrive Racing, sin los medios materiales y humanos del Toyota Gazoo Racing, el equipo con el que Fernando Alonso probó fortuna, junto a Nani Roma, en 2020. Un premio también para Dani Oliveras, copiloto del argentino Juan Cruz Yacopini, que pudo acabar séptimo, igualando lo conseguido en 2023.
Sanders, por delante de Schareina
En motos, el triunfo final se lo llevó Daniel Sanders, con 8:50 de ventaja sobre Tosha Schareina y 14:46 sobre Adrien van Beveren. El piloto de KTM sucede en el palmarés a Ricky Brabec, quinto, y se convierte en el segundo australiano en alzar el Touareg, después de Toby Price (2019). «Cuando salí de las dunas pude ver el vivac y me entraron escalofríos por todo el cuerpo. Estaba muy nervioso. No me lo podía creer. Todas las emociones empezaron a aflorar y pude ver la línea de meta", comentó el vencedor.
"Me siento muy feliz por Daniel, porque ha hecho un gran trabajo durante estas dos semanas. Los 10 minutos más o menos que tomó el primer día le permitieron controlar a partir de entonces", admitió Schareina.
La edición de 2025 del Dakar va a ser un reto a la altura de la leyenda del raid más duro del mundo. David Castera, director de la carrera, lo ha diseñado para que la resistencia sea el factor clave a la hora de definir el vencedor. Por eso, la prueba ha ganado kilómetros con respecto al año pasado y la navegación tendrá también un papel absolutamente determinante. Serán un total de 7.759 para coches y 7.706 para motos, en muchos casos con recorridos diferentes. De esta manera, se priorizará realmente la capacidad de navegación de los participantes, sobre todo en el caso de los coches, dado que no podrán aprovechar las rodadas de las motos como guía.
Para saber más
Ser rápido será importante, desde luego, pero también lo serán tanto la precisión como el aguante de los pilotos a la hora de afrontar etapas que, en la gran mayoría de los casos, van a superar los 400 kilómetros. De las 12 etapas del rally, si no tenemos en cuenta el prólogo que se disputa hoy para definir el orden de salida, únicamente las cuatro últimas contarán con una distancia inferior a ese número. Tras una primera etapa de 412 kilómetros que se recorrerá mañana, los participantes se enfrentarán a una nueva etapa maratón, como la que se introdujo el año pasado, pero que se disputará en Bisha en lugar de en el empty quarter. Así, tendrán que hacer la máxima distancia posible hasta las 17.00 horas del 5 de enero, cuando deberán dirigirse a uno de los seis vivacs habilitados para descanso, pero sin ningún tipo de asistencia, y completar los kilómetros que les resten (hasta 958 para motos y 971 para coches) a partir del amanecer del día siguiente.
El 11 de enero, mientras, llegará la etapa más larga a jornada única: 606 kilómetros de especial con un recorrido en el que los pilotos se encontrarán tanto con piedras como con dunas, de camino hacia un empty quarter que, en esta ocasión, será absolutamente determinante para decidir el vencedor de la prueba. Eso es algo de lo que David Castera está absolutamente convencido. «Preferí hacer allí el final del rally, porque es más fácil de organizar logísticamente. Empecé el recorrido con la idea de acabar ahí y, desde ese punto, dibujé el Dakar al revés», desveló el director de la carrera el día de la presentación oficial del recorrido.
La ceremonia final, de hecho, tendrá lugar en Shubaytah, en el corazón del vivac y lejos de todo atisbo de civilización. En el fondo, una manera más de reiterar la dureza y la épica que siempre han envuelto a una prueba con estatus de auténtica leyenda entre los grandes amantes del motor.
En cuanto a los principales favoritos para proclamarse vencedores en la categoría de coches, la lista la encabeza de nuevo un Carlos Sainz más que dispuesto a volver a hacer historia, en este caso al volante de un Ford, para lograr su quinto triunfo en la prueba. Le siguen muy de cerca otro gran clásico de los rallies, el francés Sébastien Loeb, y, también, el piloto qatarí Nasser Al-Attiyah, cinco veces campeón del Dakar, quienes tratarán de derrotar a Sainz y hacerse con la victoria al volante de un Dacia.
En motos, mientras, los pronósticos sitúan al estadounidense Ricky Brabec, vigente campeón de la prueba, al botsuano Ross Branch, subcampeón el año pasado, y al argentino Kevin Benavides como las apuestas más claras para lograr el triunfo final del Dakar.