Hasta ese momento era un buen partido. Incluso un gran partido. Podía haber sido el mejor partido de la fase de grupo de las ATP Finals. Hasta ese momento. En el estreno del torneo, Daniil Medvedev y Taylor Fritz se enfrentaban por el hipotético segundo puesto del grupo que lidera Jannik Sinner y todo era igualdad (4-4) hasta que el ruso cedió el primer set por culpa de una doble falta (6-4). A partir de ahí fue pura frustración. Un tremendo enfado. Medvedev rompió una raqueta contra el suelo y se acabó el encuentro.
En el segundo set, ya completamente fuera de sí, el número cuatro del ranking mundial tiró otra raqueta fuera de los límites de la pista e incluso se puso a hacer malabares para enfado del público del Inalpi Arena de Turín que se sintió estafado. Cuando Medvedev cogió la raqueta del revés para restar con el mango le cayó encima el abucheo de todos los abucheos. Al final, pese a que amenazó con retirarse, el ruso terminó el partido con derrota por 6-4 y 6-3 y se marchó al vestuario con su imagen todavía más manchada y escasas opciones de llegar a semifinales. Debe vencer a Alex de Miñaur e intentar superar a Sinner, una camino complicado.
“No sé qué me ha pasado por la mente, no sé qué esperaba. Me he enfadado, me he frustrado. No era culpa de nadie, era sólo culpa mía. El break point del primer set ha sido muy duro y he empezado a pensar que ya había perdido el partido, que ya no me importaba. Tenía que acabar porque no puedes retirarte, ¿no? Así que simplemente he acabado el partido”, comentaba Medvedev en rueda de prensa ante la estupefacción de los periodistas, la misma sensación que habían experimentado los aficionados.
Pese a mantenerse en la élite, Medvedev está viviendo un mal año, todavía sin títulos y lejos de los dominadores del circuito, Sinner y Carlos Alcaraz. El ruso abrió la temporada cayendo ante el italiano en la final del Open de Australia, luego sufrió al español en la final del Masters 1000 de Indian Wells, más tarde Alcaraz volvió a derrotarle en las semifinales de Wimbledon y este final de curso ha sido un martirio en ese sentido. Sinner le ganó en cuartos del US Open, Alcaraz en semifinales del ATP 500 de Pekin y de nuevo el italiano se deshizo de él en cuartos del Masters 1000 de Shanghai. Con esos precedentes llegaba desanimado a las ATP Finals, donde acabó perdiendo la cabeza.