Un paso más para descifrar el mayor enigma del alpinismo: encuentran en el Everest la bota que llevaba Irvine en 1924

Un paso más para descifrar el mayor enigma del alpinismo: encuentran en el Everest la bota que llevaba Irvine en 1924

En 2021, Sebastián Álvaro, director del programa de TVE ‘Al filo de lo imposible’ y autor de libro ‘Everest, 1924’ advertía en una conversación con EL MUNDO de lo que iba a ocurrir: “En los próximos tres años, antes del centenario, habrá una avalancha de material, incluidos varios documentales”. Y en efecto así ha sido, es y será. El mayor enigma de la historia del alpinismo está cerca de resolverse.

El 8 de junio de 1924, dos alpinistas ingleses, George Mallory y Andrew Irvine, fueron vistos por uno de sus compañeros de expedición, Noel Odell, a unos 8.650 metros de altitud “avanzando resueltamente” hacia la cima del Everest. El cielo estaba despejado y ya superaban el segundo escalón: la historia les esperaba. Pero nada más se supo de ellos. Quizá alcanzaron el techo del planeta 29 años antes que los pioneros Edmund Hillary y Terzig Norgay o quizá no. Es el interrogante que durante décadas ha movido a investigadores de todo el mundo y que ahora busca solución. ¿Lo consiguieron?

En busca del cuerpo de Irvine

La opinión mayoritaria del alpinismo decía que no hasta que en 1999 se encontró el cadáver de Mallory sin la foto de su mujer, Ruth, que el montañero juró que dejaría allí arriba. Y ahora simplemente se busca la prueba que demuestre que sí alcanzaron la cima. El objetivo es hallar el cuerpo de Irvine para descifrar lo ocurrido a través de las imágenes de la Kodak Vest Pocket que portaba y ahora ya queda poco para lograrlo. Según reveló este viernes ‘National Geographic’, un equipo de la revista formado por el fotógrafo Jimmy Chin y los escaladores Erich Roepke y Mark Fisher descubrieron recientemente una bota y un calcetín de Irvine en plena montaña.

“Levanté el calcetín”, explica Chin, describiendo el momento, “y había una etiqueta roja que tenía cosida la palabra AC IRVINE”. “Todos estábamos literalmente corriendo en círculos soltando palabrotas”, comenta reconociendo la importancia del momento. Gracias a la bota y el calcetín, la búsqueda del cadáver de Irvine puede reducirse sobremanera y pronto descifrar el misterio sobre la expedición de Mallory e Irvine.

Alrededor del glaciar Rongbuk

Chin y el equipo del ‘National Geographic’ no han querido ubicar su hallazgo para evitar la aparición de cazadores de tesoros, pero sí han ofrecido ciertos detalles. Según su relato, en septiembre, descendían el glaciar Rongbuk Central, a unos 7.000 metros de altitud, cuando se encontraron con una botella de oxígeno fechada en 1933. Era propiedad de una expedición británica -la cuarta que intentó escalar el Everest- que seguía los pasos de Mallory e Irvine y eso les hizo pensar que los restos del segundo podrían estar cerca.

Crearon una ruta entre los pliegues y las grietas del glaciar y… “En realidad, fue Erich quien vio algo y dijo: ‘Oye, ¿qué es eso?'”, apunta Chin. Era la bota y el calcetín, que emergían del hielo. “Creo que literalmente se derritió una semana antes de que la encontráramos”. Después del hallazgo, el equipo de ‘National Geographic’ tuvo que entregar los objetos a la Asociación de Montañismo de China-Tibet (CTMA), la autoridad que supervisa la cara norte del Everest, y continuó su búsqueda del cadáver de Irvine. La tarea sigue siendo complicada, pero el terreno ya no es inabarcable. El mayor enigma del alpinismo puede resolverse en las próximas semanas.

kpd