La vida de jubilado de Iñaki Perurena, el levantador de piedras más famoso: “Nunca se me pasó por la cabeza hacer otra cosa”

La vida de jubilado de Iñaki Perurena, el levantador de piedras más famoso: "Nunca se me pasó por la cabeza hacer otra cosa"

A Iñaki Perurena no le convence ser entrevistado. “Vamos a ver, vamos a ver”, arranca con su marcadísimo acento vasco, “acabo de cumplir 68 años y a estas alturas de la vida no tengo mucho que explicar ya. Cuando competía, me hacían preguntas y yo contestaba, pero ahora estoy aquí recogido, en mi casa, con mis cosas. No le veo mucha lógica, la verdad”. Al final, por amabilidad o por quitarse de encima al periodista, accede. Y da gusto escucharle.

Porque Perurena todavía tiene cosas interesantes que contar, más de las que él cree. “Mi vida siempre ha sido el levantamiento de piedra, quise ser levantador, fui levantador y nunca se me pasó por la cabeza hacer otra cosa”, se define y con esa definición cómo no preguntarle más. Como él cuenta, Iñaki Perurena fue levantador de piedra, seguramente el mejor levantador de piedra de la historia, una leyenda en el mundillo de los herri kirolak, los deportes tradicionales vascos.

Nacido en 1956 en Leitza, un pueblecito de Navarra, de niño su abuelo le hablaba de forzudos capaces de elevar cualquier cosa y así a los 14 años levantó su primera piedra de 100 kilos y así a los 17 ganó su primera competición, en Tolosa. De ahí al cielo: fue el primero en levantar una piedra de 320 kilos, el primero en levantar 267 kilos con una mano o el primero en levantar 1.700 veces seguidas una piedra de 100 kilos -estuvo nueve horas-. En lo suyo, una leyenda. Tanto que cuentan que él cambió el deporte para siempre porque agarraba las piedras desde más arriba y así forzaba menos: ahora es lo que hacen todos.

“Al principio me miraban raro”

“En su época fue como cuando Dick Fosbury empezó a saltar de espaldas. Al principio me miraban raro, pero como funcionaba todo el mundo empezó a hacer lo mismo. Era una innovación”, cuenta Perurena que se convirtió en un protagonista más o menos habitual de la televisión de los años 90.

Iñaki Perurena, ex levantador de piedrasAraba

En 1988, Javier Gurruchaga le entrevistó en su Viaje con nosotros y ya no pararon de llamarle de programas, aunque se alejó de la competición y otros, como su vecino Mikel Saralegi, le arrebataron la mayoría de sus récords. En 2000, además, ETB le dio un papel en su longeva telenovela Goenkale y eso multiplicó aún más su popularidad.

¿Entonces vivió del levantamiento?
No, no, siempre fue un deporte muy minoritario. Sí tenía pequeños patrocinios y muchísimas actuaciones por los pueblos, pero mi profesión siempre fue la de ganadero y carnicero. Cuando competía o me llamaban de la tele, incluso alguna vez que fui a Madrid, yo no dejaba de hacer lo mío.

“Ahora entreno para vivir. Sería absurdo que hiciera levantamiento a mi edad, pero me ejercito. Por las noches hago un pequeño entrenamiento de fuerza y aerobic para sudar un poco”, explica Perurena, que aunque de entrada no lo confiesa sufre una lesión en la espalda que le fastidia. “La piedra me ha pasado factura, pero más factura me ha pasado el tiempo. He estado 41 años levantando la piedra, haciendo miles de actuaciones, y ahora el cuerpo se resiente, claro”, reconoce al final en una nueva vida. Mientras su hijo Inaxio todavía realiza exhibiciones en el levantamiento de piedra -hace unos años levantó 308 kilos-, él trabaja como comentarista de herri kirolak en ETB, se mantiene al tanto del negocio ganadero familiar y sobre todo cuida de su museo, el Peru-Harri.

Un museo en medio del monte

A dos kilómetros del centro de su pueblo, en medio del monte, hace una década abrió una suerte de exposición de fotografías, ropa de competición, trofeos, recuerdos y sobre todo esculturas enormes hechas en piedra en honor al levantamiento. De una mano grandiosa a un gigante con una piedra al hombro.

Iñaki Perurena, ex levantador de piedrasARABA PRESS

“Para mí esto no es un museo, son vivencias, recuerdos, obras. En estos últimos años de mi vida me dedico a esto. Viene gente de la zona, algunos turistas españoles e incluso algún ruso o algún estadounidense. Yo hago lo que buenamente puedo. No puedo hacerles el gusto. Si se presentan aquí el sábado o el domingo por la mañana les hago una visita y ya”, comenta y, aunque también lo esconde, se antoja feliz porque su deporte, un deporte tan tradicional, el levantamiento de piedra, siga vivo hoy en día: “Ahora hay escuela, les enseñan a los niños, y ha irrumpido la mujer. Es interesante. Creo que el levantamiento está en un buen momento”.

kpd