Si el Real Madrid, con Mbappé, Vinicius y Rodrygo, no logra un gol en todo el partido ante Las Palmas, es porque Ancelotti es un desastre. No sabe manejar al equipo, no trabaja y no tiene un sistema tenebroso.
Ancelotti es una “vergüenza”. No tiene sistema, no sabe y es un mar de dudas. Y el Madrid no juega al fútbol. Es un simulacro de equipo, vulnerable ante cualquiera que toque y pase bien la pelota. En definitiva, que juegue al fútbol como lo
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Alegría contenida. En la vuelta 46, Piastri se mostraba implacable, liderando con jerarquía una carrera que se le había puesto de cara desde el principio, pero en un inexplicable intento por protegerse de Hamilton (no hacía falta), que rodaba tercero, pero muy lejos, McLaren se hizo un undercut a sí mismo y permitió a Lando Norris salir por delante de Piastri. La ansiedad dentro del equipo por la situación era evidente. Había un grave problema. Las órdenes parecían ser claras: Norris tenía que dejar pasar a Piastri si tenía la oportunidad, pero convencer al británico de hacerlo no fue tarea fácil.
"No vas a ganar el mundial solo. Vas a necesitar a Oscar y al equipo. Por favor, hazlo ahora", le ordenaban por radio a Norris mientras intentaba hacerse el despistado para mantener la pole y Piastri, que llegó a alejarse bastante por momentos, se iba acercando poco a poco.
Finalmente, cedió a falta de cuatro vueltas y fue el australiano el que lideró un doblete de McLaren en Hungría, donde Verstappen, en un día desastroso, fue quinto, Sainz sexto y Alonso se quedó fuera de los puntos (11º) tras dejar pasar a su compañero Stroll para que intentase adelantar a Tsunoda en las últimas vueltas.
Realmente todo estaba en manos de McLaren desde el comienzo. Era una oportunidad única para coronarse y dar emoción a un campeonato liderado por Verstappen con su ordeno y mando. Habían conseguido lo más difícil, algo posiblemente inimaginable hasta hace poco, pero eran muy conscientes de todo el arsenal que tenían detrás esperando un tropiezo para asaltar el trono.
No era fácil la tarea para Red Bull. Ni mucho menos. El vigente campeón atacó desde el primer minuto. No podía esperar. Con un Norris algo rezagado, el neerlandés se desvió por fuera en la primera curva para adelantar, pero ante una posible sanción por parte la FIA, tuvo que devolverle esa segunda posición a regañadientes, mientras Piastri aprovechaba para ponerse líder. Pero no era el único que luchaba solo ante el peligro. También lo hizo Hamilton, que apostó por un undercut para cazar y adelantar al Red Bull.
Hamilton se impuso a Red Bull
Verstappen intentó tomarse su venganza más tarde apretando los tornillos al heptacampeón. Poder contra poder. Motor contra motor. Una lucha que se llevó el británico en la primera batalla, cuando un error de Max a la hora de culminar el adelantamiento le permitió mantener la cabeza alta. La frustración del neerlandés llegó a su cima cuando Leclerc y el inglés adelantaron su entrada a boxes para obligarle a remar contracorriente.
Los otros nobles en busca del trono eran los dos Ferrari. Tanto Sainz, al que una mala salida alejó un poco de la primera línea, como su compañero lucharon contra adversidad. El monegasco aguantó todo lo posible para sostener la cuarta plaza, pero Verstappen solo tenía en la cabeza la revancha contra Hamilton. Ocurrió en la vuelta 63. Se volvieron a encontrar, pero esta vez entró muy pasado en la curva 1 y, al bloquear ruedas, chocó con Hamilton al intentar adelantarle.
Aston Martin se vuelve a quedar lejos. Fernando Alonso, sin ritmo de carrera en ningún momento, no consiguió mantener esa séptima posición inicial y terminó la carrera en undécima posición. En realidad su puesto hubiera sido el décimo, el último con puntos, pero en el tramo final dejó pasar a su compañero, Lance Stroll, que venía con mejores neumáticos y tenía la opción, aunque finalmente no pudo ser, de adelantar al japonés Tsunoda.
También Sergio Pérez consiguió desquitarse de ese incidente del sábado que le relegó a las últimas posiciones de la parrilla. Meritorio séptimo puesto para el mexicano tras un fin de semana realmente difícil.
Baja el Tour de los Pirineos en estado de shock por las exhibiciones con aroma de revancha de Tadej Pogacar y se encamina hacia los Alpes, con Niza al fondo como final inédito el próximo domingo. Y descansa el pueblo en movimiento que es la Grande Boucle, con sus casi 5.000 personas, en los alrededores de la medieval Carcassone, donde el UAE Emirates y el Movistar vieron juntos el domingo la final de la Eurocopa y sólo Adam Yates no acabó festejando. Tras el lunes de tregua, la salida de Gruissan y la meta en Nimes, última oportunidad para sprinters. Pero, ¿cómo se monta (y desmonta) todo esto?
Es el Tour una caravana andante, etapa a etapa por toda la orografía francesa. Más de tres semanas de salidas y llegadas, con sus podios, sus aparcamientos, sus zonas vips, sus arcos... Son cunetas engalanadas, montañas abarrotadas de aficionados, de equipos, seguridad, periodistas... Un rompecabezas logístico diario que lleva solucionando 44 años en la sombra XPO. "Nuestra labor es que nadie nos perciba", cuenta a EL MUNDO su presidente en Europa, el español Luis Gómez.
"Es un reto cada día, pero un desafío muy bonito", que incluye una flota de 47 camiones que trasladan 800 toneladas de material (vallas, pinturas, podios, arcos...). Un equipo compuesto por 65 trabajadores divididos en tres equipos con tres misiones concretas. Aunque... "Cada día, cada tarde, puede cambiar la cosa. La planificación se puede venir abajo porque haya cambios meteorológicos, porque se estropea un camión, acude más público de lo normal o se cambia el recorrido por algún motivo de última hora", explica Gómez.
El equipo de las salidas acude el día antes a la ciudad de la que partirá la etapa y trabaja en el montaje durante cuatro o cinco horas. El de las metas, el mismo día de la etapa por la mañana para que a mediodía esté todo preparado. Y el de los puntos intermedios también el día antes en la medida de lo posible. Todos en consonancia con la organización, las autoridades locales y la gendarmería. Y luego, claro, el desmontaje. "Es una aventura diaria", dice el directivo español, que destaca "la pasión" que mueve a XPO y a sus empleados, clave junto a la experiencia de que todo salga bien.
Uno de los camiones del Tour de XPO Logistics.XPO
"La planificación no es sólo los 21 días que sucede el Tour. Empezamos a trabajar a partir de octubre, cuando se definen los recorridos. Analizamos físicamente, vemos los puntos con dificultades para prevenir de antemano o adaptarnos", explica. Los principales retos ocurren en las etapas especiales, las de montaña, las contrarrelojs con salida y llegada en puntos cercanos o, por ejemplo, la que transcurrió por los caminos blancos de Troyes. "Fue espectacular, pero para nuestros camiones de gran tonelaje...", cuenta Gómez que detalla los vehículos especiales que manejan, "trenes carretera", con un segundo remolque añadido. "Dependiendo de la etapa, este segundo remolque no se utiliza. Las de montaña son más difíciles, pero más bonitas. Maniobrar en carreteras estrechas. Nuestros conductores lo asumen como un reto personal".
"Como los pilotos de rallies"
Esos más de 60 conductores trabajan en XPO, una logística con más de 200 centros y 14.000 empleados sólo en Europa (39.000 en todo el mundo). Y pasan una especie de casting, pues se presentan voluntarios muchos más. "La mayoría son franceses y se sienten orgullosos. Pasan tres semanas fuera de casa, trabajando casi las 24 horas, lejos de sus familias... Y son como los pilotos de rallies, ellos suben los puertos antes del Tour, toman anotaciones de las curvas... La preparación es exhaustiva, porque los tiempos son limitados".
Aunque ninguna dificultad como el año del covid, cuando el Tour se retraso a septiembre de 2020 para celebrarse con medidas sanitarias que obligaron a testar continuamente a los conductores, a desinfectar el vallado a diario y a instalar una doble protección para que la gente no se agolpase y guardase las distancias de seguridad. Hay que destacar que, en una etapa normal del Tour, si se pusieran en fila, las barreras ocuparían 10 kilómetros.
Gómez y su equipo no se olvidan de la sostenibilidad, de la responsabilidad de contribuir al cuidado del medio ambiente por esos parajes tan bellos que atraviesa el Tour. "Las bicicletas no van con motor, pero nuestros camiones es inevitable. Así que intentamos que el C02 que emiten sea el menos posible (usan biocombustible HVO). Este año como novedad hemos introducido un camión totalmente eléctrico. Estamos muy sensibilizados con la descarbonización", concluye el presidente en Europa de XPO.