Una de las atracciones de estos Juegos de París es el pebetero con la llama olímpica, situado en el jardín de las Tullerías. Cada día se forman largas colas de turistas para verlo. El otro reclamo, al que sólo los atletas tienen acceso pero que por lo visto también genera esperas, es la cantina de la Villa, que se ha convertido estos días en uno de los asuntos extradeportivos más comentados. El debate se originó hace unos días, cuando preguntaron
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Cuando Rafael Nadal y Carlos Alcaraz van a cenar a alguno de los restaurantes de la villa olímpica parisina ocurre que si quedan con sus compañeros a las nueve, acaban sentándose a la mesa a las diez. Los tiempos para las grandes estrellas se dilatan porque los otros deportistas los van parando para hacerse fotos o hablar con ellos. Los dos tenistas españoles son uno de los grandes reclamos de la villa olímpica de estos Juegos de París 2024.
Este espacio construido en Saint Denis, en la periferia parisina, acoge desde hace días a buena parte de los más de 10.000 atletas que participan. Dentro de las estrellas del deporte mundial que estarán estas semanas en la ciudad están Nadal y Alcaraz. Ambos "generan una expectación tan increíble en la villa que acabamos cenando tarde porque muchos deportistas quieren saludarlos". Lo cuenta David Ferrer, capitán del equipo de tenis en rueda de prensa conjunta, la primera del equipo español en estos Juegos, en la mañana de este miércoles.
Un ejemplo de lo que arrastran los dos tenistas es que, cuando acaba la rueda de prensa, ellos tardan más en irse porque varios de los técnicos quieren hacerse fotos con ellos. "El impacto que genera el tenis en el deporte y en la sociedad lo vemos con Rafa y Carlos, es verdad que las cenas se alargan, pero la gente los mira con mucha admiración y eso es un motivo de orgullo para nosotros", reitera Anabel Medina, capitana del equipo femenino.
Son los últimos Juegos Olímpicos de Nadal, los primeros de Alcaraz y hay mucha expectación por ver jugar a las dos estrellas juntas en dobles. "Nos vamos a esforzar al máximo, aunque no hemos podido prepararnos conjuntamente para un torneo como éste, en el que sí hay otras parejas que han podido prepararse", ha dicho Nadal. "Confiemos en el buen momento que tiene Carlos y que yo llegue al nivel que necesito. Dentro del poco tiempo que tenemos, vamos a entrenar lo máximo", ha señalado.
"Entiendo el morbo y la ilusión de vernos jugar juntos, pero no pensemos que eso se traduce a éxito. Al final Carlos no ha jugado muchos dobles y yo no he jugado mucho ni en dobles, ni muchos individuales", ha señalado Nadal.
El tenista de Manacor es una leyenda en Francia, donde ha ganado 14 Roland Garros. Alcaraz, vigente campeón de Roland Garros y Wimbledon, también es ya, a sus 21 años, uno de los deportistas más reclamados. Nadal ha asegurado que estos Juegos son una oportunidad para conocerse mejor: "Estar cerca de Carlos rejuvenece, porque recuerdas la energía de cuando tenías 20 años y lo descubres todo".
Convivencia
El equipo llegó esta semana a la villa olímpica, donde también han ido llegando por goteo el resto de atletas. Duermen en apartamentos compartidos, lo que, como han señalado, "genera un ambiente especial". "Es una experiencia diferente, y eso es algo que te dan unos Juegos Olímpicos, esa convivencia, es lo que hace diferente esta competición de un Roland Garros", ha dicho Nadal. "Tenía muchas ganas de vivir esta experiencia, de vivir en la villa con los demás deportistas. No siento que juego sólo, sino por todo un país", ha dicho Alcaraz.
El tenis arranca el sábado en Roland Garros, justo después de la ceremonia de inauguración del viernes. Se juega en tierra batida por primera vez desde Barcelona 92. Estos Juegos de París son los cuartos de Nadal desde su debut en Atenas 2004. Se perdió los de Londres 2012 y los de Tokio 2021, por lesión. Fue campeón individual en los Juegos de Pekín 2008 y de dobles, junto a Marc López, en los de Río 2018.
Estos son, como ha dicho, "de los más especiales", pues juega en terreno donde ha sido el rey tanto tiempo. "Para estar aquí he tenido que pasar por muchos momentos difíciles (...) Tengo el premio, que es vivir unos Juegos más en un escenario que para mí es muy especial y compartir con mis compañeros unos últimos juegos".
Ni siquiera había entrado aún en el estadio. Estaba con la chaqueta de entrenamiento puesta, sentada, esperando a que dieran la orden al equipo para acceder. Seria, llevaba la pierna izquierda vendada, pues había sufrido molestias. Cuando su imagen se proyectó en las pantallas, comenzó la ovación, la primera de muchas, a Simone Biles. Cuando entró, el estadio retumbó. Ella lo agradeció, abriendo su sonrisa poderosa y saludando con la mano. El gesto fue recibido con otra aclamación aún mayor.
La mejor gimnasta de todos los tiempos ha vuelto por todo lo alto al pabellón olímpico, tres años después de su retirada en los Juegos de Tokio por problemas de salud mental. Su retorno generaba mucha expectación y Biles ya marcha por delante en la general individual, en barra, en suelo y en salto, y solo en las asimétricas, el único aparato en el que nunca ha ganado una medalla olímpica, fue superada por varias rivales.
Su metro 42 centímetros explosivos y su sonrisa radiante tienen un efecto imán. Las cámaras siguen todos sus movimientos, cada gesto es aclamado e interpretado. Si está seria o sonríe. No llevo el moño perfectamente recogido, como sus compañeras, sino desordenado. Se recoloca las horquillas antes de comenzar. Arranca en la barra, el mismo aparato donde acabó su experiencia olímpica en Tokio.
"Es impresionante haber podido estar aquí y ver la vuelta de la mejor atleta de todos los tiempos", dice Joe, que ha venido desde San Francisco exclusivamente para ver el retorno de la americana en París. "Es curioso, porque es diminuta, pero es poderosa, es una auténtica diosa", señala su mujer.
Biles entró al estadio con su maillot radiante y su coleta desordenada, hizo sus marcas en la barra antes de la competición y saludó a la grada. La atracción es tal que eclipsa al resto: Cuando ella entrenaba en la barra y la atleta del equipo italiano estaba realizando su prueba de suelo, a quien aplaudía el público era a Biles. "Ha sido un espectáculo. Es como ver a Taylor Swift en concierto", dice Laure, una francesa que viene a verla con su hija, ambas con la cara pintada con los colores de la bandera francesa.
En el estadio, además de la estrella Biles, había otras que querían ver su regreso al olimpo. Estaban Tom Cruise, Jessica Chastain, Ariana Grande, Snoop Dogg o Anna Wintour, la directora de Vogue. "La he seguido desde siempre. Era un sueño para mí poder verla en estos Juegos, me quedé muy triste cuando se retiró en Japón", explica Julia, que ha venido desde Kentucky con su marido y sus hijas para ver a la gimnasta.
En el ejercicio de suelo, danzó en el aire al ritmo de Taylor Swift. Las asimétricas es el único aparato en el que Biles no tiene medalla. Era el último en la rotación: Biles entró y realizó sus piruetas con seguridad. Al acabar su ejercicio se giró y miró a la grada, llena de banderas de EEUU, luego levantó los brazos y sonrió. El público tronó. Se abrazó a sus compañeras y a su entrenadora, la francesa Cecile Landi.
Una legión de medios americanos la seguía al irse al vestuario. Su entrenadora salió a hablar y los periodistas se agolparon. Justo al lado, una de las gimnastas chinas que acababa de competir hacía declaraciones a dos o tres periodistas, pero la legión no estaba con la atleta, sino escuchando lo que tenía que decir Cecile Landi.
"No puedo expresarlo (la alegría), estoy muy orgullosa de ella, de lo que ha pasado y de lo que está mostrando al mundo que es capaz de hacer", señaló. Biles no dará ninguna rueda de prensa hasta que no acaben las competiciones.
La atleta se retiró en los Juegos de Tokio en 2021 por problemas de salud mental. Al hablar abiertamente sobre el tema ha visibilizado este problema en los deportistas. Tras un tiempo de pausa, retomó los entrenamientos y volvió en el Mundial de 2023 de Bélgica, donde ganó cuatro oros.
En total, tiene 37 medallas (entre Mundiales y Juegos) y podría sumar seis más en las pruebas por equipos del martes, el concurso general individual del jueves y en las finales, el 3, 4 y 5 de agosto. Además, Biles, que tiene cinco movimientos propios, busca en París sumar un sexto con su nombre, esta vez en las asimétricas, ese aparato donde aún no ha conseguido la gloria.