No le gusta hablar de éxito o fracaso, sino de “logro” y “no logro”. Se dice exigente pero algunos deportistas retirados le tratan como si fuera su tío. Vive sus quintos Juegos Olímpicos presenciales siempre en segundo plano y dispuesto a aparecer si hace falta. “Esto es muy duro, llevo muchos días durmiendo poco, cuando vas con varios deportes se te solapan, pero todo merece la pena”. El psicólogo Pablo del Río (Torrearévalo, Soria, 1955) llegó
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No hace falta esperar al último partido del torneo clasificatorio. Con dos victorias ya conquistadas en Dubái, la selección femenina de rugby se ha garantizado su pase al Mundial de Inglaterra 2025, lo logra antes de iniciar el encuentro que podría haber sido decisivo (18:30) contra Fiyi.
La victoria, este sábado, de Países Bajos sobre Hong Kong (33-3) hace imposible que ningún rival pueda desalojar a Samoa y a las Leonas de las dos plazas que otorgan la clasificación.
Que a las españolas les hayan favorecido los resultados de otros aspirantes no les resta mérito; ellas han hecho su trabajo. En el primer encuentro apabullaron a Madgascar (83-0), una selección inferior a la que hicieron 13 ensayos.
En el segundo choque, considerado clave, también vencieron a Países Bajos (0-20). No obtuvieron demasiado fruto al descanso (0-3) de su dominio en territorio y posesión. Pero con los minutos se adueñaron del encuentro: en la segunda mitad vencieron en tres ocasiones la resistencia de la defensa neerlandesa (0-20). Se había hablado de un encuentro en el que podían sufrir en el contacto físico. No sucedió. Al contrario, estuvieron muy bien en melé, en touche, en las percusiones, en el placaje.
Tras quedar fuera de Nueva Zelanda 2022, la selección que dirige Juan González Marruecos regresa a la cita más prestigiosa, que reunirá a los 16 mejores equipos del mundo. "Es el resultado de un camino que comenzó hace mucho tiempo", manifestaba ya el jueves -hablando aún como hipótesis- Laura Bimba Delgado, una de las capitanas.
Porque esta clasificación pone fin a ocho años en tierra de nadie, en los que el adiós de una brillante generación se sumó a la falta de medios y partidos adecuados para progresar. En ese tiempo, el equipo ganó con rotundidad todas las ediciones del segundo torneo continental, el llamado Campeonato de Europa, y plantó cara, derrotó incluso, a alguna selección del Seis Naciones. Pero daba sensación de haberse estancado respecto a la élite.
Las jugadoras querían sacarse "la espinita de Parma", del anterior torneo clasificatorio, y lo han logrado. "Esto va por las que están y por las que han estado", han repetido en las últimos días. Desde hace año y medio, con más dinero y mejor preparación, la selección femenina se ha puesto de nuevo en marcha. La clasificación a Inglaterra 2025 abre la puerta al crecimiento, habrá que ver adónde conduce.
"Estar en el Mundial significa seguir vivas, salir sería muy negativo", había afirmado antes del torneo Lourdes Alameda, otra de las veteranas. Con este logro, la selección femenina reclama focos y atención en el escenario internacional.
Sin restar validez a otras opciones legítimas de reforzarse por la vía del parentesco o residencia, la selección femenina se ha nutrido de la calidad de chicas que ya no se enganchan al rugby en edad universitaria, sino que empezaron a practicarlo en la niñez en nuestro país. Su talento atrae: una decena han sido fichadas por clubes ingleses y franceses. Así que este éxito es también el de sus formadores, el de sus compañeras de equipo, el del rugby de base.
Aunque el conjunto de Juan González Marruecos acuda al próximo Mundial de Inglaterra para aprender, su presencia supone una esperanzadora noticia para el rugby a quince español, que ve confirmado su progreso desde la cantera. El pasado mes de julio la selección masculina sub-20 consiguió la permanencia en el selecto grupo de las 12 mejores del planeta. Las rejuvenecidas Leonas también han cumplido este sábado su objetivo. En febrero llegará el momento, la oportunidad probablemente definitiva, de la selección masculina.
Desde su altura superior a 1,90, Pablo Bouza camina sin apresurarse, fijando la mirada unos metros por delante del suelo que pisa. Jugó con Argentina el Mundial de 2003 y ha participado en otros como entrenador asistente, primero de los Pumas y después de Uruguay. Desde hace quince meses vive en España, "muy contento" pese a la lejanía de la familia, su primera experiencia como seleccionador. "El desafío de clasificar un equipo al Mundial, eso fue lo que me llamó", afirma en conversación con EL MUNDO.
Un reto que se ha convertido para muchos aficionados en casi una obsesión porque los Leones sólo han participado hasta ahora en el lejano mundial de 1999. También por el sobrepeso de las decepciones. La selección masculina se clasificó para los dos últimos bajo la dirección de Santiago Santos y las dos veces fue descalificada por alineación indebida. "No quedan muchos, pero los que estuvieron sí lo sienten", dice Bouza y pasa página. "No hablamos del pasado".
El Mundial de Australia 2027 crece de 20 a 24 conjuntos y la federación internacional amplía a cuatro las plazas en juego en el llamado Campeonato de Europa. Ocho equipos en dos grupos de cuatro. Una sola vuelta en febrero; es decir, tres partidos. Y acceso directo al Mundial para los dos primeros de grupo. El resto luchará en marzo por la quinta plaza, que da opción a la repesca. Una clasificación exprés con una fecha clave, el 2 de febrero.
Con las 6.000 entradas agotadas, este domingo España recibe en Madrid (12:45, Estadio Nacional Complutense y Teledeporte) a Países Bajos. Como el grupo lo completan Georgia, favorita, y Suiza, a priori inferior, el ganador del choque tendría medio billete. "El partido es muy importante", insiste Bouza, pero rechaza que el camino, aun corto, sea fácil. "Hoy el rugby tiene muchas variables, hay más situaciones en que los árbitros pueden sacar tarjeta roja...". El quince neerlandés ha subido de nivel. Hace un año en Amsterdam estuvo a punto de ganar por primera vez a los Leones y el seleccionador ve hoy a ambos conjuntos "parejos".
"Países Bajos tiene muy buen juego con el pie, un pie largo, y también un pack de forwards [una delantera] grande, va a ser muy muy duro", analiza Bouza. Cuando se le pregunta por el contrario, responde con su equipo. "Me gusta hablar de lo mejor que podemos hacer nosotros". Si se le cita la palabra "favorito", la rechaza y ofrece otra. "Tenemos que tener mucha confianza". Aunque España parezca superior en el juego a la mano, no quiere retroceder en el cuerpo a cuerpo. "El contacto físico va a ser fundamental". Lo aprendió como jugador. "Lo peor de todo es sentir que uno en el contacto no está bien".
Precisamente para progresar en ese combate la selección española se ha enfrentado desde el verano a cinco rivales muy físicos, casi todos mundialistas: Samoa, Tonga, Uruguay, Fiyi y Estados Unidos. Cosechó dos victorias y tres derrotas pero tuvo opciones en casi todos los partidos. Cayó 19-31 ante un equipo de la élite como Fiyi, al que fue ganando 50 minutos. "La identidad de este grupo es competir, el equipo pone el cuerpo, responde, que esté por encima de lo que puede es lo más difícil como entrenador".
Javier BarbanchoEL MUNDO
El seleccionador espera que esta preparación marque la diferencia. "Sólido" es el adjetivo que repite sobre su quince. "Que tenga buenas formaciones fijas, una gran defensa y, cuando llegas a la 22, hacer puntos". Sorprende con una ironía, "no sé qué es jugar lindo", en un discurso sin frases rotundas ni estridencias.
Pablo Bouza no esconde que está "muy contento" con el staff -que heredó de Santos-, con "la entrega tremenda" de sus hombres, con la defensa y la melé. Tiene los pies en el suelo y prefiere que con el pie saquen sus hombres el balón desde campo propio. "Es lo que pueden aprender y desarrollar mejor". Asume que no han obtenido demasiados puntos con el touche- maul, admite que trabajan para frenar las plataformas de los equipos rivales y reducir los golpes de castigo. "Dedicamos mucho tiempo a las infracciones, a las que hicimos, a las que tratamos de evitar y a ver qué tipo de árbitro es".
El flaco Bouza mira directamente al periodista cuando le da una respuesta corta pero si busca un argumento extenso pierde la vista en un punto indefinido, como si hubiera una biblioteca con los detalles de partidos jugados hace meses. A petición suya, se ha detenido una semana la Liga española para mejorar el descanso de los jugadores. "El rugby demanda que piensen mucho, analicen mucho y se aprendan los movimientos, lo que necesitan es estar frescos".
Pulmones, músculo y cabeza. "Lo más importante es lo mental, mantener lo que venimos haciendo los cinco últimos partidos", señala Bouza. Con su plantel colabora, cuando alguien lo requiere, el psicólogo Pablo del Río, especialista en acompañar a deportistas de élite. "Es algo que pedí yo, me parece que la demanda mental que tienen los jugadores es muy grande, entonces es descargar y hablar".
El seleccionador actual comparte un problema con sus predecesores: no siempre puede contar con los jugadores de equipos profesionales franceses. Aunque la federación internacional obligaría a cederlos en partidos oficiales, los clubes pueden presionarles con sus contratos. "El jugador está en medio, no tendría que pasar. Algunos arriesgan el trabajo para venir con España, eso vale un montón". Las tareas deportivas se complican con viajes para negociar, bajas inesperadas, mucha paciencia y más cintura.
Para este domingo "están los que queríamos, tenemos opciones para todos los puestos", tranquiliza el técnico argentino. Tras el arranque de los proyectos de Alto Rendimiento en España, ha apostado por los jóvenes. En 2023 la selección sub-20 se clasificó para su mundial -de sólo 12 equipos- y en 2024 logró la permanencia. Un grupo de canteranos con experiencia al máximo nivel está irrumpiendo en la selección absoluta. "El relevo se fue dando, fue natural", explica el seleccionador. "Hay que dar la oportunidad, con algunos estamos muy contentos". Con apenas 20 años, varios han capitaneado a los Leones.
Después del crucial choque contra Países Bajos, el 9 de febrero la selección española visitará a la recién ascendida Suiza y el 16 recibirá en Madrid a Georgia, habitual dominadora del segundo nivel europeo. Pablo Bouza sabe que dos victorias serían suficientes, que el regreso a un mundial cumpliría su objetivo en España. "De ganar no voy a hablar". Él regresa al proceso. "El techo de la selección es mejorar siempre". Cuando se le pregunta hasta dónde, mira de nuevo sólo unos metros por delante del suelo que pisa. "Estamos pensando en Países Bajos, no voy a pensar cuál es el techo ahora", concluye con una sonrisa, como pidiendo comprensión.