En el canal de Vaires-sur-Marne, la sede del piragüismo slalom en los Juegos de París, hay espectáculo fuera del agua. Los kayakistas bajan por el agua entre puertas y remolinos y son a quienes enfocan las cámaras, quienes se están jugando las medallas, pero en la orilla bajan con ellos por la hierba a toda prisa sus entrenadores, sus fisioterapeutas, incluso los presidentes de sus federaciones. Normalmente hay gritos, en realidad siempre hay gri
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En la menuda pista 9 de Roland Garros todo se oye y por eso cuando Paula Badosa replica a su equipo el público se entera. «Millor no em diguis res!», reclama, es decir, «¡Mejor no me digas nada!». Su entrenador, Pol Toledo, le había pedido que arriesgara con el revés, ella había arriesgado con el revés y la pelota casi acaba fuera del recinto. El error no impediría la victoria de la española este jueves ante la kazaja Yuliya Putintseva por 4-6, 6-1 y 7-5 y su pase a tercera ronda, pero sí confirma una certeza: el tenis tiene una revolución pendiente.
Pese a que los técnicos pueden dar instrucciones desde las gradas a las mujeres desde 2020 -antes podían hacerlo bajando a la pista- y a los hombres desde 2022, la comunicación es mínima en casi todos los casos. En la Philippe Chatrier, Nenad Zimonjic, nuevo entrenador de Novak Djokovic, le lanzaba una indicación y él miraba a su palco, ponía la oreja, cerraba un poco los ojos y se concentraba para entender algo que seguramente no entendía. Tampoco importó mucho. Al final ganó por 6-4, 6-1 y 6-2 a Roberto Carballés, pero quizá la propuesta de Zimonjic le habría ahorrado algún esfuerzo.
«Es un poco decepcionante para los que amamos este deporte y lo consideramos muy táctico. Imagínate poder dar indicaciones a un ajedrecista durante una partida. La permisión del 'coaching' durante los partidos no se está aprovechando en absoluto. Actualmente sólo se dicen cosas genéricas, palabras de ánimo, pero podría servir para mejorar aspectos específicos. Podría cambiar el juego totalmente. Estoy seguro que llegará», apunta en conversación con EL MUNDO el analista Craig O'Shannessy, impulsor del cambio que vendrá.
Como experto en táctica, trabajó con Djokovic entre 2017 y 2019 y en los últimos años ha impulsado una empresa de análisis que colabora con varios torneos y federaciones. Hay alguna compañía más, como la que dirige el ex tenista argentino Franco Davin, pero su papel todavía es secundario. Todos los entrenadores les reclaman las estadísticas en directo, la mayoría las observan durante el partido, pero raro, muy raro, es quien las utiliza para aconsejar a su pupilo. «Formamos la primera generación de analistas y, de momento, nuestro trabajo se utiliza para explicar qué ha pasado, a posteriori, no para cambiar lo que está pasando. Para mi el futuro es que haya un analista en cada palco y que éste directamente dé instrucciones al jugador», expone O'Shannessy, muy optimista con el porvenir de su oficio.
Las reticencias del circuito
Porque el tenis, un deporte atado a las tradiciones como pocos, todavía reniega de la importancia del 'coaching'. En primer lugar porque estuvo prohibido durante décadas y quien se saltaba la norma estaba muy mal visto, sobre todo en los países anglosajones. Y en segundo lugar porque es muy difícil que funcione. Son dos o tres segundos de intercambio, normalmente entre los ánimos del público, y el jugador no siempre está receptivo.
«Una indicación puede ayudar a ganar un partido, pero esa comunicación tiene que estar trabajada. Más que palabras, deben ser gestos. Por ejemplo, tocarte el hombro izquierdo si quieres que saque por la izquierda, indicarle con las manos que juegue más largo o que haga más dejadas. Hay jugadores que no hacen ni caso y entrenadores que no saben controlar sus emociones y ponen más nervioso a su pupilo», señala Javi Fernández, responsable de la Tennis Group Academy de Marbella y actual técnico de Mario González, jugador de la quinta de Carlos Alcaraz que intenta hacerse un hueco en el circuito.
"Lo más aconsejable es que animen"
«Hay muy poco tiempo y el jugador está concentrado, por eso el coaching durante el partido es complicado. Lo más aconsejable es que los entrenadores animen, que transmitan su apoyo al jugador, pero que no den muchas instrucciones. Si no, puede llegar lo que llamamos parálisis por análisis. Si en tres segundos indicas al tenista que juegue más profundo, que ataque más al revés y que salte más en el saque, lo normal es que luego cometa una doble falta. Como mucho una indicación y si puede ser comunicación no verbal, mejor», añade Miguel Crespo, doctor en psicología y entrenador de entrenadores como responsable del Departamento de Educación de la Federación Internacional de Tenis (ITF), que pese a todo cree que «el tenis evolucionará en ese sentido», más si vuelven a cambiar las reglas.
Ahora los entrenadores pueden hablar, pero sólo cuando el tenista está en su lado y no en todos los torneos. Los Grand Slam acceden, pero algún Masters 1000 todavía se resiste. «Shut up!», es decir, «¡Cállate!», le exigía Stefanos Tsitsipas a su padre, Apostolos, este miércoles en pleno partido ante el alemán Daniel Altmaier, que también terminaría ganando. Realmente el tenis tiene una revolución pendiente.
JAVIER SÁNCHEZ
Enviado especial
@javisanchez
Mónaco
Actualizado Sábado,
27
mayo
2023
-
17:53Ver 12 comentariosEl español saldrá segundo en la parrilla de Montecarlo después...
En cada uno de sus partidos surge una pregunta, ¿Quién puede ganar a Carlos Alcaraz ahora?, y no hay respuesta, nunca hay respuesta. Como en el último Roland Garros y el último Wimbledon, Alcaraz viste en estos Juegos de París un traje de imbatibilidad y su horizonte carece de un rival capaz de desnudarlo. Pese a sus 21 años, el español está en su mejor momento, su 'prime', capaz de golpear cómo quiere y cuándo quiere en cada momento e inalterable, ni rastro de sus despistes, mucho menos de bajones.
Ante el ruso no ruso Roman Safiullin ofreció otra exhibición y venció por 6-4 y 6-2 en apenas una hora y media, pero además lo que queda de su torneo olímpico se advierte así.
Este jueves, en cuartos, le espera el estadounidense Tommy Paul, un bombardeo que ya le complicó la vida hace un mes en Wimbledon, aunque ante él finalmente encontró soluciones. Tal y como avanza el torneo olímpico, en semifinales se encontraría a Daniil Medvedev o Casper Ruud, dos rivales a los que ya ha sometido y luego... La única amenaza es el cansancio que se acumula jugando también el dobles e incluso su estado físico, esas molestias en la parte alta del muslo derecho que le incordian. Por eso Alcaraz vuela.
Una victoria a toda velocidad
Si en otras citas, incluso en los últimos Grand Slam que ganó, se permitió más fallos, más dudas, más tiempo en pista, en los Juegos va a toda velocidad. Pese a que la tierra batida no es propicia, su esquema de juego es más agresivo que de costumbre, buscando imponer su servicio y acortar los intercambios. Ante Safiullin su derecha pegó como en los mejores días, arma infalible y avasalló el revés del rival, su debilidad. Sólo concedió una bola de break, aunque el ruso supo transformarla y alargar así el primer set.
Por lo demás, el plan funcionó a Alcaraz, pese al riesgo. Con el partido de cuartos de final de dobles junto a Rafa Nadal y contra Austin Krajicek y Rajeev Ram en sólo tres horas, las prisas también traicionaron en algunos momentos. En algunos puntos el actual número tres del mundo se precipitó al ir a buscar la red -de hecho allí Safiullin ganó más puntos que él, cosa rara- y sumó algún que otro error de más. Nada excesivamente grave, pero sí un aspecto a mejorar ante Paul y en la lucha por las medallas, aunque nadie parece capaz de despojarle de su traje de imbatibilidad. En cada uno de sus partidos surge una pregunta, ¿Quién puede ganar a Alcaraz ahora?, y no hay respuesta, nunca hay respuesta.