Un sable de bronce para la redención de Ucrania

Un sable de bronce para la redención de Ucrania

Entró en el palacio de cristal como si fuera un caballero medieval, con su sable y su armadura, agitando su larga melena rubia, antes de colocarse la visera. Sobre la máscara de protección, los colores de su bandera: azul y amarillo. Sobre su espalda, su nombre, jaleado por parte de la grada cada vez que conseguía tocar a su contrincante y anotar un punto: Kharlan. Acabó logrando la primera medalla olímpica para Ucrania.

Olga Kharlan (Mykolayv, 33 años) era ayer uno de los focos de atención en el majestuoso palacio de cristal donde se están celebrando las pruebas de esgrima,el Grand Palais. La atleta ucraniana, además de en lo deportivo, fue protagonista porque, con su sable, ha hecho bandera de la batalla para impedir la presencia de los deportistas rusos en estos Juegos Olímpicos de París.

La campeona olímpica fue eliminada del mundial de esgrima de Milán el año pasado tras haberle negado el saludo a su contrincante, la atleta rusa Anna Smirnova, de 23 años. Esta representaba al país bajo el estatus de «atleta individual neutro».

Después de la prueba, como es habitual, la rusa se le acercó, pero Kharlan la apartó con su sable antes de girarse y marcharse. La guerra en el país, el debate sobre la relación entre la geopolítica y el olimpismo, se escenificó en aquella pista aquel mes de julio, a través de dos mujeres vestidas de blanco y espada en mano.

La rusa protestó ante la federación de esgrima, que descalificó a Kharlan. Esta no ha dejado de defender su causa: «Nunca le daré la mano a un atleta ruso», reivindicó. El destino de la campeona ucraniana en estos Juegos estuvo en el aire hasta que el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, le envió una carta invitándole a participar en el evento olímpico y se le retiró la sanción. Kharlan tiene cuatro medallas olímpicas y 60 podios mundiales.

«Me resulta imposible imaginar cómo te sientes en estos momento: con la guerra en tu país, el sufrimiento de la población en Ucrania, la incertidumbre sobre tu participación en el Mundial de Milán (…) Es admirable cómo has gestionado esta increíble situación y quiero expresarte mi apoyo», le decía Bach en la misiva.

En el Grand Palais de París, bajo su impresionante cúpula, Kharlan fue batiendo ayer a sus contrincantes. Empezó por la mañana imponiéndose a su rival japonesa. Cada punto anotado, la ucraniana gritaba. Después, eliminó a la de Azerbaian y a la italiana. La eliminó la francesa para llegar a la final, pero consiguió imponerse a la coreana y lograr el bronce, la primera medalla para Ucrania.

Últimos juegos

Estos de París pueden ser sus últimos Juegos, pues ella misma ha ya ha dicho que quiere tomarse un tiempo de descanso. La guerra rusa en su país y su combate para denunciar la participación rusa, la han desgastado.

Kharlan dijo que, tras la guerra, pensó en dejar el esgrima. «En la competición tenía muchas ganas de demostrar algo y ganar para mi país y para mis padres, porque el deporte da esperanza y emociones positivas. Pero durante medio año no tuve fuerzas para un mínimo resultado individual o de equipo», dijo cuando fue descalificada en el mundial de Milán.

En estos Juegos no han participado esgrimistas rusos ni tampoco bielorrusos. Podían hacerlo pero no con su bandera, sino bajo el estatus de atleta individual neutral. Ninguno de los que podrían haber competido se inscribió.

La que quedó eliminada en su debut olímpico fue la esgrimista española Lucía Martín-Portugués. La deportista, que aspiraba a lograr medalla, fue abatida a la primera. «Qué vergüenza, he perdido a la primera cuando venía a por medalla. No me he encontrado», dijo la atleta, llorando, en declaraciones a la prensa. En la grada la arroparon las infantas Leonor y Sofía, así como por presidente el del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco. La española ha devuelto el esgrima español a la competición olímpica tras 16 años sin participación.

kpd