Desde el reconocimiento de las comodidades y facilidades para el espectador del fútbol de hoy, expuestas ampliamente en esta Eurocopa, echamos de menos la simplicidad original de un deporte sencillo. Su lógica y su viejo lenguaje.
Añoramos aquellos tiempos en los que el balón era “el cuero” porque pesaba. Los modernos, más ligeros que un buñuelo de viento, tienden a encabritarse, volanderos, en su trayectoria. Y, dados a arabescos caprichosos, est
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