Si España golea a su rival en su debut, diremos que somos claros favoritos -que ya lo había dicho usted, que lleva mucho fútbol visto en el sofá con el chándal y el Marlboro- y miraremos el cuadro de la competición para ver quién nos toca en semis. Si España pierde con su rival en su debut, diremos que ya se veía venir el desastre, que vaya convocatoria de lisiados -que ya lo había dicho usted, que lleva mucho fútbol visto en el sofá con el chánd
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LaLiga EA Sports 2023 - 2024
LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Martes,
15
agosto
2023
-
17:33Los delanteros centro demuestran con goles y ocasiones...
Álvaro Morata es un chico especial. De entrada, es el futbolista español que más dinero ha movido en fichajes (220 millones) en su carrera, el quinto a nivel mundial por detrás de Neymar, Cristiano, Lukaku y Dembélé. De salida, se trata de un hombre de 31 años, en la cima de su carrera (la temporada pasada fue la mejor de su vida, 21 goles, y acaba de ganar, como capitán, la Eurocopa) que, sin embargo, no es feliz en su país porque hay quien, en las redes sociales, se burla de él. Este viernes, el Milan ha hecho oficial su fichaje para los próximos cuatro años tras pagar su cláusula de rescisión (13 millones). Es el final de un adiós que se empezó a gestar la pasada primavera.
Para saber más
Tras una primera parte del curso impresionante (19 goles hasta enero), las cosas se torcieron. Varias lesiones y, sobre todo, el gol fallado ante el Borussia Dortmund en la vuelta de los cuartos de Champions y los pitos que recibió, con España, en el Bernabéu en marzo, precipitaron un final de temporada oscuro para él. Junto a su mujer, Alice, tomó la decisión de marcharse de España, y así se lo transmitió personalmente a Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético, y a Simeone, su entrenador. ¿Las razones? Que ya estaba cansado de aguantar las críticas y, sobre todo, que la situación empezaba a afectar a sus hijos. Pensó incluso ir a Turquía, hasta que alguien le advirtió de que en ese país, con la fiebre que hay allí por el fútbol, no podría ni salir a la calle. Con varias opciones abiertas, firmó un acuerdo con un representante saudí para que le consiguiera un buen contrato en Arabia.
A la concentración de la selección llegó un futbolista atormentado. "Yo creo que, si gana, es posible que hasta deje el fútbol", contaban algunos de los que han convivido con él durante estos 45 días. Más que la ascendencia sobre el grupo que se le supone a un capitán, ha sido su bonhomía la que ha generado el cariño que le tenía el equipo campeón de Europa. Al igual que los casos de Nacho, Joselu (ya confirmados) o Dani Olmo, Le Normand, Laporte o Mikel Merino, Morata también ha estado decidiendo su futuro en mitad de la Eurocopa.
A última hora de la noche del 1 de julio, Morata, a través del representante saudí con el que había firmado un contrato, cierra las condiciones para firmar por el Al Qadsiah, el mismo por el que había fichado Nacho unos días antes y que acaba de subir a Primera División de la mano de Míchel. Sin embargo, algo ocurre en esas horas porque, a la mañana siguiente, cuelga un post en Instagram, en colaboración con el Atlético, y escribe: "No puedo imaginar lo que tiene que ser ganar con esta camiseta y no voy a parar hasta conseguirlo". Ese día, en el móvil de Simeone aparecen varias llamadas perdidas de Morata. También en el de Miguel Ángel Gil.
Morata.PABLO GARCÍARFEF
Tras el partido contra Alemania, 5 de julio, parece decidido a irse a Italia, con la Juventus y el Milan como opciones. De nuevo su mujer, Alice, tiene mucho peso en la decisión, que esta vez, ya sí, es definitiva. El acuerdo con el equipo rossonero lo cierran su representante, Juanma López, y su padre, fuera ya de la ecuación el agente saudí que sí había llevado las riendas de la operación fallida en Arabia.
Lo que va a cobrar en Italia es aproximadamente un tercio de lo que ya tenía apalabrado con el Al Qadsiah, y que rondaba los 13 millones netos por temporada, más incluso que Nacho. Firma en Milán para cuatro años, huyendo del ruido que, dice, le rodea en España. Sólo lo escuchará, si es que existe, cuando regrese con la selección, otro aparente cambio de opinión que, de pensar en el adiós (así lo dijo a este periódico), le deja en posición de seguir siendo capitán. De momento, porque con Morata nunca se sabe.
El destino es cruel con Morata, no hay duda. El fallo en el penalti nunca es únicamente el fallo de quien lo lanza, puesto que, una vez llegados a la tanda, es que han fallado otras cosas. España se descompuso después de avanzarse por dos veces en el marcador para entrar en una prórroga incierta. Tanto que Unai Simón se lo tomó con calma, mucha calma, a la espera de que el colegiado señalara el final. Esta vez, sin embargo, el destino no sonrió al portero como ocurrió ante Croacia, en la anterior Liga de Naciones. Escogió a otro compañero para señalarlo.
Morata no debía estar ahí. En el otoño de su carrera, con una diáspora que hace difícil situarlo en el mapa del fútbol, no jugó ni un minuto en la semifinal frente a Francia ni fue titular contra Portugal. Sin Nico ni Lamine ni Oyarzábal ya sobre el campo, alguien tenía que lanzar. El único error de los nueve lanzamientos fue el suyo. Un fallo que no lo derramó en lágrimas, como otras veces, con la mirada en el infinito mientras esperaba la entrega de trofeos, pero que tiene el aroma de un punto y final. La selección crece en calidad, competitividad y juventud, pese a esta caída de la que De la Fuente debe sacar conclusiones, más allá de los penaltis, como también de la pérdida de control en los últimos minutos ante Francia.
Al contrario que Morata, Oyarzábal es un nueve con silenciador, incluso para la polémica. No habita bajo los grandes focos de Madrid o Barcelona en la Liga. Tampoco bajo los focos de la Champions, aunque haya disputado la competición con la Real Sociedad. Ni siquiera bajo los focos de los debates permanentes. La influencia de sus apariciones con la selección es, en cambio, de un valor cualitativo enorme. Apariciones es, además, la mejor forma de definir su juego, porque no hablamos de un delantero que está en el área, sino que aparece y desaparece, sin ofrecer referencias, con el mismo silencio que le rodea.
El vasco asistió ante Francia y marcó contra Portugal, de la misma forma que fue el hombre que definió el gran título de esta generación ante Inglaterra, la Eurocopa, a la espera del Mundial, el próximo año. Sin un nueve puro en España a lo Haaland, Lewadowski o incluso el eterno Cristiano, es el señalado para el puesto, un jugador que también falló un penalti en una tanda fatídica, ante Italia, pero entonces fue un punto y seguido, no un punto y final.