Jennifer Shahade, Gran Maestra e iniciadora del #MeToo del ajedrez: “El póker me salvó de los abusos en mi deporte”

Jennifer Shahade, Gran Maestra e iniciadora del #MeToo del ajedrez: "El póker me salvó de los abusos en mi deporte"

Jennifer Shahade es una mujer sonriente. La gran maestra femenina es, de hecho, una de las ajedrecistas más alegres del circuito. Su simpatía es tan desbordante que sorprende incluso a quienes no conocen su historia personal. Nacida en Filadelfia el último día de 1980, no sólo es famosa por ser la primera mujer que ganó el Open de Estados Unidos y por haber logrado dos veces el campeonato de su país. Por desgracia para ella, también es conocida porque jugó un papel capital en la caída del capitán de la selección femenina, Alejandro Ramírez. Sahade sufrió dos ataques sexuales, pero no lo denunció hasta que varias mujeres más, algunas menores de edad, le contaron que también habían sufrido agresiones del gran maestro nacido en Costa Rica.

Abrir la puerta del infierno no acabó con el sufrimiento. El presidente de la Federación de Estados Unidos no sólo no ayudó a la víctima, sino que intentó desacreditarla cuando renunció como directora del programa de apoyo al ajedrez femenino. El depredador acabó perdiendo su empleo, el zorro ya no siguió a cargo del gallinero, pero Shahade tuvo que pagar un alto precio. La iniciadora del #MeToo del ajedrez perdió «incontables amigos y oportunidades».

La entrevista con Jennifer Shahade tiene lugar en Mónaco, donde participa en el European Poker Tour de Montecarlo. La cabeza pelirroja de la ajedrecista se ha convertido en una imagen habitual en los tapetes verdes: el contraste cromático ayuda a destacar su presencia. Unas horas antes de la conversación, Shahade participa en el torneo femenino del EPT, popularmente conocido como el ladies. Muchos se preguntan por qué existen los torneos femeninos, si mujeres y hombres pueden competir de igual a igual. “En primer lugar, son muy divertidos y es una forma excelente para que las mujeres, que tienen una presencia muy minoritaria en el póker, al igual que en el ajedrez, tengan la oportunidad de aficionarse y de aprender a ser más competitivas. También consiguen conocerse mejor unas a otras y, además, el precio de la inscripción suele ser más bajo, por lo que es una buena forma de conocer este mundo sin gastar demasiado”.

Jennifer Sahade.EL MUNDO

Las heridas por el caso de Alejandro Ramírez están todavía abiertas, pero Jennifer Shahade accede a hablar de las enseñanzas extraídas de todo lo vivido. “Son muchas, pero sobre todo he aprendido la importancia de decir la verdad. Hay una cita famosa que dice que en el tablero no existen la mentira y la hipocresía, porque llevan a la derrota. Creo que es importante decir la verdad y escuchar a la gente que la dice. A veces es más fácil no escuchar, la gente quiere que todo sea maravilloso, pero a veces hay que enfrentarse a las cosas malas para mejorar el mundo. Esa es la primera conclusión. Luego, me hace sentir solidaridad con la gente del pasado y de la actualidad que ha hecho el esfuerzo de contar la verdad, porque muchas veces no se aprecia al mensajero”.

P. ¿Quién le falló más cuando decidió contar la verdad?

R. “¡Ha sido tanta gente! Es difícil nombrar a una sola persona. Por supuesto, Alejandro es de quien más me puedo quejar, pero luego hay demasiadas personas que me dieron la espalda. Dado que estamos en el EPT de Montecarlo, te diré que esta comunidad me salvó. El póker me permitió refugiarme, porque la mayoría de la gente me ha apoyado. Es un buen ejemplo de cómo tienes más libertad en la vida si haces al menos un par de cosas diferentes y tienes más de un trabajo”.

P. Igual que el ajedrez está cambiando, ¿también lo ha hecho el mundo del póker?

R. “Creo que sí. Todavía no hay muchas mujeres, pero en general la prensa está más centrada en cómo juegan y no en su aspecto. Creo que hemos mejorado de este error del pasado. Es parte de la naturaleza humana interesarnos más en las personas hermosas, ya sean hombres o mujeres, pero sobre todo es algo que ocurría con ellas”.

P. ¿Y alguna vez conseguiremos que haya más mujeres en los tableros y en las mesas?

R. “Estoy convencida. Hay muchas oportunidades en ambos juegos, pero es difícil porque en los dos reciben a veces demasiada atención. Algunas personas simplemente quieren disfrutar, sin la presión añadida de estar en el centro del foco. Es complicado, porque gracias a eso surgen oportunidades, pero al mismo tiempo muchas quieren pasar inadvertidas y simplemente disfrutar. Tenemos que descubrir cómo conseguir que sea una buena experiencia para ambos tipos de personas”.

Un guion sobre su vida

P. ¿No ha pensado en escribir un guion sobre su vida?

R. “Quizá no de mi vida, pero definitivamente pienso escribir un guion. Mi marido también trabaja en el mundo del cine y quiero hacer una película o una serie sobre algunos de los asuntos más interesantes que ocurren en el ajedrez”.

Jennifer Shahade sigue hablando de sus sueños, de su fundación Nine Queens, que ayuda a convertirse en reinas a simples peones. “Es una utopía, pero quizá algún día se haga realidad”. Entretanto, no ha dejado de trabajar en el ajedrez y en sus libros «para hacer que sea un mundo más seguro para las mujeres». ¿Siente que tiene una misión en la vida? «Definitivamente. Ahora creo que por fin he encontrado mi misión, eso seguro. Quiero que las partidas sean más inclusivas y seguras y acogedoras para todos, pero en estos dos años he pensado que hay que aún más allá y mostrar la verdad completa del ajedrez. Sí, siento que tengo esa misión.”

P. Quizá eso le dé sentido a todo lo sufrido.

R. “Sí, pero quizá no todo, porque a veces ocurren tragedias sin sentido que no puedes explicar, a menos que creas en Dios. En mi caso, ahora siento que con suerte todo va a ser para bien y que todavía tengo una oportunidad. Así que voy a luchar por ello, para que al final todo tenga sentido y sea bueno”.

Shahade viene de una familia de ajedrecistas. Su padre era maestro FIDE y su hermano mayor, Greg, es maestro internacional. Cuando este último empezó a jugar también al póker, ella decidió probar. “Después de escribir mi primer libro, Chess bitch, decidí darle una oportunidad y mi hermano me ayudó, pero al principio el juego no me sedujo. Sólo un poco más tarde, cuando me vi más involucrada con PokerStars y a acudir a eventos como este en Montecarlo, empecé a apreciar su cultura. No es sólo el juego, sino todo lo que lo rodea. Se parece mucho al ajedrez”.

Escuelas

Graduada en Literatura Comparada, Shahade prepara ahora otro libro, Thinking Sideways, que trata “sobre algunas de las habilidades de la vida real que se pueden aprender con el ajedrez y el póker”. “También de la forma de pensar de los jugadores, no sólo los mejores, y de qué podemos aprender de algunos incidentes recientes, como los casos de abusos y de trampas”.

¿Podemos aprender más del ajedrez o del póker? “En términos económicos, el póker es un microcosmos financiero que te enseña que debes aceptar ciertos riesgos si no quieres perder tu dinero lentamente, aunque si te arriesgas demasiado lo perderás rápido. El póker es casi un curso de economía en miniatura. Las lecciones del ajedrez son más filosóficas, pero no menos importantes, sobre la importancia de estar concentrado, analizar tus opciones y ser flexible. Un problema habitual es que la gente tiene un plan y se aferra a él. Nadie quiere desviarse de su ruta, cuando necesitas reevaluar constantemente qué camino deberías tomar y por qué”.

Sobre su amado ajedrez, Shahade tiene algunas quejas, no únicamente personales: “Los niños no pueden jugar al póker, pero a veces pienso que el ajedrez se concentra demasiado en ellos y deja un poco de lado a los adultos. Se fomenta la idea de que es un juego para los más jóvenes y olvidamos que se puede disfrutar a cualquier edad, aunque quienes lo practican no tengan opciones de convertirse en campeones del mundo. Si a cierta edad no tienes determinado nivel, se fomenta la idea de que ya no tiene sentido que sigas jugando. Sin embargo, hay grandes historias y oportunidades para el desarrollo y la cultura a cualquier edad”.

Por otro lado, el ajedrez también puede ser un ecosistema peligroso para los más débiles. “Tenemos que hacer todavía un gran trabajo para asegurarnos de que aprovechamos todo lo bueno que tiene y apartamos las negativas. Queda muchísimo por hacer, pero al menos ahora la gente se ha dado cuenta de la entidad del problema. A partir de ahí, sólo tenemos que ir paso a paso”, afirma la jugadora estadounidense.

kpd