David Barral y Juan Guarnizo han protagonizado un durísimo enfrentamiento durante el Mundial de la Kings League, que se está disputando en México. El primero, jugador del 1K, y el segundo, presidente de Aniquiladores, ya habían tenido alguna polémica en redes sociales, pero el nivel de tensión alcanzó su punto máximo el martes después del partido que el equipo de Barral disputó contra el Cuervos.
Cuando se disponía a abandonar al pista, desde el palco comenzaron los insultos del streamer. Guarnizo llamó en reiteradas ocasiones “hijo de puta” a Barral y éste le respondió “me voy a follar a tu madre, maricón”.
Posteriormente, Juan Guarnizo explicó el motivo de su ira: “David Barral le insistió a mi madre ponerse la camiseta de 1K y hasta la pidió una foto, seguramente para publicarlo si nos tocaba enfrentarnos el jueves”.
Mientras, Barral publicó un comunicado en su cuenta de Twitter en el que pedía disculpas por lo ocurrido y especificaba que se había hecho una foto con la madre de Guarnizo durante una cena, ya que los dos equipos coinciden en el hotel, sin ninguna mala intención.
El ex jugador del Sporting, entre otros equipos de Primera, relató que vio “al presidente de Aniquiladores insultándome sin ningún motivo, con insultos muy graves que no entendí [..] Cansado de tanto improperio, le respondí de la misma manera y me retiré al vestuario“.
Los dos han sido sancionados por la bronca. El jugador del 1k no podrá jugar los próximos cinco partidos de su equipo, mientras el equipo de Guarnizo jugará con uno menos durante tres minutos en su próximo partido.
Fueron 173 partidos, uno más que Alberto Herreros, uno menos que Fernando Romay, el 15ª en la lista de históricos de la selección española. El primero, un 14 de agosto de 2009, en Las Palmas contra Cuba, un amistoso en el que llevó el dorsal 18 a la espalda. El último, el pasado verano en el Pierre Mauroy de Lille, uno de los escenarios icónicos de su periplo con España (allí, en 2015, fue parte de la histórica semifinal contra Francia), en la derrota contra Canadá en los Juegos de París. Camino de los 38 años, Sergio Llull, sin rastro de decadencia en su baloncesto, dice adiós a la camiseta que jamás rechazó, la que formó parte de su leyenda y en la que deja un legado que va mucho más allá de canastas imposibles y medallas.
Lo hizo este lunes en Madrid, acompañado por la presidenta Elisa Aguilar y por varios de los tipos con los que acumuló éxitos, su familia de cada verano, el patio de su recreo. Allí, en el Museo de la FEB en Alcobendas, estaban Jorge Garbajosa,Ricky Rubio, Felipe Reyes,Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Juan Carlos Navarro, Willy Hernangómez, Víctor Claver, Santi Aldama... y, por supuesto, Sergio Scariolo, el que le hizo debutar y con el que jugó su último partido. "Nunca podré devolverla la confianza que me dio", le dijo un Llull emocionado.
Que abrió su discurso con un guiño a su condición mágica, a ese don para resolver partidos con el corazón en un puño: "Estoy nervioso, prefería tener el balón en las manos y solo seis segundos por jugar". Con la selección Llull vivió momentos únicos y conquistó hasta siete medallas en 13 torneos, entre ellas el oro Mundial de China en 2019. También tres cetros continentales (2009, 2011 y 2015), la plata olímpica de Londres 2012, el bronce de Río 2016 y el del Eurobasket de Eslovenia en 2013. Pero también experimentó sinsabores, deportivos (como la eliminación en el Mundial patrio de 2014 o los dos últimos veranos sin medalla en el Mundial de 2023 y en los Juegos de París) y físicos. Con España, en un partido amistoso de preparación para el Eurobasket 2017 en Tenerife, el balear sufrió la peor lesión de su carrera, la rotura de los ligamentos de su rodilla. En 16 años sólo se perdió ese verano y el del Eurobasket 2022, lesionado también antes de empezar. "Me he dejado el alma... y alguna parte de mi cuerpo".
Llull, rodeado por los históricos de la selección, en su despedida.Eduardo Candel Reviejo / FEBEFE
Llull, al que costó encontrar hueco y protagonismo en el colectivo que venía de ganar el Mundial de 2006, amaneció con la osadía que siempre ha caracterizado su carrera. En ese Eurobasket 2009 protagonizó un momento iniciático e inolvidable, jugándose la última posesión del partido contra Turquía y recibiendo la recriminación pública de Marc Gasol, con el tiempo su compañero inseparable. "Teniendo a Pau en el campo, jugársela con el chico que acaba de llegar... Pasan estas cosas", explotó el gigante. España acabaría ganando ese oro, en pleno apogeo de la edad dorada. Tras el Mundial 2010, llegó el oro en el Eurobasket de Lituania, la plata en Londres, el bronce con Orenga en Eslovenia... Y el cielo del oro Mundial en Pekín, donde Llull dejó una de sus mejores noches con la selección. En el angustioso partido de semifinales contra Australia, con dos prórrogas, anotó 17 puntos (cuatro triples) y repartió seis asistencias.
Llull, con la Copa del Mundo en 2019.EM
"Ha sido un honor y un auténtico privilegio defender la camiseta de la Selección. He tenido la suerte de coincidir con una generación irrepetible de jugadores, auténticos ídolos para mí, y espero haber ayudado a trasmitir los valores de La Familia a las nuevas generaciones", concluyó Llull, irrepetible.
"Me siento un privilegiado por cada campeonato, por cada paso", reconocía el menorquín (que, curiosamente, se va sin afrontar un torneo como capitán) en una entrevista con EL MUNDO durante el pasado Preolímpico de Valencia, al que acudió como garante del legado, justo los días que nacía su tercera hija, Almudena.
Jenni Hermoso, futbolista del Tigres mexicano y de la selección española, explicó sobre su falta de minutos en la fase de grupos del torneo olímpico que "hay cosas que no tienen respuesta, ahora estoy aquí teniendo un rol diferente y aceptándolo, o no, es lo que me toca".
La internacional, que fue suplente ante Japón y contra Nigeria no llegó a disputar ningún minuto, partió como titular contra Brasil y jugó 59 minutos, un tiempo que le pareció "poquito".
"Por fin. Yo también lo esperaba. Estoy aquí también para disfrutar de esto. Me he sentido bien. Ha sido poquito, para que te voy a mentir. Al final el partido bien, 2-0, otros tres puntos y pensando ya en esos cuartos", respondía a las radios RNE y Cope.
"Estoy perfectamente", aseguró Hermoso. "Sigo siendo la misma jugadora que hace un mes, dos meses, tres días, me sigo sintiendo igual de bien".
Sobre el partido, la futbolista analizó que "los equipos nos saben jugar a lo que ellos quieren para que nosotras no saquemos nuestro juego. Nos cuesta meter esos goles, nos cuesta ese juego fluido que tiene España, pero el fútbol a veces es así, no siempre vas a jugar bien. Hemos venido aquí con un objetivo y cada vez estamos más cerca".
"Ha sido un partido un poco surrealista, con muchísimo tiempo parado. No sé qué tiempo con el balón corriendo hemos jugado. Ellas venían con esa mentalidad de tener un partido así, pero el fútbol acaba ganando", apuntó Hermoso sobre el partido contra Brasil, que se alargó hasta los casi 25 minutos de tiempo añadido (7 en la primera parte y 16 en la segunda).
Por último, la máxima goleadora de la selección española apuntó que "tenemos que mejorar muchas cosas, pero ya pensamos en el siguiente partido".