Los Brooklyn Nets despidieron este martes al técnico Steve Nash, tras un mal inicio de la temporada de la NBA con dos victorias y cinco derrotas, un balance que empeoró la pasada madrugada cuando cayeron frente a los Chicago Bulls (108-99) tras desperdiciar una renta de 12 puntos en el tercer cuarto.
La posición de Nash había estado bajo escrutinio durante días, con informes que indicaban que había perdido la confianza del vestuario. “Los Brooklyn Nets y el entrenador jefe Steve Nash han acordado separar sus caminos”, informó la franquicia en un comunicado oficial.
Nash, de 48 años, entrenaba a los Nets desde septiembre de 2020, pero el rendimiento de su equipo no ha satisfecho las altas ambiciones de la propiedad, que invirtió en estrellas como Kevin Durant, Kyrie Irving y Ben Simmons. También pasó por Brooklyn James Harden, quien finalmente recaló el pasado febrero en los Philadelphia 76ers.
“Una decisión complicada”
Tras caer en la primera ronda de los ‘playoffs’ del año pasado, con un rotundo 0-4 en la serie contra los Boston Celtics, los Nets comenzaron el año con resultados negativos. El técnico fue despedido pese a que los Nets ganaron este lunes en casa, sufriendo, ante los Indiana Pacers. Este triunfo interrumpió una racha de cuatro derrotas consecutivas.
“Queremos dar las gracias a Steve por todo lo que le aportó a nuestra franquicia en los últimos dos años. Desde que tomara el cargo, Steve afrontó una serie de retos sin precedente y estamos agradecidos por su liderazgo, paciencia y humildad“, aseguró Sean Marks, director general de los Nets.
“Personalmente, fue una decisión enormemente complicada. Sin embargo, tras muchas reflexiones sobre cómo empezó nuestra temporada, hemos decidido que un cambio es necesario”, agregó. Los Nets informaron además de que tomarán dentro de poco una decisión sobre quién será el nuevo entrenador. El equipo de Brooklyn jugará este mismo martes en casa contra los Chicago Bulls.
«Para la mitad del mundo, sólo soy un mercado. Les hago ganar o perder dinero, nada más. Los únicos comentarios que he recibido durante las últimas semanas son 'como no llegues a esta cifra, estarás en mi lista negra'». Hace unos días, Tyrese Haliburton, jugador de los Indiana Pacers y uno de los mejores bases de la NBA, avisaba sobre la ola que ha llenado de toxicidad el día a día de la liga. Algo que se extiende también al resto de deportes de América, Europa y todo el planeta. «Los aficionados gritan constantemente a los jugadores por sus apuestas. Es una locura y un problema que hay que atajar», ampliaba PJ Tucker, de Los Angeles Clippers.
Las apuestas se han adueñado del deporte. No sólo de su economía, patrocinando equipos y organizaciones, sino de todo su contexto: de los jugadores, que son protagonistas de las mismas; de las plataformas de retransmisión, que las incentivan en sus propias emisiones; y de los aficionados, tan pendientes, o más, del partido que de su apuesta. Nadie escapa. ¿Por qué? Porque ahora es mucho más fácil apostar y hay muchas más posibilidades dentro de un mismo encuentro. Olvídese de acertar quién gana. Vaya a lo concreto.
Piense en LeBron James. ¿Anotará hoy más de 22 puntos? ¿Capturará más de 7 rebotes? ¿Dará más de 8 asistencias? ¿Meterá más de 1 triple? ¿La suma de sus puntos, rebotes y asistencias será mayor o menor que 43? ¿Perderá más de 3 balones? ¿Conseguirá más de 2 robos? ¿Pondrá más de un tapón? ¿Anotará la primera canasta del partido o de su equipo?
Ahora piense en Rafa Nadal. ¿Ganará el siguiente punto? ¿Ganará el segundo punto del próximo juego? ¿Y el tercero? ¿Y el cuarto? ¿Si gana el juego, lo hará dejando a su rival a 0, a 15, a 30 o a 40? ¿Cuando el primet set llegue a seis juegos, cómo irá el marcador? ¿Cuál será el resultado correcto de este set? ¿Ganará Nadal al menos 4 juegos? ¿Habrá tiebreak? ¿Cuántos juegos se disputarán en el set y en el partido? ¿Cuántos ganará Nadal? ¿Será el número de juegos disputados par o impar? ¿Quién llegará primero a 3 juegos ganados? ¿Y a 4?
Ahora piense en Jude Bellingham. ¿Marcará ante el Bayern? ¿Cuándo lo hará, el primer gol o el último? ¿Disparará más de una vez? ¿Más de dos? ¿Uno será a puerta? ¿Dará más de 60 pases? ¿Más de 65? ¿Dará una asistencia? ¿Dos? ¿Hará más de una entrada? ¿De dos? ¿De tres? ¿Cometerá una falta? ¿Le sacarán amarilla? ¿Le expulsarán?
"Es consecuencia del Siglo XXI"
«Los mercados deportivos permiten apostar hasta el último detalle. El Madrid-Barça, por ejemplo, tenía más de 400 mercados», explica a este periódico David Pere Martínez Oro, director de Episteme Social, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de Ludomorfina, el fenómeno de las apuestas en la juventud española. «Mientras tengamos esta oferta de mercados en las plataformas online, será condición inherente al deporte profesional. Es consecuencia del Siglo XXI, una industria que vela por ganar dinero y unas tecnologías que han evolucionado hasta el punto de monitorizar partidos de Tercera Regional», añade.
Las sanciones
Los mercados son los eventos dentro de un partido y son el principal foco de los problemas entre el mundo del deporte y de las apuestas. Presiones, sanciones... Les sonará el nombre de Sandro Tonali, centrocampista italiano del Newcastle suspendido diez meses por haber apostado en mercados de partidos que él mismo disputaba. De hecho, uno de los vídeos que más virales se han hecho sobre el tema es el de una amarilla que recibió por tardar, sospechosamente demasiado, en salir del campo.
No es el único. La NBA acaba de sancionar de por vida a Jontay Porter, jugador de los Raptors, que dio información a sus conocidos para que apostaran en sus propios mercados, apostó él mismo 54.000 dólares y limitó su participación en los encuentros para acertar. La MLB, la liga de béisbol, investiga a Shohei Ohtani, una de sus estrellas, por los gastos millonarios de su traductor en las casas de apuestas. Mientras que la NFL sancionó al receptor Calvin Ridley por apostar en partidos de la liga. Sin embargo, el deporte que más polémica tiene con este tema es el tenis.
"El tenis es el más fácil de adulterar"
En 2022, seis tenistas españoles fueron inhabilitados por amaños y cada mes hay noticias de nuevas sanciones. «El tenis es el deporte más fácil de adulterar, especialmente en el circuito ITF. Son chicos jóvenes que casi tienen que poner dinero de su bolsillo para viajar...», avisa Pere Martínez Oro. «Apuestas 10.000 euros, te dejas romper un servicio y te sacas el doble. Es facilísimo. Pero el problema es ético y del deportista, no sólo de los mercados. Puedes quitar partidos del circuito ITF de las casas de apuestas, pero a la industria no le interesa. Ellos quieren más mercados, más apuestas, más dinero», insiste.
La industria quiere más, y las organizaciones que gobiernan el deporte, también. «Nosotros no podemos llevar publicidad de las casas de apuestas, pero los torneos hacen acuerdos millonarios con ellas. Deberíamos quedarnos al menos el 50% de ese acuerdo, pero no recibimos nada. Miles de millones que circulan por el circuito y nosotros no vemos nada», se quejaba Novak Djokovic hace unas semanas.
Más apuestas, más audiencia
Una situación que también se vive en la NBA. La liga llegó a un acuerdo histórico con FanDuel y DraftKings, dos plataformas de apuestas, para permitir a los espectadores apostar durante los encuentros a través de la propia aplicación de la NBA. Más apuestas, más usuarios, más audiencia. Según un estudio de 'CRG Global', el 57% de los apostadores de la NBA ven mucho más la liga cuando apuestan, el 30% han escogido su equipo favorito según los aciertos en las apuestas y el 29% deja de ver el partido cuando su apuesta ya está resuelta. Mientras, las casas de apuestas han multiplicado sus ingresos hasta los 36.000 millones en 2023, según 'Statista'. En EE.UU, el valor de FanDuel ha superado los 31.000 millones.
"Cuando juegas bien y les haces acertar, está todo perfecto. Pero cuando fallas te tiran mierda, como que no he superado los 29,5 puntos y cosas así. Me siento mal porque no les quiero hacer perder dinero, pero sólo salgo e intento jugar", se quejaba Jason Tatum, de los Boston Celtics. "Estamos caminando por un hilo muy fino, es una situación muy complicada", advertía J. B. Bickerstaff, técnico de los Cavaliers, sobre la legalización de las apuestas deportivas en 38 estados de Estados Unidos desde 2018. Desde ese año, la NFL, la liga más seguida del país, ha incrementado sus audiencias un 8% y ha tenido 38,5 millones de espectadores por partido, cifra de récord.
La Liga, en alerta
LaLiga se salva de momento de polémicas, pero el debate existe. «El fútbol es más pausado que el tenis o el baloncesto. Hay menos mercados y no hay tanta presión en ese sentido por parte del aficionado, pero en los últimos años esos eventos se han multiplicado», explica a este periódico Iñaki Arbea, director de Integridad de LaLiga, que detalla que en cada campo hay un personal que se encarga de vigilar «actitudes raras» y advierte sobre las mafias que intentan controlar a los deportistas: «Son el principal problema, las mafias que usan las apuestas y amenazan a los jugadores para blanquear dinero».
Los Boston Celtics conquistaron este lunes el título de la NBA tras derrotar a los Dallas Mavericks por 106-88 (4-1 en la serie) y sellar su anillo número 18.
Los Celtics son ahora el equipo con más títulos de la historia de la NBA ya que este nuevo éxito les permitió desempatar con sus eternos rivales: Los Angeles Lakers (17).
Los de verde no ganaban un anillo desde 2008 cuando Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen alcanzaron el número 17 venciendo precisamente a los Lakers.
Dieciséis años después, la legendaria franquicia de Bill Russell, Larry Bird, Red Auerbach y muchos otros mitos del baloncesto ya tiene a nuevos dioses para su panteón con un conjunto liderado por Jayson Tatum y Jaylen Brown (MVP de estas Finales) que, del principio al final de la temporada, ha sido el imparable dominador de la liga.
Primeros del Este con el mejor balance de la NBA (64-18), los de Joe Mazzulla aplastaron a todos sus rivales de conferencia y tampoco dieron opción en las Finales a los muy meritorios Mavericks de un Luka Doncic con un físico tremendamente castigado.
El anillo supone además la ansiada redención de los "Jays", que habían llegado cinco veces a la final del Este y una a las Finales -sin contar esta- quedándose siempre al borde de la gloria, sobre todo en aquellas perdidas ante los Golden State Warriors en 2022.
Nunca más tendrán que escuchar las críticas que aseguraban que no estaban preparados para brillar en los momentos más importantes.
Quinteto
Al lado de Tatum y Brown, los Celtics han disfrutado del quinteto más completo y apabullante de la temporada.
Kristaps Porzingis -quien regresó este lunes tras perderse dos partidos por lesión- y Jrue Holiday fueron dos fichajes de lujo y un Derrick White multiusos redondeó ese heroico quinteto ya inolvidable.
Desde el banquillo, el primero en salir siempre fue otro de los grandes protagonistas de esta velada apoteósica: el dominicano Al Horford, que a sus 38 años y tras 17 temporadas por fin tocó el cielo de la NBA.
Ese espléndido juego colectivo apareció en su plenitud en el definitivo encuentro : Tatum rozó el triple-doble en su mejor partido de las Finales (31 puntos, 8 rebotes y 11 asistencias); Brown consiguió 21 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias; Holiday aportó 15 puntos y 11 rebotes; White sumó 14 puntos y 8 rebotes; Horford logró 9 puntos y 9 rebotes. Y también el rebote de equipo (51 por 35) y la defensa estuvieron a la altura (29,7 % en triples de Dallas).
Los Mavericks, que extendieron a 0-157 el balance histórico en la NBA de equipos con 3-0 en contra (nadie jamás lo ha remontado), acabaron con sabor amargo una campaña por otro lado fantástica en la que Doncic e Irving volaron de la mano, Dereck Lively destacó como novato y los fichajes de Daniel Gafford y P.J. Washington les permitieron reinar en el Oeste.
Rotundamente inferiores a estos majestuosos Celtics a lo largo de la serie, los Mavericks contaron en su despedida con 28 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias de Doncic mientras que Irving volvió a apagarse en Boston con solo 15 puntos y 9 asistencias.
Gloria de verde
Como niños temblorosos el primer día de escuela entraron al partido los dos conjuntos. Los nervios, las imprecisiones y los errores se acumularon sin pausa en un primer cuarto más emocionante que brillante.
El TD Garden, con un ambiente extraordinario, era un volcán verde desde mucho antes del salto inicial. Pero su erupción llegó al máximo con la entrada de Porzingis, recibido ya como un auténtico héroe de Boston pese a estar claramente mermado.
Sin apenas rastro de Doncic (5 puntos) y con Irving perdido en combate (0), Josh Green dio oxígeno a los Mavericks con dos triples.
Pero en medio de la incertidumbre y las manos vacilantes emergieron Brown y Holiday, con 6 puntos cada uno y un rabioso compromiso defensivo. Precisamente esa dureza atrás y varios contraataques seguidos propulsaron a los locales con un sensacional parcial de 9-0 para cerrar el primer cuarto con la moral en alto (28-18).
El segundo periodo fue el de ajustar cuentas pendientes: si Boston no había brillado en los triples hasta ahora y a Tatum le faltaba explotar en anotación ambas cosas se dieron la mano en ese cuarto.
Tatum se lució con 12 puntos y un tramo pletórico y los Celtics maravillaron desde el perímetro con un gran 7 de 11 en triples hasta anotar 39 puntos solo en ese segundo capítulo.
Los Mavericks empezaron a derretirse sin que sus estrellas pudieran remediarlo y la puntilla la puso Payton Pritchard en uno de esos momentos mágicos de la NBA: el pequeño base deslumbró con un triple sobre la bocina y desde el centro del campo, exactamente idéntico al alucinante tiro que ya había clavado en el segundo partido en esas condiciones imposibles.
Con 67-46 y todo a favor se fueron los Celtics al vestuario. Tatum (16 puntos y 9 asistencias), Brown (15 puntos) y Holiday (11) marcaron el paso mientras Derrick Jones Jr. (10 puntos) era el sorprendente máximo anotador de unos Mavericks huérfanos de Doncic (9 puntos) e Irving (5).
No había indicios de que los Mavericks pudieran orquestar una remontada ni que pudieran acercarse a su magnífico nivel del cuarto partido.
Ni siquiera un mal tercer cuarto de los Celtics (29,2 % en tiros) les permitió estrechar una diferencia que ya no bajó de los 17 puntos por mucho que Doncic lo intentara con 9 puntos en ese periodo.
El último cuarto arrancó con un incontestable 86-67 y los fans de Boston ya solo tuvieron que descontar los segundos para lograr el anillo 18 en una memorable noche de gloria verde.