Luis Rubiales se sentará en el banquillo por el beso a Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial de Australia. Así lo ha confirmado la Audiencia Nacional al rechazar los recursos presentados por el ex presidente de la Federación, el antiguo seleccionador Jorge Vilda, el ex director deportivo de la selección, Albert Luque y el que fuera el responsable de marketing Rubén Rivera.
La sala tercera de lo Penal considera que los hechos que se describen en el auto recurrido por los implicados encajan en la descripción típica de un delito contra la libertad sexual y coacciones.
Además, señala que “las consecuencias jurídicas del beso y del constreñimiento no pueden ser objeto de valoración en este momento”. Los testigos, añade, relatan unos hechos que son susceptibles de encuadrarse en esos delitos y que, por tanto, el desafío probatorio corresponderá a la fase del plenario y no a la instrucción.
En el escrito de acusación, la Fiscalía pide para Luis Rubiales una pena de dos años y medio de prisión por los delitos de agresión sexual y coacciones y para el resto de los implicados un año y medio por esta segunda causa.
El auto del juez Francisco de Jorge, emitido el pasado mes de enero, ya propuso juzgar al ex dirigente de la RFEF al considerar “no consentido” el beso a la jugadora y actuar de una forma “unilateral y sorpresiva”. El magistrado también aseguraba en su resolución que “las presiones sometidas a la jugadora crearon (en la jugadora) una situación de ansiedad e intenso estrés“.
Dos gigantes para derrotarlos a todos. Pero, ¿cómo lograr que los egos no confluyan? Que los dos pívots más dominantes de Europa convivan en armonía cuando casi siempre el éxito de uno supone el ostracismo del otro. Edy Tavares (2,20 metros) y Vincent Poirier (2,13) asombran y no sólo por su talla. Chocan una y otra vez en cada entrenamiento y nunca estalla el incendio. Han interiorizado que ahí, en ese día a día de competencia, está la mejora de ambos. El jugador más determinante de la pasada Copa del Rey y el MVP de la última Final Four tienen este viernes en Berlín el enésimo desafío, porque si hay un rival cuya pintura pueda asemejarse a la del Real Madrid, ese es el Olympiacos.
Moustapha Fall (2,18), Nikola Milutinov (2,13), Moses Wright (2,07), Filip Petrusev (2,11), Luke Sikma (2,04)... Y tantos guerreros a las órdenes de Bartzokas con ganas de revancha. "Dicen que somos la mejor pareja de pívots de Europa, pero eso hay que demostrarlo en cada partido". Tavares y Poirier son la envidia del continente. Juntos en el Madrid desde que el francés llegara en 2021, renegados ambos de esa NBA que ya no quiere a los gigantes que no amenazan desde el perímetro. Y que en estas tres temporadas apenas han sido utilizados a la vez ni por Pablo Laso ni por Chus Mateo. Si uno brilla, el otro observa sentado. Y si se carga de faltas o no tiene su día, se relame dispuesto a entrar en juego. Lo que podría ser un problema, es realmente una bendición.
La clave de la coexistencia reside en la personalidad de ambos. "Se quieren", explican desde un vestuario que cuida a sus guardianes, los que con su intimidación esconden los errores defensivos del resto (casi cuatro tapones por noche entre ambos, los dos líderes en Euroliga) y a los que los bases conectan en las alturas para finalizar los pick and rolls. "Tienen una relación extraordinaria entre ellos, veo cómo se ayudan en cada entrenamiento. Cada uno tiene su espacio y han sabido aprovecharlo. Me alegro por los dos, que son extraordinarias personas", concede Chus Mateo, el tipo que tiene la responsabilidad de encontrar el momento de cada uno. Tavares siempre es titular. Poirier actúa como revulsivo desde la segunda unidad.
Hasta el presente curso parecía evidente quien estaba por delante. Pero el rendimiento del africano, que es ya el segundo extranjero con más partidos en el Real Madrid (persigue a Jaycee Carroll), ha experimentado un pequeño bajón que ahora, llegado el momento clave, repunta. Un verano ajetreado con Cabo Verde en el Mundial, una neumonía, un esguince de tobillo... "Al ser tan grande, me supone un gran trabajo recuperar la forma. Me cuesta muchísimo arrancar", se excusa quien ya se observa de nuevo en plenitud y quien comprobó que, sin él a tope, el Madrid no se resintió.
Los números bajaron para uno y subieron para otro. En Euroliga, Tavares descendió en puntos, rebotes, tapones y minutos. Y Poirier, al contrario (de 6,1 a 8,9 puntos, con casi cuatro minutos más en cancha). El francés, que se perdió la pasada Final Four por lesión, fue fundamental en la reconquista de la Copa y, como admite su entrenador, "viene de un año excepcional".
Podía Poirier sentirse con ganas de más y poner malas caras cuando no aparece. O Tavares reivindicar su galones. Y, sin embargo... "Todos sabemos lo que ha hecho Edy por este equipo, todo lo que nos ha dado. Ahora ha estado lesionado y yo estoy aquí para suplirle", dijo en el Carpena Poirier. "Cuando él juega bien, yo soy el tío más feliz del mundo. Tengo que entender que si un día un partido no es para mí, no es para mí. Es para él. Y si es para mí, él está animándome. Es el mejor compañero de pareja de cinco que he tenido, porque no tenemos egos. Nunca hay malas caras", pronuncia un Tavares al que Vincent "adora".
Poirier, después de un entrenamiento.Javier LizonEFE
"Aprendemos el uno del otro. Jugar cada día con Edy te pone en dificultad, tienes que buscar soluciones. Nos ayuda mucho entrenar contra el otro. Y se ve en los partidos, que estamos preparados, listos y ayudamos al equipo", admite el ex del Baskonia, cuyo futuro (no ha renovado y tiene importantes ofertas de equipos Euroliga), sin embargo, no parece demasiado cerca de seguir a la estela de Tavares. El próximo año, en vez de compañeros, podrían ser otra vez rivales: de 2017 a 2019 se vieron las caras en ACB y Euroliga, uno ya de blanco y el otro de azulgrana.
"Ojalá no se vaya. Compaginamos muy bien. Es un tío increíble, un tío muy cercano. Siempre está dispuesto a ayudar en lo que sea. Nos ayudamos mucho, tanto dentro como fuera de la cancha. Ojalá que se quede con nosotros y podamos llegar los dos otra vez a final de temporada con mucha energía y con muchas ganas de dar lo mejor al equipo", pide un Tavares cuyo contrato también finaliza en unas semanas, aunque todo parece indicar que llegará un entendimiento con el club blanco. Esa es, al menos, su intención: "Siempre lo he dicho, llevo un año negociando mi contrato, y pienso luchar por quedarme aquí".
Hay trampas menos evidentes que la que iban a poner al Atlético en el Martínez Valero. El Leganés sobrevivió a otra similar en Almería, con el gancho, y los rojiblancos debían hacerlo si querían seguir haciendo historia. Pero más sabe el diablo por viejo que por diablo y Simeone se conoce todas las tablas de aquí a Arimatea. Así que, apoyado en un inspirado Sorloth, liquidó al Elche en el primer tiempo y lo remató en el segundo. Ya son 15 victorias seguidas, la historia continúa, como dirían en la Guerra de las Galaxias. [Narración y estadísticas, 0-4]
Y eso que los primeros seis minutos vieron un 90% de posesión para el Elche. Son estilos diferentes, sí, pero un equipo de Primera debe mostrar categoría en todas las circunstancias y ante cualquier rival. No obstante, como sabe el Cholo, y se ha empeñado en demostrar durante toda su carrera: la posesión no gana partidos. Ergo, en el minuto 8, Sorloth ya había hecho el primer gol no sólo en el primer disparo a puerta del Atlético, también en el primer acercamiento al área de San Román.
Por si había dudas, cuatro minutos después, Correa casi hace el segundo. Quizás es eso lo que defina a los equipos de Primera. No les van los preliminares, llegan y te matan. Contundencia en las áreas le llama Simeone. Y Sorloth, el noruego está pidiendo más minutos a gritos. Su efectividad minutos- goles en los últimos partidos asusta: un tanto cada 35 minutos. Una barbaridad.
La tela de araña sobre el Martínez Valero era rojiblanca. Los jugadores del Elche se movían, entraban y salían de zona ofensiva para limpiar las marcas, pero los discípulos del Cholo no picaban. Cerraban cada resquicio con un 5-4-1 esperando matar a la contra. Son el equipo menos goleado de Primera y eso no es casualidad.
Y en dos pases provocaron el segundo tanto. Azpilicueta buscó a Lino en profundidad, que recortó y Diaby se comió el amague con la pierna de arrastre. Error de juvenil. Sorloth no perdonó y puso tierra de por medio. La empresa y el sueño ilicitano se desvanecía en la tela de araña atlética.
Lo terminó de aplastar Nico González, quizás el jugador más talentoso del Elche de Eder Sarabia. Trastabilló por detrás a Riquelme al inicio de la segunda parte y Cuadra Fernández no le perdonó la segunda amarilla. Remontar dos goles al equipo menos goleado de Primera es casi imposible, hacerlo con 10, una quimera.
Minutos para Lemar
Así, ya en la segunda parte Simeone se dedicó a conservar fuerzas para la serie de partidos que le vienen al Atlético en los próximos días, cinco en dos semanas. Se permitió incluso sacar a Lemar, casi en blanco esta temporada. Riquelme, además, quiso reivindicarse para esa serie con un gran disparo de fuera del área que se coló por la escuadra de San Román pese a que la tocó el cancerbero. Quedaba aún un purgatorio para el Elche.
El equipo ilicitano, además, tuvo momentos en los que intentó no rifar el balón. Mala idea. El Atlético robaba arriba y llegaba rápido. Correa perdonó la primera, pero Julián, también en racha, metió la segunda. Es bueno tener la unidad B enchufada, que se lo pregunten a aquel Madrid B de Zidane que se hizo con la liga. Tiene el Atlético plantilla para pelear y para soñar. Con un compromiso imperturbable sea la competición que sea. Son 15 victorias seguidas y sumando. El Atlético también quiere la Copa.