Se van agotando las fechas y crece el sentido de urgencia y necesidad en muchos de los partidos de la ACB, llegando la tensión a su máximo, en la jornada de ayer, con el último partido, el de Málaga: tras haber vencido el Real Madrid en Zaragoza por la mañana, el Unicaja debía ganar para recuperar el primer puesto de la clasificación, pero aún llegaba con mayor presión el Baskonia, noveno y amenazado de exclusión de los ‘playoffs’, algo inusitado
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De Londres a París, de manejar a la mejor generación de la historia del baloncesto español a tutelar el relevo generacional, de pelear por un oro olímpico contra el USA Team a lograr una meritoria clasificación en el reciente Preolímpico. De 2012 a 2024, olímpico Sergio Scariolo, también en el bronce de Río y en la despedida de los Gasol en Tokio. Cuatro Juegos, igualando a mitos como Gomelski en los banquillos, sólo por detrás de Antonio Díaz-Miguel (6). La imposibilidad de entrenar "en condiciones" en Lille, sede de la primera fase, ha contrariado el aterrizaje de la selección.
¿Qué ha cambiado del primer Scariolo olímpico en 2012 al actual?
Obviamente, todos cambiamos y evolucionamos. No tengo muchas dudas de que soy mejor entrenador ahora que en 2012. Como persona he madurado con experiencias que me han llevado a un buen equilibrio personal y que se reflejan sobre la gestión de los grupos que tengo.
¿Cómo recuerda aquella primera cita en Londres?
Como deportista recuerdo que fue como entrar en una tienda de juguetes para un niño. Sólo podía mirar alrededor. Fueron los mejores Juegos en cuanto a nivel de baloncesto. Había una participación total. Nosotros fuimos capaces de llegar hasta muy al final del partido con opciones de ganar el oro al USA Team. Y a partir de ahí empezó un poquito la cuesta abajo, los grandes jugadores que caracterizaban nuestra forma de jugar y competir iban ya haciéndose bastante mayores.
Siga por Río.
Mantuvimos una fantástica competitividad. Creo que ha sido el partido contra EEUU, en semifinales, con la menor diferencia histórica en un cruce. Con una épica final. Ese grupo de jugadores clave estaba ya en una edad muy madura. Demostraron que también en longevidad podían ser un equipo especial. Estaban alrededor de 35 y 36 años.
Tokio.
Los Juegos más atípicos. En una situación muy complicada, con todavía el covid. Y en lo deportivo se cerraba definitivamente una época con la despedida de Pau y Marc. Fue un homenaje a nuestra historia y además competimos muy bien. Contra Eslovenia, contra EEUU... El equipo como siempre dio la cara. Pero la sensación era la de cerrar un libro y empezar a abrir otro.
¿Qué espera de París?
La realidad es distinta, los objetivos son distintos. Estos serán los Juegos del paso de esa época que se ha cerrado definitivamente a otra nueva, que esperemos que al final del ciclo olímpico pueda escribir páginas otra vez de cuándo nos jugábamos contra EEUU partidos para ganar una medalla de oro.
Almansa, Aday Mara, Hugo González... Esa generación que tantas esperanzas hay para 2028, campeones del mundo júniors, no han tenido una temporada fácil.
Cualquier proceso nunca es lineal, depende de muchos factores. Son varias realidades de jugadores y hay de todo. Cuando los jugadores crecen se enfrentan con la dura realidad de que el baloncesto europeo en general, no sólo el español, no se ha preocupado de tener una visión a largo plazo, de las amenazas que llegan. Ha tenido una visión cortoplacista, del presente. No ha pensando en cómo completar la formación de los jugadores. En muy contados casos, un chaval que sale de las categorías inferiores, está listo física y mentalmente para competir al máximo nivel europeo. Es la fase crítica y de los nuestros, unos han jugado y otros no. Si no juegas, la motivación baja. Y el compromiso hacia la selección también baja cuando hay fuerzas que tienden a alejarle.
Scariolo, durante uno de los partido de preparación de la selección.ALBERTO NEVADOFEB
Más allá del billete a París, ¿la selección necesitaba un refuerzo como el del Preolímpico?
La sensación es de alivio. Y el análisis posterior fue positivo. Tengo que tener claro lo que puedo esperar y lo que no del equipo. Y hacer todo lo posible para que eso que espero, me lo puedan llegar a dar. Con una preparación tan complicada, lesiones, gente que se incorporaba tarde, en el Preolímpico nos acercamos mucho a esa mejor versión. Más no podíamos hacer. Creo que podemos crecer un poco, recuperar lesionados, elevar equis grados más para poder competir en los Juegos a un nivel superior. Todavía tenemos algún pequeño problema físico, alguno entre algodones. Lorenzo [Brown] tiene un dolor en un pie que queremos cuidar mucho, porque si no está él, podemos cerrar el chiringuito este año.
Australia para empezar, la Grecia de Antetokounmpo después. Y para cerrar, Canadá. ¿Cómo valora el grupo?
A Canadá todo el mundo la ve como la segunda fuerza después de EEUU y con razón. Australia, honestamente, me ha impresionado. Es bronce de los últimos Juegos y siempre es un equipo de medalla. Está ahí no por lo que ha sido, sino por los jugadores que tiene ahora. Varios NBA con minutos importantes, jugadores de complemento con mucha calidad anotadora, veteranía, juventud... es un auténtico equipazo. Y Grecia es un equipo extremadamente experto, con muchísimo oficio y además uno de los mejores jugadores del mundo.
¿La nueva realidad es España es resultar un equipo difícil de batir?
Esa es nuestra obligación y nuestra identidad. Tenemos que ser un rival contra el que sea difícil jugar. Un equipo cohesionado y compacto. Extremadamente eficaz defensivamente a pesar de no ser un equipo físico ni atlético. Un equipo contra el que no va a ser fácil anotar. Y ofensivamente, jugar bien en equipo. Con menos capacidad de uno contra uno, nuestra única capacidad de competir es generar muchos tiros desde las buenas decisiones, la organización, la circulación... A veces, el famoso dato del porcentaje de la canastas asistidas, en este equipo alcanza cotas altísimas. Pero tiene una doble lectura. Por un lado demuestra la calidad del juego y por otro te dice que hay muy poco margen para generar canastas de la nada, sin que vengan de una maniobra colectiva.
Sergio ScarioloALBERTO NEVADOFEB
La España que gana la Eurocopa presumía de Familia, un concepto que parece copiado del de esta selección de baloncesto. ¿Se sintieron identificados?
Cada equipo tiene su historia y sus códigos. Pero en el deporte español ha habido un antes y un después de la generación del 80 en baloncesto. Esa generación supo enriquecer su calidad en un deporte con su competitividad, ambición e inconformismo con apuntar a la excelencia y no conformarse. Yo viví el antes, durante y después y me he dado cuenta de que no sólo en baloncesto, en toda la sociedad deportiva española hubo una toma de conciencia tras ellos. Muchos deportistas lo han reconocido, que lo que ha transmitido nuestro equipo ha sido una fuente de inspiración y de enseñanza. Los que juegan ahora, casi ni se acuerdan. Pero son los herederos del legado. Los que tenemos memoria, lo tenemos claro.
¿Cómo está viviendo este verano tan especial para Rudy?
Lo estoy observando con mucho interés, con mucho espíritu de aprender. La psicología del jugador la aprendes observándoles, escuchándoles, viendo su lenguaje corporal, cómo se comportan en unas circunstancias u otras. Durante el Preolímpico, incluso un jugador con su experiencia, con sus tablas y su madurez, estaba extremadamente nervioso por conseguir el objetivo. Y a la vez, tenía la capacidad de que cuando llegó el día decisivo, de repente, toda esa presión, volvía la magia de saberla manejar. Mostraba su liderazgo brutal que igual en los días anteriores no había salido antes por la presión. Y juega el partido decisivo con gran presencia y eficacia.
¿Cómo explica la transformación de Willy con la selección? No parece el mismo de la temporada con el Barça...
El más indicado para explicarlo es Willy. Yo no puedo hacer una comparación, porque no lo tengo en el club y la selección. Obviamente, es una diferencia evidente. Por nuestra parte, nuestro esfuerzo y objetivo es poder aprovechar las cualidades de cada jugador adaptándolas a un marco de equipo. Porque no siempre se puede dar luz verde a todos los jugadores por igual ni minutos a todos. La bajada de volumen general de talento por suerte ha sido acompañada por una subida de la capacidad de aprovecharla. Realmente, si tenemos menos, hemos aprendido a sacar el máximo rendimiento.
Una canasta, muchas canastas, y un rebote, y otro, ahora un tapón, y un triple e incluso hasta algún mate porque ya lleva dos esta temporada: Mariam Coulibaly está imparable. En la actual Liga Femenina es la máxima anotadora con muchísima diferencia -23,1 puntos-, la máxima reboteadora con mucha diferencia -10,5 rebotes- y casi siempre la mejor jugadora de la jornada. Si sigue igual, referente de un Joventut de Badalona en playoffs, este año no sólo será MVP, también superará los registros de estrellas como Sancho Lyttle o Astou Ndour. Pero pocos conocen la historia que calla entre felicitaciones y elogios. Hace apenas un año, Coulibaly, jugadora de 27 años nacida en Mali, había dejado el baloncesto y lloraba una dura pérdida personal.
¿Qué ocurrió?
Quería ser madre y decidí aparcar mi carrera un tiempo. Necesitaba un tratamiento de fertilidad, mi pareja vive en Mali y era complicado que viniera a España, así que decidimos hacerlo en Túnez. Allí es más sencillo y hay buenos centros médicos. Me quedé embarazada, pero al final no salió bien. Perdí al bebé. Me marché a Mali y, la verdad, durante un tiempo pensaba que no volvería a jugar. No quería.
El baloncesto era lo de menos.
La verdad es que sí. Además gané mucho peso, unos 30 kilos, y sabía que necesitaría mucho, mucho trabajo para volver a jugar. Pero después fue una manera de ocupar el tiempo. Allí en Mali empecé a entrenar con mis hermanos, a ir al gimnasio, a ponerme en forma, y en primavera me llamó Miqui [Miquel Calderón], que había sido mi entrenador en el Sant Adrià y ahora está conmigo en el Joventut. Me preguntó por cómo me encontraba y me dijo que la Penya necesitaba a una pivot si yo quería volver a jugar.
¿Ha cambiado como jugadora?
Ahora me noto mucho más fuerte. Siento que no me pueden parar, estoy poniendo toda mi fuerza en el baloncesto. Vine a España pronto, empecé la pretemporada un mes y medio antes que el resto y me centré mucho en mejorar mi juego. Después de lo que ocurrió, quiero ver hasta donde llega mi carrera. Mi familia me ayuda mucho, siento su apoyo en todo momento.
David RamírezAraba
Coulibaly, de Bamako, empezó a jugar a baloncesto siguiendo los pasos de su hermana mayor, Naignouma, ex del Spar Girona, y destacó por primera vez en el Mundial sub-17 de 2014, donde se enfrentó a la Estados Unidos de Katie Lou Samuelson. A los 18 años, a través del representante de su hermana, consiguió una prueba en el Spar Gran Canaria y así empezó una carrera en equipos modestos de la liga. Hace tres años, en el IDK Euskotren de San Sebastián debutó en playoff de la Liga Femenina y se asomó entre las mejor valoradas, pero fue entonces cuando decidió dejarlo para ser madre.
"Cuando llegué a los 30 lo volveré a intentar"
«Mi hermana Naignouma se había quedado embarazada y yo quería también quería ser madre, así que pensé que era el momento», recuerda en conversación con EL MUNDO en el centro de la pista del Palau Olímpic de Badalona, donde ahora es ídolo. El año pasado el Joventut logró por primera vez un ascenso a Liga Femenina y este curso Coulibaly -junto a su compatriota Gnere Dembele, también interior- ha hecho que el equipo se mantenga lejos del descenso, ahora mismo octavo en la clasificación. «Vienen a vernos muchas niñas y eso me gusta», admite.
David RamírezAraba
¿Cómo de aceptado está en Mali ser jugadora de baloncesto?
Ahora no hay problema. Cuando yo era niña había mucha gente que decía que no podía jugar, que era para los niños, pero ahora eso va desapareciendo. Yo tuve la suerte de que mis padres eran deportistas y querían que yo hiciera deporte. Además mi hermana me abrió el camino. Ahora ha fichado por el Cadí La Seu, vuelve después de ser madre, y tengo ganas de jugar contra ella [lo hará el próximo 19 de febrero]. Nunca hemos jugado en el mismo equipo, siempre hemos sido rivales.
¿Ya le han llamado clubes más grandes, incluso de Euroliga, para la próxima temporada?
Hay equipos interesados en mi futuro, pero quiero concentrarme en esta temporada. En verano ya veré. Ni yo me esperaba los números que estoy haciendo, ahora pienso que soy la mejor, pero no quiero precipitarme. Me gustaría jugar playoffs con el Joventut y que nos clasificamos para la Eurocup.
¿Y la selección española?
La verdad es que no sé cómo funciona ahora mismo. Cuando tenía 18 o 19 años y empezaba a jugar en Gran Canaria, pregunté si podía jugar con la selección española y me dijeron que no porque ya había disputado un Mundial sub-17 con Mali. Ahora no sé cómo está el reglamento, si es posible cambiar o no. Nadie me ha preguntado.
¿Le gustaría volver a intentar quedarse embaraza pronto?
Lo haré, sí. Cuando mi embarazo no salió adelante, mi familia me hizo ver que aún era muy joven y que podría volver a intentarlo más adelante. Ahora quiero centrarme en jugar, en mi carrera en el baloncesto, y cuando llegue a los 30 años lo volveré a intentar.